08 de enero de 2017 / Fuente: http://www.isep.es/
Por: Maribí Pereira
Las matemáticas elementales junto con la lectoescritura constituyen los aprendizajes básicos que realizan los niños en los primeros años escolares. El conocimiento matemático les permitirá desenvolverse no solo en la escuela sino en muchas situaciones de la vida cotidiana. Además, constituye la base para continuar la adquisición de otros conocimientos más complejos, en caso de seguir estudios de larga duración (Defior, 2000).
Para el año 2000, solo el 57% de los niños españoles de 13 años alcanzaban un nivel funcional mínimo para responder a las demandas cotidianas y poder desenvolverse en la sociedad actual o lo que es lo mismo, un 43% de estos niños no poseen esta habilidad en su valor instrumental básico. Por su parte, según el DSM V, alrededor del 1% de los niños en edad escolar sufren un trastorno de cálculo, que se suele poner de manifiesto en segundo o tercer curso de primaria (Defior, 2000).
La diferencia de las dificultades de aprendizaje (DAM) de las matemáticas y la discalculia, radica en que esta única se basa en la dificultad de aprendizaje específico en las matemáticas sin otros problemas asociados (Defior, 2000).
Las DAM entendidas como dificultades de aprendizaje matemático no asociadas al retraso mental o a un problema en la escolarización, incluyen las siguientes características (Defior, 2000):
– Discrepancia entre el rendimiento esperado y el real.
– Implica una alteración significativa en la vida cotidiana.
– La dificultad no se debe a déficits sensoriales, baja inteligencia o problemas de escolarización.
Desde la psicología cognitiva, se reconoce que el remedio de la fobia generalizada hacia las matemáticas, tan frecuente entre los alumnos, y más específicamente, el remedio de las DAM, no estriba en encontrar mejores procedimientos didácticos, sino que más bien debe buscarse en una enseñanza en correspondencia con la comprensión de los procesos cognitivos que subyacen al pensamiento y la ejecución de las matemáticas (Defior, 2000).
Actualmente, los estudios indican que la competencia matemática sigue un proceso de construcción lento y gradual, que va de lo concreto y específico a lo abstracto y general, y que las actividades concretas y manipulativas con objetos constituyen el cimiento de esta construcción (Defior, 2000).
Se acepta que la habilidad matemática elemental se puede descomponer en una serie de subhabilidades entre las que se distinguen la numeración, el cálculo, la resolución de problemas, la estimación, además del concepto de medida y algunas nociones de geometría(Defior, 2000).
Algunos principios que deben estar presenten en el aprendizaje y enseñanza de las matemáticas son (Defior, 2000):
– La adquisición del conocimiento matemático considerado como un proceso de construcción activa y no una mera absorción por parte del sujeto.
– Los conocimientos previos ocupan un papel crucial en el aprendizaje, ya que constituyen la base para la adquisición y comprensión de otros nuevos.
– Se distinguen dos tipos de conocimientos declarativo, que implica conocer qué o el conocimiento de los conceptos matemáticos y el procedimental, que se basa en saber cómo o conocimiento de los algoritmos y de las estrategias de resolución y cuándo aplicarlos.
– Para lograr el pleno dominio de las habilidades es primordial la automatización de los procedimientos. Dadas las limitaciones de procesamiento del ser humano, se hace necesario liberar recursos cognitivos en la ejecución de las operaciones matemáticas, como por ejemplo, las combinaciones numéricas básicas (3+3, 2×2, 8:2) o los algoritmos.
– Para lograr la competencia matemática es necesario aplicar el conocimiento en una gran variedad de contextos.
– Los aspectos meta cognitivos de control y guiado de la propia actividad constituyen otro grupo de procesos cognitivos de gran relevancia en la ejecución competente.
– El análisis de los errores sistemáticos es un procedimiento de gran valor para la comprensión de los procesos y estrategias de pensamiento de los sujetos, ya que, como expresa Riviére (1990): “muchas veces son las únicas ventanas por las que podemos ver las mentes de los alumnos” (p.116). En este sentido, permite al profesor detectar reglas o estrategias incorrectas que tiene su origen en procedimientos viciados, inventados para resolver situaciones nuevas para las que no tienen respuesta.
– Finalmente, desde la psicología cognitiva, la persona humana no se entiende solamente como un procesador activo de información sino que en su comportamiento influyen igualmente las emociones, los intereses, los afectos y las relaciones sociales.
Los principios que todo profesor debería tener en cuenta como guía de actuación son (Defior, 2000):
– Concentrarse en estimular el aprendizaje de relaciones.
– Concentrarse en ayudar a los niños a ver conexiones y a modificar sus puntos de vista.
– Planificar la enseñanza teniendo en cuenta que el aprendizaje significativo requiere tiempo.
– Estimular y aprovechar la matemática inventada por los propios niños o matemática informal.
– Tener en cuenta el nivel de desarrollo y la preparación de cada individuo.
– Utilizar el interés natural de los niños por el juego.
Fuente artículo: http://www.isep.es/actualidad-educacion/discalculia-versus-dificultades-de-aprendizaje-en-las-matematicas/#more-8370