Desde hace años, el deseo de las autoridades del norte de Nigeria de clausurar las ‘madrasas’ o escuelas coránicas choca con las tradiciones y la religión. Pero tras el cierre de los colegios por causa del coronavirus, 19 Estados anunciaron que estos establecimientos ya no volverían a abrir.
«Queremos prohibir este sistema. Queremos que cada niño esté cerca de sus padres», declaró recientemente el gobernador del Estado de Kano, Nasir Ahmad El Rufai.
La ONU estima que 1,5 millones de niños son escolarizados en estos centros islámicos informales solamente en el Estado de Kano, el más poblado al norte musulmán de Nigeria, con 14 millones de habitantes.
Pero los jefes tradicionales alegan que sin esos centros podría haber 3 millones de niños condenados a la mendicidad para sobrevivir.
La escolaridad en estos establecimientos es gratuita, pero los niños, enviados por sus padres a partir de la edad de seis años, deben arreglárselas solos para alimentarse, vestirse, y duermen a veces en el suelo, en condiciones muy precarias e insalubres.
Las escuelas coránicas no están sometidas a ninguna vigilancia de parte de las autoridades. El año pasado se descubrieron centros de «corrección» para niños o jóvenes toxicómanos, o personas que presentaban trastornos psiquiátricos que habían sido enviadas por sus familias para «curarse», lo que causó gran conmoción en el país.
Los «Almajaris» (como se designa en idioma local a los alumnos de estas madrasas) estaban encadenados, apenas alimentados, y sometidos a tratamientos inhumanos. Una decena de estos establecimientos fueron cerrados, pero son tan numerosos que es difícil controlarlos e incluso de identificarlos.
«La pandemia de Covid-19 nos da la oportunidad de someter a tests a los Almajaris, y devolverlos a sus familias», insistió el gobernador de Kano.
– Tradición secular –
Los religiosos musulmanes mantienen una importante influencia entre la población, pero también en el mundo político y entre los jefes tradicionales. En Estados en los que la ley islámica está en vigor, estos religiosos denuncian una tentativa de las autoridades de «destruir el sistema tradicional de enseñanza del Corán».
«No es posible suprimir un sistema que existe desde hace siglos, de la noche a la mañana», se quejaba el director de una escuela coránica de Kano, Jibril Salihu.
Tampoco sus alumnos quieren dejar la escuela. «Lo que ha decidido el gobierno es injusto para nosotros», afirma Awwalu Abdullahi, de 20 años, que aprende a leer y escribir, y a descifrar el Corán desde hace cinco años.
«Si nos envían a casa, nos sumaremos a las filas de nuestros colegas analfabetos», agrega.
El sector de la educación está devastado en Nigeria, tras décadas de negligencia de los poderes públicos y debido a una explosión demográfica, en especial en el norte del país, donde la inmensa mayoría de la población vive bajo el umbral de la extrema pobreza.
Se estima que 10,5 millones de niños de 5 a 14 años no están escolarizados, e incluso para quienes sí lo están «las escuelas públicas están superpobladas y los profesores no están formados», denuncia el sociólogo Saminu Dala.
«El sistema educativo oficial están en descomposición», sentencia. Y mientras no se pueda absorber en los colegios a las decenas de millones de jóvenes nigerianos, las escuelas coránicas seguirán proliferando.
Fuente: https://www.swissinfo.ch/spa/las-autoridades-de-nigeria-utilizan-la-crisis-sanitaria-para-cerrar-escuelas-cor%C3%A1nicas/45911046