Por Marcela Momberg
Apareció en el “timeline” de las redes sociales un par de tuits que no hace más que confundir. ¿Eres parte de un liceo o escuela innovador?, paralelamente otro twitt con una encuesta donde te preguntan si los colegios deben cobrar más por el cambio tecnológico o ya esta incluido en la mensualidad. Dos tuits que retratan la realidad, el desconocimiento.
Este tipo de acciones no solo confunden sino que demuestra que estamos muy lejos de planificar con la fuerza y el enfoque que requiere una política pública orientada a la “Calidad de la Educación”. Pareciera que nuestros líderes no escuchan el clamor mundial que nuestros procesos educativos están obsoletos, que se enseña con métodos de los años 50, que nuestros hijos se comunican por otras carreteras de la comunicación y que los pueblos requieren capacidades y culturas que la educación no está considerando.
Sentimientos encontrados con este tipo de concursos, es genial que se busque elevar la voz y se intente “hacer algo” pero lamento profundamente la ceguera de los gobernantes al no encarar la calidad de la educación como un proyecto de máxima importancia y de prioridad en políticas públicas. Para mi lo que están haciendo con el concurso para identificar liceos o escuelas innovadores es solo una campaña comunicacional para decir que hacen algo y esencialmente confundir a miles de profesores y directores que se esfuerzan por capacitarse en procesos de educación modernos. La idiosincrasia de la nueva educación es colaborativa, no competitiva. No sería mejor exponer la creatividad que resalta de esas escuelas y liceos y compartirlas en una comunidad en vez de competir? Dejo la inquietud.
¡Despierta tecnocracia!
Ya existen colegios aplicando innovación y tecnología con tal grado de avance que integran modelos como los usados en MBA`s de postgrados de universidades del primer mundo. La educación pública se distancia cada vez más y como expresé en mi último análisis del 17 de Febrero del presente año. La distancia que se está produciendo con la educación pública esta vez no se está dando por ser más rico o más pobre, se esta dando por la irresponsabilidad de quienes planifican la educación pública. Esta brecha se llama distanciamiento cultural y laboral entre otros.
El profesorado de la educación pública está mucho más avanzado y enterado de los cambios que se están dando en el ámbito privado que las mismas autoridades educacionales. En lo personal, he conocido a cientos de colegas profesores de la educación pública con los que he alternado en mis seminarios, que ya manejan modelos maravillosos desde sus aulas sin poder implementar por rechazo de sus superiores o por miedo al desempleo. Es lamentable que aun haya directores de escuelas y colegios con actitud administrativa y distantes de la innovación.
Aquí me quiero detener y re-enfatizar lo importante que es esta etapa.
La forma de comunicarse de nuestros alumnos cambió lo que nos lleva a replantear nuestros métodos. Nacieron con Internet pero fueron ellos los que adoptaron la tecnología, no nosotros, los encargados de regular los procesos y modelos de educación seguimos en nuestro invernadero, sin poder hacer nada estructural.
Enseñamos a jóvenes del Siglo XXI con herramientas y modelos del siglo XIX. Modelos basados en la retórica de un profesor, en la memorización del alumno y en la nula orientación colaborativa del conocimiento. En nuestra era esto es inaceptable.
El desconocimiento de muchos los ha llevado a identificar este proceso como un cambio tecnológico, lleno de fierros y software, que no lo es. La utilización de la información es un pequeño recurso digital pero esto no transforma este proceso en un cambio tecnológico.
Encarar el cambio en la educación como un cambio tecnológico es una vaguedad que hasta el momento ha confundido. Sin duda que en este proceso hay un manejo de Notebooks, smartphones y tablets que los modelos pasados nunca consideraron pero no es el objetivo del cambio del modelo.
La introducción de nuevos modelos pedagógicos es mas un cambio metodológico que computacional, donde pasamos del relato a la participación en talleres multidisciplinarios donde se juntan capacidades distintas del alumnado y formas de enseñar distintas, donde se ponen recursos a disposición del alumno que en vez de memorizar, estos resuelven e investigan el contenido de otra forma. Modelos que no pertenecen a un visionario loco o algún tecnócrata que quiere cambiar todo, estos son modelos muy probados en los sistemas de educación de países avanzados en esta materia, modelos creados en el aula.
Nuestros niños nacidos con la tecnología ya lo aplican, solo que lo hacen espontánea y desordenadamente, sin una metodología del aprendizaje ni un coaching educacional, es decir, desarrollan métodos de investigación llenos de vicios y poco criterioso en la búsqueda de la fuente de información. Hoy, se desarrolla una forma distinta de ingresar al conocimiento, la investigación de la información como método del saber, el poder desarrollar mejor sus capacidades y conocer sus aptitudes para el poder hacer.
El objetivo de los educadores en esta nueva etapa es ordenar, encausar el esfuerzo de una forma metodológica más participativa, donde en comunidad no tenemos otra ventaja que aprender del otro y crecer.
Esto no es computación
El cambio que la educación nos esta pidiendo no es transformarnos en expertos en códigos computacionales, ser programadores ni usuarios avanzados en redes sociales, lo que nos pide es lo mismo que ha sido nuestro leit motiv, ser el guía en los métodos del aprendizaje y guiar a nuestros niños por el camino del conocimiento. Esto no es computación, esto es acompañar el método que más de adecúa a las capacidades del alumno de esta generación
Comunicacionalmente se ha hecho muy popular que se hable dentro del profesorado que la nueva educación es un proceso de TICs, nada más distante de la realidad, los cambios que debemos encarar son cambios del modelo de aprendizaje.
Yo creo que se popularizó el nombre de TICs para asustarnos, cobrar para asistir a seminarios técnicos, que no son. Y para hacernos pensar “parece que estoy en vía a quedar obsoleta, nada más lejos de la realidad.
Digamos que cambiar en el aula es más una adaptación personal que una incapacidad tecnológica.
No tengan miedo. Esto no es un proceso difícil, sólo distinto. Recuerden que el miedo hace al lobo más grande de lo que es.
Fuente: http://sitiocero.net/2016/educacion-y-tecnologia-el-miedo-hace-al-lobo-mas-grande/