Redacción: El Tiempo
María Perceval, directora regional de la organización, dice que Colombia no es ajena a esa realidad.
Para María Perceval, directora regional de Unicef, este tema es preocupante e insta a los gobiernos a crear estrategias que permitan disminuir ese flagelo.
La especialista habló con EL TIEMPO, pues está de visita en Colombia, más exactamente en Manizales, para participar de la tercera versión de la Bienal Latinoamericana y Caribeña de Infancias y Juventudes.
¿Por qué Latinoamérica en la región más violenta para los niños, niñas y adolescentes?
Avergüenza repetirlo y reiterarlo, pero América Latina y el Caribe son las regiones más desiguales del mundo, que a su vez, desiguala a sus niños y niñas. Y esto va de la mano con que son los lugares más violentos para la niñez.
La evidencia da cuenta de una escandalosa cifra: uno de cada cuatro homicidios de adolescentes que se producen por día en el mundo, ocurre en América Latina. Para darnos una idea, la tasa de homicidio de un adolescente es cinco veces más alta en América Latina, que la media global. Esto significa que cada día 67 adolescentes, entre 10 y 19 años, son asesinados en las calles de Latinoamérica.
Pero la violencia no solamente se genera en las calles, también en las escuelas y en los hogares. En las casas de América Latina, uno de cada dos niños menores de 15 años son víctimas de castigo corporal en su hogar. Colombia no es ajena a esa realidad y debe trabajar para reducir esos índices.
¿De qué manera se puede reducir esas cifras?
Sabemos que los gobiernos deben garantizar un desarrollo infantil temprano e integral. Para ello se necesita crear servicios accesibles y pertinentes para niños de tres a ocho años.
Tienen que ser proyectos sociales, integrales y que no sean obstaculizadores de avanzar en la educación sino favorecedores de una experiencia educativa, positiva y constructiva.
Estamos decididos y comprometidos desde Unicef para generar un diálogo social y así descubrir qué está pasando. Estamos trabajando en un programa de prevención con las escuelas en la región y también en Colombia, para establecer una cultura de la tolerancia en donde sea posible reconocer al otro desde la biodiversidad del respeto.
¿Se necesitaría entonces una política de educación encaminada a disminuir esos casos de violencia?, ¿cómo ve a Colombia en ese aspecto?
Si se compara con los países de la región, Colombia, sin duda alguna, ha logrado universalizar su educación y elevar los índices de matrículas en la escuela primaria y en la secundaria. Sin embargo, la educación tiene muchos desafíos, sobre todo en el sector público, en donde se deben crear estrategias para encontrar espacios de aprendizaje y formación continua.
Además, hay que reducir los indices de deserción, pues cerca de 14 millones de niños y adolescentes están fuera del sistema educativa en América Latina y, de ese porcentaje, 10 millones abandonan la escuela secundaria.
Colombia ha hecho buenos esfuerzos, pero no debe bajar los brazos. Es necesario llegar a las poblaciones más marginadas, como los indígenas y los afrodescendientes.
¿La desigualdad también genera pobreza?, ¿cómo está la región en ese sentido?
En América Latina existen 193 millones de niños y adolescentes y, de esa cifra, 72 millones viven en condiciones de pobreza. No solamente estamos hablando de pobreza por ingresos, también de educación y de condiciones sociales.
Hace dos años, según las estadísticas de Unicef, la pobreza se situaba 70 millones y no entendemos qué sucede, pues en las últimas décadas América Latina y el Caribe habían podido disminuir la tasa de mortalidad materna y neonatal, lo que había ayudado a reducir los índices de pobreza e indigencia.
América Latina es la más desigual porque representa la más escandalosa concentración de la riqueza, bienes sociales, salud, educación y oportunidades. En este momento, la región pasa por un tiempo de incertidumbre, porque los gobiernos tienen que pensar cómo disminuir esas cifras y mejorar las oportunidades para los niños, niñas y adolescentes.