Venezuela/La Otra Mirada/4Jul2014
Bienvenidos y bienvenidas todas y todos a este nuevo contacto internacional. En esta oportunidad el profesor Luis Bonilla-Molina (LB) entrevista al Dr. Bradley Levinson (BL) en el marco de la convocatoria que a comienzos del año 2014 se formulara en Venezuela, en aras de iniciar un debate nacional sobre la Calidad de la Educación. El Dr. Bradley Levinson es docente norteamericano, doctor en antropología en la Universidad Carolina del Norte en Samper Hill y profesor e investigador en Indiana en la Universidad de Blumington. Ha sido el director del Centro de Estudios Latinoamericano y del Caribe, de la Universidad en Indiana. Su producción intelectual se ha centrado en el concepto de cultura estudiantil en la adolescencia y la educación secundaria, la educación para la ciudadanía y la inmigración trasnacional.
LB: Bienvenido Brandley a este contacto internacional.
BL: Es un gusto estar aquí con ustedes.
LB: Bradley, ¿Qué es eso de la educación secundaria hoy en día?
BL: La educación secundaria depende del país latinoamericano que estamos hablando porque en algunos casos como en el caso de México abarca nada mas lo que sería la etapa que le sigue a primaria, son los 3 años que le siguen a los 6 años de primaria. En otros países, tal vez en la mayoría, la secundaria abarca hasta la edad de 15, 16 hasta 17 años y allí se le sigue a la educación superior. México establece un caso excepcional porque tiene educación media baja que es la secundaria y media superior que es el bachillerato.
Dicho esto, yo creo que viéndolo a muy grande rasgos uno de los desafíos de la secundaria, de la enseñanza secundaria o enseñanza media, si ustedes lo quieren llamar así en América Latina, es alcanzar, como le digo, una secundaria con sentido para los jóvenes. Creo que todavía la secundaria trae muchos resabios, por decirlo así, de su historia que empezó hace muchos años como un mero aprendizaje, digámoslo así, previo a la educación superior, incluso desde su creación como área propia.
En México como en otros países siguió siendo más que nada una preparación para la educación superior, era una etapa propedéutica. Y fue después que vino adquiriendo su carácter propio, como un diseño propio para los intereses y las necesidades del famoso adolescente o el joven. Pero yo creo que la especialización de los contenidos y asuntos que se da entre la primaria y de la secundaria es tan fuerte que de repente el niño, el joven que ha tenido en la mayoría de los casos un solo maestro para todas las asignaturas hasta el sexto grado, de repente cambia a una escuela que es generalmente más grande donde le toca tener cinco, hasta diez, once maestros dentro de una sola semana de clase de distintas asignaturas.
Esta especialización de los contenidos y la fragmentación del currículo y del mismo personal de la escuela que enfrenta el alumno hace que a veces se pierde ese sentido que va a adquirir y todavía tiene resabios de esa formación propedéutico con un énfasis en los contenidos de las distintas ramas, las asignaturas como se dice.
Entonces, la secundaria es un espacio donde cada vez más debe ser, y estos nos lo dicen los documentos de la política pública de la última reforma, debe ser una escuela para el adolescente, para la formación de habilidades muy amplias para ejercer la ciudadanía democrática, para adquirir una gran gama de habilidades y de conocimientos, pero sigue habiendo en la práctica una sobre especialización algunas veces de los maestros y desde la misma visión de los docentes.
Eso que se les imparte a los jóvenes y la secundaria está como suspendida entre esa formación integral para la vida que es lo que se quisiera y una formación propedéutica para la educación superior. Yo creo que eso sigue siendo todavía una gran problemática para la secundaria.
LB: Tú trabajas el tema de la construcción de ciudadanía en el bachillerato. Sin embargo hay personas que cuestionan la tardía politización de los jóvenes hoy en día, hace unas décadas muchos nos politizamos en el bachillerato que era la forma de entrar a la ciudadanía. Comenzamos a tener una opción política, es decir, comenzábamos a ser ciudadanos. Hoy en muchos caso, salvo la experiencia chilena, en algún nivel en México lo jóvenes del bachillerato parecieran que han prolongado más bien su infancia y dedicados mucho más a los aprendizajes que ha politizarse y actuar políticamente. ¿Cómo valoras eso en la construcción de ciudadanía, en esa nueva realidad de expectativas precarias de politización de los jóvenes?
BL: Es una pregunta muy interesante, porque si bien es cierto que se puede hacer digamos, una educación para la ciudadanía democrática, muchas veces se despolitiza este tipo educación, lo vemos por ejemplo cuando se pone un fuerte énfasis en la educación para la paz, cuando la educación para la ciudadanía democrática abarca muchas ramas, muchos enfoques como la educación para los derechos humanos, la educación para una conciencia del medio ambiente y la importancia de cuidar el medio ambiente diferente, la educación para conocer el proceso electoral y las ramas y los poderes del gobierno. Todo esto abarca el concepto de la educación para la ciudadanía democrática, sin embargo, muchas veces se maneja muy cuidadosamente evitando precisamente los temas a veces más politizados, más apremiantes, de más urgencia para los jóvenes como por ejemplo cuestiones de la equidad, cuestiones de la economía política de una país y quiénes son los que se favorecen por una política de recaudación de impuestos, por ejemplo y yo creo que ese es un punto muy controvertido, porque creo que los maestros si tienen la responsabilidad de abordar esos temas sobre todo a nivel de bachillerato.
Yo, de verdad trabajo más a nivel secundario que son los adolescentes que están entre 13 y 16 años. Es el nivel con el que más trabajo. En México el bachillerato es el nivel donde están los jóvenes de 15, 16 y 18 años más o menos. Entonces, están justo al punto de ya tener el derecho del voto y ya entran a tener todos los derechos legales que tiene un mayor de edad.
En el caso de la secundaria mexicana son jovencitos de 13, 14 y 15 años y están todavía de varios años. Dicho esto, yo creo que muchos de los docentes por la misma presión de los padres de familia o por el director soslayan las grandes controversias políticas porque creen que se les va a ir de la mano o que precisamente se van a convertir a los alumnos en activistas, van a salir a la calle en protesta y se le va a echar la culpa al docente, de haber promovido todo aquello.
Siempre es un riesgo, pero yo creo que hay una forma de abrir al debate a estas cuestiones que son realmente políticas propiamente y que traten cuestiones de equidad de acceso, de derechos, de una manera que los alumnos lo vivan, que no solamente lo debatan como un asunto aislado, un asunto abstracto, sino ver como lo están viviendo y que a partir de eso, incluso recomendar ciertas acciones y protestas, pero siempre dentro de un encausamiento responsable de la acción.
LB: Precisamente a partir de lo último que dijiste, nuestra generación tenía un tema, se politizaba, construía ciudadanía del bachillerato, pero peleaban en la calle, es decir aprendían que era la democracia en el aula de clases y salían a pedir democracia en manifestaciones de calle. No vivía la democracia en el liceo. La diferencia con las nuevas generaciones es que no quieren postergar la utopía. Quieren que si se le enseña democracia vivir la democracia en el liceo, no solo en la calle. Y ahí hay un enorme desafío, en centros educativos que todavía no lo estudiante, no tienes mayor participación en la elaboración del pensum, en la elección de las propias autoridades en el centro educativo, en la definición de prioridades. Entonces, quizá el mayor desafío con respecto a la ciudadanía tiene que ver que no se les enseñe como van a vivir la democracia cuando sean adultos, sino que vivan ya la democracia en su propio liceo.
BL: Claro, estoy totalmente de acuerdo. La ciudadanía democrática trae consigo responsabilidad de resolver los conflictos de manera pacífica; es necesario manifestar y manifestar fuertemente, pero siempre con métodos no violentos. Cuando se pasa la violencia para mí, en mi concepto de la democracia, ya no es democracia. Entonces, es muy cierto lo que dice usted. La misma escuela debe ser un foro, un ambiente para ya ejercer la ciudadanía democrática y no de una forma simulada como suele pasar muchas veces en lugares en donde puedan existir prácticas de ese tipo. Durante muchas décadas en México ha existido la sociedad de alumnos, como en Estados Unidos, donde tenemos el gobierno estudiantil, en donde hay un presidente de la escuela y donde hay consejeros y todo, pero la verdad es que es un ejercicio muy limitado, hay votaciones pero a veces se duda de esas simulaciones porque los mismos maestros incurren en la dominación de los candidatos en lo que es la campaña que son muy controladas y limitadas, así como las propuestas de acción para mejorar las escuelas. Entonces, yo creo que se puede y se debe activar aún más lo que son las posibilidades reales y los pasos para vivir la democracia en la escuela como usted mencionó.
Hasta en el mismo currículo. Yo tenía aquí entre mis apuntes lo que quería yo enfatizar: la democratización, la política pública en el marco más general para elevar la calidad de la enseñanza secundaria en América Latina, es decir, que democratizar las políticas públicas implica que los gobiernos tienen que abrirse más hacia la opinión pública, aprovechar las nueva tecnologías que existen también para advertir las opiniones, las ideas y las sugerencias de todos, y abrir mas canales de comunicación de la sociedad civil y el gobierno. Y en la rama de educación sobre todo esto quiere decir que no solo hay que involucrar a los maestros y a los padres y familia, sino a los mismos alumnos.
Tenemos las prácticas de las famosas consultas que se han hecho muchas veces para crear una nueva reforma, pero se dice y se piensa muchas veces que estas consultas son simulaciones, que son un número de ejercicios simbólicos para que las autoridades puedan decir que si participaron los maestros, si opinaron. Pero, finalmente, cuando sale la reforma, o el nuevo currículo, el maestro dice, “yo no encuentro mi sugerencia, parece que esto todavía se la ingenió alguien detrás de un escritorio”, como comúnmente se dice. Entonces, yo creo que realmente existe la oportunidad y la necesidad de democratizar el mismo proceso de hacer políticas educativas y hacer currículo.
Y los jóvenes que muchas veces les han apartado por precisamente llamarles adolescentes como menciono en el artículo, la misma palabra lo dice “adolescente” quiere decir que adolescen de algo. Lo que adolescen es de responsabilidad, madurez, pleno conocimiento, mayoría de edad, lo que usted quiera. Yo creo que por eso estoy un poco peleado, como decimos en México, con esa palabra “adolescente” porque nos desvían la mirada hacia lo que no tienen los jóvenes y de alguna manera no podemos apreciar lo que si pueden aportar.
Entonces, yo creo que los mismos jóvenes deben tomarse en cuenta para la formación del currículo que ya no son como receptáculos vacíos, nunca lo fueron. Pero ya no lo podemos concebir como receptáculos vacíos para depositar los conocimientos que nosotros los adultos hemos decididos que son importantes.
Que ellos mismos tienen sus propias experiencias, sus propias visiones, lógicamente están madurando, no se les puede dar toda la autoridad, no podemos decir que ellos ya son las autoridades orgánicas de una escuela y pueden hacer lo que se les dé la gana. Dentro de cualquier entidad, organización democrática siempre existe una estructura de autoridad legitima y en la escuela también, pero esa autoridad se tiene que seguir legitimando con razones. Esto lo menciono en el trabajo también muchas veces: antes la autoridad del director, del maestro era una autoridad impuesta: nosotros somos maestros y porque somos maestros o porque soy director me van a obedecer y me van a escuchar y van a hacer los que se les pida. Ahora digo, en la nueva generación que estamos viviendo y la nueva democratización que estamos viviendo, ya no podemos recurrir a ese pedido sencillo de respetar la autoridad. Yo creo que la autoridad adulta de cualquier plantel escolar, de cualquier sistema educativo se tiene que seguir legitimando con sus acciones y con sus razones, y con ello se les puede convencer a los jóvenes. No son tan despistados que no pueden reconocer una autoridad legítima que realmente se preocupa por su bien y que está intentando encausar sus intereses, y atender a sus inquietudes.
LB: A pesar de que hemos logrado metas significativas a nivel internacional en la región sobre la cobertura en el caso de la educación primaria, y que en buena parte de los países, incluso en las metas de educación para todos hoy están orientadas a coberturas con el bachillerato, también es cierto que el gran momento en el que surge la deserción escolares en bachillerato y en el comportamiento de la tasa de escolarización hasta el sexto grado, hasta que termina la primaria y cuando comienza el bachillerato comienza la expulsión y pareciera que hay dos variables. Una tiene que ver que el hecho de la escuela, en este caso el liceo, no es atractiva para los jóvenes. O sea, algunos decimos que incluso es muy lenta, el liceo comienza a ser muy lento para la velocidad cultural de los jóvenes, o sea los niveles de aprendizajes, de la apropiación de la realidad, es muy lenta la educación frontal. Y por otro lado, es concebida, como tú decías como un propedéutico de la universidad en la que pareciera que el propósito es que los muchachos pasen 5 o 6 años en el bachillerato para que luego lleguen a estudiar 5 o 6 años más en la universidad. Y algunos jóvenes simplemente eso les parece muy largo, les parece 10 años, 12 años, una tarea muy larga. Y prefirieran al parecer tener algunas habilidades o competencias para el trabajo. Entonces, hay un desafío enorme en configurar el bachillerato también como una etapa que amerite para el trabajo, y ahí también hay que volver a rejuvenecerse porque las viejas escuelas técnicas se forman pareciera para lo que hoy son trabajos artesanales o trabajo de maquila, pero por ejemplo, yo no conozco experiencias donde se estén dando bachillerato en video juegos, en programación de video juegos que no solo habilita en el trabajo porque también se vinculan a la expectativas de los muchachos. ¿Es esto un desafío en la educación del bachillerato?
BL: Claro, es un gran desafío. Yo creo que hay que tomar en cuenta las famosas oportunidades de costo, o los costos de oportunidades, mejor dicho, que en el caso de los estratos sociales, que son los más necesitados y en donde siempre existe sino la necesidad de que el joven salgan a trabajar varias horas al día para ayudar a la comunidad familiar, existe ciertamente la tentación de desertar, porque si la escuela es un lugar de aburrimiento, de obligación, que no se le un sentido realmente pertinente a la vida inmediata del joven, para quien es muy dudoso seguir en la educación superior, entonces, lógicamente va a buscar la salida la escuela.
Entonces, yo sí creo muy en la polimodal, en el bachillerato general. Creo que está bien si se divide la enseñanza en técnica, en la general como en el caso de México o en muchos otros países que están las secundarias generales, las secundarias técnicas, pero lo que me gusta del sistema mexicano es realmente que hay poca diferencia entre lo que es la secundaria técnica y la general. Prácticamente tienen el mismo currículo, tienen las mismas horas. Mas que nada la secundaria técnica se le alarga un poco el día porque pueden pasar varias horas más en los talleres, las manualidades, los talleres técnicos. Pero, los alumnos de una secundaria técnica tienen que pasar por las mismas horas de las otras asignaturas como cualquier otro estudiante.
Yo abogaría por un sistema así, porque creo que se le puede poner demasiado énfasis en una formación técnica donde se relega un poco estas cuestiones de la participación en la vida democrática, el racionamiento crítico, la apreciación de la cultura y el arte. Otras cuestiones que se deben seguir aprendiendo y que realmente no chocan, no entran en conflicto, no hay ninguna contradicción con una educación técnica donde el joven pueda salir dominando un oficio. No existe una contradicción. Debe haber bastante tiempo para abarcar una educación técnica y una educación más amplia.
Y dicho de otra forma, yo creo que también le hace mucho falta a los jóvenes que si piensen que van a seguir hasta estudiar alguna rama profesional en la educación superior, que deben tener también una educación técnica, que debe tener también una educación manual. Debemos redondearnos a todos. A veces yo creo que hay demasiada especialización y que se desaprovecha la escuela y la forma de conseguir esa formación más integral, más completa.
Dicho esto, lo que usted menciona sobre la rapidez digamos de la enseñanza y un choque entre el ritmo de trabajo y de las expectativas de lo que es enseñar y trabajar, es muy cierto, y creo que es un punto medular en la reformas de la escuela cuando nos referimos a una secundaria con sentido. Es buscar un acercamiento entre lo que yo llamo una cultura estudiantil, o la cultura de los jóvenes, la cultura juvenil y la cultura escolar, donde hasta ahora sigue habiendo un combate.
Salen hasta las metáforas militares a veces en el discurso de los docentes y las autoridades educativas de que estamos batallando contra los video juegos que son vistas como una influencia nociva para los jóvenes. Estamos en contra de la televisión, de los videos, porque son imágenes a veces que no mas intentan excitar pero que realmente no sirve para educarlo.
Yo tengo un concepto un poco más abierto, digamos que creo que hay temas e influencias que vienen de los medios de las nuevas tecnologías que se pueden aprovechar, que se pueden retomar dentro de la escuela para acercar a los jóvenes a los que es un conocimiento crítico, un conocimiento universal de la humanidad, de la historia, del arte, de la ciencia y demás. y que se tiene que seguir buscando ese puente entre los intereses y las tendencias que ya tienen los jóvenes que vienen de los influencias de los padres y los nuevos medios y lo que es la cultura escolar propiamente.
En lugar de rechazar tajantemente el maestro las malas influencias que vienen de afuera, los maestros tienen que conocerlas, tienen que empeñarse en conocerlos y no menospreciarlos categóricamente que es lo que es lo que sienten a veces los jóvenes.
Podría hablar mucho más de ciertos programas y abordajes en particular pero se nos puede acabar el tiempo. Hay experiencias y proyectos muy interesantes que a nivel mundial, en América Latina y en otras partes, donde se han mostrado que si se puede hacer ese vínculo, el puente en la nueva cultura juvenil y lo que es una cultura escolar un poco tradicional que no es todo tan mal tampoco. Yo creo que hay mucho de lo que llamo la cultura escolar que debe seguir, que debe continuar.
LB: Solo para reforzar lo que tú señalas, en los seminarios, en los foros que hacemos en Venezuela, en el País, cuando recorremos suelo preguntarles a los demás, a los docentes en general, “nómbrame las tres consolas de video juegos más importantes que hay”, y es asombroso, en el caso del 95% no las conoce. Conoce apeas una. Y eso demuestra de que hay una cultura con el dialogo intergeneracional bien fuerte, o se ni siquiera puede hacer referencia a su discurso a la herramienta que está usando el joven en su casa. Entonces es bien complejo.
BL: Sí. Casi toda la reforma secundaria, en América latina, han dicho que el nuevo propósito de la secundaria es, educar al alumno en su totalidad, lo que se reconoce a nivel de la política educativa. A nivel de discurso se reconoce que la escuela tradicional enfoca demasiado las asignaturas tradicionales de la escuela y que hay una especialización donde el maestro tiende a decir “yo soy maestro de matemáticas, yo soy maestro de ciencias naturales, yo soy maestro de ciencias sociales” antes de decir “yo soy maestro de los jóvenes”. O sea esta identificación con el conocimiento de la rama especializada y todas las nuevas reformas han dicho que tienen que usar un nuevo tipo de pedagogía centrada en el alumno y sus intereses, sus inquietudes. A veces se menciona incluso los adolescentes y sus necesidades propias, de la edad y todo eso, pero es en la práctica en donde vemos lo que implica eso, que todavía estamos lejos de conseguir, porque yo creo que todavía en la formación docente, la formación inicial y la formación en servicio hay una contra tendencia que pone énfasis para medir la calidad de la educación por las famosas pruebas, y ¿ qué es lo que miden las pruebas? son los conocimiento meramente formales, de las ramas del conocimiento escolar. Difícilmente se miden por esas pruebas lo que es un crecimiento cualitativo de conciencia, de sensibilidad, de sentido de participación.
En fin, yo creo que también al mismo tiempo que digo que las mismas reformas ponen en primera plana el centrar el estudiante en la enseñanza, hay una contratendencia, digamos o una tendencia contradictoria y que eso, que pone mucho énfasis en los contenidos normales y las famosas pruebas y los exámenes estandarizados. Y yo lógicamente, como bien pueden ver me pongo más por el lado de centrar la enseñanza en el estudiantes, y eso implica que el maestro y el director tiene que ir mas allá de lo que son sus conocimientos de su propia formación y tienen que entrar al mundo del adolescente.
LB: Bradley, sin ser tremendista, yo considero que el punto neural de la crisis educativa está en el bachillerato y siempre se suele asociar o a la primaria o a la educación universitaria, descuidando ese segmento. ¿Por qué digo? Porque es cuando el joven está comenzando a ejercer sus ciudadanía, donde está comenzando a ver qué va a hacer, no ya como una meta lejana. Qué va a hacer entre los próximos 3, 4 o 5 años. O sea, comienza a tener la idea de corto plazo y ahí el tema del trabajo comienza surgir. A parte de todo lo que señalé anteriormente, el tema de cómo ve el mucho el mundo del trabajo y la universidad. Nuestras generaciones, partiendo de un supuesto en la configuración del mercado laboral que si yo llegaba a la universidad iba a tener un mayor sueldo que se abandonaba siendo bachiller. Hoy eso es relativo, es muy relativo y los jóvenes sacan cuenta, por ejemplo, los docentes estamos ganando según la región y el país entre 40 dolares y 5 mil dólares, eso significa que hay un promedio más o menos diario del sueldo de entre 4 y 150 dolares diario. El muchacho en la región, haciendo otros trabajos, abandonando incluso el bachillerato, pero están haciendo otros trabajos que no implica el pasar por el bachillerato y plantearse 10 años de universidad puede estar ganando entre 20 y 100 dolares diario.
Entonces, el muchacho dice, ¿para qué voy a estudiar diez años más si hoy en el presente puedo ganar mucho más que un profesional? Entonces, ahí es un desafío enorme vinculado al tema del trabajo y el tema como la salida corta del trabajo habilita realmente con sueldos que permita una intercepción real del joven con ese mundo laboral.
BL: Totalmente de acuerdo. Sin embargo, lo único que tal vez yo diferiría de la visión. Estoy totalmente de acuerdo que se tiene que atender la cuestión del mercado laboral y el mundo del trabajo y hacer que la educación sea relevante para el joven en ese sentido. Ya no se le puede convencer o pensar que la educación superior es la mejor ruta, eso bien lo sabemos. Sin embargo, volvería a otro punto y es lo de la formación para el trabajo que no tiene que ser meramente técnica, o sea tiene que ser una formación para el presente no para un futuro lejano. Tiene que ser una formación para un año o dos años más adelante, cuando salga del bachillerato, pero no solamente tienen que ser habilidades propias de algún oficio o de un trabajo, debe ser eso pero también deben ser habilidades para participar plenamente, críticamente en la vida democrática y para eso hay que saber escribir.
No hay que saber escribir tal vez ensayos lagos, de los que se darían para un curso de derecho a nivel universitario pero se debe trabajar la capacidad de orar, de narrar, de escribir, de pensar críticamente, de ser una consumidor critico de los medios, de saber cuándo los anuncios comerciales no están excitando de una forma de las que deben hacer más consientes. Todo eso viene al caso de una educación más auténtica, más pertinente para el joven que salga a trabajar inmediatamente después de bachillerato
LB: Bradley tu trabajas en tu ensayo el tema ético, pero en el caso de los jóvenes hoy hay un serio problema y una diferencia entre los llamados valores y la moral. O sea, la cotidianidad del comportamiento moral, usa los códigos que acepta como válidos, como buenos son unos los que se les impone como valores en el sistema educativo les suelen parecer muy abstracto, muy como metas irrealizables, viven una moral y conocen unos valores. ¿Cómo romper esa dicotomía y lograr construir unos valores afianzados en una moral cotidiana?
BL: Bueno, yo creo que los tiene que vivir y los tienen que asumir y que la escuela es el lugar tal vez perfecto para hacer eso, si se organiza de una forma que lo propicie. Sabemos bien que a veces los mismos docentes, los mismos directores, las mismas autoridades traen sus propios fallos morales, digamos al medio de la escuela, se imponen de una manera autoritaria y luego los famosos valores que se están predicando ahí en la escuela, en el discurso se contradicen en la misma práctica, allí mismo en la escuela. Eso es muy grave. Eso lleva al joven a un cinismo frente a la vida pública porque va a creer que todo este discurso sobre los valores queda nada más en puras palabrerías como dirían en México, y no se respeta la práctica.
Entonces, ahí si es donde hay que tener un compromiso muy fuerte en la formación de valores en los mismos profesores y a las misma autoridades. Ellos son los que ponen el ejemplo y luego mas allá de eso, tienen que crear actividades y estructuras en toda la escuela que enseñen a los alumnos que pueden empezar a vivir y a formarse en esos valores. Los mismo alumnos pueden compararlo bien, digamos de ver ciertos valores en las escuelas y luego ver otro tipo de valor o antivalor, si se quiere llamar así, afuera de la escuela. Un ejemplo muy fácil seria, el valor del trato de igual como un derecho humano del trato de igual género. De hombre y de mujer. Que los hombres y las mujeres debe tener los mismos derechos, se deben respetar igual, deben tener las mismas oportunidades asociadas para desenvolverse.
Ese es un valor que se predica mucho en la escuela, en las nuevas reformas, en México, Chile, en otras partes, donde se forma mucho énfasis en esto. Luego el muchacho sale a la calle, o sale simplemente a ver “tele” ¿y qué es lo que ve? Ve al hombre dominar a la mujer, a un hombre faltarle el respeto a la mujer, ve a su propio papá pegándole a su mamá. En fin, ve los ejemplos que entran en conflictos con los valores que están viendo en la escuela.
Pero se debe promover una reflexión crítica dentro de la escuela, precisamente sobre esos conflictos y esas contradicciones, de otra forma el joven va a tener que resolver internamente esos conflictos y puede ser que salgan del otro lado.
Un buen maestro siendo ejemplo de vivir esos valores, también puede alentar una reflexión crítica acerca de las contradicciones y donde se ve, cuales son los ejemplos de otros tipos de valores tal vez negativo para el bien de la sociedad que se está poniendo en práctica en otros ámbitos, o tal vez en la escuela, que es otro punto muy difícil. A veces los alumnos vienen con un maestro con quien tienen mucha confianza y dicen “maestro este otro maestro nos esta faltando mucho el respeto, hasta nos está pegando, nos está diciendo sobrenombres muy feos”. Esto me tocó a mi presenciarlo, entonces, a veces puede haber incluso un conflicto de colegas en el mismo plantel porque los jóvenes están viviendo otras contradicción entre los valores que se predican y luego el comportamiento de algún otro maestro.
Esto son casos difíciles donde a veces tiene que intervenir las autoridades e intentar concientizar a los maestros que realmente no están poniendo el buen ejemplo y viviendo de sus valores.
LB: Bradley, para ir cerrando ya. Una pregunta concreta. En las escuelas hay elementos entre los cuales prefieren meter la cabeza como un avestruz, uno de esos es el tema de las redes sociales, en los últimos 10 años hemos vivido, una de ellas el “Facebook” por ejemplo. En buen parte de los adolescentes que participan en esa red social, dicen por ejemplo cuando se habla del tema de una relación, dice “relación abierta (difícil de explicar)”. ¿la escuela como aborda esa nueva realidad de la forma de entender el amor y las relaciones sociales de los jóvenes?
BL: A veces hay contenidos muy controvertidos en las redes sociales, se habla de relaciones, se pueden llevar a un chisme que difama aunque tiene un efecto muy negativo de los jóvenes, entonces, es un tema donde hay que tener cierta apertura, como decimos antes: la escuela no puede cerrarse o meterse la cabeza como una avestruz, como usted dijo. Tiene que atender la cuestión y ser conscientes de la existencia de estas redes y la importancia que tienen para la vida de los jóvenes, pero hay que tener cierto control al respeto. También hay que tener, vuelvo a decir, una conversación abierta donde también se sigue legitimando la autoridad del maestro y de la autoridad escolar al tener una reflexión abierta acerca de las posibles consecuencias negativas de que hay ciertas relaciones o ciertas noticias que están circulando por las redes sociales salgan a la luz pública y puedan hacerles algún daño a un alumno.
LB: Para ir finalizando ya este contacto internacional. Bradley, me gustaría que le dirigieras a los maestros, a las maestras, a los profesores, a las profesoras venezolanas, y venezolanos, que están discutiendo sobre el tema de la transformación de los sistemas educativos venezolanos.
BL: A los docentes venezolanos, a todos mis respetos. Yo creo que la docencia es y sigue siendo un profesión muy noble, desafortunadamente menospreciada hoy en día, cada vez más difícil, cada vez más apremiante. Yo les diría que le echen muchas ganas como decimos en México a la tarea de conocer a sus alumnos que pongan a ellos sus inquietudes a primera plana y que intenten de alguna forma encajar o vincular más bien, lo que es el currículo formal de la escuela, del sitio educativo con el currículo no formal que traen los jóvenes a las escuelas. Esa es la tarea que creo que es más apremiante y que nos dará más resultados a la calidad educativa.
LB: Gracias. Hoy estuvimos conversando desde Estados Unidos con el profesor Bardley Levinson quien es profesor investigador de la Universidad de Indiana. Gracias por compartir con nosotros Bradley, y hasta un próximo contacto.
Ver la entrevista en:https://youtu.be/3l-TfjsrQGA