Por: Beatriz Villarreal
Jacques Delors en el libro “La educación encierra un tesoro” publicado en español en 1998, hace nueve años, -2017- desarrolla un discurso educativo novedoso y profundo necesario para el siglo XXI para una gran cantidad de miembros de la UNESCO que son las voces de países y comunidades que necesitan renovar y transformar la educación, desde la perspectiva de las ciencias humanas y de la interdicisplinariedad por la complejidad y el protagonismo que cada vez más adquiere la educación dentro de la globalidad como la característica esencial del mundo actual.
La educación requiere de conocimientos provenientes de la filosofía, las ciencias y la cultura para dar respuestas y lograr el impacto que las sociedades vienen reclamando desde hace varias décadas. Con los planteamientos de Delors y sus conceptos es posible afirmar que éstos rápidamente tomaron fuerza en muchos países democráticos conscientes de la importancia de estos cambios para sus sociedades.
Diez años después son parte de la institucionalidad y de la fortaleza de las políticas educativas. Muestran buenos resultados producto de la incorporación, en muchos países, de programas regionales para desarrollar y evaluar los aprendizajes y los resultados obtenidos. Contrariamente en Guatemala, al ser un país donde la educación históricamente, sobre todo en los últimos 20 años, no ha tenido el reconocimiento ni la importancia requerida para su modernización y reproducción socioeconómica. Las novedades educativas llegan muy tarde o son aplicadas décadas después. Esto no hace posible obtener los resultados esperados como en los países que si han realizado los cambios necesarios.
En el país no se discute la importancia, contenido, ni posibilidades para fortalecer el sistema educativo, profundizando cada vez más sus rezagos. Su impacto es negativo. La educación en las sociedades democráticas fortalece el conocimiento y las tendencias igualitarias y democráticas. El que gana es todo el país, al generar mayores cantidades de personas formadas, útiles para el desempeño de competencias básicas de la sociedad, para continuar y mejorar la calidad educativa, la institucionalidad y el reconocimiento de lo educativo como un aspecto central. Procesos novedosos que apenas se están comenzando a digerir en países como Guatemala, al ser escasamente tomados en cuenta por la dirección educativa y por algunos educadores a nivel individual, en su labor docente.
Además en muchos casos esta propuesta educativa recibe mala prensa con críticas que hacen algunos grupos con interpretaciones sesgadas de lecturas que hacen de artículos publicados en revistas. Son retomados por profesionales poco conocedores de estos temas y de las perspectivas que ofrecen a las sociedades estas alternativas reales, para resolver sus déficits y realizar procesos educativos, sociales y económicos que significan cambios profundos y de fondo, no instrumentales.
Los planteamientos sobre la educación, formación, conocimiento y aprendizaje se tienen que tomar en cuenta. Sus contenidos son de gran actualidad y novedad, especialmente en aspectos tan específicos como es en lo referente a las competencias educativas. Esta teoría es una propuesta y un contexto teórico-práctico para estos cambios.
Fuente: http://s21.gt/2017/07/31/las-competencias-sociales-educativas/