Neuroeducación y la enseñanza primaria

Por: Carlisle González Tapia

La Neuroeducación como nuevo modelo de enseñanza y aprendizaje atraviesa todos los niveles de la educación. Su rendimiento académico es incuestionable porque su base científica ha sido establecida sobre el cerebro, órgano natural del aprendizaje, en cuyo estudio se ha desplegado todo el poder de descubrimiento y análisis de todas las Neurociencias. Es decir, aquí no puede haber improvisación por cuanto los datos que proceden de descubrimientos experimentados están ahí y los datos son tozudos.

La alfabetización y la enseñanza primaria constituyen la base de toda la educación académica que se recibirá a lo largo de la vida del ser humano. Y en esta etapa, la del aprendizaje infantil, es donde la exigencia del conocimiento de qué es, cómo funciona y cómo aprende el cerebro, se hace mayormente crítica. Es donde se demanda de maestras y maestros, mayor comprensión de la conducta que dimana de estos cerebros conjugados con el medio o ambiente en que se están desarrollando y están adquiriendo conocimientos. La niñez es el período de la formación biointelectual en el cual se están formando y están fijando patrones de conducta, muchos de los cuales se extenderán por toda la vida. De ahí la importancia de proporcionarle las informaciones más precisas para su nivel de desarrollo y los criterios más definidos para consolidar la evolución de su desarrollo emocional, lúdico y cultural.

La crisis mundial de la educación no es un problema simple, por contra, sabemos que es un problema sumamente complejo. Y uno de sus componentes esenciales ha sido el descuido enfermizo, sistemático, tradicional y generalizado de la educación primaria.

Los gobiernos de todas partes, históricamente, han descuidado la educación primaria, no tanto en su cantidad o cobertura como en su calidad. Sabemos que por lo menos en Latinoamérica los profesores que cubren la educación primaria son los que tienen formación académica y cultural más baja y deficiente y constituye, todavía hoy, una vergüenza ser maestra o maestro de primaria. Tanto es así que la maestra de primaria siempre ha querido “ascender” a maestra de secundaria y la de secundaria desea fervientemente “ascender” a la terciaria o universitaria, porque implica devengar un sueldo más elevado y, además, se tiene la idea de que también eleva su “categoría” socio-educativa.

Sin embargo, para garantizar el desarrollo sólido e integral de la persona, de la niña y del niño, la educación primaria es el fundamento, es la base (y de ahí se deriva <educación básica>), de los demás estadios educativos.

La conocida Declaración de Albacete (2007) con relación a la atención educativa de la niñez, refuerza lo dicho:

“La clave de la transformación integral de un país está no tanto en los posgrados universitarios (muy necesarios, por cierto), como en la educación temprana, en el grado de capacitación de sus maestros, en la importancia que un país le dé a la escuela inicial. Se dice acertadamente que si se quiere saber cómo será un país en el futuro, basta con ver cómo son hoy sus escuelas infantiles y, convencidos de ello, ya en algunos de los países del llamado Primer Mundo, los gobiernos invierten porcentualmente más recursos para la educación infantil que para el resto de tramos del sistema educativo”.

Si se quiere que los adultos de las próximas generaciones tengan buena ortografía, riqueza en las expresiones, juicio crítico, un nivel cultural acorde con las exigencias de hoy, todo eso debe enseñarse y enseñarse bien, por docentes bien preparados en estos órdenes, de modo que se aproveche el potencial de asimilación y de variación conductual que todavía en la niñez se conserva. Pero en todo esto, el problema mayor lo constituyen los maestros y las maestras, porque sucede que para enseñar en primaria, la mejor época para el aprendizaje escolar, los sistemas educativos tradicionales no requieren mayores aptitudes que saber “leer” y “escribir”. Hasta que se rompa ese círculo vicioso, no habrá mejoría en la calidad de la educación.

Los modelos educativos de Finlandia, Singapur, Shanghai, Corea, donde se ha aplicado el Programa PISA y han ocupado los primeros puestos, también ocurre que han colocado sus mejores maestros en la educación primaria. Mutatis mutandi estos modelos deben ser observados.

Fuente: http://hoy.com.do/neuroeducacion-y-la-ensenanza-primaria/autor/hoy/

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Carlisle González Tapia

Professor Emeritus en Universidad Autónoma de Santo Domingo