España/09 marzo 2017/Fuente: Blog.tiching
¿Qué es más conveniente: cambiar el mundo para cambiar la educación o cambiar la educación para cambiar el mundo?
Yo creo que son dos cosas que interactúan. No podemos dejar que se haga primero una para hacer luego la otra, ya que están relacionadas. Es imposible pensar que la educación no tiene nada que ver con el entorno, con el lugar donde se desarrolla, y que cambiará por sí sola. Creo que hay que pensarlo de forma global.
El sistema educativo en nuestro país siempre está en constante debate sobre su futuro. ¿Hacia dónde cree usted que se dirige la educación?
No es fácil responder. Yo creo que hay cambios que se están produciendo y otros que se adivinan. A lo largo de la historia ha habido muchos momentos en que la gente pensaba que todo estaba cambiando dramáticamente y luego no ha sido tanto, y momentos en los que apenas percibimos los cambios y estos, finalmente, han resultado sustanciales para el individuo. No es fácil apreciar qué es lo que tendrá un mayor impacto, pero algunas cosas sí se pueden adivinar que pasarán. Por ejemplo, todo lo que está relacionado con las tecnologías, porque están cambiando nuestras vidas y, por extensión, nuestra educación.
¿Qué más tendencias podemos apuntar?
Hay otra tendencia que se está produciendo y es la necesidad de aprender a lo largo de la vida. La formación ya no puede seguir siendo rígida, es un fenómeno más diverso, pero esta necesidad también obliga a que el sistema regular vaya cambiando. Deben revisarse los modos de organización tradicional, como que los alumnos y alumnas estén agrupados por edades. Es preferible tener grupos mezclados de edad con más de un profesor, ya que los espacios ya no son tan rígidos como hasta ahora. Este ejemplo es algo que ya se está produciendo en algunos centros, tanto públicos como privados.
¿Cuáles cree que deberían ser los principales ejes de este cambio?
El eje principal debería ser que la formación sea un proceso continuo que empieza desde las edades más tempranas y sigue a lo largo de la vida. Sí que puede haber un momento en el que la escolarización sea común para todos, pero también será oportuno que en otros momentos haya mayor flexibilidad en la formación. No me extrañaría que en el futuro apreciemos una pérdida de la rigidez, y que se abran vías de formación más plurales.
¿Y qué valores cree que van a encabezar este cambio?
Por un lado, todos reclamamos desarrollar la solidaridad, la igualdad, la equidad… Pero al mismo tiempo el mundo en que vivimos desarrolla muy fuertemente valores como la individualidad, algo que va en contra de los primeros conceptos que hemos mencionado. De esta manera, estamos viviendo una situación de conflictos de valores, ya que, en la práctica, aquellos que no aprobamos rigen la conducta de muchas personas.
¿Qué agente social cree que debe liderar este cambio: los docentes, los gobiernos, las empresas?
Yo creo que es una tarea común en la que cada uno tiene su espacio. El problema está en que, a veces, se confunden estos espacios. En España, por ejemplo, hemos tenido siempre una imagen un poco irreal de que los cambios deben venir de las leyes y las regulaciones. Sería absurdo que un ministerio tenga que intentar gobernar el cambio hasta sus menores detalles, porque eso al final es competencia de los docentes. Pero también sería absurdo que sólo se pensase en la acción interna de la escuela para llevar a cabo cambios, porque estos están ligados a procesos sociales más amplios en los que intervienen otros factores.
¿Por ejemplo?
El tema de los horarios escolares. Seguramente la visión que tiene el profesorado y la sociedad es muy diferente, pero en este caso sería absurdo que la visión a tener en cuenta fuera la interna del centro, ya que no existiría un consenso con la sociedad. Hoy en día la escuela no sólo enseña unas materias, sino que tiene una tarea de cuidado de la infancia y desarrollo más amplio. Es demasiado simple decir que un solo agente debe liderar el cambio. Lo difícil es que cada agente encuentre y respete su campo de batalla.
Algunos países que solemos señalar como modélicos tienen sistemas muy rígidos. ¿Qué opina al respecto?
Yo creo que los sistemas educativos deben cambiar porque responden a sociedades que también cambian, y lo hacen a una velocidad, a veces, desmesurada. No puede ser que un sistema educativo sea igual que hace 50 años. El tema es ver qué tipo de cambios se pueden introducir y qué estabilidad se da a esos cambios.
Sí es un problema que se den vaivenes excesivos pretendiendo dar un sentido distinto a la escolarización de una forma o de otra. La clave está en el consenso social que existe sobre la función y el sentido de la escolarización.
En cuanto a sistemas de evaluación de sistemas educativos, en España nos regimos mucho por los informes PISA, ¿es una buena herramienta?
Sí, si se utiliza correctamente. PISA se concibe como una herramienta para saber el nivel de formación de los estudiantes antes de que terminen la escolarización obligatoria, como un instrumento comparativo entre sistemas educativos diferentes. Para esto sí que vale. Pero no vale para decir qué hacemos bien o mal o para saber qué se puede mejorar. Los estudios son de correlación, no causales. Yo creo que el problema que tiene PISA es que se ha absolutizado y se toma como si fuera la única referencia para valorar los sistemas educativos.
¿Cómo evaluaría usted la eficacia de un sistema educativo?
Viendo en qué medida alcanzamos los objetivos que nos hemos marcado. Los objetivos que nos marcamos deben ser de distinto nivel y de distinto tipo. Hay algunos elementos en los que todos estamos de acuerdo, como en que los estudiantes deben aprender una serie de técnicas instrumentales básicas y una serie de contenidos que les ayuden a situarse en el mundo y a dar respuesta a las situaciones que se les plantean. Pero cuando aterrizamos en los detalles se evidencian las diferencias.
¿Y para evaluar la eficiencia?
La eficiencia se debe medir según los recursos que se tienen. No se le puede pedir peras al olmo ni pretender alcanzar unos objetivos con unos recursos limitados como los que a menudo nos encontramos.
¿Se está escuchando a los docentes en los procesos de cambio del sistema educativo?
Yo creo que sí se les escucha, pero los docentes tienen, o tenemos, la sensación de que se nos escucha menos de lo que se debiera. Si indagas en la visión de la sociedad, la gente suele responder que no está contenta con el sistema educativo, pero con los profesores sí. Se tiene una consideración positiva de ellos. Pero es absurdo que sean ellos solos quienes dicten las políticas educativas que un país debe desarrollar, porque existen muchos más factores que intervienen.
¿Qué papel cree que tendrán los profesores en las aulas del futuro?
El profesor al que estábamos acostumbrados, que era el especialista en la materia y que tenía que motivar a sus alumnos haciendo interesante el contenido, va a tener que cambiar su modo de enseñar. Hace un siglo el profesor era la fuente del conocimiento, hace unas décadas era el que guiaba a los estudiantes entre las fuentes de conocimiento, que eran los libros y demás. Hoy en día el conocimiento está por todas partes, y es muy importante que el profesor no sea sólo la persona que sepa muchas ciencias, sino que les ayude a que sean capaces de distinguir la fiabilidad de la información, que le haga desarrollar un sentido crítico. Su tarea se hace más compleja: no se trata únicamente de transmitir información, sino que debemos ayudar a los estudiantes a moverse en un mundo en el que el conocimiento está diseminado y accesible.
Y las tecnologías, ¿qué papel van a jugar?
Juegan en todo, van a tener papel en todo. Nuestra vida está cambiando de forma tan intensa y a veces sin darnos cuenta, que es algo imparable. Las tecnologías transforman tanto la sociedad que es imposible no dar por sentado que cambiarán la educación. No tiene sentido que lleguemos al aula y prohibamos a los alumnos que utilicen sus teléfonos.
No puedo definir cuál será el papel definitivo que jugarán, pero que serán transformadoras es seguro.
Fuente: http://blog.tiching.com/alejandro-tiana-la-formacion-no-puede-seguir-siendo-rigida/