Desde hace un mes, Sir Lanka soporta una ola de calor abrasador, que obligó a este país asiático a decretar cortes de energía después de una década de no tener problemas de suministro.
El motivo principal fue la paralización de una planta a carbón, aunque los ingenieros de Ceylon Electricity Board (CEB) reconocieron que la capacidad hidráulica está en el mínimo y que sin carbón, gasóleo o fuentes renovables, será imposible cubrir la demanda de electricidad del país.
En el sur de Sri Lanka, el mar se filtró en la estación de bombeo y deterioró el agua potable. Las autoridades alertaron que la zona sufrirá cortes mientras tratan de resolver el bajo nivel del agua y la filtración del mar.
Por su parte, el ministro de Educación, Akila Virag Kariyawasam, divulgó una circular muy inusual, en la que ordena a todas las escuelas públicas que pospongan las actividades deportivas hasta fines de este mes o mayo porque nunca se registraron condiciones climáticas como las actuales.
Los centros de enseñanza que están a pocos días de las vacaciones de abril comenzaron a pedir públicamente a los estudiantes que permanezcan resguardados y no estén al aire libre.
Abril suele ser un mes caluroso, pero este año las temperaturas son excepcionalmente más altas.
“La ola de calor continuará durante todo abril porque el sol cae directo sobre Sri Lanka. La temperatura del país aumentó tres grados centígrados de día y dos de noche por encima del promedio”, detalla el principal portal informativo del gobierno.
El Departamento de Meteorología indicó que la temperatura promedio rondará los 28,5 grados. Pero en las ciudades, el aumento fue mayor en la segunda semana de marzo: Anuradhapura, 37 grados, Batticaloa, 32, Colombo, 33, Galle, 33, Jaffna, 36, Kandy, 35, Nuwara Eliya, 24 (que suele ser la parte más templada del país con 18 grados), Ratnapura, 36, Trincomalee, 33 y Mannar, 34.
Los especialistas tienen dificultades para explicar las causas del pronunciado aumento de temperatura.
“El cambio en la dirección del viento sobre el océano Índico puede ser una razón”, especuló Sarath Premalal, director de pronósticos del Departamento de Meteorología. Otras explicaciones puede ser la falta de nubes, el aumento de la temperatura oceánica por El Niño y la posición del sol que cae directo sobre Sri Lanka.
El clima seco podrá cambiar con el comienzo de la temporada monzónica, que empezará a mediados de mayo y no antes. Mientras, las elevadas temperaturas impactan en la electricidad y la agricultura, entre otros sectores.
Los mayores embalses del país están en menos de 30 por ciento de su capacidad. Los dos más grandes, Victoria y Randenigala, tienen una mayor capacidad de almacenamiento, pero es necesario preservar el líquido como respaldo para la época de cosecha, que comienza este mes.
El presidente del sindicato de ingenieros de CEB, Athula Wanniarachchi, dijo que el gobierno debe evaluar la necesidad de cortar la electricidad una hora al día.
“Es la peor sequía que hayamos tenido en cinco años y habría que concienciar a la población al respecto”, subrayó.
Pero los cortes de energía son políticamente controvertidos. Esta primera semana de abril, el CEB dispuso un apagón de tres horas, pero tuvo que dar marcha atrás a pedido del gobierno, que arguyó que era una decisión que correspondía al gabinete.
El Ministro de Energía y Electricidad, Rajith Siyambalapitiya, dijo que la situación no era tan grave como señalaban los informes. “Actualmente necesitamos 2.400 megavatios al día, si podemos reducir unos 400, deberíamos estar bien”, declaró.
El gobierno también evalúa la compra de energía a privados, así como recuperar el uso del diésel para la generación eléctrica. En 2014, Sri Lanka se volcó hacia las plantas a carbón, que pasaron a representar 41 por ciento del suministro nacional de energía en marzo, el petróleo 38 por ciento y la hidráulica, alrededor de 17 por ciento.
Hay un claro problema al optar por el aceite térmico para la generación de electricidad, ya que es más caro. En 2012, cuando este país insular atravesó una situación similar a la actual, un tercio de los pagos en divisas se volcaron a la importación de ese combustible. La actual caída de precios puede amortiguar un poco el costo, pero no mucho, opinó Wanniarachchi.
Ya se registró un aumento significativo en algunos productos básicos y la experiencia pasada muestra que cualquier anomalía en las lluvias y la temperatura impacta en las cosechas.
En 2014, cuando hubo una breve sequía, la producción de arroz registró una caída de 19 por ciento, respecto del año anterior, según un análisis de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La producción fue de 3,8 millones de toneladas, ocho por ciento por debajo del promedio quinquenal. El precio del arroz aumentó 23 por ciento ese año.
En Vavuniya, el productor de arroz Nagarajan Sivakumar conoce en carne propia el impacto del clima extremo.
“Perdimos la cosecha y nos endeudamos”, relató. En 2013, las pérdidas lo obligaron a solicitar un préstamo de unos 3.500 dólares y todavía debe dinero que le prestaron a un interés elevado.
Vavuniya, donde alrededor de 40 por ciento de la población genera sus mayores ingresos de la agricultura, el clima extremo puede resultar mortal.
Hace dos años, cuando hubo una sequía moderada, el Programa Mundial de Alimentos, el Ministerio de Desarrollo Económico, el de Gestión de Desastres y otros realizaron la encuesta “Sequía, seguridad alimentaria y sustento afectados por un clima irregular en Sri Lanka, abril de 2014”.
En las zonas afectadas de las provincias Norte, Este y Noroeste, 768.000 personas sufrían inseguridad alimentaria, el doble del año anterior, según el estudio. En esas regiones, con 15 distritos, 18 por ciento de los hogares ingerían una dieta baja en calorías.
Por último, el informe recomienda a las autoridades tomar medidas para mitigar el impacto de los eventos climáticos extremos.
Traducido por Verónica Firme
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