Nueve meses de Eduquicidio

Por: Pablo Imen

La orientación de la política pública de Cambiemos viene transcurriendo como un huracán sobre las conquistas que tardaron más de una década en construirse.

Para  muchos el manejo de la información personal por parte del Gobierno de Macri resulta perjudicial y peligrosa

La sucesiva oleada de medidas económicas – megadevaluación, quita o eliminación de retenciones a exportadores, reducción de subsidios para servicios de luz, gas y agua, apertura económica creciente, despidos en masa en el Estado y en el sector privado, liberalización de las finanzas- han cosechado ya frutos siniestros.

La Universidad Católica Argentina – que fue un bastión opositor de los gobiernos kirchneristas-  afirmó que en los primeros tres meses del año se incrementó el ejército de pobres en 1,4 millones de personas; y otras 350.000 se sumaron al creciente universo de indigentes. Los números actuales han empeorado esta tendencia.

El desempleo subió 3,5% pasando de menos del 6,5% a casi el 10%, aunque en los grandes conglomerados urbanos las marcas rompieron la barrera de los dos dígitos y lo peor todavía no ha llegado. Las paritarias se cerraron con un 33  a 35% de aumento cuando la inflación anual ya está en el 45%.  En estos pocos meses, el gobierno casi duplicó la deuda externa argentina.

Una tormenta perfecta: este gobierno se ha propuesto redistribuir la riqueza, transfiriendo recursos de las mayorías sociales a los sectores más concentrados y en ese afán está generando una crisis de impredecibles proporciones y consecuencias. En el plano de la educación las novedades son igualmente catastróficas.

La ¿nueva? Política educativa

La educación pública está amenazada, está en peligro y está en lucha.

En línea con casi todas las dependencias del Estado Nacional, el Ministerio de Educación y Deportes (se le agregó esta última denominación) despidió a centenares de trabajadores – algunos que estaban bajo contratos precarios-.

Lo cierto es que, a más de engrosar el cada vez más significativo contingente de desempleados, procedió a un desmantelamiento de muchos programas de alcance nacional como Conectar Igualdad, los programas de la Dirección de Políticas Socio Educativas o el Instituto Nacional de Formación Docente (INFOD).

En otros casos, no son despedidos todos los miembros de un programa sino parte del mismo, y otros reubicados en lugares insondables del propio Ministerio.

En nombre de un muy particular concepto de “federalismo” se desguazan los equipos ministeriales centrales, se les giran fondos a las Provincias y son estas jurisdicciones las que deben decidir qué programas continúan y cuáles no, fragmentando por la vía de financiamiento al sistema educativo nacional.

Finalmente se introducen por distintas vías los servicios de Organizaciones No Gubernamentales que suponen modos complementarios de precarizar y privatizar el sistema educativo. Por caso, “Enseña por Argentina” introdujo en Ciudad de Buenos Aires los llamados “co-docentes”. Son trabajadores precarizados que por una tercera parte del sueldo mínimo se incorporan a las aulas como auxiliares docentes. Así van introduciendo al mismo tiempo la lógica privada y la precarización del empleo.

La fortaleza desplegada en el sistema educativo por políticas públicas de ampliación de derechos, y la activa participación de sindicatos docentes con una concepción muy fuerte de la educación como derecho humano constituyen obstáculos para un avance más vertiginoso de una política educativa en parte novedosa, en parte coincidente con estrategias y discursos noventistas. No es, así, ni enteramente diferente ni enteramente igual una política educativa que se propone – como en todas las áreas del Estado- desmontar las conquistas de la “década ganada” y propiciar una restauración neoliberal-conservadora que logró avanzar en estos meses.

Sin embargo, la plataforma cultural, ideológica y organizativa constituye un ariete significativo, de resistencia frente al proyecto político educativo en curso.

Por cierto, la creciente movilización social no ocurre por las cada vez más ostensibles carencias educativas sino porque los derechos humanos más elementales – comer, curarse, tener techo, etc.- van siendo conculcados de modo masivo para asegurar la transferencia de riquezas a un núcleo privilegiado de exportadores, banqueros y dueños de empresas de servicios. Macri gobierna para una inmensa minoría y tal vez los efectos de sus políticas constituyan un doloroso aprendizaje para buena parte de las capas medias e incluso populares que creyeron en un “cambio” que no iba a tocar los derechos conquistados.

Pero si el sufrimiento que producen estas políticas será un aprendizaje, habrá – y ya está habiendo- otros de respuesta de lucha, de construcción y de esperanza que se despliegan a la par de la crisis que Cambiemos está perpetrando. Una pedagogía de la lucha y de la resistencia vuelve a las calles, a las Escuelas y  Universidades, a las casas y se construye, dolorosamente, en las cabezas y corazones de seres humanos devastados por la injusticia.

Tomado de: http://www.telesurtv.net/bloggers/Nueve-meses-de-Eduquicidio-20160916-0003.html

Comparte este contenido:

Pablo Imen

Graduado en ciencias de la educación. Imén es actual director de Idelcoop, Sec. de Investigaciones del CCC Floreal Gorini, docente e investigador de la Unjiversidad de Buenos Aires (UBA) y asesor de sindicatos docentes. También es autor de los libros: “La Escuela Pública Sitiada. Crítica de la Transformación Educativa”, “Pasado y presente del Trabajo de Enseñar"