Por: Carlota Fominaya
El centro San Francisco de Paula enseña a los alumnos a trabajar la información y a verificar noticias utilizando sus volúmenes, entre otras cosas.
En un contexto educativo donde el libro tiene cada vez menos presencia, en favor de las tablets e incluso de los móviles… ¿qué pueden hacer los colegios para que los niños lean en medio de un creciente desinterés por la lectura? Más aún, ¿es posible convertir las bibliotecas escolares en un espacio central para el aprendizaje de los niños? El Colegio Internacional de Sevilla – San Francisco de Paula, donde estudian más de mil alumnos, es un ejemplo de que en este sentido, con una apuesta firme, se puede lograr una gran mejora.
Muchos padres se sorprendieron cuando el centro anunció el cambio de uso de su histórico patio de columnas, del siglo XVII. Antaño dedicado al esparcimiento de los alumnos y sobre todo a la acogida de las familias, el consejo de dirección del centro apostó por cambiar radicalmente de uso, convirtiéndolo en el corazón de la biblioteca escolar, y concretamente en el espacio de la Biblioteca dedicado a los más pequeños.
Plan diseñado
«Lo mejor lo que teníamos desde el punto de vista patrimonial decidimos convertirlo en biblioteca», explica el director del Colegio, Luis Rey Goñi, para quien esa decisión representaba «una verdadera declaración de intenciones del verdadero papel que queremos que tenga la biblioteca en nuestro proyecto educativo y por el que ya veníamos apostando desde años atrás». Un papel central y tan conectado con lo que pasa en las aulas, que a veces las clases se celebran en la propia biblioteca. La realidad es que para Rey Goñi, el traslado al patio de columnas fue «fundamentalmente simbólico». «Lo importante es lo que hicimos junto a esa transformación: un trabajo programado para integrar la biblioteca en el corazón mismo del proyecto educativo». «En España estamos acostumbrados a que lo usual sea lo contrario, y así suele ocurrir que la biblioteca es, en muchos centros, una infraestructura residual y desconectada del proyecto educativo, donde algunos niños, pocos, van a estudiar y otros, menos aún, van a leer. Pero que eso sea lo usual no quiere decir que sea lo correcto y de hecho lo que ocurre, en los mejores colegios y universidades del mundo es justamente lo contrario», advierte el director de este centro escolar.
Formación y juego
Para ponerlo en marcha este profesional entendió que lo primero era formar a todos los estudiantes en el uso de esta sala. «Enseñamos a los alumnos cómo se organiza una biblioteca, cómo se trabaja con un catálogo, qué diferencias hay entre un libro de ficción y otro de información, cómo se utiliza un índice, un glosario, cómo se hace una referencia bibliográfica… Aunque sean muy pequeños, poco a poco van aprendiendo». «Lo que no podemos pretender es que los niños sepan una cosa si no les enseñamos a trabajar con la información, que es lo más importante de este siglo». Por este motivo, prosigue, «y para conseguir que la biblioteca sea una fuente de servicios, que es algo que se ha perdido un poco con internet, tratamos de enseñar a los estudiantes a trabajar con la información, a verificar si los contenidos que se encuentran en internet son verdaderos o falsos («fake news»)…».
Todas estas actividades tienen una vertiente informativa pero también lúdica, explica este bibliotecario. «Siempre tienen una tarea por hacer, pero jugando. Se hacen «scapes rooms» con la puerta cerrada con un candado que no se abre hasta que no logran dar respuesta a todas las pistas, los resultados de esa transformación son bien elocuentes. En los últimos cuatro años el incremento del número de préstamos de libros ha sido del 70%, en los últimos dos (desde la reforma) del 22%, casi un 40% si sólo se toman los datos del primer trimestre (8.000) y de un 60% si se compara el registro del verano de 2018 al de 2019: son precisamente los niños de primeras edades los que más libros sacan. Paralelamente, ha crecido el fondo bibliográfico, pasando en dos años de 46.000 a 56.000 ejemplares.
Resultados académicos
Hasta qué punto estos datos son responsables de los resultados académicos, es una cuestión difícil de dilucidar, entre otras cosas porque la nueva orientación de la Biblioteca es indesligable de un proyecto educativo global, pero lo cierto es que los alumnos de este centro han mejorado notablemente su ortografía, el fracaso escolar no existe, el porcentaje de repetidores no llega al uno por ciento ni en Primaria ni en Secundaria ni en Bachillerato y los resultados de las pruebas de acceso a la Universidad no han dejado de mejorar en los últimos años.
Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-plan-colegio-sevillano-disparado-prestamo-libros-biblioteca-70-por-ciento-201911130116_noticia.html