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«Pongamos al menos algunos puntos en las i-es»

«Pongamos al menos algunos puntos en las i-es»

Autor: Herman Van de Velde

Fuente: http://abacoenred.com/wp-content/uploads/2015/10/22_pongamos_al_menos_algunos_puntos_en_las_i.pdf

Pongamos al menos algunos puntos en las i-es…

Reflexión crítica respecto a características esenciales de un trabajo socio-educativo de calidad

Inspirado por anotaciones desde el pensamiento complejo, promovido por Edgar Morín[1], por reflexiones de Eduardo Galeano y Mario Benedetti, por aportes teórico-prácticos desde una pedagogía crítica y una educación alternativa popular posible[2] en Nuestramérica, y principalmente por comentarios de estudiantes sobre sus ‘clases’, comparto unas ideas que me cuestionan en mi quehacer docente, en mi quehacer socio-educativo.  Al mismo tiempo de cuestionarme, estos aportes y comentarios también me motivan a superar y a trabajar diferente.

Pretendo que el cambio que anhelo (mayor calidad en el aprender, ya sea en espacios escolarizados, institucionales en general o más bien comunitarios) inicia por un cambio en mí mismo (un trabajo, facilitador del aprender, alternativo popular orientado al aprender juntas/os a mis estudiantes, a las personas entre quienes trabajamos).

¿Me sigues en esta travesía?

Juntas/os, sin duda alguna, caminaremos mejor y más lejos.

Aquí 8 puntos sobre las i-es, en cuanto a la esencia de nuestro trabajo socio-educativo:

  1. Compartir

Aprender a compartir implica aprender a inter-cambiar, es decir desarrollar una actitud abierta hacia la otra persona, una actitud caracterizada por ternura. Es difícil compartir, de verdad, con alguien a quien no queremos mucho, con alguien a quien no respetamos profundamente, con alguien de quien no disfrutamos su ser diferente, con alguien a quien hacemos referencias negativas, aún en su ausencia (¿ocurre no?), con…

Se trata de una actitud ética profunda, esenciada por un sentir compartido de ‘SER parte juntas/os’ y de ‘TOMAR parte juntas/os’ (“com-partir” justamente es eso, ¿no?), activamente.

Compartir e intercambiar son acciones de doble vía, no se trata de simplemente ‘dar’ (clase) y de ‘recibir’ (clase), sino de compartir e intercambiar de verdad. ¡Qué interesante la palabra ‘inter-cambiar’: cambiar como personas involucradas a partir de nuestra inter-acción. Entonces vale la pregunta: En cada encuentro con estudiantes, ¿qué cambios han provocado en mi propia persona? Si yo, como docente, no cambio, desde cada encuentro, entonces tampoco hubo ‘inter-cambio’, ¿no? Y si no hay intercambio, entonces lo que hay es imposición. Y la imposición no es parte de una educación alternativa popular, no es liberadora, no es concienciadora.

¿Todas/os nuestras/os estudiantes realmente son parte activa de la construcción de cada nueva oportunidad de aprendizaje? ¿Qué papel juego para contribuir a que de verdad lo sean? ¿En qué medido lo facilito o en qué medida lo obstaculizo? ¿Qué piensan y sienten mis estudiantes al respecto?

¿Cómo auto-valoro mi disposición y voluntad a compartir, tanto con estudiantes como con colegas?

  1. Comprender

¿Qué implica comprender? Por ejemplo: comprender a quien no entregó la tarea a tiempo, comprender a quien está distraída/o durante el encuentro, comprender a quien tiene otras prioridades momentáneas que estar en clase, comprender que alguien tiene otro punto de vista, comprender ese otro punto de vista aún sin compartirlo, comprender… Esta lista es interminable, colega. ¿Y qué tal los pre-juicios? ¿Qué tal estos juicios que nos formamos aún sin conocer, sin saber, sin comprender? En muchas ocasiones nuestros pre-juicios más bien nos impiden poder comprender. ¿Cómo y qué hacer para liberarnos y desprendernos de nuestros pre-juicios?

Para aprender a comprender, es una condición necesaria e indispensable ejercer el arte de escuchar. ¿De verdad, escuchamos a las y los demás? ¿Escuchamos para comprender o nos quedamos en la escucha para responder? ¿Y nuestras evaluaciones, las hacemos para comprender las respuestas a las preguntas o más bien las hacemos para juzgar? ¿Y en las jornadas científicas, nos apostamos a comprender lo que se expone y comparte o apuntamos solamente a juzgar desde nuestro propio punto de vista considerándolo como único válido?

También aprender a comprender implica ‘apertura’, implica no basarnos en ‘modelos’ cerrados, sino en ‘referentes abiertos y dinámicos’, implica no proyectar una actitud cuadrada, sino una actitud abierta y dinámica, con disposición al cambio, desde mi propio SER.

¿Cómo auto-valoro mi disposición a la escucha orientada a la comprensión (y no a la respuesta)?

  1. Trabajar constructivamente con ‘incertidumbre’

De hecho, nunca todo lo podemos prever. Después de 35 años de experiencia docente, te confieso que antes de iniciar un nuevo encuentro no me dejan de hacerse sentir los nervios, provocando muchas preguntas: ¿cómo será el grupo? ¿Qué intereses compartirán? ¿Qué experiencias ya habrán tenido? ¿De dónde serán? ¿Cómo me percibirán? ¿Lograré establecer una comunicación sincera? …. Y muchas preguntas más. Me satisface que estos nervios, aún después de 35 años, siguen siendo parte de cada nueva experiencia a construir juntas a otras personas. Son nervios que no me inhiben, ni me molestan, sino indican una capacidad de apertura hacia lo nuevo, lo inesperado, lo ‘no sabido’, lo creativo, lo único,… Todo un reto, y nada fácil.

Es indispensable saber calcular riesgos responsablemente y saber enfrentar los riesgos calculados con el mismo sentido de responsabilidad. Me refiero, además, a una responsabilidad compartida, desde el mismo proceso de la visualización inicial de estos riesgos.

El saber enfrentar situaciones de incertidumbre debe caracterizarse por una expresión de esperanza, construyendo juntas/os un ambiente de confianza, de confianza profunda en cada una de las personas integradas como ‘SERes EcoPerSociales’.  Una pedagogía de la esperanza debe acompañarse de una Pedagogía de la significación: construir juntas/os significados pertinentes que nos permitan ir avanzando en la calidad de nuestro aprender.

¿Cómo auto-valoro mi capacidad de enfrentar constructivamente situaciones caracterizadas por cierto nivel de incertidumbre?

  1. Identidad

Promover el cambio, iniciando con sí misma/o, es muy difícil si no ‘sentimos’ identidad en diferentes niveles. Este sentir de identidad, de pertenencia, la debemos construir muy conscientemente, debe ser parte esencial de nuestra planificación diaria, del diseño metodológico de todo encuentro.

Entre los niveles de identidad a construir no podemos dejar de mencionar:

. La identidad como ‘SER EcoPerSocial’, que implica nuestra integración esencial ecológica-social-personal, una unidad inseparable, una identidad terrenal. Es decir: ‘somos, en esencia, Madre Tierra – Pachamama’.

. La identidad como SER vivo y como SER humano, muy relacionado e inseparable de la identidad como ‘SER EcoPerSocial’.

. La identidad comunitaria: somos parte de una comunidad, somos parte de varias comunidades (desde el hogar, como estudiante, como trabajador/a, desde mis espacios de participación espontánea u organizada,…). No solo somos parte, también tomamos parte, conscientemente. Nos integramos en la medida que desarrollamos esta identidad.

La construcción de identidad contribuye sustancialmente al surgimiento del sentir de esperanza y nos facilita el proceso de ‘significación’, ya que contamos con un referente identitario, el cual nos toca seguir construyendo colectivamente como responsabilidad compartida y desde un enfoque, fundamentalmente, EcoPerSocial.

¿Cómo auto-valoro mis aportes en procesos de construcción colectiva de identidad positiva, desde el hogar, entre colegas, entre estudiantes?

  1. Aprender a identificar lo pertinente

Todo aprender se construye desde un contexto singular y particular. Singular porque este mismo contexto es interpretado (significado) por un SER ‘EcoPerSocial’ y particular porque es compartido con otros SERes, también EcoPerSociales. En este sentido el reto planteado está en construir el aprender, en todo su complejidad, desde los contextos singulares y particulares justamente para trascenderlos. Este saber trascendente debe permitirnos volver a concretarlo en nuevos contextos singulares y particulares.

Solo con esta dinámica, tal como lo describí en el párrafo anterior, podremos construir conciencia respecto a los límites de su validez y la esencia de sus interrelaciones (entre todo y partes). Lo que no es pertinente, no se aprende, sino provoca rechazo, no se integra en nuestro saber, sino es aislado y ‘temporalizado’ (= consciente por un tiempito como cuando memorizamos para un examen, no para aprender de verdad).

¿Cómo auto-valoro la pertinencia de lo que aprendemos en mi trabajo socio-educativo? ¿En lo singular – cada quien, incluyéndome? ¿En lo particular – a nivel de identidad colectiva?

  1. Curiosidad – Criticidad

¿Dónde está el asombro en nuestro quehacer socio-educativo? ¿Cómo lo puedo provocar? ¿Cómo lo provoco? ¿Con qué frecuencia? El asombro se relaciona íntimamente con lo pertinente. Solo lo pertinente me puede provocar asombro. Solo lo pertinente me provoca curiosidad.

La curiosidad, como condición básica para una actitud investigativa, me lleva a descubrir, me lleva a buscar datos. No todos los datos que encuentro necesariamente son válidos para mi contexto (pertinencia). Por lo mismo es indispensable una actitud crítica constructiva, una actitud crítica que me permite valorar la validez de dichos datos, procesarlos para construir una información pertinente que, en el mejor de los casos, provoca asombro, que es satisfacción y valoración de lo nuevo, siempre pertinente.

¿Cómo auto-valoro mis aportes en la provocación del asombro, de la curiosidad y de la criticidad constructiva.

  1. Actitud emprendedora de calidad creciente

Desde el asombro y con una dosis de pensamiento divergente (creatividad) surge la idea, surge lo inédito sensible, lo que no es sino podría ser (hay potencia(lidad) para ser – ‘es en potencia’). En este primer paso se trata de una intuición fundamentada, una concepción inicial, de una idea: un sueño.

Al compartir la idea, al reflexionarla conscientemente, al desarrollarla (ampliarla y profundizarla) se convertirá en lo inédito viable (Paulo Freire), lo que será posible: el sueño a concretar juntas/os.

A partir de allí nos toca concretar el sueño y podemos identificar tres pasos fundamentales: (1) la concreción planificada y contextualizada; (2) la concreción continuada (permanente con mejora continua); (3) la concreción sistematizada (aprender de la experiencia para la construcción colectiva de nuevos saberes y nuevas experiencias relacionadas).

En el tercer paso, si lo hacemos bien surgirá necesariamente, no como producto, sino como parte esencial del proceso, el asombro, la curiosidad ante lo imprevisto y la incertidumbre, tal que tendremos nuevos caminos por andar, siempre juntas/os, bajo responsabilidad compartida y una interdependencia positiva.

¿En qué medida facilito y promuevo espacios para la iniciativa, tanto a nivel del inédito sensible, como a nivel del inédito viable y su concreción (3 pasos)?

  1. Cooperación Genuina

A partir del reconocimiento profundo de la realidad ‘EcoPerSocial’, la interacción social contextualizada se convierte en base para todo aprender. “No aprendo sin vos, no aprendo sin las y los demás.” El aprender es esencialmente un fenómeno de actuación colectiva.

Y al hablar de un aprender (colectivo) de calidad debemos referir al carácter ético, es decir a la equidad y justicia social. No se trata de una calidad en el aprender para una élite, para unas cuantas personas, sino se trata de aprendizaje de calidad para todas y todos, sin exclusión alguna.

Para lograr lo anterior, es indispensable establecer una base firme de ‘cooperación genuina’. En el siguiente gráfico visualizo a qué me refiero:

Cooperación genuina, Herman Van de Velde, ABACOenRed
Cooperación genuina, Herman Van de Velde, ABACOenRed

La lógica planteada en este esquema implica que el trabajo socio-educativo debe orientarse a un mejoramiento continuo, es decir a la transformación del escenario apuntando a mayor calidad de vida creciente para todas las personas involucradas, sin excepción alguna.

Partimos del hecho que debe construirse un ambiente caracterizado, esencialmente, por confianza, tanto auto-confianza como confianza en el equipo. La construcción de confianza irá acompañada, necesariamente por una disposición y capacidad creciente de crítica y auto-crítica constructiva.

En este tipo de ambiente, la participación activa de cada quien desde su propio rol, estará también caracterizada por el ejercicio del arte de la escucha, empezando con el o la profesional del trabajo social. La escucha intensa permitirá interpretar las experiencias que se viven, ya sean positivas o negativas, no solo desde un punto de vista propio sino también desde el punto de vista ‘de la otra persona’, con el debido y profundo respeto.[3]

‘Experienciar’ implica vivir una experiencia y aprender de ella y para eso es importante saber interpretar, no para juzgar sino para comprender. Solo una comprensión respetuosa de la situación que se presenta me permitirá concienciar, es decir: construir mi propia conciencia respecto a lo que estamos viviendo.

Otro pilar fundamental en el trabajo social, desde una óptica de ‘cooperación genuina’, es la voluntad de compartir, saber compartir, saber comunicarse, con la debida actitud ética, el respeto, y el disfrute de la diversidad.

La sistematización es un eje esencial del trabajo social e implica un proceso de reflexión crítica que lleva a la comprensión y a la construcción colectiva de aprendizajes que apuntan, desde la integración, a una transformación orientada a mayor calidad de vida en el escenario que nos toca. La sistematización nos facilitará la decisión del compromiso, la identificación con el papel que me toca como trabajador o trabajadora social, tanto por el proceso mismo de sistematización (integración) como por los aprendizajes resultantes.

Sea esta breve referencia al sentido y significado de nuestro enfoque principal ‘la cooperación genuina’, una guía para nuestro quehacer socio-educativo.

¿En qué medida mis estudiantes reconocen que les escucho atentamente? (¿Se lo has preguntado a ellas/os?)

Cada uno de estos ejes y de estos pilares, así como ambos ambientes, ¿en qué medida están presentes en los encuentros que me toca facilitar?

 

¡Pongamos unos puntos sobre las i-es!

Vale, no la pena, sino el esfuerzo, ya lo verás.

Herman Van de Velde, abril 2015

herman@abacoenred.com

[1] Morín E. (1999), Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. París: UNESCO. Internet: http://www.virtual.unal.edu.co/cursos/humanas/mtria_edu/2021082/und1/anexos/sietesaberes.pdf

[2] www.abacoenred.com

[3] Observa cómo se van integrando en este punto 8 todos los aspectos anteriores.

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Herman Van de Velde

Dr.C. en Ciencias Pedagógicas, graduado en Cuba Coordinador ABACOenRed (www.abacoenred.com) Docente UNAN-Managua / FAREM-Estelí (pedagogía, psicología, trabajo social, educación, desarrollo comunitario,...)