Estados Unidos: Portada de Time le recuerda al mundo lo difícil que es ser profesor

Redacción: Semana

“Tengo una maestría, 16 años de experiencia, dos trabajos adicionales y dono plasma sanguíneo para pagar las facturas. Soy un maestra en América” es la frase que abrió la portada del semanario estadounidense. ¿Cómo es la situación en Colombia?

“Deseo que las personas entiendan todo lo que se necesita para que un salón de clases funcione. La enseñanza es una ciencia y es un arte, y trabajamos muy duro para poder proporcionarle [educación] a nuestros estudiantes. Pero no nos pagan por el trabajo que hacemos. Entro a las 5 a.m. y salgo a las 4 p.m., y generalmente es porque tengo que ir a otro trabajo”. Este es el testimonio de Hope Brown, profesora de Historia de Estados Unidos, en la secundaria Woodford County, en Kentucky, y una de las trece historias que aparecen en la portada de la más reciente edición de la revista estadounidense TIME, dedicada a retratar cómo sobreviven los docentes con sus bajos ingresos y los esfuerzos que hacen para lograr cumplir con su trabajo.

El especial recogió las historias de docentes en Oklahoma, Carolina del Norte, Washington, Virginia, Nueva York, Texas, Los Ángeles y Michigan para hablar de un tema que ha sido coyuntura a lo largo de este año en la educación pública norteamericana: los profesores aman enseñar, pero no les pagan lo suficiente. La controversia se desplegó desde febrero de este año, cuando más de 20,000 maestros marcharon e hicieron huelgas en seis capitolios estatales para exigir aumento en los salarios, pero también beneficios y fondos para la educación pública.

Cómo la historia de Hope Brown, las otras que aparecen en esta portada reflejan la compleja situación de los profesores para sobrevivir. Otro ejemplo es el relato de NaShonda Coocke, profesora de Educación Especial en Carolina del Norte. “He enseñado por casi 20 años. Soy madre soltera, gano alrededor de 69,000 USD (más de 200 millones de pesos) al año, y todavía dependo de mi madre a veces. Solo queremos la cantidad adecuada que nos ayude a pagar nuestras propias facturas, y poder acudir al médico cada vez que necesitemos o nos hagamos cargo del mantenimiento del carro. Mi carro tiene una grieta en el parabrisas hace tres meses porque no puedo pagar el deducible de más de 200 USD en mi seguro del carro. Cuando pago todas mis facturas, no queda nada para ahorrar. Me aterroriza que no tenga nada que aportar a la educación universitaria de mi hija mayor”, expresó Coocke.

Pese a que el salario anual de esta maestra representa una cifra monumental, comparada con el pago que reciben profesores en otros países, el monto no subsana los gastos de su familia, entre varias cosas porque una de sus hijas sufre de autismo y necesita de atención y educación especializada. Los datos presentados por TIME muestran que los cerca de 3,2 millones de maestros de escuelas públicas de tiempo completo (en jardín, primaria y secundaria) están viviendo el peor estancamiento salarial desde 1990, según el Departamento de Educación (DOE, por sus siglas en inglés) de este país. La coyuntura es más bien el resultado de un caldo que viene cultivándose desde hace años.

Según la revista, en 2016 se registró que la remuneración anual promedio de un maestro fue de 38,617 USD (114 millones de pesos), 20% menos que el pago de otras profesiones que requieren un título universitario. Pero esto es solo historia reciente. A mediados de la década de 1800, John Swett, superintendente de instrucción Pública de California, lamentó que el trabajo intelectual de los docentes no fuera “tan bien pago como el del abogado, el médico, el clérigo o el editor”. Dos siglos después, los avances en esta materia son mínimos a los ojos de los maestros.

El tema no es ajeno a la opinión pública. Según una encuesta realizada por USA Today y publicada el 12 de septiembre, cerca del 60% de los estadounidenses reconocen que los profesores son mal pagos. Según TIME, pese que el Estado parece no generar acciones contundentes de apoyo a los maestros y la educación pública, la sociedad responde positivamente frente a sus peticiones. “Incluso en los estados conservadores, muchos votantes respaldaron los aumentos de impuestos para apoyar la educación pública, y llamaron a los legisladores a dejar de recortar los presupuestos escolares. Los fondos estatales para las escuelas públicas cayeron por un precipicio hace 10 años, cuando los estados devastados por la recesión recortaron los presupuestos de educación y recortaron los impuestos”.

Por todo esto, mientras avanza el año escolar, la oleada de protestas de los profesores también continua. Washington es uno en el que varios profesores están de nuevo en las calles, y en Virginia se está organizando una posible huelga estatal. Con estos actos, los profesores piden a gritos el financiamiento que desde hace años está en el limbo de la legislación estadounidense. Es una pelea que por ahora no acabará porque, al final, más allá de los salarios, lo que está en juego es la calidad educativa de los millones de niños norteamericanos.

TIME lo hace de nuevo

No es la primera vez que TIME se pronuncia sobre las necesidades de los docentes en Estados Unidos. En 2014 una de sus portadas se tituló Manzanas Podridas con el siguiente sumario: es casi imposible despedir a un mal profesor. Algunos millonarios encontraron, quizá, la forma de cambiar eso. La historia de esa vez hablaba de un esfuerzo por parte de reformistas escolares para reducir la protección laboral de los profesores y, por lo mismo, el poder de los sindicatos.

A diferencia de la publicada el 13 de septiembre, la edición de 2014 desató fuertes críticas por parte de los profesores y todo un movimiento público en el que los docentes desaprobaron la decisión editorial. “Suficiente es suficiente. Una portada que sugiera que los profesores deben ser aplastados está completamente mal” dijo una de las voceras de los docentes. La medida no solo generó furia en el cuerpo docente de ese país, sino que los llevo a recoger 100.000 firmas para que la revista se disculpara por las insinuaciones de esa edición.

Y otra edición en 2008 también hizo referencia al tema de los profesores poco cualificados para impartir sus clases. Cómo Arreglar los Colegios Americanos fue el título que acompañó un sumario en el que se mencionó a Michelle Rhee, la cabeza de las escuelas distritales de Washington de la época, como la mujer que podría transformar la educación pública y sacar a los profesores malos. Si bien la controversia que generó esta portada hace 10 años no pasó a mayores, hace parte de las incursiones del medio por tratar los temas educativos y darles la relevancia que merecen en la agenda pública.

La situación en Colombia

Aunque los alegatos de los profesores estadounidenses respecto a su salario responden a una situación particular de su país por los pocos avances que ha habido para llegar a una legislación que los cobije en términos económicos y que les otorgue beneficios por su labor, la realidad de esta profesión no es tan diferente de la de otros lugares del mundo, incluido Colombia.

Colombia, por ejemplo, cuenta con un denominado “escalafón docente” que estima el pago de los maestros dependiendo de factores como la experiencia, el nivel de estudios y las publicaciones realizadas en medios especializados. Los salarios de los profesores colombianos están entre 1’500.000 y 7’163.444, según el decreto 316 de 2018. Y los maestros cuyo salario depende del estatuto de 1979, es decir los profes más antiguos, ganan entre 2’790.000 y 3’750.000 al mes.

Por las condiciones económicas y el costo de vida de cada país, la realidad de los profesores colombianos es bastante diferente a la de los estadounidenses. En Colombia si un profesor hoy gana el salario máximo (para ello necesita tener más de 15 años de experiencia, maestría y doctorado), devengaría alrededor de 84 millones anuales, 30 millones menos que lo que ganaba al año un profesor estadounidense mal pago en 2016. En Estados Unidos, por supuesto, el costo de vida es más alto que en Colombia.

Aunque el salario de los profesores ha crecido en los últimos años, voceros del sector afirman que todavía no es proporcional ni equivale el trabajo que ejercen los docentes. Por ejemplo, a Carlos Enrique Rivas, presidente de Fecode, los salarios que reciben los profesores le parecen un sinsentido.

“Nosotros con el gobierno hicimos un acuerdo para una nivelación salarial que debe completarse el próximo año. Pero es que los salarios nuestros son muy bajos, si se tiene en cuenta que acá hay maestros que tienen licenciatura, especialización, maestría y doctorado. Acá se encuentran maestros que tienen 40 años de experiencia, especialización, maestría, doctorado y se están ganando 3’700.000 pesos. No alcanzan a ser más de 200 pertenecientes al estatuto 2.277 que se ganen 7’163.000 pesos. Por esto, si bien sí es un avance la nivelación salarial, nosotros creemos que los maestros merecen salarios proporcionales a los títulos obtenidos. No tiene sentido que un profesor pague 80 o 90 millones en una maestría y no tenga como recuperar la inversión en su formación”, expresa Rivas.

Diana Patricia Echavarría es profesora hace 20 años y comparte la visión del presidente de Fecode. Ella está en el escalafón 3C con maestría y está en desacuerdo con lo que ella y los del gremio ganan. «Me parece que nuestro salario no es acorde, no tanto por lo que hacemos, sino por la resposabilidad social que tenemos de formar a los jòvenes. No se nos reconoce en términos económicos nuestra profesión: nosotros nos pasamos toda la vida estudiando y por más que nos cualificamos, no alcanzamos a devengar lo que otros profesionales ganan. Y esas nivelaciones salariales se pactan al calor de un paro, por eso en este momento no sé que tanto se vayan a cumplir los términos de esa nivelación que se concretó con el gobierno pasado».

Carolina Meza, directora de Empresarios por la Educación, comparte la apreciación de que la remuneración de los profesores es baja para el mercado. Sin embargo, dice que el problema se debe mirar desde una perspectiva macro. «Se puede analizar desde diferentes maneras. Una de ellas es considerar el salario de enganche de los maestros. Ese salario inicial es más bajo versus el ingreso de ingenieros, arquitectos, médicos y científicos sociales y naturales. Pero la mayor diferencia de los sueldos según profesiones es el aumento: el salario de estos otros empleos crece con lo años mucho más de lo que crece el de los maestros. Además, la cantidad que pueden devengar tiene un tope máximo, que de por sí es bajo y que pueden alcanzar pocos docentes».

Como dijo Meza, el tema apunta a una cuestión de calidad en la educación: el salario es una de las variables determinantes para que las personas entren a la profesión. Entonces, en la medida en que no se aseguren este tipo de condiciones laborales, una profesión como la docencia será menos atractiva para los profesionales cualificados del mercado. A la par, hay más razones para que el sector y la sociedad en general demande salarios acordes al trabajo. «Va en la misma línea de lo que muestra la revista Time en su portada y es que uno quiere que los maestros se puedan concentrar completamente en su trabajo y no que estén preocupados por sus deudas o que tengan dos trabajos para poder vivir. Es muy fuerte e influye a que los niños no aprendan lo que deben aprender» dice Meza.

Sin embargo, Meza también argumenta que para entender la compleja realidad de los salarios docentes en Colombia, el análisis debe abordarse, desde lo macro:no somos un país rico. «No somos como Finlandia, nuestra riqueza no es tanta. Creo que debemos avanzar en la discusión y que los salarios de los docentes sean más altos. Pero el tema es ¿cómo hacemos para destinar más recursos del Estado para la educación?».

De 2017 a 2018 se incrementó en 1% la inversión en el rubro educación: Colombia pasó de destinar 35,4 billones de pesos a asignar 37,4 billones. De ese presupuesto, alrededor del 80% va para pagarle a los maestros y es, después del de Defensa, el sector económico social con mayor inversión. Todos estos números expresan que la tarea con la educación sí se está haciendo, pero no va a cambiar de un día para otro y, menos, satisfacer las necesidades de los docentes de inmediato.

La nivelación salarial y la inversión nacional solo resuelven uno de los varios problemas que enfrenta la educación pública en Colombia. Es un avance pues intenta que los profesores tengan un mayor nivel adquisitivo y mejores condiciones económicas. Sin embargo, es una discusión abierta y el camino todavía es largo en este país.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/portada-de-la-revista-time-sobre-lo-dificil-que-es-ser-profesor-en-estados-unidos/583419

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