Save the Children advierte de que el aumento de inundaciones, olas de calor y otros fenómenos extremos de los últimos meses son productos de la crisis climática y que su impacto afecta de forma más pronunciada a la infancia y a los países con menos recursos
rasil, Pakistán, Kenia, Afganistán… son algunos de los países que, en los últimos meses, han sufrido las consecuencias más directas de la crisis climática. Inundaciones, olas de calor y tifones que no deberían haberse producido por la época del año en la que estamos pero que han arrasado dejando a millones de niños y niñas sin agua, luz, casa y escuela.
El informe de Save the Children, «Born into the climate crisis», calcula que alrededor de 37 millones de niños y niñas en el mundo ven interrumpida su educación cada año por las amenazas climáticas. Y no sólo eso, el aumento de las temperaturas afecta la capacidad de aprendizaje de los más pequeños. «Los estudiantes obtienen peores resultados en el rendimiento académico en los periodos calurosos que en los fríos. Nuestra investigación sugiere que cada grado Fahrenheit de aumento de la temperatura durante un curso escolar, se reduce el aprendizaje en un 1%», explica Arantxa Oses, responsable de programas internacionales de Save the Children.
También es más probable que la interrupción del aprendizaje afecte más a las niñas, y durante más tiempo. «Si se mantienen las tendencias actuales, en 2025 la emergencia climática contribuirá a impedir que al menos 12,5 millones de niñas completen su educación cada año», añade la experta.
Más olas de calor con mayor duración
Pakistán, Bangladesh, Sudán del Sur o Filipinas son algunos de los países que, en las últimas semanas, anunciaron que cerraban las escuelas debido al calor extremo. «La exposición prolongada a un calor intenso afecta a la capacidad de aprendizaje y concentración de los niños y niñas, lo que pone en peligro su educación. El exceso de calor también es potencialmente letal para la infancia», señala el director de Save the Children en Pakistán, Muhammad Khuram Gondal.
En Pakistán, más de la mitad de los niños y niñas en edad escolar -unos 26 millones- se han quedado fuera de las aulas durante una semana debido a la ola de calor de finales de mayo. Las temperaturas en algunas zonas del norte y noroeste de Pakistán fueron «más altas de lo normal», según el Departamento Meteorológico del país.
Aumento de las inundaciones por la crisis climática
Afganistán ha sufrido dos inundaciones repentinas en sólo una semana, lo que pone de relieve la susceptibilidad del país a los fenómenos meteorológicos extremos y su impacto en los niños y niñas.
A finales de mayo, al menos 300 personas -entre ellas menores- murieron en las inundaciones repentinas de la provincia septentrional de Baghlan, y unas 3.100 viviendas quedaron destruidas, aunque es probable que estas cifras cambien a medida que continúen las operaciones de rescate.
Estos climas extremos, que son cada vez más frecuentes, suponen un grave riesgo para toda la infancia de Afganistán, porque las familias o comunidades dependen de la agricultura para sobrevivir. Esto equivale a casi 13,2 millones de niños y niñas. Es decir, el 70% de los niños y niñas del país.
En el sur de Brasil, a principios de mayo, las fuertes lluvias que se produjeron dejaron cerca de medio millón de personas desplazadas y cientos de miles más se quedaron sin acceso a agua potable o electricidad. Hay más de un centenar de muertos y desaparecidos, aunque se cree que las cifras aumentarán cuando baje el agua. «Es uno de los mayores casos de migración climática en la historia reciente del país y provocará que ciudades enteras vayan a tener que reubicarse», dicen desde Save the Children.
En el otro lado del mundo, en Bangladesh, las lluvias torrenciales y el ciclón Remal han convertido las aldeas de zonas costeras en islas dejando a miles de niños, niñas y sus familias en un situación de emergencia. «El cambio climático está aumentando la intensidad y frecuencia de estos fenómenos y poniendo en peligro los derechos y la vida de los niños y niñas. En el último mes, han sufrido un calor extremo, y ahora tienen que hacer frente a los efectos de las inundaciones generalizadas y la destrucción causada por el ciclón. Las escuelas que cerraron debido a la ola de calor han vuelto a cerrar, y muchas se han convertido en refugios de emergencia», dice Shumon Sengupta, director de la organización en el país.
Acción climática
«Estamos viendo el efecto en tiempo real de la crisis climática en Afganistán, Pakistán, Kenia, Filipinas, Brasil… Incluso en España. Es urgente conseguir que la comunidad internacional se comprometa a no superar el límite de 1,5 grados de calentamiento global, incluyendo el progresivo abandono de los combustibles fósiles, aumentar la financiación para el clima para ayudar a la infancia y a las comunidades a adaptarse a la crisis climática», describe la experta de la ONG Arantxa Oses.
Actualmente, Save the Children trabaja en 50 países con programas que luchan contra la crisis climática como escuelas seguras, medios de vida resilientes al clima, planes de acción anticipatorios, gestión de riesgos, entre otros. La organización impulsa proyectos para que las voces, las demandas y los derechos de la infancia se coloquen en el centro de los compromisos climáticos y se invierta en redes y sistemas de protección social para la infancia.
La emergencia climática frena la educación de 37 millones de niños y niñas al año