En el caso de Estados Unidos, la educación pública se encuentra en riesgo. Tras una reñida votación en el Senado se confirmó el nombramiento de la candidata de Donald Trump, Betsy DeVos, para dirigir el Departamento de Educación.
El hecho ha provocado el rechazo de no solo del Partido Demócrata, sino también de gran parte del sector académico estadounidense, por ser poco calificada y por sus ideas contrarias a la educación pública y en favor de su privatización.
¿Adiós a la educación pública?
Sectores políticos de Estados Unidos han señalado que Betsy DeVos es una defensora de «desvincular al gobierno en la educación de los niños”. Tan solo en el estado Michigan, la nueva funcionaria de la administración de Trump logró que el 80 por ciento de los establecimientos educativos funcionen con el sistema “chárter”, es decir, administradas por compañías privadas.
El sistema que defiende DeVos se basa en el esquema de cupones o llamados “voucher”, a través de los cuales el Gobierno les paga a las familias de forma individual para que inscriban a sus hijos en escuelas privadas.
Según DeVos, la enseñanza escolar tendría “mayor control local y más atención a padres, estudiantes y maestros”.
Las escuelas «chárter» reciben fondos públicos, pero son establecidas por maestros, padres o grupos comunitarios fuera del sistema público educativo estatal y en algunos casos tienen dueños privados.
La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) ha dicho que el trabajo de la nueva secretaria de Educación estuvo orientado en promocionar las escuelas privadas y dañó a las tradicionales, sin tener en cuenta que la calidad de las públicas supera de lejos a las que ella promueve.
De acuerdo con Gerardo Blanco Ramírez, profesor e investigador de la Universidad de Massachusetts, en un artículo para la Revista Nexos, la crítica a este sistema radica en que canaliza fondos públicos al sector privado y puede resultar en el desmantelamiento de las escuelas públicas.
El Partido Republicano no obstante, apoya la medida porque ayudaría a debilitar a los sindicatos de maestros, es decir, ataca a los organizaciones de maestros e impone una agenda de mercado abierto en el ámbito educativo, según explica Ramírez.
Asimismo, críticos consideran que estas escuelas a menudo no están bien reguladas y en ocasiones tienen ganancias excesivas.
La Asociación Nacional de Educación, el sindicato de maestros más grande del país, dijo en un comunicado que DeVos «ha impulsado constantemente una agenda corporativa para privatizar y desprofesionalizar la educación pública«.
¿Podrá desarrollarse la propuesta?
En Estados Unidos, la educación y las escuelas públicas están bajo el control de los gobiernos locales y no del gobierno federal o nacional, por lo que el rol del presidente, el Congreso, así como el Departamento de Educación en dictar política educativa ese encuentra muy limitado.
Sin embargo, el Gobierno de Washington dirige miles de millones de dólares cada año a los gobiernos locales, con lo que se podría fomentar cambios en la política educativa.
La agenda educativa propuesta por el Gobierno de Donald Trump pone en peligro la educación y formación de millones de ciudadanos estadounidenses, ya que disminuiría la asignación de recursos a la escuelas públicas e incrementaría la desigualdad social en el país.
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