Las recetas del Premio Nobel de Química Mario Molina para combatir la contaminación en Ciudad de México

11 Junio 2017/Fuente: BBC Mundo /Autor: Alberto Nájar

Ciudad de México libra una batalla que creía haber ganado: contener la contaminación ambiental.

Después de ser considerada en los años 80 una de las urbes con más polución en el planeta, la aplicación de una serie de medidas redujo drásticamente la emisión de contaminantes.

Incluso organismos internacionales la mostraron como un ejemplo exitoso en el cuidado del medio ambiente.

Ya no más. El año pasado y este 2017 la capital mexicana padeció las jornadas de contingencia ambiental más prolongadas de la historia reciente.

Durante 6 días en mayo pasado se restringieron las actividades en la ciudad, al rebasarse los límites máximos de contaminación por ozono y partículas suspendidas.

Millones de automóviles se quedaron estacionados. Decenas de empresas y gasolineras suspendieron sus operaciones.

¿Qué sucedió? ¿Por qué la capital mexicana dejó de ser un modelo en combate a la contaminación?

En conversación con BBC Mundo el ganador del premio Nobel de Química en 1995, Mario Molina, apunta a varios elementos que provocaron las actuales crisis ambientales.

Y también señala algunas propuestas para solucionarlas.

Errores oficiales

Parte del problema es el aumento del parque vehicular, que actualmente supera los 5,5 millones de automóviles.

Además, el cambio climático elevó la temperatura promedio de la región, lo que impulsa la formación de ozono.

En 2016, por ejemplo, se presentó un fenómeno meteorológico que ocurre de manera cíclica, cada 8 o 10 años, y que prácticamente paraliza el movimiento de aire en la región.

Eso provocó que, en las recientes contingencias, los contaminantes quedaran estancados en Ciudad de México.

Pero más allá de las causas naturales y el aumento de vehículos, las autoridades tomaron decisiones “erróneas”, dice el científico, para decidir el momento en que se restringen actividades por los contaminantes.

«Puede empeorar»

Hasta agosto de 2016, se decretaba una pre contingencia ambiental cuando el nivel de ozono y partículas suspendidas llegaba a los 150 puntos del Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (Imeca).

En este punto el gobierno suspendía la construcción de obras públicas y actividades que provocaran contaminación, como reparar calles con asfalto.

Si la polución aumentaba hasta 200 puntos de Imeca se restringía la circulación vehicular.

Ahora las contingencias se decretan desde el primer momento. Y eso redujo su impacto en la población.

«Desde mi punto de vista fue un error, redujeron demasiado el nivel al que se disparan las contingencias«, le dice Mario Molina a BBC Mundo.

«El chiste es alertar a la sociedad de que todavía hay problema y es importante seguir mejorando la calidad del aire».

Por lo pronto el Nobel propone una serie de acciones, algunas drásticas e impopulares, para mejorar el medio ambiente de los 20 millones de habitantes de la Megalópolis.

Y advierte: «Si no hacemos nada la situación puede empeorar y entonces habrá que tomar más medidas».

Menos autos, más transporte público

La mayor contaminación en el Valle de México proviene de los automóviles particulares, generalmente utilizados por una sola persona en cada viaje.

Así, una de las acciones fundamentales es encarecer el uso de los autos a través de mayores impuestos por circular, o aplicar tarifas elevadas por estacionar los vehículos en algunas zonas urbanas.

Encarecer el uso del automóvil funciona en países como Reino Unido o Francia, donde muchos prefieren utilizar el transporte público para moverse.

Pero esta medida difícilmente funcionará sin un sistema de transporte público eficiente y seguro, «de primera calidad», dice Molina.

El científico y el centro de estudios que dirige y que lleva su nombre, proponen que aumente en 40 kilómetros cada año la red de transporte en la región.

No es sencillo. «El 70% de la gente se mueve en transporte público, quizá más de cinco y medio millones de personas que es muchísimo», explica.

De esa cantidad por lo menos el 60% utiliza las redes concesionadas, es decir personas que conducen vagonetas o autobuses viejos, algunos incluso con 20 años de antigüedad.

Para combatir la contaminación es necesario cambiar esa flota de vehículos por otros más nuevos.

Un proyecto a mediano plazo, pero mientras tanto hay pocos incentivos entre los capitalinos para usar autobuses o el Metro en sus traslados.

«Desgraciadamente el transporte público no es de primera, no hay un incentivo claro para usarlo al momento de ir a trabajar, como es el caso en algunas otras ciudades», reconoce Molina.

Crecer hacia arriba

Millones de personas invierten un promedio de 3,5 horas al día para trasladarse a sus centros de trabajo.

Es una de las consecuencias del crecimiento desordenado de la capital mexicana que por décadas se expandió en municipios vecinos.

El problema es que muchos trabajan en Ciudad de México y llegar a sus empleos implica, además del tiempo de traslado, moverse en autos o autobuses que contaminan.

Mario Molina cree que parte de ese problema puede resolverse si se ordena el crecimiento de la megalópolis, de tal manera que se eliminen los traslados excesivos como ahora ocurre.

Es decir, que las personas vivan más cerca de sus centros de trabajo.

Así, la propuesta es aumentar la construcción de edificios de departamentos, y reducir la edificación de casas en la región.

«Es crecer más hacia arriba que de lado», explica. «Mantener esa alta densidad poblacional con todos los servicios, pero eso necesita un plan que se pueda articular».

«Hay que hacer un plan de desarrollo urbano, tener un mapa muy claro de dónde debe crecer la ciudad y dónde no puede ir ni siquiera hacia arriba».

Controlar la industria y combatir corrupción

Desde los años 90 se estableció la restricción de circular por un día a una parte de los automóviles que se mueven por Ciudad de México.

El programa se llama Hoy no Circula y una de sus condiciones es que se revise periódicamente las condiciones de cada vehículo.

Se establecieron, además, algunas clasificaciones según la antigüedad y el estado del motor de cada uno que se resume en una etiqueta adherida al auto.

Los más antiguos o contaminantes deberían permanecer estacionados por lo menos 2 días, en caso de contingencia ambiental.

Pero la decisión de quienes deben suspender su circulación quedó en manos de centros de verificación, donde según autoridades en algunos casos se autorizaron permisos de circulación diaria a vehículos que no cumplían con las normas ambientales.

Eliminar estas prácticas de corrupción es parte de la estrategia para controlar la contaminación en Ciudad de México, señala el Nobel.

Y un elemento adicional: la revisión de contaminantes debe incluir, fundamentalmente, a las grandes empresas en municipios vecinos, sobre todo del Estado de México.

De acuerdo con el Centro Mario Molina una parte fundamental de la contaminación que se concentra en la capital proviene de industrias y transporte público de esa entidad.

Y para combatir la polución en la capital mexicana se necesita, obligadamente, controlar a los vecinos.

Fuente de la noticia: http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-40118478?SThisFB

Fuente de la imagen: https://ichef-1.bbci.co.uk/news/624/cpsprodpb/7A43/production/_96299213_40118478.jpg

Comparte este contenido: