España/20 de Abril de 2016/El País
Tanto niños como niñas están convencidos, en un 88%, de que van a necesitar saber sobre programación para encontrar un trabajo. El 90%, con mayoría de niñas, piensa que es importante aprender ciencias de la computación. El 70%, de ambos, cree tener la inteligencia y la capacidad de esforzarse para estudiarlas. Hasta ahí la misma percepción y, de repente, las estadísticas femeninas se desploman . Las chicas, de entre 6 y 16 años, no se plantean estudiar algo relacionado con las ciencias de la computación, no quieren, ni siquiera están interesadas. Cuando se les preguntó directamente a ambos géneros quién tenía más interés sobre esta materia, el consenso fue abrumador: son ellos los que muestran interés . Solo un 1% pensó que sería su compañera la interesada en la ciencia. Esa es la radiografía que se desprende del estudio Educación en Ciencias de la Computación España de 2015 , elaborado por Google, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y everis, presentado este miércoles en Madrid.
Los números preocupan. Lo hacían antes de la publicación del estudio, cuando ya se conocía que solo en las ingenierías hay menos chicas que chicos (en el resto de las carreras hay mayoría de universitarias). Pero el informe ha sido como “agitar el agua, para ponernos a todos en movimiento”, en palabras de la secretaria de Estado Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela. “No se puede negar, ya que hay una falta de equidad, que las mujeres faltamos en el mundo de las ciencias , donde el talento es lo único que tiene verdadero valor”, ha sostenido.
Solo un 51% de las niñas piensa que su familia las ve capacitadas para estudiar ciencias de la computación, frente al 75% de los niños
El estudio ha identificado alguno de los factores que influyen en que la brecha entre hombres y mujeres aparezca ya desde el colegio. En primer lugar, explica que la influencia de la familia sobre las chicas es mayor que la de los varones (69% frente a 56%). Este peso se ve más reflejado si los padres y madres les han motivado para estudiar ciencias de la computación. Así, las niñas que estudian esta materia lo hacen «porque sus padres les apoyan (65%) y las que no lo estudian es porque reciben menor apoyo de su familia que los niños (12,9% de apoyo frente al 23,9%)». Estos datos están en la misma línea que el informe de Google «Women who choose computer science – What really matters «, de 2014, que afirmaba que el refuerzo positivo de la familia supone un 28% del total de factores que hacen que las mujeres se interesen por estas ciencias.
El informe va todavía un paso más allá y sostiene que esta influencia tiene un impacto directo en las asignaturas preferidas de las niñas. Solo un 51% de las niñas piensan que su familia las ve capacitadas para estudiar temas relacionados con las ciencias de la computación, frente al 75% de los niños. «Muchas de las niñas creen que sus padres las ven menos capacitadas para estudiar ciencias de la computación que a los chicos . Hay que trabajar para combatir este tipo de ideas», ha argumentado Sergio Marco del Fresno, gerente de everis.
“Los resultados de la encuesta ponen de manifiesto que la diferencia en el interés por las ciencias de la computación proviene de la influencia de los padres y madres sobre sus hijos y, especialmente, sobre sus hijas, donde aparecen algunos estereotipos de género”, retrata el informe. A pesar de estas afirmaciones, los expertos son prudentes. Digna Couso, doctora en Didáctica de las Ciencias Experimentales de la UAB, ha matizado que no se trata de que las familias no apoyen a sus hijas conscientemente, sino que hay una falta de equidad en todos los contextos. “Está en el imaginario colectivo. Varios estudios han comprobado que pensamos que las mujeres que han llegado a grandes científicas es porque ‘se esfuerzan mucho’, en cambio ellos llegan ‘porque son muy brillantes”, razona Couso.
Aunque el profesorado quisiera ahora empezar a enseñar programación no podría, según los expertos
Entre otras referencias, esta experta ha explicado que las jóvenes tienen una percepción de sí mismas más baja para la ciencia y la tecnología y que se ven influidas por los estereotipos, las expectativas y los roles . “A menudo se hacen la pregunta: ¿Y si nadie me ve como una ingeniera?”, añade.
Desconocimiento sobre las ciencias de la computación
Otro de los aspectos que remarca este estudio es que en España hay un gran desconocimiento acerca del significado y relevancia de las ciencias de la computación. Solo el 0,4% de las familias y el 0,8% de los alumnos encuestados tenía claro el contenido de esta materia, que está relacionada con la programación, el diseño y creación de ordenadores y sistemas digitales. En esta falta de información influye que hay escasos programas educativos que incluyen esta materia, los de comunidades como Cataluña, Navarra y Madrid. Otras regiones imparten cursos extraescolares sobre esta cuestión, pero no incorporada en el currículo. Es decir, existe aún un gran desconocimientos sobre el contenido y el impacto de estos contenidos.
La dotación de dispositivos es otro problema en España, según los expertos. El profesor del Grupo de Sistemas y Comunicaciones de la Universidad Rey Juan Carlos, Gregorio Robles , afirma que aunque el profesorado quisiera empezar a enseñar programación, ahora no puede hacerlo. «Por ejemplo, Scratch es un programa básico para programar. La versión 2.0 está disponible online , pero muchos centros no tienen buena conexión a Internet, por lo que se tendrían que conformar con la primera, que es de hace cinco años», ha detallado Robles.
En plano europeo, Reino Unido y Estonia son quienes han demostrado una apuesta real por la innovación digital, incluyendo la computación como materia fundamental en los currículos educativos. La secretaria de Estado de Innovación ha abogado también por esta materia: «Faltan personas capacitadas en algo que vemos que necesitamos a manos llenas. La cuestión está clara, las ciencias de la computación no son una opción, o pasamos por ahí o no vamos a ir a ningún sitio. No podemos perder este último tren, esta última revolución».
Fuente: http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2016/04/20/actualidad/1461169089_816810.html