Venezuela/LaOtraMirada
En el marco de la convocatoria que a comienzos del año 2014 se formulara en Venezuela, en aras de iniciar un debate nacional sobre la Calidad de la Educación, Luis Bonilla-Molina (LB) conversa desde Bogotá, Colombia con Catalina Turbay Restrepo (CT). Catalina es magister en política social de la Universidad Javeriana. Su área de especial es educación y desarrollo social. Ha trabajado como asesora, investigadora y consultora independiente para organismos internacionales, entidades gubernamentales a nivel nacional IORG. Tuvo a cargo la gestión de proyecto y se desempeñó como docente e investigadora en la universidad de Javeriana y otras instituciones de educación superior. Es autora de numerosas publicaciones en temas relacionados con educación, formación para del trabajo, protección, niñez, juventud, genero, gobiernos multinivel, equidad y perspectivas de derecho.
LB: Bienvenida Catalina a este contacto internacional.
CT: Muchas gracias Luis. Un saludos para todos y todas las venezolanas y venezolanos que nos escuchan.
LB: Catalina, ¿Cuál es el estado del arte de la educación técnica terciaria en Colombia?
CT: La educación técnica surgió hace muchos años, se derivó un poco de lo que era las escuelas de arte y oficio, y arrancó ligado luego a los bachilleratos técnicos que paulatinamente se fueron mermando, tuvieron menos estímulos, por estas políticas que consideraban que la educación técnica era demasiado costosa para seguirla sosteniendo. Entonces, la técnica secundaria fue desestimulada y se trasladó una parte de lo que era la antigua formación para el trabajo, las carreras que llamaban pre-universitarias en ese entonces, fueron deviniendo en lo que se llamó la educación técnica superior.
La educación nuestra a nivel superior esta organizada por tres niveles y se ofrecen por tres tipos de entidades. Hay un primer nivel que es la educación técnica que en general es una educación que se define de ciclo corto como en uno o dos años, luego la tecnológica que esta alrededor de tres, cuatro años y luego la profesional que en algunos casos es universitaria y en otros no, que ya son carreras más largas. Nuestras definiciones más que relacionados a referente conceptuales de la técnica de las tecnologías de la profesionalización, son realmente unas definiciones ligadas a estas duraciones. Y se plantea la educación técnica por ley como una educación que esencialmente está orientada a la práctica, a la que puedan acceder estudiantes egresados de la básica secundaria, o sea con noveno grado o del bachillerato que tengan ya la media completa, que son 11 años en nuestro caso.
En unas pocas ciudades comienzan a ver experiencias de secundaria de 12 años, de media hasta el grado de 12. Y luego viene la tecnología por esa duración que se supone que tiene un poco de mayor fundamento conceptual.
Estos son aspectos que han recibido unas fuertes críticas, que en términos de lo que es la concepción de técnicas, porque una técnica sin fundamentación no existe. No se puede ser una buen técnico si no se tienen unas bases conceptuales que permitan hacer el ejercicios de las técnicas. No es solamente una cuestión práctica sino que implica todo un proceso de formación básica también detrás.
En este momento también de unos años para acá, durante lo que se llamó la revolución educativa en el gobierno de Uribe que estuvo Cecilia María Veliz al frente del ministerio, sucedió un fenómeno en el cual carreras que venían del área de formación para el trabajo, se han metido en el mismo costal con las que se facilitan en el Sistema Nacional de Aprendizajes que es muy fuerte, que ofrece también unas carreras técnicas y tecnológicas pero con unas duraciones diferentes, con mucho menos fundamentación básica y con más orientación a las prácticas y a la formación de competencias laborales, cuya duración incluso es mucho menor de un año.
Todo esto se ha venido dando en el marco de lo que es la ley treinta, que es la ley que rige nuestro sistema de educación superior todavía hasta la fecha. Y una ley que se hizo ya más ligada al desarrollo de lo que eran los dos elementos que es la técnica y la tecnológica que es la 749, que fue la que abrió esta puerta que pudieran llegar a la técnica, tanto los que hubieran terminado la secundaria como las que no la hubieran terminado, no se hubieran graduado de la media.
Entonces, en ese momento hay un movimiento que viene desarrollando especialmente lo que se presentó por el gobierno proyecto, reforma de la educación superior el año pasado, ante pasado, y pues eso tuvo una resistencia social fuerte. Se creó una mesa amplia del estudiantado en educación superior, ese proyecto no paso, y en este momento hay como un proceso de gestacion de una reforma pero todavía no es clara.
En esa reforma se ha tocado menos de la técnica y de la tecnológica. ¿Por qué? porque si usted me pregunta por el estado del arte también eso tiene que ver con que nosotros como país hemos tenido un menosprecio de la técnica. Nosotros no hicimos un fuerte camino hacia la formación de técnicos y de tecnólogos, sino que en el país por tradición se valoraron mucho más las carreras de tipo liberal las carreras tradicionales, la medicina, el derecho, la ingeniería y hubo por mucho tiempo una valoración de la técnica como una cosa de segunda para los pobres, como una forma para que poco a poco pudieran ir accediendo a una educación de tercer ciclo.
LB: ¿Quiénes se acercan más a la educación técnica? ¿Los hombres o las mujeres, Catalina?
CT: En este momento, digamos que hay una participación de ambos géneros pero quienes se gradúan más en las carreras profesionales son las mujeres. Hay un poco más de graduación como técnicos de los hombres, pero no en todas las áreas. Porque una cosa que ocurre es que hay una selección vocacional por estereotipos de géneros en muchos sentido donde las carreras que están más ligadas a los servicios a la administración, al secretariado, al auxiliar contable, van las mujeres, mientras que a la técnicas que están más ligadas hacia el camino de la ingeniería van más o los hombres.
LB: ¿La tendencia de empleos de los egresados de la educación es hacia al empleo formal o el empleo informal?
CT: En la educación técnica hay ambas cosas. Lo que sucede con la educación técnica no es ajeno de lo que sucede en general con nuestro mercado laboral y como está organizado el empleo en Colombia. Nosotros tenemos un sector informal muy fuerte. El empleo formal es más reducido y se ha precarizado. Si bien el último tiempo dicen que ha crecido el empleo y se ha reducido el desempleo, nosotros en este momento, no se la cifra exacta, tenemos la mitad de la gente o más, ligada al sector informal de la economía y no a un empleo formal en todos los nivel, no me refiero solamente a los técnicos.
Con los técnicos pasa algo similar para cada vez hay más vinculación de los técnicos al empleo formal y eso le ha permitido a esos muchachos que acceden a la técnica, a la tecnológica conseguir también una mejor inserción social, porque rápidamente ellos pasan de ser bachilleres solamente a ser técnicos y sus condiciones laborales y sus condiciones de incisión social mejora muy rápido, pero luego hace como una meseta, la punta a su tope, y ya después no tienen muchos ascensos, y por eso han ido buscando la educación por ciclos para irse profesionalizando porque llegan a un punto tope y de ahí es muy difícil que sus ingresos continúen ascendiendo especialmente en algunos campos.
El comportamiento por campos no es homogéneo: mientras que un técnico digamos que en áreas agrícola o ligadas a la construcción llegan muy rápido a ese tope técnico, los ligados a petróleos, a minerías o la instrumecánica o al intromedicina, pues puede tener una carrera con mejores ingresos también.
LB: ¿Cuáles son las carreras más demandadas de la formación técnica?
CT: Una cosa muy fuerte es el sector servicios porque también hay una oferta más grande en la medida en que no necesariamente tienen que ser de buena calidad. Es más barato para las instituciones privadas montar carreras ligadas a las áreas administrativas donde necesitan comprar tres computadores usados y ponen a la gente que poner una cosa seria ligada a la medicina, ligada a la mecánica.
Entonces, hay una oferta fuerte en el sector servicio y en otros es más reducida porque también se precisa que las entidades diferentes tengan mejores cosas que ofrecer porque requieren una mayor inversión.
LB: ¿Siguen siendo los hijos de los pobres los que van a la educación técnica o hay un cambio en los últimos años?
CT: Siguen siendo los niños y las niñas que salen de las clases medias o de los más pobres los que van a ese tipo de educación. Es muy raro encontrar una persona de clase alta, aunque si hay que por vocación prefieren ser un técnico, un tecnólogo y no un profesional, por lo que te decía del valor social es estatus que nuestra sociedad tienen las técnicas es bajo.
Entonces, en los estratos altos cada vez tu vas a encontrar menos un muchacho, una muchacha que prefiera irse a tomar este tipo de educación. Los hay. Pero son la minoría.
LB: ¿Y los niveles de permanencia y de deserción en la profesión técnica profesoral comparada con las carreras humanísticas universitarias son mayores o son menores?
CT: Nosotros tenemos un serio problema de deserción en educación superior. De hecho, las políticas educativas de los últimos años han venido ocupándose fuertemente del tema de la deserción porque llegamos a tener en la educación superior deserciones por encima del 50%. Esto está muy ligado a lo que pasaba con la educación media.
Yo no quisiera dejar hablar de eso, pues aparte de que es mi tema más amado porque los chicos y las chicas están saliendo muy jóvenes con poca orientación e las secundarias, entonces han tenido incluso las universidades que montar escuelas de padres y cosas de orientaciones estudiantil porque estos muchachos que están llegando a la universidades de 16 años, de 15 años, realmente muchas veces no saben lo que quieren. Entonces, ha habido una elevada deserción.
Más o menos el fenómeno para el caso de la técnica en las últimas cifras que yo tenía se planteaba para el 2010, no sé en este momento si hay un estudio reciente para eso, que en universitaria para ese momento que ya se había intervenido la deserción estaba el 50% de la gran crisis sobre un 45%, en tecnológica un 55 y en técnica un 50% de deserción. Son unas deserciones altísimas para también una inversión social familiar y todo que ahora pierde y una frustraciones que se generan en los pelaos.
LB: Catalina, respecto a la formación de profesores para la educación técnica, ¿Qué se está haciendo en Colombia? ¿Van los mejores a la educación técnica o simplemente tecnólogos con vocación docente quienes llegan a dar clases? ¿Cuál es la característica de quienes forman a los futuros profesionales?
CT: Hay muchas personas que son egresadas de las ingenierías o de las carreras profesionales que entran a participar de estas instituciones. Algunos son egresados de las mismas instituciones, muchos de esos son personas que se destacaron como estudiantes y que luego son enganchados para trabajar como docentes. Pero digamos que haya unos programas docentes especiales para la formación de docentes técnicos o tecnólogos, no conozco.
LB: ¿Y los talleres, los laboratorios, el equipamiento de la educación técnica cada cuanto se renova? ¿Son de larga duración o hay un periodo de renovación cada tres cuatro años? ¿Cómo es el fenómeno?
CT: Es variable porque una cosa importante que hay que señalar es que la educación técnica y tecnológica en el país, aparte de lo que ahora se se ha metido en lo que esta en el SNA que es la formación para el trabajo y que ahora se está llamando educación superior, especialmente es una oferta de carácter privada. El estado tiene pocas instituciones técnicas y tecnológicas. Su inversión fundamental es en educación superior. Algunos territorios, algunos departamentos se llaman en el caso nuestro los estados o las provincias que se llaman en otros lugares, tienen sus propias instituciones técnicas de carácter oficial para no decir público, porque toda la educación es pública, pero mayoritariamente se trata de instituciones privadas.
La actualización de equipos es costosa y entonces tú ves por ejemplo cuando yo hice el estudio que mencionabas al inicio, la universidad distrital, la tecnológica distrital tenía una inversión muy fuerte en ese momento por parte de Bogotá en la actualización de talleres y todo eso porque Bogotá dispone de los recursos para eso, pero eso no pasa todo los días.
El instituto técnico central de la Salle que es una institución donde hace más de 100 años surgieron las carreras de ingeniería originalmente, y quien lo maneja es una institución de nivel nacional en asocio con la comunidad de los hermanos de la Salle que fueron los que han sido sus fundadores dirigentes, algunos equipos se van renovando pero no se puede hacer de una manera tan seguida y la inversión del nivel nacional en eso es menor.
Las privadas va dependiendo de la capacidad de la matrícula, la capacidad de Gestión que también las entidades técnicas les permita. Algunas que son más serias se ocupan amas de eso pero, también hay muchachas que son de garaje que no hay donde hacer la practicas. Lo otro que ocurre mucho es que entonces se hacen convenios para poder hacer las prácticas en algunos lugares, pero eso pues no siempre es tan fácil.
LB: ¿En estas instituciones que forman en tecnologías profesionalmente conforman a su interior empresas productivas, es decir espacios de los muchachos que puedan desarrollar empresarialmente o preparándose para la realización plena en el campo laboral? ¿O no, simplemente formación académica y no empresarial?
CT: Esencialmente es formación académica diría yo. Es posible que hayan unas experiencias que se orienten hacia la creación de empresas, pero en su mayoría no. Son experiencias que están promoviendo algunos docentes que ya han creado sus propias empresas pequeñas que permiten que hayan estudiantes que quieran hallar su pasantía y pues, van enganchando pero no como que tengan las instituciones, es una especie de incubadoras empresariales. A veces ofrecen algunos servicios en campos especializados, donde ellos tienen más fortalezas, pero como que haya una orientación fuerte en el emprendimiento, con un financiamiento para que eso ocurra y todo esos, no tanto.
LB: Catalina, soñando un poco, si te pidiéramos tres políticas públicas que recomendaras para mejorar la formación técnica profesoral en los sistemas educativos para la región. ¿Cuáles serían esas tres sugerencias que tú harías?
CT: Bueno, yo creo que hay que mejorar esa educación. También pasa por intervenir en otros sectores, porque yo creo que hay un peso fuerte de lo que es la escasa valoración social que tiene estas carreras y las pocas posibilidades de deserción que tienen las personas que son solamente técnicas. Entonces, si tú no tienes posibilidades como técnicos de ir al mismo restaurante al que va el doctor como ocurre en París, porque acá el técnico tiene que ir a uno y el médico tiene que ir a otro, o acceder a otros bienes y servicios de la cultura, pues yo diría que una de las cosas que hay que hacer ahí es una intervención también desde otros ámbitos, no solamente desde lo educativo, porque no podemos pretender siempre que la educación sola haga todo.
Lo otro es que en Colombia se han hecho algunas cosas para promover la matricula en estos campos, invitando a que haya una mayor vinculación con créditos subsidiados para que se participe más en estos niveles educativos.
Una cosas que yo creo que ha servido y que no hemos hablado hasta ahora, es lo de la educación por ciclo. A mí me parece que esa posibilidad de irse promocionando del técnico y recibir un primer cartón que le permita vincularlo con el trabajo y luego seguir desarrollándote en ese mismo campo, en una universidad que acredite tu primera experiencia, es muy buena. En este momento, lo que pasa es que en general tienen que hacerla en la misma institución porque no está siendo cierto que yo empiezo en un instituto la técnica y luego una universidad de punta me recibe, porque ellas no consideran que son pares los técnicos, entonces difícilmente acreditan sus saberes para poder acceder a las carreras profesionales. Entonces, lo están teniendo que hacer las mismas instituciones que van cada vez teniendo una oferta en niveles superiores.
Lo otro, pues, yo creo que es importante tener una destinación específica para la educación técnica de recursos, porque no se puede solamente financiar en alto grado las universidades, nacionales, y dejar en desmero desde el presupuesto mismo a la educación técnica y tecnológica como ha ocurrido. Y que crezcan más este tipo de instituciones.
Yo creo que es importante que los territorios tengan una oferta fuerte en esto. Bogotá que tienen una población estudiantil tan alta no tiene una oferta suficiente para recibir la gente, entonces, aparte de que hay que mejorar la calidad de lo que existe, es necesario también crecer en la oferta.
LB: Ahora, la educación tecnológica pareciera que tiene como tres niveles. Una, vinculadas a procesos de innovación y desarrollo, es decir, centrada en la investigación, y otra pareciera más en el área del copiado pero también de innovación. ¿Cómo adaptamos algo nuevo con la fortaleza que se tiene en la región, y una tercera simplemente de reparación, por decirlo, tal vez, vulgarizando. Es decir, más orientada a los servicios. ¿Cómo es la característica de la formación tecnológica de Colombia? ¿Cuáles de esos tres rasgos?
CT: Bueno, ha habido una cosa que tú sabes ha sido compleja en esa división internacional del trabajo, de lo que se espera que pueda o no hacer en los países llamados en desarrollo en estos términos. En el caso nuestro se dio un fuerte sesgo hacia que nosotros no tenemos que innovar y producir conocimientos y se ha disminuido la inversión en ciencia y tecnología, en desarrollo de eso, porque esencialmente lo que tenemos que hacer es apropiación de tecnologías que se producen en otros lugares. Esta bien que algunas cosas no se puedan hacer en todas partes y se requieren unos laboratorios especializados de algo nivel, pero eso no quiere decir que no se pueda firmas gente para hacerlo.
Entonces, que bueno que me haces esa pregunta porque había olvidado mencionar que, sin duda, es muy importante tener una inversión fuerte en la parte de investigación y desarrollo tecnológico para poder promover esto, y que estas entidades puedan, las que están concentradas más en la parte de ciencia y tecnología, acceder a eso porque sin duda hay una preferencia para que eso se haga desde las universidades. Se puede pensar yo creo en procesos de articulación entre los técnicos, los tecnólogos y algunas universidades que serían muy importante para que participen personas de distintos niveles, con distintas formaciones en esto, porque muchas veces también ocurre que los profesionales saben mucho de teoría y saben hacer poco. Eso también ha ocurrido. Hay momentos en que los empresarios prefieren contratar un técnico porque el profesional no les resuelven los problemas concretos.
LB: Precisamente, quizás el gancho para vender a las sociedades nuestras, el tema de la educación tecnológica, está asociado, relacionado con la resolución de problema. Sin embargo, difícilmente en nuestras universidades, nuestras instituciones de educación universitarias, o incluso las instituciones que forman tecnológicamente o profesionalmente a los jóvenes, el muchacho tiene un banco de problemas a resolver. Es decir, es como un discurso bueno, es una educación para resolver problemas, pero la propia universidad, o las propias instituciones educativas, no tienen un inventario de problemas. ¿Cuándo tu hablas de educación técnica, las instituciones tienen ese inventario de problemas a resolver por los egresados o es una tarea pendiente?
CT: Yo creo que ahí si hay digamos una falencia de que viene incluso desde los niveles anteriores a nivel metodológico, pedagógico, porque todavía prevalece esos modelos de educación bancaria, o sea ud aprenda, repita, pero poco trabajo por proyectos, una formación poco aplicada, bastante aislada de la realidad concreta y poco pertinente. Ahí hay un trabajo creo que por hacer todo el sistema educativo muy importante.
También lo otro es que hay un aislamiento entre la educación, que es como un mundo aparte, como una caja de cristal, y la vida, porque no solamente los problemas del sector productivo, sino los problemas sociales, los problemas ciudadanos. En los problemas que tenemos todos y todas que enfrentar día a día y para los cuales no hay preparación y que en nuestras sociedades requieren de un gran esfuerzo y de mucho ingenio para que realmente suceda.
Nosotros tenemos como país muchas ventajas, pero unos desafíos enormes, para crear industrias, pero también para vivir en paz, pero también para reducir la problemática de los embarazos adolescentes. O sea, un millón de cosas que están todavía por hacer.
LB: Catalina, el debate de moda hoy, en el mundo y en América Latina es de la calidad educativa. ¿Qué es para ti calidad educativa?
CT: Yo creo que el concepto de calidad educativa es un concepto que hay que construirlo colectivamente como sociedad, porque lo que para uno es calidad, para otros tal vez no lo sea. Yo creo que la calidad educativa no puede ir aislada de un proyecto de desarrollo de un país, de un proyecto político, de un proyecto social de aquel que está apostando a una sociedad, porque la calidad educativa tiene que ser relevante y pertinente para eso. Y también para que seamos mejor seres humanos, para que haya unas ofertas que tiene que ver también con los recurso que tengan las instituciones, o sea no es una repuesta simple, sino una respuesta compleja.
Calidad educativa pasa por muchas cosas, pasa por saber para dónde vamos, pasa por saber qué tipos de seres humanos queremos forjar y necesitamos, qué tipo de sociedad queremos ser, cómo queremos vivir, qué se necesita para eso, qué aprendizajes son relevantes para resolver problemas, pero también para tener una formación humanística, cultural, para desenvolverse mejor en el mundo, para moverse en un mundo global incierto, con grandes desafíos. El mundo ha cambiado. Porque las cosas que nos tocaron a nosotros no son las mismas a las que le están tocando seguramente a estas generaciones y hay algunas cosas que ellos la manejan con mucha más propiedad, pero también tienen que prepararse para un mundo más incierto.
El empleo ese al que salía la gente cuando yo era pequeña y duraba treinta años vinculada a un puesto de trabajo, eso ya casi no existe. Y de ahí se ganaba la pensión y salía a ver a donde iba a vivir. Ahora si hacer lo que le gusta porque antes hacía algo que no le gusta.
O sea, son muchas cosas que entra ahí como desafíos y creo que también formemos una gente que sea capaz de cuidar el planeta, de no abandonar los problemas medio ambientales, de construir otro mundo mejor posible.
LB: ¿Ayudan los sistemas internacionales de evaluación de la calidad a mejorar la calidad educativa?
CT: A mí me parece que la evaluación tiene un papel importante. Yo no soy una enemiga de la evaluación. Lo que creo es que a veces la evaluación se concentra solamente en algunos aspectos. En nuestro caso ha sido importante que hay una evaluación por pares, entonces eso ha hecho que la gente la reciban mejor, pero digamos solamente tener ranking, y analizar eso con unos criterios que no necesariamente con suficientemente comprensivos, si no que pasa lo mismo con las pruebas de aprendizaje: si hay que sacar buenos resultados de lenguaje y matemática, también hay que sacar buenos resultados en tener muchas publicaciones indexadas, pero bueno, yo no creo que eso pueda ser tampoco el fin, porque después las cosas acaban orientándose a responder bien en los sistemas de evaluación. Entonces, puede ser que las personas que están haciendo investigación de cualquier modo no sea el mismo que cabe en ese ranking y esas personas no son incluidas o unos tipos de saberes.
Al tomar las decisiones sobre cualquier sistema de evaluación de donde prevenga, siempre hay unas decisiones ideológicas de fondo sobre lo que se considera que debe ser y lo que no debe ser y hacia donde se evalúa. Esas definiciones, esos parámetros no siempre son suficientemente comprensivos. Yo creo que ayudan a estimular ciertas dinámicas, pero tienen una valoración social de que es lo que se considera como deseable en desprecio de otras cosas, como cualquier sistema de evaluación.
LB: Catalina, para ir cerrando este contacto internacional, no gustaría que les dirigieras un mensaje a los maestros, a las maestras, a los profesores y profesoras venezolanas y venezolanos que en sus aulas, en sus instituciones educativas, con las comunidades están abordando el tema del debate sobre la calidad educativa como una oportunidad para transformar el sistema en su conjunto.
CT: Pues, yo quiero darle un saludo especial a los maestros y maestras, hermanos del país de Venezuela, que sé que ha tenido grandes logros y desafíos. Me encantaría ir a mirar que es lo que están haciendo en este momento realmente porque se oyen cosas de un lado y del otro. Y desearles que de verdad tengan mucho éxito en esto y que asuman de una manera activa, participativa, critica proactiva, comprometida, toda esta dinámica tan interesante y tan importante para el país y para el mundo como es la de construir una mirada de la calidad.
Creo que los maestros y las maestras tienen que ser sujetos de su propio proceso y por lo que entiendo y por lo que me han explicado, pues parte de lo que se está haciendo es justamente una creación colectiva, conjunta que permita llegar un universo común de apuestas, como país para contribuir a mejorar la educación de las nuevas generaciones de venezolanos y venezolanas. Les mando un saludo cariñoso.
LB: Conversamos desde Bogotá, Colombia con Catalina es docente de la Universidad Javeriana y es asesora de numerosos organismos internacionales en materia de la educación, equidad, protección. Ese y entre otros temas. Gracias Catalina por este contacto, por haber colaborado en esta consulta internacional por la calidad educativa.
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