¨Centro de educación inicial La Alquitrana¨: Modelo educativo venezolano de excepción

Por: Beatrice Sansó de Ramírez.

Porque los primeros 6 años de vida de un ser humano, son definitivos para delinear la personalidad de los hombres y mujeres del futuro de un país¨

En mi familia, la docencia se lleva en la sangre. Mis padres y hermanos son profesores universitarios. Y, en mi caso, ya como estudiante de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, fui preparadora de la materia ¨Derecho Penal I¨, para asistir al profesor Nelson Chacón. Luego, también de mi madre, la profesora Hildegard Rondón de Sansó, en ¨ Derecho Administrativo¨.

De ahí en adelante, dediqué buena parte de mi tiempo durante 30 años, a mis cátedras de Derecho Administrativo, tanto en mi Casa de Estudios, como en la Universidad Central de Venezuela.

Por eso, cuando en virtud del nombramiento de mi esposo como Ministro de Energía y Minas y Presidente de PDVSA, para evitar un eventual conflicto de interés con el ejercicio de mi profesión de abogado que había desarrollado exitosamente hasta la fecha, me vi ante la necesidad de dejarla, no pude sino considerar una bendición, saber que, podría ejercer otra forma de docencia, ocupándome de la ¨Fundación Guardería Infantil La Alquitrana¨ del entonces Ministerio de Energía y Minas.

Se trataba de la Escuela de Educación Inicial para los hijos de los trabajadores y trabajadoras de dicho organismo. Su nombre ¨La Alquitrana¨, derivaba del primer pozo de petróleo explotado comercialmente en Venezuela (estado Táchira).

Me encontré con una institución dejada a su suerte, que se mantenía sólo por el amor de su exiguo pero extraordinario personal.

Estaba ubicada en una casa vieja de una urbanización de Caracas, con sólo 70 inscritos, y de poca ayuda para los trabajadores del Ministerio.

Una vez planteada la situación de la Escuela a las autoridades, el Ministro, en especial, solicitó se le diera el mayor de los apoyos, bajo la premisa de priorizar siempre el recurso humano, sobre todo, en el área educativa.

Teníamos por delante un enorme trabajo.

Primero, tuvimos la suerte de ubicar a la excelente pedagoga, Lic. Ana Karina Requena, quien, no escatimó esfuerzos en acompañarnos paso a paso en nuestra tarea.

Esa Escuela debía ser todo menos ¨un depósito de niños y niñas¨, en el que este tipo de instituciones se convierte cuando existe sólo un interés mercantil. El reto, era construir un espacio para la educación infantil integral, desde lo sustantivo, con apego hacia lo identitario y sobre todo, a lo espiritual. Promover la creatividad, la imaginación, el aprendizaje a través del juego, de la pintura, del arte; la inteligencia emocional. Que los niños y niñas estuvieran bien alimentados, fueran felices, que aprendieran a partir del amor y la entrega de cada miembro del Pre Escolar. Que todo ello les generara confianza en sí mismos y en sus habilidades.

Ante todo, hicimos un llamado a concurso para contratar nuevas maestras, pues debíamos tener una por aula, mas dos auxiliares en la etapa de preescolar (de los 3 hasta los 6 años), y una maestra con cuatro auxiliares en la de maternal (de los 5 meses a los 2.11 años). Los salones de maternal, y ésto incluye los corrales y sillitas de comer, tendrían de 10 a 18 bebés, dependiendo del espacio. Y los de preescolar, un máximo de 24 niños o niñas.

Entrevistamos por escrito y en persona, a cada una de las docentes, para identificar su conocimiento de las técnicas docentes, también, les hicimos pruebas psicológicas, del manejo del lenguaje, de la tecnología, su nivel cultural, su sentido patrio desde la diversidad y, sobre todo, su motivación y cercanía hacia los menores. Debían ser ante todo, maestras de vocación.

Para la parte administrativa, contábamos con la mejor profesional que haya conocido. Nuestra querida señora Dalia, quien, durante mas de treinta años se ha entregado en cuerpo y alma a la institución, cuidando cada detalle en las cuentas que escrupulosamente lleva, para optimizar una a una las actividades diarias de la organización.

Como primer paso, rehabilitamos el inmueble, para ampliar espacios, abrir ventanales, construir una mejor cocina y comedor, colocar parques internos y al aire libre. ¡Recuerdo como hoy, las cajas que movimos y las paredes que personalmente pintamos!

Innovamos con la colocación de los ¨baby gym¨, de manera de promover el desarrollo psicomotor de los niños y niñas. Construimos un cuarto de música, otro de computación, un área para la nutricionista, una para la odontóloga, otras para la psicóloga y psicoterapeuta. Cada salón tendría la ambientación para el aprendizaje adecuado a las edades.

Nuestro Sistema Nacional de Orquestas, por convenio con nosotros, se encargaría de enseñar instrumentos musicales, teoría y solfeo. Tendríamos igualmente, clases de deporte. Y el inglés, era de obligatoria enseñanza.

Contaríamos también con terapistas ocupacionales, terapistas de lenguaje y lo mas importante, el contacto con nuestra cultura, nuestra música, bailes e historia patria, a través de las clases de tradición y la organización de los actos culturales de todo el año, así como, de la comparsa de carnaval llevada a la sede de las oficinas del ente de adscripción. También, incluímos educación ambiental y del amor a la naturaleza.

Para dormir, los niños oirían música académica, en especial, la de estilo barroco, Mozart y Bach, porque los estudios indican que con ella se genera un mejor desarrollo de la mente infantil.

Se incluirían niños y niñas de la comunidad, y también aquellos que necesitaran de apoyo específico.

Se desarrollarían proyectos relacionados con nuestra identidad y los avances en cultura, tecnología, economía y educación, con temáticas como: el ajedrez, el Satélite Simón Bolívar, la Faja Petrolífera del Orinoco, los animales en extinción, los pueblos indígenas, entre otros.

Nuestros niños y niñas ingresarían de primeros a la primaria.

Los padres debían recibir a diario el reporte de las maestras, y en especial, el menú de las comidas. A los niños se les serviría desayuno, almuerzo y merienda, en virtud de una dieta balanceada y bien presentada.

Adquirimos 20 unidades de transporte adecuadas para menores, incluso para bebés, y en cada una, habría 3 maestras responsables.

En poco tiempo, los trabajadores notaron el cambio. Fue grande el éxito, los comentarios, las felicitaciones de voz y por escrito, y por supuesto, la demanda se hizo intensa.

Los representantes nos pedían mas y mas cupos, por lo que, no escatimamos esfuerzos para satisfacer la demanda, siempre con la misma calidad. Llegó un momento que, era imposible evitar las largas colas desde tempranas horas para ¨tener la suerte¨ de obtener un cupo.

Así, inmueble que identificábamos que fuera de la titularidad del órgano o alguno de sus entes adscritos, que estuviere disponible y cumpliere las condiciones, lo convertíamos en una nueva sede. En varias, se aceptaban a los bebés desde los 3 meses. Allí, las instalaciones se hacían de forma especial para cubrir sus necesidades.

Debo comentar que, los días viernes, entre la clase de la Universidad Central y la de la Católica, me paraba de improviso para inspeccionar las sedes. La mayoría de las veces, encontraba a las maestras acurrucando o cantándole a los bebés canciones de cuna en el área de reposo, tan absortas, que no me atrevía si quiera a saludarlas.

Fuímos ubicando sedes para las oficinas mas lejanas de la empresa, incluso en áreas de las afueras de la ciudad, en espacios destinados anteriormente a reuniones ¨extra muros¨, con amplios jardines y espacios bucólicos.

Las guarderías mas nuevas se construyeron adecuándose a las reglas de la arquitectura ¨Bahaus¨, en la que los colores y formas se integran al espacio, para que pueda ser compartido de forma óptima, y la estética infantil abarque todos los ámbitos de la vida de cada niña o niño.

En el interior del país, sedes del Ministerio y de PDVSA solicitaron la extensión de la Guardería. Así, en Los Teques fue construida una edificación amplia y acorde a las condiciones ambientales, e igualmente, otra, en el segundo piso de PDVSA La Estancia en la ciudad de Maracaibo, en la casa ¨Las Laras¨, hermoso inmueble de estilo colonial antillano, donde la tradición zuliana la viven los infantes en cada uno de sus rincones. En el ¨Campo Guaraguao¨ de la ciudad de Puerto La Cruz también se remodeló y entregó una guardería acorde a nuestra ¨Alquitrana¨.

Ahora bien, cabe señalar que siempre existió una absoluta coordinación entre las distintas ¨Alquitranas ¨ y el cumplimiento armónico de sus objetivos.

Cuando nuestra ciudad sufrió la terrible vaguada de 2010, y las instituciones públicas recibieron la instrucción de recibir en su sede a los miles de refugiados generados por la misma, destinamos un área de la Planta Baja del Edificio de PDVSA en La Campiña, a una ¨Alquitrana¨ para los niños y niñas de las 600 familias de las barriadas, que en ese momento compartían el edificio con los trabajadores. Las maestras tomaron su tarea como un compromiso de vida y se dedicaron a transmitirles con entrega y paciencia, la educación de altura de siempre, así como, la formación para los valores de la identidad y el espíritu. Los menores recibían sus comidas completas y atención en todas las áreas.

A esos pequeños y pequeñas de nuestros barrios mas pobres, pudimos transmitirles durante todo ese período, herramientas válidas para salvarse de los flagelos de la delincuencia, la droga y el ocio improductivo. Recuerdo mucho sus rostros, pero mas recuerdo, la sonrisa orgullosa de sus madres el día en que terminaron el año escolar.

Por eso, cuando desarrollamos el ¨proyecto de construción de parques y canchas¨en las comunidades, del que les comentaré en otra entrega, lo llamamos ¨La Alquitrana¨, para que, muchos mas niños y niñas pudieran recibir, al menos algo de nuestro modo de hacer docencia para la vida y el espíritu.

La Guardería fue catalogada como la número uno a nivel nacional. Un día durante una visita del Maestro Abreu a La Alquitrana, éste me dijo, que en su larga e intensa experiencia educativa, ese era el mejor y mas completo centro educativo que había conocido, lo que, consideraba doblemente importante, puesto que, y así lo señalaba, ¨es hasta los 6 años, que se forma la personalidad de un ser humano¨.

Por eso, insistimos permanentemente en el nivel de nuestras maestras. Ya desde sus pregrados en las mejores instituciones venezolanas, pedían ser nuestras pasantes. Ellas, siempre insustituibles y respetadas, fueron la mayor garantía de que, esa gran responsabilidad, la cumpliríamos a satisfacción, y de que, todo aquello que habíamos construido, se mantendría, para cumplir el logro del fin, que no es otro, que la formación del venezolano y la venezolana que nos permitirá que la Venezuela que queremos, sea, como PDVSA La Estancia, una utopía posible.

En diciembre de 2014, habiendo terminado mi gestión, fui a despedirme de mis niñas y niños, ya no se trataba de una sino de 12 sedes, de 70 sino de casi 2500 niñas y niños, y un personal cercano a las 400 personas. Me esperaban, y tuve la sorpresa de encontrarlos a todos cantando para recibirme parrandas navideñas, felices, como siempre lo habíamos soñado

En estos momentos tan azarosos para nuestro país y nuestras instituciones, vaya todo mi reconocimiento y afecto a mis queridas maestras de ¨La Alquitrana¨, quienes desde el amor, se entregan sin tregua para garantizar la felicidad del futuro de los niños y niñas de patria.

¨Porque los primeros 6 años de vida de un ser humano, son definitivos para delinear la personalidad de los hombres y mujeres del futuro de un país¨

En mi familia, la docencia se lleva en la sangre. Mis padres y hermanos son profesores universitarios. Y, en mi caso, ya como estudiante de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, fui preparadora de la materia ¨Derecho Penal I¨, para asistir al profesor Nelson Chacón. Luego, también de mi madre, la profesora Hildegard Rondón de Sansó, en ¨ Derecho Administrativo¨.

De ahí en adelante, dediqué buena parte de mi tiempo durante 30 años, a mis cátedras de Derecho Administrativo, tanto en mi Casa de Estudios, como en la Universidad Central de Venezuela.

Por eso, cuando en virtud del nombramiento de mi esposo como Ministro de Energía y Minas y Presidente de PDVSA, para evitar un eventual conflicto de interés con el ejercicio de mi profesión de abogado que había desarrollado exitosamente hasta la fecha, me vi ante la necesidad de dejarla, no pude sino considerar una bendición, saber que, podría ejercer otra forma de docencia, ocupándome de la ¨Fundación Guardería Infantil La Alquitrana¨ del entonces Ministerio de Energía y Minas.

Se trataba de la Escuela de Educación Inicial para los hijos de los trabajadores y trabajadoras de dicho organismo. Su nombre ¨La Alquitrana¨, derivaba del primer pozo de petróleo explotado comercialmente en Venezuela (estado Táchira).

Me encontré con una institución dejada a su suerte, que se mantenía sólo por el amor de su exiguo pero extraordinario personal.

Estaba ubicada en una casa vieja de una urbanización de Caracas, con sólo 70 inscritos, y de poca ayuda para los trabajadores del Ministerio.

Una vez planteada la situación ade la Escuela a las autoridades, el Ministro, en especial, solicitó se le diera el mayor de los apoyos, bajo la premisa de priorizar siempre el recurso humano, sobre todo, en el área educativa.

Teníamos por delante un enorme trabajo.

Primero, tuvimos la suerte de ubicar a la excelente pedagoga, Lic. Ana Karina Requena, quien, no escatimó esfuerzos en acompañarnos paso a paso en nuestra tarea.

Esa Escuela debía ser todo menos ¨un depósito de niños y niñas¨, en el que este tipo de instituciones se convierte cuando existe sólo un interés mercantil. El reto, era construir un espacio para la educación infantil integral, desde lo sustantivo, con apego hacia lo identitario y sobre todo, a lo espiritual. Promover la creatividad, la imaginación, el aprendizaje a través del juego, de la pintura, del arte; la inteligencia emocional. Que los niños y niñas estuvieran bien alimentados, fueran felices, que aprendieran a partir del amor y la entrega de cada miembro del Pre Escolar. Que todo ello les generara confianza en sí mismos y en sus habilidades.

Ante todo, hicimos un llamado a concurso para contratar nuevas maestras, pues debíamos tener una por aula, mas dos auxiliares en la etapa de preescolar (de los 3 hasta los 6 años), y una maestra con cuatro auxiliares en la de maternal (de los 5 meses a los 2.11 años). Los salones de maternal, y ésto incluye los corrales y sillitas de comer, tendrían de 10 a 18 bebés, dependiendo del espacio. Y los de preescolar, un máximo de 24 niños o niñas.

Entrevistamos por escrito y en persona, a cada una de las docentes, para identificar su conocimiento de las técnicas docentes, también, les hicimos pruebas psicológicas, del manejo del lenguaje, de la tecnología, su nivel cultural, su sentido patrio desde la diversidad y, sobre todo, su motivación y cercanía hacia los menores. Debían ser ante todo, maestras de vocación.

Para la parte administrativa, contábamos con la mejor profesional que haya conocido. Nuestra querida señora Dalia, quien, durante mas de treinta años se ha entregado en cuerpo y alma a la institución, cuidando cada detalle en las cuentas que escrupulosamente lleva, para optimizar una a una las actividades diarias de la organización.

Como primer paso, rehabilitamos el inmueble, para ampliar espacios, abrir ventanales, construir una mejor cocina y comedor, colocar parques internos y al aire libre. ¡Recuerdo como hoy, las cajas que movimos y las paredes que personalmente pintamos!

Innovamos con la colocación de los ¨baby gym¨, de manera de promover el desarrollo psicomotor de los niños y niñas. Construimos un cuarto de música, otro de computación, un área para la nutricionista, una para la odontóloga, otras para la psicóloga y psicoterapeuta. Cada salón tendría la ambientación para el aprendizaje adecuado a las edades.

Nuestro Sistema Nacional de Orquestas, por convenio con nosotros, se encargaría de enseñar instrumentos musicales, teoría y solfeo. Tendríamos igualmente, clases de deporte. Y el inglés, era de obligatoria enseñanza.

Contaríamos también con terapistas ocupacionales, terapistas de lenguaje y lo mas importante, el contacto con nuestra cultura, nuestra música, bailes e historia patria, a través de las clases de tradición y la organización de los actos culturales de todo el año, así como, de la comparsa de carnaval llevada a la sede de las oficinas del ente de adscripción. También, incluímos educación ambiental y del amor a la naturaleza.

Para dormir, los niños oirían música académica, en especial, la de estilo barroco, Mozart y Bach, porque los estudios indican que con ella se genera un mejor desarrollo de la mente infantil.

Se incluirían niños y niñas de la comunidad, y también aquellos que necesitaran de apoyo específico.

Se desarrollarían proyectos relacionados con nuestra identidad y los avances en cultura, tecnología, economía y educación, con temáticas como: el ajedrez, el Satélite Simón Bolívar, la Faja Petrolífera del Orinoco, los animales en extinción, los pueblos indígenas, entre otros.

Nuestros niños y niñas ingresarían de primeros a la primaria.

Los padres debían recibir a diario el reporte de las maestras, y en especial, el menú de las comidas. A los niños se les serviría desayuno, almuerzo y merienda, en virtud de una dieta balanceada y bien presentada.

Adquirimos 20 unidades de transporte adecuadas para menores, incluso para bebés, y en cada una, habría 3 maestras responsables.

En poco tiempo, los trabajadores notaron el cambio. Fue grande el éxito, los comentarios, las felicitaciones de voz y por escrito, y por supuesto, la demanda se hizo intensa.

Los representantes nos pedían mas y mas cupos, por lo que, no escatimamos esfuerzos para satisfacer la demanda, siempre con la misma calidad. Llegó un momento que, era imposible evitar las largas colas desde tempranas horas para ¨tener la suerte¨ de obtener un cupo.

Así, inmueble que identificábamos que fuera de la titularidad del órgano o alguno de sus entes adscritos, que estuviere disponible y cumpliere las condiciones, lo convertíamos en una nueva sede. En varias, se aceptaban a los bebés desde los 3 meses. Allí, las instalaciones se hacían de forma especial para cubrir sus necesidades.

Debo comentar que, los días viernes, entre la clase de la Universidad Central y la de la Católica, me paraba de improviso para inspeccionar las sedes. La mayoría de las veces, encontraba a las maestras acurrucando o cantándole a los bebés canciones de cuna en el área de reposo, tan absortas, que no me atrevía si quiera a saludarlas.

Fuímos ubicando sedes para las oficinas mas lejanas de la empresa, incluso en áreas de las afueras de la ciudad, en espacios destinados anteriormente a reuniones ¨extra muros¨, con amplios jardines y espacios bucólicos.

Las guarderías mas nuevas se construyeron adecuándose a las reglas de la arquitectura ¨Bahaus¨, en la que los colores y formas se integran al espacio, para que pueda ser compartido de forma óptima, y la estética infantil abarque todos los ámbitos de la vida de cada niña o niño.

En el interior del país, sedes del Ministerio y de PDVSA solicitaron la extensión de la Guardería. Así, en Los Teques fue construida una edificación amplia y acorde a las condiciones ambientales, e igualmente, otra, en el segundo piso de PDVSA La Estancia en la ciudad de Maracaibo, en la casa ¨Las Laras¨, hermoso inmueble de estilo colonial antillano, donde la tradición zuliana la viven los infantes en cada uno de sus rincones. En el ¨Campo Guaraguao¨ de la ciudad de Puerto La Cruz también se remodeló y entregó una guardería acorde a nuestra ¨Alquitrana¨.

Ahora bien, cabe señalar que siempre existió una absoluta coordinación entre las distintas ¨Alquitranas ¨ y el cumplimiento armónico de sus objetivos.

Cuando nuestra ciudad sufrió la terrible vaguada de 2010, y las instituciones públicas recibieron la instrucción de recibir en su sede a los miles de refugiados generados por la misma, destinamos un área de la Planta Baja del Edificio de PDVSA en La Campiña, a una ¨Alquitrana¨ para los niños y niñas de las 600 familias de las barriadas, que en ese momento compartían el edificio con los trabajadores. Las maestras tomaron su tarea como un compromiso de vida y se dedicaron a transmitirles con entrega y paciencia, la educación de altura de siempre, así como, la formación para los valores de la identidad y el espíritu. Los menores recibían sus comidas completas y atención en todas las áreas.

A esos pequeños y pequeñas de nuestros barrios mas pobres, pudimos transmitirles durante todo ese período, herramientas válidas para salvarse de los flagelos de la delincuencia, la droga y el ocio improductivo. Recuerdo mucho sus rostros, pero mas recuerdo, la sonrisa orgullosa de sus madres el día en que terminaron el año escolar.

Por eso, cuando desarrollamos el ¨proyecto de construción de parques y canchas¨en las comunidades, del que les comentaré en otra entrega, lo llamamos ¨La Alquitrana¨, para que, muchos mas niños y niñas pudieran recibir, al menos algo de nuestro modo de hacer docencia para la vida y el espíritu.

La Guardería fue catalogada como la número uno a nivel nacional. Un día durante una visita del Maestro Abreu a La Alquitrana, éste me dijo, que en su larga e intensa experiencia educativa, ese era el mejor y mas completo centro educativo que había conocido, lo que, consideraba doblemente importante, puesto que, y así lo señalaba, ¨es hasta los 6 años, que se forma la personalidad de un ser humano¨.

Por eso, insistimos permanentemente en el nivel de nuestras maestras. Ya desde sus pregrados en las mejores instituciones venezolanas, pedían ser nuestras pasantes. Ellas, siempre insustituibles y respetadas, fueron la mayor garantía de que, esa gran responsabilidad, la cumpliríamos a satisfacción, y de que, todo aquello que habíamos construido, se mantendría, para cumplir el logro del fin, que no es otro, que la formación del venezolano y la venezolana que nos permitirá que la Venezuela que queremos, sea, como PDVSA La Estancia, una utopía posible.

En diciembre de 2014, habiendo terminado mi gestión, fui a despedirme de mis niñas y niños, ya no se trataba de una sino de 12 sedes, de 70 sino de casi 2500 niñas y niños, y un personal cercano a las 400 personas. Me esperaban, y tuve la sorpresa de encontrarlos a todos cantando para recibirme parrandas navideñas, felices, como siempre lo habíamos soñado

En estos momentos tan azarosos para nuestro país y nuestras instituciones, vaya todo mi reconocimiento y afecto a mis queridas maestras de ¨La Alquitrana¨, quienes desde el amor, se entregan sin tregua para garantizar la felicidad del futuro de los niños y niñas de patria.

Fuente de la reseña: https://www.panorama.com.ve/opinion/Centro-de-educacion-inicial-La-Alquitrana-Modelo-educativo-venezolano-de-excepcion-20181115-0064.html

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