Un invierno con temperaturas extremas pone en riesgo a miles de familias que ya se enfrentan a la desnutrición, a un largo conflicto y al impacto de la pandemia de COVID-19.
20/01/2022
En palabras de nuestro director de Emergencias, Manuel Fontaine, la infancia en Afganistán está «al borde de la catástrofe«. El país encadena una sucesión de eventos, como el prolongado conflicto, desastres naturales – particularmente sequías – y, por supuesto, la pandemia de COVID-19, que conducen inevitablemente a que la mitad de los habitantes del país necesite ayuda humanitaria.
Algunas cifras describen la situación extrema en la que se encuentra la población afgana:
- Se estima que más de 1 millón de niños y niñas están en riesgo de padecer desnutrición aguda grave.
- Las altas tasas de desempleo provocan un mayor empobrecimiento de la población.
- Aumenta el riesgo de trabajo infantil por la necesidad de las familias de conseguir el sustento diario.
- Unas 700.000 personas están desplazadas por el conflicto.
- Crece el riesgo de enfermedades, como el sarampión.
- Alrededor del 80% de la población no tiene acceso a agua segura, lo que hace más frecuente la aparición de diarreas entre los niños.
- Más de 4 millones de niños y niñas no van a la escuela y muchos otros corren el riesgo de abandonarla.
La situación de vulnerabilidad en la que viven estos niños y niñas es alarmante, a lo que se añade actualmente la amenaza del frío, que deja a miles de familias en peligro por las bajas temperaturas del invierno.
El frío intenso en una tienda de campaña
En la provincia de Herat, al oeste del país, está ubicado el campamento para desplazados internos de Shaydayee. Allí viven Sediqa y sus hermanas, en una frágil tienda de campaña con escasa capacidad para atajar las inclemencias del tiempo.
Para soportar el frío, intentan calentarse con el fuego de la leña que les sirve también para cocinar. El combustible no es una opción, las familias se apoyan en estos pequeños «fogones» para mantenerse calientes.
Las temperaturas en muchas zonas de Afganistán ya están muy por debajo del punto de congelación. Las familias están luchando por mantener a sus niños y niñas a salvo, calentando sus hogares como pueden y buscando abrigo para proteger a sus hijos.
En Nuristán, una provincia montañosa, los niños y sus familias están expuestos a los 15 grados bajo cero que se alcanzan durante la noche. Las regiones de gran altitud son especialmente vulnerables.
Transferencias monetarias para cubrir necesidades básicas
Incluso antes de los recientes acontecimientos en Afganistán, ya se estimaba en 56% los niños y niñas que vivían en situación de pobreza multidimensional, es decir, con carencias en la atención de la salud, escaso acceso a educación, y, en general, un nivel de vida inadecuado.
La situación es particularmente difícil para las mujeres y las niñas, que corren el riesgo de que el cumplimiento de sus derechos se vea interrumpido, al igual que el acceso a los servicios esenciales.
En estas circunstancias, las transferencias de dinero en efectivo desempeñan un papel esencial para satisfacer las necesidades críticas más inmediatas y evitar que en las familias se tengan que tomar decisiones difíciles, como optar por el trabajo infantil. Una madre beneficiaria del programa en Parun, nos contaba lo importante que es para ella: «yo compraré comida y ropa de abrigo para mis niños».
En UNICEF estamos ampliando el uso de transferencias humanitarias de efectivo para facilitar una respuesta más rápida y digna para las familias vulnerables que luchan por cubrir sus necesidades diarias y superar las múltiples crisis a las que se enfrentan, incluidos los duros inviernos. Durante estos meses de frío, 65.000 familias en tres provincias de Afganistán recibirán transferencias monetarias.
UNICEF está en marcha con suministros que salvan vidas
La llegada del camión que trae suministros es un alivio para los miles de niños, niñas y sus familiares en Herat. En esta ocasión, descargamos 5.000 mantas, lonas de plástico y cubos para distribuir entre 1.700 familias.
Estamos entregando estos kits a las familias más vulnerables en diferentes provincias de Afganistán, priorizando aquellas que cuentan con mujeres embarazadas y lactantes, familias con niños con discapacidad y hogares encabezados por mujeres.
En UNICEF llevamos 70 años trabajando en Afganistán, con el objetivo de salvar, proteger e impulsar los derechos de la infancia. Actualmente, nuestra prioridad es el fortalecimiento de los servicios esenciales que se han visto interrumpidos por la complicada situación que atraviesa el país.
Solo el pasado mes de noviembre, por ejemplo, junto a nuestros aliados en el terreno, tratamos a más de 37.000 niños menores de cinco años con desnutrición aguda grave, vacunamos a casi 105.000 niños y niñas contra el sarampión, apoyamos una campaña contra la polio y dimos acceso a la educación formal e informal a más de medio millón de niños.
Fuente de la informaciòn e imagen: UNICEF