Por: José Ramón Rubalcaba Oliú.
Allá por el año 1961, cuando Fidel convocó a la juventud a desarrollar la gran Campaña de Alfabetización, cerca del 60 por ciento de la población adulta no sabía leer ni escribir.
Muchos eran niños, pero con entusiasmo se alistaron en el naciente ejército del saber y acudieron a lejanos sitios a enseñar a leer y a escribir a miles de personas. Hubo quienes enfrentaron a sus padres; otros se fueron al campo sin el permiso de sus progenitores.
Los brigadistas alfabetizadores fueron la simiente de la Educación Cubana luego del triunfo de la Revolución.
Varios alfabetizadores resultaron asesinados por los bandidos pagados por el imperio yanqui. Eran perseguidos solo por enseñar a quienes no sabían leer ni escribir.
En un tiempo breve, menos de un año, Cuba se declaró Primer Territorio Libre de Analfabetismo en América. Aquel 22 de diciembre de 1961, Fidel se reunió en la Plaza de la Revolución «José Martí» con los brigadistas, a quienes agradeció en nombre de pueblo cubano su hermosa obra. Ellos gritaron a viva voz: ¡Fidel, dinos qué otra cosa debemos hacer!
El tiempo ha pasado, y al recuerdo vienen aquellos muchachos y muchachas con uniformes y solapines que, con cartillas, manuales y farolas, subieron lomas, atravesaron ríos crecidos y conquistaron una gran victoria. Recuerdo que en Minas de Frío fueron los brigadistas cuando estudiaban magisterio, y mantuvieron las aulas bajo los árboles; luego, hicieron chozas y finalmente crearon la escuela pedagógica que, con etapas en Minas de Frío, Topes de Collantes y Tarará, formó a los conocidos maestros Makarenkos.
Hoy veo a muchos de ellos, ya con los cabellos blanqueados, pero llenos de un orgullo personal y de satisfacción por el aporte realizado. Ya jubilados del magisterio, unos cuantos laboraron más de 50 años en la docencia, formando y educando con ejemplar conducta a sus alumnos, los que llegaron a convertirse en médicos, profesores, ingenieros y otros profesionales que sirven al país en bien de su desarrollo.
Para mí, nunca los alfabetizadores pasarán al olvido; para ellos, recabo el reconocimiento, la estimulación y estima en el barrio, en los centros educativos de la zona donde residen. Su obra sigue vigente y perdurará por siempre. Que a esta dignificación se sumen el Sindicato de la Educación, la Ciencia y el Deporte, los delegados del Poder Popular, las Organizaciones de Masas y cuantas instituciones y personas puedan.
Si hoy Cuba goza de prestigio y autoridad en su modelo educacional, quienes pusieron la primera piedra en la base de ese logro fueron ellos: los alfabetizadores.
Fuente de la reseña: http://www.radioangulo.cu/cuba/238951-los-alfabetizadores-fueron-la-simiente-de-la-educacion-en-cuba