Por: Esther Camuñas
Cerca de 215 millones de niños trabajan en el mundo y muchas empresas desconocen su presencia en la cadena de producción
En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil que se celebra el 12 de junio se quiere resaltar la importancia de su erradicación en las cadenas de producción. Estas son cada vez más complejas e intervienen en ellas empleados, pequeños productores y empresas de todo el mundo. Por eso se necesita que todos, incluidos los gobiernos, estén vigilantes para asegurar que las cadenas de producción están libres de niños. En este artículo se muestran cifras sobre la realidad del trabajo infantil y se toma de ejemplo el caso de Indonesia y los menores que trabajan en las plantaciones de tabaco, con datos publicados en el último informe de Human Rights Watch.
¿Qué niños son los más afectados por el trabajo infantil?
Según Naciones Unidas, cerca de 215 millones de niños trabajan en el mundo. Aún son muchos los menores a los que se les niega la oportunidad de ser niños. Entre los más vulnerables y que sufren mayor discriminación se encuentran las niñas, las minorías étnicas y los pueblos indígenas y tribales, las personas de clase baja o una casta inferior, los pequeños con discapacidad y los desplazados que viven como refugiados.
Los niños que trabajan no van a la escuela y no tienen tiempo para jugar. Los niños que trabajan no van a la escuela y no tienen tiempo para jugar. Muchos no reciben ni la alimentación ni los cuidados apropiados. Y más de la mitad están expuestos a ambientes peligrosos, esclavitud y otras formas de trabajo forzoso, actividades ilícitas, incluyendo el tráfico de drogas y prostitución, así como su participación involuntaria en los conflictos armados.
Pese a que las cifras demuestran que desde hace más de 10 años el trabajo infantil está disminuyendo, todavía queda mucho por hacer. Las estimaciones indican que en 2004 había cerca de 317 millones de niños económicamente activos de 5 a 17 años de edad, 218 millones de los cuales podrían considerarse menores trabajadores. De estos últimos, 126 millones realizaban trabajos peligrosos. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hoy en día hay 168 millones de menores en situación de trabajo infantil.
Gran parte del trabajo infantil se encuentra en la economía rural e informal, en general en las zonas donde los sindicatos y las organizaciones de empleadores son relativamente débiles o no existen y en las áreas donde los inspectores de trabajo no tienen acceso. A veces, el trabajo se realiza en pequeños talleres o en casas particulares y de esta manera pasa desapercibido para las empresas situadas en la parte superior de la cadena.
Hay firmas y organizaciones de empleadores en India, Brasil y Sudáfrica que hacen grandes esfuerzos para combatir el trabajo infantil. Pero es necesario también que los países del Norte luchen por combatir las irregularidades que se producen en aquellos países y que sean conscientes de su participación en la cadena de producción. Cada vez más informes ponen de relieve la irresponsabilidad de las compañías, como sucede con las empresas de moda y las condiciones alarmantes en las que trabajan niñas y adolescentes de India.
Se sabe que los sistemas educativos inadecuados aumentan los riesgos. Por eso, los gobiernos deben redoblar sus esfuerzos para abordar este problema que ya fue motivo de reivindicación durante la celebración del Día Mundial contra el Trabajo Infantil 2015.
Miles de niños de apenas ocho años trabajan en condiciones peligrosas en plantaciones de tabaco de Indonesia, según el informe «The Hasrvest is in My Blood», publicado por la organización Human Rights Watch el pasado 25 de mayo.
Indonesia es el quinto mayor productor de tabaco del mundo, con más de 500.000 granjas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que más de 1,5 millones de menores de entre 10 y 17 años trabajan en la agricultura de este país, sin saber con excatitud cuántos se dedican al tabaco.
El informe está basado en las entrevistas realizadas a 227 personas, entre ellas 132 niños trabajadores del tabacode entre 8 y 17 años. La mayoría de ellos comenzó a trabajar a los 12 años y la mitad de los encuestados asegura haber sufrido náuseas, vómitos, dolores de cabeza o mareos, síntomas propios de la intoxicación aguda por nicotina al absorberla a través de la piel y de los pesticinas. La exposición a pesticidas a largo plazo provoca problemas respiratorios, daños en el sistema nervioso, cáncer, depresión, déficit neurológico y problemas de salud reproductiva. En cuanto a la exposición a la nicotina durante la infancia y la adolescencia, puede afectar al desarrollo del cerebro.
Según Human Rights Watch, bajo las normas de derechos humanos, las tabacaleras tienen la responsabilidad de garantizar que el tabaco que compran no haya sido producido con trabajo infantil peligroso. Sin embargo, las tabacaleras ni siquiera saben de dónde procede el tabaco que han adquirido, por lo que no hay forma de garantizar que los pequeños no hayan puesto en riesgo su salud para producirlo.
A pesar de que las leyes de Indonesia prohíben la venta de productos de tabaco a los menores, casi cuatro millones de niños de entre 10 y 14 años se convierten en fumadores cada año y 239.000 menores de 10 años han comenzado a fumar.
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