Paraguay/ 31 de Octubre de 2016/ Terra
El matrimonio infantil, el embarazo forzado, la esclavitud a través del criadazgo y el abuso sexual son cuatro de las amenazas que afectan a niñas y adolescentes paraguayas a partir de los 10 años, edad considerada clave por el Fondo de Población de la ONU (UNFPA) para asegurar el desarrollo del país.
Las niñas de 10 años son las protagonistas del último informe de UNFPA sobre el estado de la población mundial, presentado esta semana a nivel internacional.
La elección se debe a que se trata de una «edad decisiva», en el paso de su infancia a la pubertad y la primera adolescencia, en la que empiezan a ver un «horizonte de posibilidades» que influirán en su vida adulta, dijo hoy en una entrevista con Efe la oficial de Género y Adolescencia de UNFPA en Paraguay, Mirtha Rivarola.
Sin embargo, en muchos países, este abanico de posibilidades se trunca porque, a esta edad, «las niñas abandonan la escuela porque empiezan a trabajar, porque contraen matrimonio, o porque se quedan embarazadas», declaró Rivarola.
El embarazo en la primera adolescencia es, de hecho, la «preocupación principal» de UNFPA en Paraguay, donde cada día un promedio de dos niñas de 10 a 14 años dan a luz bebés vivos, como fruto de embarazos provocados por abusos sexuales.
«Una niña que quedó embarazada como producto de violencia sexual necesitará un apoyo importante en cuanto a su salud mental, su entorno y el fortalecimiento de su autonomía. Por lo general, la niña abandona la escuela, con lo que no accede a las herramientas necesarias para enfrentar una vida plena, no tendrá acceso a un buen empleo, y terminará por reproducir la pobreza», explicó Rivarola.
Los embarazos infantiles, que han registrado un aumento del 62 % en la última década en Paraguay, según datos de UNFPA, son producto de abusos sexuales, un delito que continúa registrando «cifras altas» en el país, aunque existe «mayor transparencia» en cuanto a las denuncias.
Pese a ello, en lo que va de 2016, la Fiscalía paraguaya registró un total de 669 denuncias por abusos sexuales contra niños, niñas y adolescentes, menos de la mitad que en todo 2015, cuando la cifra total alcanzó las 1.711 denuncias.
Otro de los factores que influyen en la tasa de embarazos infantiles y abusos sexuales es la salida temprana del hogar debido al matrimonio precoz o a la unión de hecho de las niñas.
Así, un 15 % de las adolescentes de Paraguay están casadas o unidas, y 4 de cada 10 niñas menores de 14 años que dan a luz en el país están en pareja a la hora del parto, según UNFPA, pese a que la ley paraguaya prohíbe el matrimonio por debajo de los 18 años, y solo lo autoriza en menores de edad que tengan más de 16 años y cuenten con autorización de los padres.
Rivarola expresó que el matrimonio precoz tiene un «fuerte arraigo cultural» en Paraguay, debido a que parte de la sociedad «ve como natural» que una niña tenga pareja e incluso quede embarazada antes de los 14 años, porque «se cree que el matrimonio es a lo que una mujer debe aspirar».
En otros casos, el matrimonio aparece como la «única vía» para salir de situaciones de vulnerabilidad económica, pese a que expone a las niñas a situaciones de violencia, y obstaculiza sus posibilidades de educación y participación en sus comunidades.
Se trata de algo similar a lo que ocurre con el criadazgo, un sistema por el que una familia entrega a uno de sus hijos a otra de mayores ingresos, a cambio de alimentación y educación, y que afecta al 2,5 % de los niños, niñas y adolescentes de Paraguay.
Para Rivarola, el criadazgo es una «forma moderna de esclavitud» que debe estar «específicamente penada por la ley», mientras el Estado promueve políticas públicas que permitan a las familias de menos recursos mantener a sus hijos dentro de sus hogares.
La experta de UNFPA insistió en la necesidad de que el Estado paraguayo continúe invirtiendo en las niñas de 10 años, que son un total de 65.000 en todo el país, y en general en los adolescentes y jóvenes menores de 30 años, que representan el 60 % de la población del país.
«Paraguay se encuentra en un momento de bono demográfico, con una proporción histórica de población activa. Para aprovechar este momento, se debe invertir lo suficiente en los jóvenes, e incluirlos en el desarrollo del país», concluyó Rivarola.