Asia/China/30 Abril 2017/Fuente: elperiodicodemexico/Autor:JMRS
Los estudiantes de la Escuela Secundaria No. 1 de Yuzhou, en el centro de China, se refieren a ellas simplemente como “las cámaras”.
Cuando suena la primera campana, antes de las 7:00, cobran vida los lentes de ojo de pez y comienzan a transmitir en vivo: muestran cuando los estudiantes se sientan en sus escritorios y miden ángulos geométricos, toman notas o dormitan durante los descansos. En poco tiempo, miles de personas —no solo padres y maestros— están viéndolos en línea y ofreciendo comentarios.
“¿Y este chico qué está haciendo? Ha estado mirando a su alrededor sin hacer nada, como león enjaulado”, escribió un usuario. “¡Este está jugando con su teléfono!”, agregó otro, y publicó una captura de pantalla.
Transmitir en vivo se ha convertido en un fenómeno cultural en China. Ahora la obsesión del país con el video en directo ha invadido sus escuelas, y no todos están contentos.
“Lo odio”, dijo Ding Yue, una estudiante de 17 años de la secundaria Yuzhou No. 1, en Xuchang, una ciudad en la provincia de Henan. “Siento que somos animales del zoológico”.
Miles de escuelas —públicas y privadas, desde el jardín de niños hasta la universidad— apuestan a que la supervisión las 24 horas del día, incluso por parte de extraños, ayudará a motivar a los estudiantes.
“Cuando les dices: ‘Es posible que tus padres estén vigilándote’, es como una espada que cuelga de un hilo sobre sus cabezas”, dijo Zhao Weifeng, director de una escuela privada en la provincia oriental de Jiangsu, que el año pasado instaló cámaras en sus salones de clase. “Tener vigilancia hace que los niños se comporten mejor”.
Los funcionarios escolares también ven a las cámaras como una forma de volver una actividad colectiva la tarea de atrapar a los alumnos que se portan mal. Los padres usan las transmisiones para supervisar el progreso académico de sus hijos y averiguar un poco sobre sus amistades y romances. Pero muchos estudiantes ven la transmisión en vivo como una intrusión. La situación ha provocado un debate sobre la privacidad, la ética educativa y los peligros de la sobreprotección parental.
Algunos expertos advierten que la transmisión en vivo desde las escuelas volverá todavía más susceptible a la vigilancia a una juventud china ya acostumbrada a la extensa censura de la nación y al uso de cámaras de seguridad en las calles y al aire libre.
“Los salones de clases son espacios cerrados, por lo que las actividades de los estudiantes como leer y comer bocadillos deben ser consideradas privadas”, dijo Han Xiao, un abogado de Pekín que se ha pronunciado en contra de la transmisión desde las aulas. “Vivir bajo la vigilancia y el miedo dañará el potencial de los estudiantes para crecer”.
Según Xiao, muchas escuelas operan las cámaras sin el consentimiento de los padres y estudiantes.
Varios institutos anunciaron que finalizarán las emisiones tras la reciente publicación de un artículo crítico en The Beijing News. Pero otras miles optaron por permanecer en línea y siguen atrayendo a una audiencia diaria de cibervigilantes dispuestos a reportar a los estudiantes que se distraen y a los profesores que consideran laxos.
El Deep Blue Children Robot Center, una red de programas de tecnología con sede en Pekín, incluso señaló que ha convertido la transmisión en vivo en una parte central de su modelo de enseñanza. “Una persona noble no debería tener nada que ocultar”, dijo Jiang Jifa, especialista en computación y cofundador de la red. “Todos ellos necesitan ser capaces de presentarse ante el público, postularse a un cargo y recibir la atención del país y el mundo”.
En el implacable sistema educativo de China, la transmisión en vivo también ha encontrado evangelistas entre los padres obsesionados con las calificaciones de sus hijos y las escuelas que pretenden mejorar el rendimiento académico. “Ayuda a los estudiantes a pasar su tiempo más eficientemente y entrar en las universidades de sus sueños”, escribió recientemente el padre de un alumno de la secundaria Yuzhou No. 1 en un foro en línea.
Las cámaras web han demostrado ser especialmente populares en los internados rurales, donde los profesores dicen que la transmisión en vivo puede ser un vínculo vital entre los hijos y sus padres, a menudo inmigrantes que trabajan en ciudades a cientos de kilómetros de distancia.
China no es la primera nación en utilizar cámaras conectadas a internet en las aulas de clases. Las escuelas privadas y las escuelas charter en Estados Unidos han experimentado con circuitos cerrados para impedir el crimen y la mala conducta durante los últimos años. El Reino Unido está poniendo a prueba que los profesores usen cámaras corporales, en parte con la finalidad de recabar pruebas para las audiencias disciplinarias de ciertos estudiantes.
Pero los críticos dicen que las escuelas chinas han adoptado la tecnología de transmisión en vivo a una escala inaudita y con pocas de las protecciones de privacidad vigentes en otros lugares.
Deng Xu, cuya hija asiste a una escuela preescolar de élite en Pekín, dice que comprende el deseo de mantener vigilados a los hijos y a sus profesores en la escuela, sobre todo cuando son muy jóvenes. Pero considera que en algún momento los padres deben dejarlos libres.
“Es triste que te vigilen todo el tiempo”, dijo. “Los padres necesitan aprender a ser más laxos”.
Las transmisiones en vivo están a la vanguardia del entretenimiento en China, pues convierten en estrellas a la gente común que usa sus celulares para transmitir sus comidas, monólogos francos sobre el significado de la vida y tutoriales sobre temas como la aplicación de maquillaje y la reconstrucción de automóviles.
La industria creció más del doble en 2016 y se espera que genere 5000 millones de dólares en ingresos este año, en gran medida a través de la venta de regalos virtuales, según Credit Suisse. Pero la regulación ha resultado difícil para el gobierno chino.
En la secundaria Yuzhou No. 1, que comenzó la transmitir sus clases en vivo a fines del año pasado, los estudiantes dicen en broma que su escuela debería llamarse “Prisión Yuzhou No. 1″.
Por teléfono, varios dijeron que no estaban cómodos con la idea de que cualquier persona con conexión a internet pueda ver sus discusiones en clase. Para evitar la mirada de la cámara, a veces se congregan en un punto ciego cerca del frente del salón de clases, dijo una estudiante, Li Li. “Quién sabe si hay psicópatas que ven la transmisión”.
Ding Yue, el estudiante de 17 años que dijo sentirse como un animal de zoológico, contó que la transmisión en vivo también ha contribuido al acoso escolar, pues molestaron a un estudiante después de que sus compañeros leyeron que un comentarista en línea se había burlado de su apariencia.
“La mayoría de los estudiantes quieren hablar y defenderse por sí mismos, pero no tenemos el poder”, respondió ante la pregunta de si los estudiantes se habían quejado con la escuela. “Es asunto de adultos. No se nos permite hablar al respecto”.
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