Uruguay/25 Junio 2016/Autor: Valeria Fariña/Fuente: Resumen latinoamericano
La entrevista concedida este 23 de Junio por la Ministra de Educación y Cultura, Julia María Muñoz, al diario “Búsqueda”, se enmarca en una política de desacreditación a los sindicatos, que sostenida desde hace ya varios años por muchos personajes gubernamentales, infunda serias consecuencias en un escenario conservador y reaccionario que en la región parece acentuarse con mayor ahínco en estos últimos tiempos.
Las declaraciones recientes se suman a muchos otros ataques que encontraron su traspié en el rechazo masivo al Decreto de Esencialidad de la Educación en el 2015, demostrando el significado y alcance que tiene la organización y movilización popular.
En la entrevista indicada la Ministra afirma que el “compromiso” es llegar al 6% del PBI para la educación en…lo que resta del período de gobierno y que aunque se esperaba más dinero, “el desafío es hacer lo mismo con lo que se tiene”. (¿?) También afirma que “en captación el número meta es que todos ingresen a la educación media” aunque “siempre pasan cosas” por lo cual esto podría no suceder; piénsese que los “alumn@s se mudan o se van del país” (!). A pesar de esto nos recuerda que “las utopías siempre hay que tenerlas”.
Entre los dichos y no dichos de Muñoz, lo cierto es que pudieran “suceder cosas” que, entre otras cosas muestren, cuán utópico es gestionar la educación mercantil con reveses sociales y políticos, preocupación que late entre gestores y tecnicistas que avisoran los límites y cotos de sus modelos.
A todos consta que para mantener el “consenso social” no basta sólo con “humanizar el capitalismo”, se requiere además contener y dividir al movimiento popular y a las diversas expresiones y corrientes que lo integran. La Ministra lo advierte, por ello despliega una retórica facilista que esquiva responsabilidades bien concretas vinculadas a la política que viene sosteniendo.
La Ministra contragolpea ante lo se avecina: la movilización en rechazo a los recortes presupuestales, que sufrirá particularmente la educación, como ya lo anunció el gobierno para esta Rendición de Cuentas. Naturalmente los sindicatos de la enseñanza jugarán un papel importante pero no menor al que caben a los estudiantes de todos los niveles, y a los sindicatos en general. Avisada de que al pueblo no se le une, la “bárbara” -como ella misma se autoproclama- se concentra en los sindicatos de la educación remarcando que “las maestras tanto en el orden sindical como en el orden docente, son mucho más apegadas a la tarea, más vocacionales, tienen mucho más compromiso con la educación”.
Esta grosera caricatura de la labor de maestr@s y docentes, plantea una falsa oposición en un intento por alentar intereses corporativos entre los gremios, un propósito por confundir y asignar papeles distintos en la lucha que se avecina.
La entrevista desborda en apreciaciones tecnicistas que muestran no sólo cuánto se ha abandonado el debate ideológico sino también el temor por abordarlo. Las trampas retóricas envuelven y asfixian al tratamiento que realiza la Ministra sobre distintos temas, como el asunto de la violencia en los centros educativos, “síntoma de una fractura social espantosa” y una “pérdida de códigos y valores”. ¿Cuál es la fractura y a qué se debe?. De eso tampoco dice nada, silencio absoluto… pues hacerlo supondría reflexionar sobre la profundización de los valores y códigos burgueses en los marcos de una sociedad que ella venera.
Para colmo de cinismos intenta trasladar el problema moviendo el foco hacia los profesores que “no quieren” dar clases en contextos de violencia, y con una pedantería poco austera, la Ministra exige a los docentes propuestas concretas (!), pues a su parecer “faltos de madurez” sólo “protestan por todo”; quien sabe si está desinformada, si no lee las propuestas docentes o si es pura demagogia. Lo cierto, y por supuesto lo que no dice, es que hay muchas propuestas que difieren y discrepan con la política mercantil educativa que sostiene, y por ello las esconde y teme debatirlas ideológicamente.
Este tipo de abordajes políticos son el caldo del cultivo a la reacción que el cortoplacismo minimiza, porque en el fondo no sólo estamos ante la despolitización de la sociedad sino ante la desideologización de amplios sectores populares. Urge recuperar la lucha política-ideológica, y propiciar la unidad del pueblo en la movilización concreta. A no dejarse distraer.
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