África/13 de septiembre de 2016/Fuente: prensalatina
La disponibilidad de menos recursos, otras prioridades de los donantes, mas determinados cambios en los mecanismos de financiamiento ponen en crisis la iniciativa del PMA, para llevar alimentos a las escuelas de Camerún, Mali, Mauritania y Níger.
De no resolverse el déficit financiero en este septiembre, más de un millón de niños iniciarán el curso escolar sin ese vital apoyo y cuando concluya el actual año otros 700 mil escolares de 11 naciones correrán igual suerte.
En la mayoría de los países de África Occidental y Central -asolados por el hambre, la malnutrición crónica y conflictos armados-, las comidas escolares constituyen un salvavidas para los niños, pues a menudo son los únicos alimentos regulares y nutritivos que reciben, advirtió Abdou Dieng, director regional para el África Occidental.
Dieng reclamó la necesidad urgente de 48 millones de dólares para continuar con ese programa de ayuda, exhortó a los gobiernos donantes a tener presente que más de un millón de niños dependen de esas contribuciones.
De igual modo los instó a impedir que niños y niñas vuelvan a adentrarse aún más en la pobreza y el hambre.
Los más importantes donantes en el período 2015-2016 para el PMA y hacia los cuales va dirigido fundamentalmente el mensaje de auxilio son Arabia Saudita, Canadá, Estados Unidos, Japón, Luxemburgo y la Unión Europea.
Un comunicado emitido por ese organismo alerta sobre los riesgos de supervivencia infantil y señala, además, que en los últimos tres años su programa de comidas escolares en Chad, por ejemplo, mermó en más de un 90 por ciento por falta de fondos.
Si en 2013 podían llegar a 200 mil niños en ese país del centro-septentrional de África, este año apenas alcanzan con su ayuda a 15 mil infantes necesitados de comida, acotó el informe.
Chad, por demás, tiene las peores condiciones de salud y educación del África Occidental con la tasa de analfabetismo más alta de la región.
De igual modo en Senegal las comidas escolares a través del PMA llegarán solo a una quinta parte de los niños a los cuales se previó brindar ayuda; en Guinea se reducirá a la mitad y en Mauritania y Camerún en enero y marzo, respectivamente, esa asistencia cerró.
Vale aclarar que en algunos países el gobierno y otras agencias lideran o complementan el programa del PMA, pero las mencionadas naciones africanas dependen únicamente de ese programa de la ONU.
Ello sin contar que por la falta de financiamiento el alcance progresivo del PMA se ha ido reduciendo y se desconocen los niveles de necesidad.
El PMA sostiene que el hambre mata a más personas que el Sida, la malaria y la tuberculosis juntos; que 795 millones de personas padecen de hambre ahora mismo y que cerca del 60 por ciento de los hambrientos en el mundo son mujeres.
El programa de comidas escolares proporciona a los niños alimentos nutritivos y anima a las familias a mandar a sus hijos a la escuela donde además de aprender, socializan con otros niños y disfrutan de cierta forma de una mejor infancia.
Acciones que -demostrado por sondeo del PMA- tuvieron una mayor efectividad tras conflictos bélicos como los ocurridos en la República Centroafricana, Mali y Níger, y más aún luego del azote de enfermedades como el ébola en varios países de la región.
El pasado año el PMA alcanzó con comidas diarias a 2,5 millones de niños del África Occidental y Central, de ellos 1,2 millones eran niñas. El programa de igual modo al asociarse a agricultores locales contribuye a fomentar los ingresos agrícolas y las pequeñas economías.
Acorde con ese organismo, por cada dólar invertido en el programa hay un retorno económico de tres a ocho dólares pues contribuyen a mejorar la salud de los infantes en edad escolar y el vínculo con las aulas los prepara como adultos socialmente útiles y productivos.
EL HAMBRE, UN PROBLEMA; SOCORRERLO, UNA NECESIDAD EXTENDIDA
Hambre cero y educación para todos en 2030 están entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Ertharin Cousin, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, al celebrarse el pasado 19 de agosto el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, pidió ‘medidas urgentes y colaboración para llegar a los millones de personas afectadas por crisis y que no tienen garantías de cuándo será su siguiente comida’.
También a finales de agosto el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, convocó a los líderes africanos y a los actores internacionales de desarrollo reunidos en Nairobi, Kenya, a trabajar por seguridad alimentaria y la agricultura y con ello poner freno a las crisis que enfrenta hoy el continente.
‘Acabar con el hambre y la malnutrición, hacer frente a las crisis humanitarias y prolongadas, prevenir y solucionar los conflictos y consolidar la paz no son tareas separadas, sino tan solo aspectos diferentes de un mismo desafío’, señaló Graziano da Silva durante la Sexta Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo de África.
La seguridad alimentaria, unos medios de vida estables y la paz son interdependientes, añadió parafraseando el principio fundacional de la FAO: ‘Progresar para librarse de la pobreza es esencial para una paz duradera’.
La conferencia, que por primera vez tuvo como sede un país africano, aprobó la llamada Iniciativa para la Seguridad Alimentaria y Nutricional en África, encaminada a mayores esfuerzos internacionales para aliviar el hambre y la malnutrición en el continente.
En los últimos 25 años, la proporción de africanos que sufren hambre disminuyó del 28 al 20 por ciento, cifra aún muy alta, pero que denota un resultado del esfuerzo de los últimos años y la necesidad de reforzar el empeño.
Lanzada por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón, la nueva iniciativa busca aprovechar los logros de proyectos inclusivos que brinden mayor protagonismo a las mujeres y reúnan, además, el hacer de los sectores agrícola, sanitario, educativo y privado.
*Corresponsal de Prensa Latina en Roma.
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