En efecto, los días previos al inicio de clase siempre invita a reflexionar sobre la práctica docente y la educación. La educación formal que ya pocos niegan y que persiste en una crisis aguda y crónica.
Muchos afirman que tal crisis es reflejo de la crisis civilizatoria global impactando en los procesos enseñanza –aprendizaje en todos los niveles y modalidades. Sin embargo, estamos obligados a buscar y encontrar algunas respuestas, no hablamos de soluciones porque éstas están en manos de los decisores políticos-institucionales.
Consideramos entonces, en esa línea, abrir diálogos pedagógicos, reflexiones, para la transformación social, porque entendemos y asumimos esa crisis civilizatoria, a la que se le debe aportar pensamientos y experiencias que inviten a innovar, a transformar.
La generosidad de los espacios virtuales y demás que permiten publicar nuestras ideas y opiniones pretendemos que se constituyan de hecho en plataformas nacional e internacional para el debate y la reflexión.
Reflexión que nos es dable abrir y ampliar tanto como podamos desde nuestras prácticas y las peculiares realidades en nuestra condición de maestros/as, educadores social e intelectuales comprometidos.
Planteamos ante todo el diálogo como acción que desconozca preámbulos o mecanismos cerrados que entorpezcan la puesta en marcha al abordaje de diferentes miradas y prácticas y en tales momentos fluya ya la construcción de una pedagogía para la transformación social.
La centralidad es el aula. Es el ámbito del encuentro con realidades que socavan las rigideces de la agenda formal. Allí se abre el espacio donde debemos desafiarnos como educadores e intentar la puesta en escena la libertad de enseñar y la libertad de aprender.
La pedagogía cooperaria, a la que hemos llegado después de recorrer muchos caminos consuetudinarios, se nos presentó con todo su esplendor al descubrir su esencia, la génesis de la cooperación como fenómeno económico-social en su faz educativa. Desapartándonos de la pedagogía liberal aprendida en los Institutos de formación docente.
La teoría y la práctica son elementos inseparables en la pedagogía cooperaria, es que ellas se nutren mutua e incesantemente y en ese quehacer educativo ceden los estrechos muros de la escolaridad y van al encuentro de padres, vecinos, organizaciones, quienes se suman a los diversos proyectos productivos que se encaran.
Los ejes temáticos cooperarios, como historia, doctrina, organizativo, legal y metodología se entrecruzan cómodamente con las diversas asignaturas y le otorgan a la construcción y emponderamiento de saberes una perspectiva integral e integradora para prácticas de una educación para el desarrollo de potencialidades personales y grupales y de comunidades.
Así, la pedagogía cooperaria abre horizontes tan amplios como pretendan sus practicantes en esa mirada, necesariamente, cuestionadora a la injusta sociedad actual para su mejoramiento.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!