Por: Victor Montoya.
Es cuestión de encender la computadora, navegar por las redes digitales para buscar la información requerida, aun sin ser expertos en informática ni teóricos en ciencias de la comunicación.
El ciberespacio es una suerte de biblioteca virtual en el que, con un simple “clic” en un motor de búsquedas, encontramos los libros de cualquier rincón del mundo, sin perder tiempo, ni ocupar espacio ni gastar un solo centavo, aparte de que nos permite descargar de Internet el título que nos interesa y disfrutar de su lectura en la pantalla estemos donde estemos: en la cama, el viaje, el aula, la cocina o el parque, puesto que la literatura seguirá siendo buena o mala, sea en el soporte que sea, se lea en pergamino, papel o computadora portátil.
Las redes de Internet son espacios públicos de intercambio de información libre, de técnicas, cultura y conocimientos, de despliegue de una inteligencia colectiva en red y de articulación de personas y máquinas vinculadas a través de múltiples dispositivos en torno a la generación de información libre.
Este medio de comunicación contribuye también a la transmisión y democratización de las ideas y opiniones de los individuos. Nadie necesita ser periodista o comunicador social para emitir una opinión determinada, a favor o en contra, de lo establecido por un determinado gobierno. Tampoco es necesario ser escritor para crear una página Web o manejar una bitácora personal, sin temor a sufrir represalias ni censuras de parte de los sistemas de poder.
Entre las ventajas derivadas del uso de los lectores electrónicos se pueden citar las siguientes: 1). Con ellos se puede leer casi cualquier documento en cualquier lugar. 2). Los lectores más avanzados del mercado ofrecen conexión a Internet, con lo que pueden conectarse con los principales portales de venta de libros digitales, así como descargar las ediciones de diversas publicaciones convencionales. 3). Los lectores pueden bajar de la red cualquier información de manera rápida y efectiva.
Las polémicas encendidas entre los que están a favor y en contra de esta forma de comunicación electrónica son múltiples, como múltiples son las polémicas en torno al buen y mal uso de los medios de comunicación de masas. Los que argumentan en contra son, por lo general, personas de la tercera edad, quienes aseveran que los cibernautas son personas poco sociables e introvertidas. Es decir, el “internauta”, un neologismo que entró a formar parte del lenguaje coloquial desde fines del siglo XX, es un usuario habitual de las redes, un navegante solitario que, sin más instrumentos que una computadora a mano, no pierde la ocasión para navegar por Internet para relacionarse con el mundo exterior a través de las redes sociales, que le permite comunicarse con quienes comparten las mismas ideas y aficiones; una forma frecuente de relacionarse vía correo electrónico, celular inteligente, Facebook, Twitter o WhatsApp.
La situación actual de la “ciberliteratura” en Bolivia
En la actualidad, en los países más desarrollados, donde cada hogar cuenta con una o más computadoras y celulares inteligentes, las personas tienen una relación más frecuente con los medios virtuales que en los países en vías de desarrollo, como es el caso de Bolivia, donde un gran porcentaje de la población no tiene todavía acceso a este medio de información y comunicación.
Sin embargo, se notan los avances, por ejemplo, a través de la distribución gratuita de las laptops Quipus, que los alumnos usan en las escuelas y colegios. Ahora se requiere de que estos mismos alumnos, además de contar con una laptop en el aula, tengan acceso al menos a una computadora en el hogar para seguir sus estudios a través de los medios virtuales, sobre todo, cuando se sabe que en un futuro inmediato los estudios para varias profesiones se podrán seguir vía Skype, que es una red virtual de comunicación, donde tanto el profesor como los alumnos estarán conectados a través de Internet.
El ciberespacio, asimismo, constituye un ámbito adecuado para la creación literaria, debido a que en él se puede publicar con gran facilidad y libertad. De ahí que la literatura, como resultado específico del uso de Internet y la edición digital de libros, se conoce entre los internautas con el nombre genérico de “ciberliteratura”. Se trata de una innumerable cantidad de libros cuyo diseño gráfico, tanto en la forma como en el contenido, permite emular la versatilidad del libro editado en soporte papel y de manera tradicional.
La poesía digital, sin ir muy lejos, tiene más lectores que el poemario impreso en papel, ya que las nuevas tecnologías la difunde de manera masiva a través de un medio digital (página Web, Blog, Facebook, Twitter, Youtube, WhatsApp, etc.), con las ventajas que antes no tenían los poetas que imprimían pocos libros y los distribuían sólo entre amigos y su país de origen, debido a los costos de envío por correo normal y la falta de mecanismos que permitieran su difusión más allá de las fronteras nacionales; en cambio en la actualidad, con los instrumentos que brindan las nuevas tecnologías de la informática y las editoriales digitales, es posible que un poeta pueda difundir su obra en cualquier país del mundo a través de las redes de Internet.
Este medio de comunicación se ha convertido en la gran alternativa para la producción cultural y literaria modernas, habida cuenta de que es un espacio de producción y escenario de visualización. Muchos son los escritores jóvenes que cuentan con su propia Weblog, a manera de diario, para difundir sus textos y actividades. Y no pocos ofrecen una interacción entre autor y lector una vez que publican sus libros en formato digital. Tampoco es raro que muchos de ellos participen en la elaboración de un texto o en la modificación, de los mismos, dependiendo de los objetivos que se tengan en la llamada “escritura colaborativa”.
Con todo, y a pesar de las ventajas ofrecidas por las nuevas tecnologías, la computadora fue señalada como un instrumento que amenazaba la capacidad creativa del escritor, de quien se creía que pensaba y escribía mejor con un tintero y una plumilla en la mano. Se dijo también que los libros digitales serían una amenaza para el libro en soporte papel, que las bibliotecas desaparecerían y la escritura electrónica generaría problemas ortográficos y gramaticales, que afectaría a los estudiantes en sus calificaciones correspondientes a las asignaturas de lenguaje y literatura. No obstante, estas afirmaciones se fueron disipando con el paso del tiempo y la Era digital ingresó con paso de parada en nuestra vida familiar, escolar y profesional.
¿La literatura digital desplazará al libro impreso?
Está claro que el libro impreso, como objeto manuable, con olor a tinta e incluso como ornamentación de una biblioteca personal, no sucumbirá al avance de las nuevas tecnologías, pero tampoco detendrá la expansión de las ediciones digitales que, cada día y con mayor ímpetu cada vez, se multiplican como hongos después de las lluvias.
Ahora mismo se están creando una serie de bibliotecas virtuales en varios países, especializadas en temas y categorías específicas, que serán usadas en los futuros trabajos de investigación. Es decir, el usuario ya no tendrá la necesidad de asistir a una biblioteca pública y sentarse en una mesa para leer los libros e investigar, pues todo trabajo de investigación que antes se realizaba entre las cuatro paredes de una biblioteca, ahora se lo realizará entre las cuatro paredes de un hogar.
Claro que esto no impedirá la existencia de bibliotecas escolares, donde los niños se seguirán reuniendo para desarrollar diversas actividades relacionadas a los procesos de aprendizaje y socialización, porque una biblioteca escolar, con libros impresos en papel, con ilustraciones a todo color y en materiales formidables, seguirán siendo no sólo un patrimonio de la cultura nacional y universal, sino también objetos indispensables en el desarrollo del proceso educativo y la formación de los hábitos de lectura, con o sin la intervención de las nuevas tecnologías de información y comunicación.
Los medios virtuales y la Literatura Infantil y Juvenil
Si Julio Verne se anticipó a su tiempo, con la invención de los submarinos y las naves espaciales, nosotros tenemos que adelantarnos, con la mente y la mirada puestas en el horizonte, para que las nuevas tecnologías no nos sorprendan con sus fabulosas invenciones.
Los medios de comunicación han evolucionado desde cuando el hombre era un primate, y se trasmitían los conocimientos de manera oral y de generación a generación, hasta una época en la que los niños y jóvenes pueden compartir los conocimientos a través de un correo electrónico, teléfono móvil o Skype.
Frenar esta avalancha de la tecnología moderna, será como querer frenar las agujas de un reloj para que no marquen las horas, minutos y segundos; por suerte, para unos, y por desgracia, para otros, las publicaciones digitales de obras clásicas de la Literatura Infantil y Juvenil, que cada vez sustituyen a los medios impresos de comunicación de masas, avanzan a pasos agigantados, como Pulgarcito con las botas de siete leguas, y pasa por nuestros ojos a vuelo de pájaro.
Crece de manera galopante el número de lectores niños y jóvenes que, sentados en sus casas o un café Internet, recurren a las ediciones digitales para leer las joyas de la Literatura Infantil y Juvenil. No pagan por el papel impreso ni tienen necesidad de comprarlos en los quioscos; este ejercicio, en nuestra época, sólo sirve para estirar las piernas y hacer un poco de ejercicio, pero no para tener acceso a las obras literarias o las noticias del día, ya que éstas, en su versión digital, están a disposición de los lectores desde las primeras horas de la mañana. Basta con encender la computadora y navegar por la red para dar con las noticias, incluso antes de que éstas sean difundidas por radio y televisión.
La escuela ante los nuevos retos de la informática
Las nuevas tecnologías llegaron para quedarse y para renovar el sistema educativo tradicional, donde el profesor y los libros de texto eran los portadores y transmisores de los conocimientos que los alumnos debían asimilar; en cambio hoy, el principal portador del conocimiento humano es el disco duro de una computadora portátil, que los niños usan con una destreza que podía dejar turulatos al mismísimo Julio Verne y Albert Einstein.
La aplicación de las nuevas tecnologías en el sistema escolar, asimismo, evitará los dolores de cabeza de los profesores que, muchas veces, tienen que adivinar los manuscritos de algunos alumnos que escriben las palabras como garrapatas. Con la comunicación digital, los alumnos escribirán en letra de imprenta, que es legible para todos; un hecho que beneficiará a los profesores y alumnos, y hasta mejorará el nivel de rendimientos en los estudios, al menos esto demuestra un estudio que se realizó en las escuelas de Finlandia, donde los alumnos, gracias a las nuevas tecnologías y el uso de la letra de imprenta como alternativa universal, mejoraron sus calificaciones, puesto que no resulta lo mismo escribir con caligrafía cursiva que con letra de imprenta; es más, casi todo lo que se lee en la actualidad está escrito con letra de imprenta: los diarios, libros, anuncios, e-mails, SMS, etc. Y, en los países industrializados, los niños desde los primeros años de edad escolar están habituados a escribir en diferentes dispositivos electrónicos, porque en lugar de nacer con un pan bajo el brazo, nacen con una computadora portátil bajo el brazo.
En países como Finlandia, las lecciones de caligrafía tradicional dejarán paso a la enseñanza del teclado desde el primer año escolar. Es decir, en lugar de la caligrafía tradicional o el lenguaje escrito en la hoja de papel con el lápiz, los alumnos aprenden mecanografía, con el uso de los diez dedos en el teclado, ya que se considera que las nuevas tecnologías remplazaron la escritura a mano por el lenguaje electrónico que se escribe en la computadora.
Como es de suponer, este encendido debate sobre la escritura pone en tela de juicio si debería o no invertirse, horas y días, en la enseñanza de la “buena caligrafía”, tan típica de la enseñanza tradicional, que los profesores también califican a la hora de poner las notas, todo con el fin de que los alumnos adquieran una “letra bonita, seguida y legible”, y no con una desgarbada “letra de doctor” que, como es sabido por todos, sólo entienden otros doctores pero no el paciente.
A pesar del escepticismo de los profesores más tradicionales, que se sacrificaron por enseñar a sus alumnos la buena caligrafía, la incursión de las nuevas tecnologías en el sistema educativo trajo consigo una serie de transformaciones en los métodos didácticos de enseñanza, aunque no por esto empeoró el proceso educativo. No en vano Finlandia, que cuenta con una de las estructuras educativas más avanzada del mundo, tiene un sistema escolar competente y sus alumnos obtienen los mejores resultados en las evaluaciones de aprendizaje; en realidad, el rendimiento de los escolares finlandeses son los mejores en el marco de la Unión Europea, según las últimas encuestas de rendimiento escolar realizadas por el informe PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Los niños de hoy, cuando sienten la necesidad de comunicarse con sus semejantes, no lo hacen a través de cartas escritas con plumilla ni tinta, como lo hacían nuestros antepasados, sino a través de los SMS-Online de sus celulares y los correos electrónicos que, de un modo general, están programados con letra de imprenta; un estilo que se hace cada vez más usual, aparte de que los mensajes escritos con puño y letra, como eran las cartas membretadas, han sido superados por los correos electrónicos, que cuentan con una capacidad de transmitir los mensajes de texto al instante y sin costos adicionales; razón por la que las empresas de correos tradicionales han quebrado en su negocio, sin otro aliento que dedicarse sólo a despachar paquetes y encomiendas, que no se pueden enviar por correo electrónico ni por teléfono móvil.
Investigación, producción y difusión de la Literatura Infantil y Juvenil
La investigación en el campo de la Literatura Infantil y Juvenil es una asignatura pendiente en nuestro medio, a diferencia de lo que ocurre en otros países donde se cuenta con especialistas e instituciones superiores de estudio, en las que se estudia este tema a nivel de licenciatura y doctorado; un significativo avance que ha permitido que la literatura infantil pase a ser la princesa de la literatura universal después de haber sido tratada y maltratada como una Cenicienta.
Esto debe convocarnos a la reflexión para que en Bolivia, que casi siempre avanza a la saga de otros países, se establezca una cátedra de Literatura Infantil y Juvenil en las universidades y normales, con el fin de propiciar no sólo la investigación de la Literatura Infantil y Juvenil, en general, sino también para ahondar en los temas y alcances de nuestra propia literatura, en particular.
Las nuevas tecnologías tienen que ser aprovechadas en beneficio de la literatura y los escritores que, debido a las razones impuestas por la oferta y la demanda en el mercado librero, no siempre encuentran editoriales dispuestas a financiar y promocionar la obra de un autor desconocido.
Aun conociendo estas vicisitudes propias de un mercado harto competitivo y selectivo, los escritores de Literatura Infantil y Juvenil no cuentan con el respaldo decisivo de las instituciones del Estado, aunque ésta es una de sus obligaciones: la de velar por la promoción de la literatura en los centros educativos, donde la formación estética de los alumnos es una inversión para el futuro de la nación, no sólo porque ellos garantizarán los sólidos cimientos de la vida cultural, sino también porque pondrán a salvo la identidad nacional.
Es imprescindible ponerse en la cresta de la ola digital, porque estamos viviendo una suerte de tsunami tecnológico que afecta a todo el planeta. Las nuevas tecnologías de información y comunicación han roto con las fronteras nacionales y han irrumpido en los hogares. De modo que no queda otro camino que montarnos sobre la cresta de la ola de expansión tecnológica para no quedarnos anclados en el pasado.
La difusión de la Literatura Infantil y Juvenil por medio de las ediciones digitales, a diferencia de lo que sucede con el libro impreso, ofrece más ventajas que desventajas, porque se suprimen los costos y es más accesible para los lectores interesados. Además, los niños de las sociedades modernas, a diferencia de los niños acostumbrados a la tradición oral, están más familiarizados con los medios digitales, como las redes sociales y la telefonía de última generación, a través de las cuales se comunican con sus amigos y en las cuales encuentran la información requerida por el sistema educativo.
Ya no necesita estar sentado en un lugar específico para adquirir los conocimientos y tener acceso a la información, puesto que los conocimientos están almacenados en el disco duro de una computadora portátil, que ellos pueden usar estén donde estén; sentado, echado, parado o, simplemente, mientras se transportan de un lugar a otro.
En cuanto a la literatura infantil, lo niños encontrarán mayor satisfacción descargando de la red el libro de su preferencia, que, a su vez, incluye otro tipo de elementos multimedia, como el sonido, ilustraciones a todo color, imágenes en movimiento y efectos de audio, que harán mucho más dinámica la lectura de un cuento o poema.
Eso sí, con o sin las nuevas tecnologías de información y comunicación, se debe seguir fomentando la forma tradicional de producción de la Literatura Infantil y Juvenil, porque el libro impreso siempre tendrá su encanto difícil de ser remplazado por las ediciones digitales. Pues no es lo mismo darle un beso a una persona amada en vivo y en directo, que darle un beso a través de una pantalla táctil o una pantalla de cristal líquido, ¿verdad?.
Publicado originalmente en: http://www.educabolivia.bo/index.php/comunidad/21-familia-y-comunidad/desarrollo-y-crecimiento/4560-el-tsunami-de-las-ediciones-digitales-una-amenaza-para-el-libro-impreso.