Europa/España/05 Noviembre 2016/Autora: Beatriz Guillen/El país
Grandes empresas tecnológicas como Samsung o Google dan herramientas para consolidar la revolución digital en los colegios
Parece una clase normal, pero ya no se trabaja con libros. Los pupitres de madera son los de siempre, aunque les faltan las marcas de los cuadernos. Sí se conservan los bolígrafos y la pizarra, pero ahora son digitales. Los niños parecen tranquilos ante el cambio: escuchan y apuntan concienzudos en sus tabletas. ¿Os ha costado dejar de usar libretas? «No, porque nos fuimos adaptando poco a poco, no de golpe, y así es más fácil», explica Mateo, de 12 años, del colegio público Isabel la Católica de Madrid. Este centro es uno de los 32 que se han integrado en el proyecto Smart School de Samsung que distribuye de forma gratuita tabletas y pizarras interactivas. Participan alrededor de 2.500 alumnos de 15 comunidades autónomas. Y esta es solo una de las iniciativas. Google ofrece un programa gratuito para colegios, Google Classroom, con el que ofrecen herramientas y contenidos digitales para gestionar las clases y potenciar la innovación. El objetivo es común: impedir que los colegios españoles se queden atrás en la revolución que la tecnología e Internet está llevando a las aulas.
«La mayoría de nuestros centros no ha cambiado nada en dos o tres siglos. Allí se están formando los profesionales del futuro, así que tienen que estar adaptados a las necesidades actuales», considera Arturo Cavanna, director de innovación y desarrollo tecnológico de la editorial Edelvives que participa con Google en varios proyectos. Esta adaptación debe apoyarse en varios pilares: la conectividad a Internet, la formación tecnológica de los profesores y una metodología en la que estén bien integradas las nuevas herramientas. La valoración general es que la transformación va por el buen camino, pero que todavía está lejos de consolidarse. «La escuela digital en España está despegando, pero hemos dado un cambio brutal desde hace dos años», considera Cavanna después de haber visitado más de 3.000 centros.
A los expertos no les queda ninguna duda de que esta transformación digital es necesaria. No se puede aplazar más. El principal objetivo es que los niños aprendan a manejar desde pequeños las herramientas con las que van a tener que trabajar en el futuro. Pero además de la necesidad, todos los expertos ponen de relieve algunas de los beneficios que la tecnología supone para la educación: trabajo más colaborativo, atención más individualizada, mejora de la autonomía y sobre todo, alumnos más motivados.
Alumnos más motivados
«Antes les decías a los chavales que sacaran el libro por la página 36 y la respuesta siempre era ‘¡Qué rollo!’. Ahora no hace falta que les pidamos nada y ya está la tableta encima de la mesa para trabajar», cuenta Silvia Casquete, profesora del colegio público María Sanz de Sautuola de Santander que también utiliza las tabletas de Samsung. Ese ha sido el principal cambio. No lo dicen solo sus profesores, también lo dicen ellos. «Nos aburrimos mucho menos, porque podemos buscar más cosas y aprender más rápido», dice Noa, de 12 años, del colegio Isabel la Católica. Estos proyectos están pensados para alumnos de 5º y 6º de primaria que ya son nativos digitales. Han crecido con el táctil y las pantallas. Una formación intrínseca que se nota en su forma de relacionarse con los dispositivos.
Otro de los puntos fuertes es una atención más personalizada. Las unidades didácticas están en la nube, por lo que cada alumno puede ir avanzando a su ritmo. «Los ejercicios que hemos metido en la tableta son infinitos y cada uno avanza a su manera. Después, corregimos algunos todos juntos y para los otros tienen el libro de soluciones», explica María Jesús Fernández, profesora de la clase de 6º de primaria del Isabel la Católica.
Por último, niños y profesores destacan cómo ha mejorado el intercambio de ideas. «Utilizamos el Drive, que es como una nube, para subir las fotos de los proyectos que hacemos y así poder compartirlos con todos y explicarlos», apunta Martina, de 11 años, señalando las imágenes proyectadas en la pizarra con las felicitaciones que prepararon para el Día de la Madre.
Todo esto, se traduce, en muchos casos, en una mejora del rendimiento académico. «Teníamos clases con alumnos apáticos. Se ha conseguido engancharlos y mejorar su comportamiento. Se han convertido en una clase distinta», razona Myriam Páramos del mismo centro.
La formación de los profesores: asunto pendiente
Esta nueva forma de trabajar depende directamente de los profesores, la pieza clave del proyecto. Son ellos quienes tienen que liderar el cambio de dispositivos y metodología. «A mí me ha costado mucho adaptarme a las tabletas y las pizarras interactivas, pero hay que hacer el esfuerzo», reconoce Fernández. Por esa razón, la formación tecnológica se ha convertido en una necesidad. «Es una de las grandes carencias. Excepto algunos centros muy punteros, la impresión general es que muy pocos profesores han recibido la formación para manejar los nuevos dispositivos y adaptar las clases a ellos», explica el responsable digital de Edelvives.
Para combatir esto, en las 80 clases del proyecto de Samsung también se imparte formación a los docentes. «Ellos tienen que estar aprendiendo y actualizándose constantemente. El profesor se convierte más bien en un coach, donde todos aprenden», argumenta Francisco Hortigüela, director de Marketing de Samsung España.
Desde Google, por ejemplo, se apuesta por una estrategia diferente: desarrollar herramientas muy sencillas que los profesores no necesitan formación para saber manejarlas. «Así nos acercamos a la mayoría de docentes, en vez de solo a ese 10% o 20% de docentes que es más innovador», razona Marc Sanz, responsable de Google For Education para España y Sur de Europa. Estas herramientas sirven para distribuir fácilmente las tareas a los alumnos y organizar el Drive en función de asignaturas y tareas.
En el informe de Ipsos «Los profesores ante la tecnología en los colegios», de abril de 2016, se desprendía que el 54% de los profesores consideraba necesaria esta formación tecnológica. El mismo estudio, pero un 80% sostenía que una buena conexión a Internet era un elemento imprescindible para abordar el cambio.
Falla la conexión a Internet en los colegios
La falta de una buena conexión a Internet es otro de los grandes obstáculos a los que se enfrenta la transformación digital de los colegios. «La gran mayoría de centros que hemos visitado no tienen una conexión potente ni los recursos para tenerla. Falta inversión en muchos de ellos», razona el responsable digital de Edelvives. A este mismo planteamiento, se suma el representante de Google For Education en España, Marc Sanz: «Las inversiones en tecnología de los colegios no se han hecho lo mejor posible, porque se han desarrollado unos modelos anclados en el pasado, donde se han hecho grandes inversiones en servidores y hardware, cuando no era necesario».
La tecnología solo es una herramienta
Los expertos repiten la necesidad de los dispositivos, la formación y la conexión para esta transformación digital, pero, todos reconocen que no tienen sentido si no hay un proyecto educativo detrás que los sostenga. «La tecnología es solo una herramienta», se ha convertido en el lema. «Se tiene que transformar la forma entera de trabajar, el proyecto pedagógico, las herramientas solas no valen nada», comenta Cavanna.
«Meter ordenadores o tabletas en el centro no significa que ya no se vaya a escribir en boli o en lápiz. Ni utilizar un dispositivo significa que se vayan a solucionar todos los problemas de la clase», argumenta el responsable de Google. «La herramienta sola no proporciona una buena educación, pero un buen uso de la herramienta con un buen profesor tiene un potencial brutal», añade.
TABLETAS PARA TRABAJOS DE CAMPO
Las tabletas del proyecto de Samsung hacen las veces de cuadernos proyectables, lo que facilita la forma de corregir y también de compartir deberes, trabajos o exposiciones. Además, se han vuelto una herramienta muy útil para proyectos y excursiones. En el colegio María Sanz de Sautuola han desarrollado un proyecto sobre la historia de su barrio, La Albericia. «Sufrió un incendio en el 41 y los niños están haciendo un trabajo de campo para estudiar el antes y el después. Hablan con personas mayores, visitan laz zonas que han cambiado… Y con la tableta hacen las fotografías, los vídeos, comparten el material con sus compañeros para repartirse el trabajo, pueden comentar al instante», relata Carlos Rodríguez, embajador del proyecto en el centro de María Sanz de Sautuola de Santander.
Fuente: http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2016/05/13/actualidad/1463136228_177046.html