Pese a que las niñas enfrentan desventajas y desigualdades, en muchos países son los niños los que corren un mayor riesgo de no completar su educación, revela un nuevo informe de la agencia especializada en ese campo. La pobreza y el trabajo infantil son dos de las principales causas de que los niños abandonen los estudios. En 57 naciones estudiadas, los niños y adolescentes tienen un peor rendimiento que las niñas y presentan un rezago en su capacidad de lectura.
La pobreza y la necesidad de trabajar, al igual que las normas tradicionales y las expectativas de género llevan a millones de niños a abandonar sus estudios, advirtió este jueves la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Según datos de esa agencia, al menos 132 millones de niños en edad de recibir educación primaria o secundaria no asisten a la escuela actualmente en el mundo.
En un nuevo informe, la UNESCO señala que en muchos países los niños corren un mayor riesgo que las niñas de repetir grados, no completar los diferentes niveles educativos y tener peores resultados de aprendizaje, a pesar de que ellas enfrentan más desventajas y desigualdades en la esfera de la educación.
Los cierres de escuelas y la pérdida de aprendizaje debidos a la pandemia de COVID-19, así como los desafíos económicos que causó, exacerbaron las disparidades de género existentes y continuarán agudizándolas a menos que se tomen medidas para abordar las necesidades de aprendizaje de todos, advierte el documento.
La disciplina severa, el castigo corporal y otras formas de violencia en la escuela son algunos de los factores negativos identificados en el documento que afectan en el rendimiento académico de los niños y aumentan el ausentismo y la deserción escolar.
Los números
Las estadísticas muestran que por cada cien mujeres inscritas en la educación terciaria hay 88 hombres a nivel global, y que en 73 países hay menos niños que niñas matriculadas en educación secundaria superior.
De acuerdo con la UNESCO, con excepción de África subsahariana, en todas las regiones hay menos hombres recibiendo educación superior. En América Latina y el Caribe hay 81 hombres inscritos en educación terciaria por cada 100 mujeres. Lo mismo ocurre en Europa Occidental y Norteamérica. En Asia Oriental y el Pacífico, la proporción es de 87, mientras que en los Estados Árabes y Europa Central y Oriental es de 91.
Las señales de que los niños se rezagan en la educación surgen desde el primer nivel. En 57 de los países que han reportado sus números, los niños de diez años se desempeñaron peor que las niñas en el dominio de la lectura y los adolescentes varones continuaron rezagados en ese campo en el nivel secundario.
Este tipo de atraso se observa particularmente en América Latina, Asia Oriental y los Estados Árabes, tres regiones con alto riesgo de deserción escolar masculina.
Lejos de las metas de desarrollo
La UNESCO destaca el importante avance en la matriculación logrado en los últimos 15 años; sin embargo reporta que 259 millones de niños y jóvenes no asistían a la escuela en 2020, 132 millones de ellos varones. Esto significa que millones de menores no completan los doce años de escolaridad marcados entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.
Los autores del informe consideraron que para abordar este desafío, es necesario comprender las dimensiones de género del ingreso y la progresión de los niños en la educación. “Para los niños, se necesitan estrategias para prevenir la desvinculación y el abandono escolar. En países de América Latina y Europa, los niños, especialmente los de entornos desfavorecidos, tienen menos probabilidades de ingresar y completar la educación secundaria”, apuntaron.
Explicaron que la paridad de las niñas se ha logrado en muchos lugares en gran medida debido a una tendencia al alza en las tasas de matriculación de las niñas en el primer ciclo de secundaria. En América Latina y el Caribe, donde los niños estaban rezagados con respecto a las niñas en el primer ciclo de secundaria a principios de siglo, ahora se ha logrado la paridad de género en la matriculación.
Aclararon, no obstante, que esta observación promedio oculta la desventaja que encaran los niños en ciertos contextos, especialmente en los países de bajos ingresos.
América Latina
El informe detalla que en varios países latinoamericanos y caribeños, los niños tuvieron desventajas al matricularse en la educación secundaria inferior en el año 2000, y que muchos de estos países habían logrado la paridad de género o estaban cerca de lograrla para 2019.
Especifica que en la República Dominicana, 87 niños por cada cien niñas estaban matriculados en el nivel secundario inferior en 2000; para 2019 se había logrado la paridad de género. Por su parte, desde el año 2000, Honduras y Venezuela han logrado avances para cerrar la brecha en la desventaja de los niños en la inscripción en el primer ciclo de secundaria y ambos países están cerca de lograr la paridad de género.
En Honduras, por cada cien niñas registradas en el primer ciclo de secundaria había 88 niños en 2000 y 95 en 2018.
En Venezuela, por cada cien niñas en el primer ciclo de secundaria, el número de niños subió de 87 en 2000 a 95 en 2019.
Recomendaciones
La UNESCO argumentó que si bien existen patrones claros de género en la educación en ciertos contextos, son muy pocos los programas e iniciativas que abordan la desvinculación y la desventaja de los niños en la educación.
En cuanto a las políticas específicas de género que se dirigen a los niños, son todavía más escasas. En general, se ha prestado muy poca atención al tema y las políticas que se aplican ocurren principalmente en países de ingresos altos.
Sólo unos pocos países de renta mediana y baja cuentan con políticas específicas para mejorar la matriculación y finalización de la educación básica de los niños, incluso en naciones donde las disparidades son graves.
Para revertir la situación se debe aumentar la inscripción de los niños en la escuela y lograr una paridad de género en la educación, la UNESCO recomienda, entre otras cosas, destinar recursos a apoyar el regreso de los niños a la educación, prohibir los castigos corporales y abordar la violencia en la escuela.
Además, se pronuncia por planes de estudio de género y actividades en las escuelas desde una edad temprana que fomenten una visión crítica de las normas sociales dañinas, las desigualdades de género y las ideas erróneas de masculinidad, así como el fortalecimiento de las habilidades sociales y emocionales de los niños.
Asimismo, aboga por la colaboración entre los actores nacionales y locales de los departamentos de educación, trabajo, juventud y justicia para abordar el abandono escolar temprano y actuar respondiendo a las necesidades tanto de los niños como de las niñas, mejorando las oportunidades educativas de ambos.
Fuente: https://news.un.org/es/story/2022/04/1506872