Por: Mundo Obrero. 11/04/2018
Cuando España se incorpora al Espacio Educación Superior de Europa, en los años de la organización contra el Plan Bolonia, se extiende la presencia de las prácticas en los planes de estudio. Es en este momento cuando aparecen la diferenciación entre prácticas extracurriculares y curriculares con el Estatuto de las estudiantes.
En pleno contexto de crisis, surgen las prácticas no laborales en empresa, una nueva figura alejada de las prácticas externas en universidad. Se configuran pues 3 tipos de prácticas no laborales en el sistema universitario español.
La función ideológica de la universidad respecto al sistema educativo en el capitalismo desempeña tres funciones principales: en primer lugar, la cualificación de la futura mano de obra, en segundo lugar, la producción y transferencia de conocimientos y en tercer lugar, la reproducción ideológica capitalista y patriarcal. Las prácticas en la universidad sostienen pues, las mismas características, pero acentuadas.
Las practicas suponen nuestro primer contacto con el mundo del trabajo asalariado y éste está completamente aislado de derechos y con un nulo contacto con el sindicato de las trabajadoras en la empresa. Es decir, supone la subordinación a los códigos del sistema productivo capitalista, junto la segregación por sexo por ramas de conocimiento y puestos de trabajo.
Las prácticas en las sucesivas adaptaciones del modelo productivo, ha cumplido la misión de asegurar una mano de obra totalmente gratuita con una gran flexibilidad de adaptación, es un completo proceso de alienación en el que realizamos prácticas para realizar un mejor trabajo para los dueños de producción.
La mayoría de los hijos, pero sobre todo hijas de la clase trabajadora no pueden permitirse la realización de prácticas universitarias sea éstas cuales sean puesto que generalmente las prácticas se realizan a tiempo completo y en adición al horario lectivo. Esto hace imposible compatibilizar y conciliar estudios, familia y cargas de cuidados y trabajo; suponiendo una expulsión de las estudiantes en estas circunstancias de cualquier tipo de prácticas, ya que trabajamos para pagarnos los estudios.
También se produce una privatización exógena de la educación pues la empresa privada gana presencia y en ocasiones gestiona directamente este tipo de prácticas.
Nuestra propuesta para el debate: apostar por la máxima laboralización de las prácticas. Es necesaria la eliminación de las prácticas extracurriculares y la eliminación de las prácticas no laborales en la empresa, pasando a regulación propia de un contrato laboral, el contrato de prácticas que se encuentra regulado en el estatuto de las trabajadoras. Esta regulación siempre ha de aspirar a que el reconocimiento de la relación laboral vaya acompañado de una remuneración y derechos de la estudiante, que entra en el mundo del trabajo, totalmente dignas.
A su vez, esta propuesta ha de ir acompañada con la defensa inevitable de la industrialización y cambio de modelo productivo bajo los principios que plantean tanto UJCE como PCE.
Por último, es necesario que cualquier regulación se adapte a la conciliación de la vida estudiantil, como trabajadora y como integrante en una vida familiar; así que debemos aprovechar el debate que se abre para exigir también tiempo parcial en las prácticas, así como otras herramientas facilitadoras.
Fotografía: La Comarca de Puertollano