Holanda-Europa/ ELENA PITA/25/04/2016/El Mundo
Gonzalo es deportista de nacimiento, surfista empedernido y candidato por Holanda en el campeonato mundial de estudiantes emprendedores
Rescata bicicletas abandonadas y perdidas de los depósitos de Holanda, les da una nueva vida y las exporta a toda Europa
Es normal que cuando conoces Ámsterdam te sorprendan las montañas de bicicletas que se forman en las aceras, sobre todo cuando las ves precipitarse en cadena al suelo, por un simple roce, que sucede. Lo que ya no es tan normal es que en ese amasijo de ruedas y chasis veas el negocio de tu vida. O al menos de tu vida universitaria. Pero Gonzalo lo vio, lo investigó y se empeñó, y su idea es hoy una empresa internacional que el pasado marzo le granjeó el premio al mejor Estudiante Emprendedor 2016 (GSEA, Global Student Entrepreneur Awards) de Holanda, y le clasificó entre los 50 finalistas en el mundial del mismo certamen, que se fallará en mayo en Bangkok.
Lo que Gonzalo Fernández García (A Coruña, 1993) vio es que algunos días, muy temprano de mañana o entrada la noche, los montones de bicis desaparecían. Y el montón volvía a montarse, pero desde cero. ¿A dónde habían ido a parar las bicicletas? Pues al depósito municipal, como ocurre aquí con los coches abandonados o simplemente mal aparcados; también allí se llevan las mal aparcadas y, si no se paga una multa para recogerlas, las dan por perdidas. El caso es que a los tres meses de abandono, todas eran destruidas.
Fascinado por la cultura de la bicicleta como medio de transporte por excelencia en los Países Bajos, Gonzalo, curioso y emprendedor, que por algo había ido a Ámsterdam a estudiar Liderazgo e Innovación, se preguntó si aquello no podría ser el principio de una startup,un proyecto de empresa que rescatara las bicis de la morgue del depósito, les diera nueva vida y las exportara.
Así fue como, junto a tres compañeros de clase (dos españoles y una holandesa) y en el jardín trasero de su casa de estudiante, nació BeCiclos, una empresa que hoy ocupa una nave de 1.500 metros en la capital holandesa, que emplea a tiempo completo a dos mecánicos procedentes del programa municipal de reinserción social y que vende y exporta al resto de Europa una media de 10 bicicletas semanales. Ya lleva 1.730. Las piezas que han de reponer las consiguen (gratuitas) del stock de sobreproducción que se genera en las mejores firmas de bicicletas holandesas. En suma: bicis de alta calidad, en buen estado y a precios muy razonables, que venden a través de su página web www.beciclos.com.
El paso intermedio, aupado por los programas de su facultad (Mondragon Team Academy), fue ensayar el negocio fuera del país. Eligieron Bilbao (durante los cuatro años de carrera alternan las clases en Ámsterdam con stages en Bilbao, Finlandia, San Francisco, China e India). Hasta allí se llevaron 160 bicis, alquilaron un local pequeño y barato para la venta, y la cosa, que ahora se llama pop-up,funcionó.
Nada nuevo en Gonzalo, un chico siempre curioso, apasionado del deporte y con dotes de organizador. Desde pequeño, o tal vez naciera así: hijo de dos deportistas licenciados en Inef (ella es profesora de Educación Física en un instituto y él, inspector de Educación para la Xunta de Galicia). Siguiendo la senda de su padre y su tío (los gemelos Fernández, ambos Inef), fundadores de una de las primeras escuelas de windsurf en Galicia con apenas 18 años, Gonzalo y su hermano pequeño, Álvaro, no esperaron a la mayoría de edad para organizar una escuela de surf debajo de su casa, en la coruñesa playa del Orzán. Estudió 4º de la ESO en Hawái y al acabar el bachillerato, aburrido del mediocre sistema de estudios español, probó suerte recorriendo Australia. A su vuelta lo tuvo claro y eligió «una carrera práctica, dinámica», que le hiciera pensar por sí mismo y potenciara sus habilidades: Liderazgo Emprendedor e Innovación. Está ya en cuarto curso. «Lo que me gusta de esta escuela y de cómo enfocan los estudios es que te enseñan a ver oportunidades donde normalmente otra persona no las ve [debajo de un amasijo de hierros y neumáticos, en su caso], y que te fomentan la curiosidad y tus propios valores».
Pero antes de su graduación tiene otro reto: presentarse a la final mundial de los GSEA, del 10 al 12 de mayo en Bangkok, donde tendrá que exponer su proyecto ante un jurado internacional. «Soy español y estoy muy orgulloso de divulgar la cultura holandesa de la bicicleta, además de crear puestos de trabajo y reciclar material de desecho y de sobreproducción. Me hace muchísima ilusión defender el potencial de esta idea». Nada le arredra.
Fuente de la Noticia: http://www.elmundo.es/cronica/2016/04/25/571a532c468aeb9e178b45cd.html
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