Maia Guiu/ La Izquierda Diario/Jueves 5 de mayo de 2016
La Izquierda Diario entrevistó a Betty Jouve, docente y escritora rosarina que escribió la enternecedora carta al Ratón Pérez para un alumno. La carta se viralizó por redes sociales y tuvo repercusión internacional.
Vos acostumbras a llevar adelante acciones como la que ahora se reconoce y valora, ¿por qué crees que esta vez tuvo tanta trascendencia?
Me parece que es una combinación de factores. Pero sin dudas, las redes sociales producen el fenómeno de la viralización. Además, me parece que hay una profunda necesidad social de escuchar otras noticias. Eso se veía reflejado en la cantidad de mensajes de agradecimiento que me iban llegando desde distintos lugares del país, y también desde el extranjero.
¿Con qué realidad se encuentra una docente en la actualidad? ¿Qué vida viven los chicos que van al colegio?
Los docentes nos encontramos día a día con realidades muy difíciles. Son muchas las problemáticas que atraviesan a las infancias. Los niños y las niñas de los sectores más empobrecidos de la población cargan con situaciones de muchas carencias, agravadas por situaciones de violencia que se ven agudizadas por el ingreso del narcotráfico a nuestros barrios.
Pero tampoco la tienen fácil los niños y las niñas de sectores medios, por ejemplo. Muchas veces se ven arrojados al encierro y a la soledad frente a la tele, la compu o la play mientras sus padres enfrentan largas jornadas laborales. Esto produce un verdadero empobrecimiento en los vínculos.
Todas estas situaciones hacen caja de resonancia en las aulas y en los patios, exigiéndonos miradas cada vez más atentas y respuestas para las que no siempre nos sentimos preparados.
¿Qué rol crees que juegan hoy las docentes como vos en una sociedad con una profunda crisis social?
El rol de los docentes es sumamente complejo. No es lineal. Por un lado intentamos resistir, producir cambios, quiebres que cuestionen el orden establecido. Y por el otro nos encontramos muchas veces con situaciones que nos exceden. Porque la escuela sola no puede, no cura, ni remedia los males que ella no ha generado.
De todas maneras, creo que como docentes no podemos renunciar a hacer de la escuela un lugar mejor, más humano. Donde podamos mirar y reconocer a nuestros alumnos, respetando sus lugares de procedencia, su cultura, sus creencias, sus saberes. Para desarrollarlos y complejizarlos, pero tendiendo puentes desde lo que ellos traen, sienten, piensan.
¿Cómo repercutió entre tus alumnos de la escuela, en especial en Ignacio, y entre tus alumnos del profesorado la exposición mediática de esta acción puntual tuya?
La verdad es que lo vivieron con mucha alegría. La escuela se hacía famosa… Ignacio con muchísima naturalidad, muy tranquilo y muy feliz. Lo más gracioso: todos los días los chicos de primer grado me buscan para decirme que tienen algún diente flojo. O los más grandes me preguntan: – Seño, ¿cómo va tu fama hoy? Y bueno, por supuesto, nos reímos.
También las compañeras estaban muy movilizadas, creo que se sintieron incluidas en este reconocimiento, en primer lugar de la comunidad, al trabajo que venimos haciendo todos los días en esta escuela pública de barrio.
Con los alumnos del profesorado fue una oportunidad para conversar acerca de muchas cuestiones, sobre todo de la relación entre la teoría y la práctica. En una de las clases de pedagogía de los institutos donde trabajo, yo les decía que como docentes sacamos cosas de la galera todos los días. Por eso lo importante es saber qué le ponemos a la galera. Y ahí es donde no puede faltar la formación, la sensibilidad, la reflexión crítica sobre nuestras prácticas.
Además de docente, sos escritora. Pero esto no es una suma de dos términos, sos una docente que escribe o quizás una escritora docente que transmite encantadora, dolorosa, dulce, comprometida y críticamente las postales de los patios y los salones de las escuelas. ¿Qué te gustaría lograr con tu «militancia literaria», es decir con todo lo que escribís cotidianamente?
Yo no sé si llamarla “militancia literaria”. La verdad es que he atravesado por distintas etapas desde que empecé a escribir hasta ahora. En un primer momento tenía que ver con una forma de resistir y desnaturalizar las situaciones de pobreza y de dolor que vivía junto a mis alumnos allá por los noventa en una escuela muy pobre de la ciudad. Después, estuvieron muy atravesadas por el espacio radial en el programa de Carlos Del Frade, donde tenía una columna a la que llamaba “Urgente Escuela”. La última etapa es una versión más literaria de las historias que pueblan las aulas y los patios.
De todos modos, el hilo conductor de esta escritura es la de hacer crónica del mundo escolar: mostrar, hacer visible, desnaturalizar. Pero también tomar la palabra. Y animar a otros docentes a que también lo hagan. Que no sean sólo los técnicos los que escriben sobre la escuela, sentados desde sus escritorios.
Los medios buscan muchas veces oponer la imagen de una maestra dedicada con la de sindicalistas rutinarias y desaprendidas. Sin embargo, junto con ser una docente responsable y preocupada por lo pedagógico, tenés una participación gremial. ¿No crees, que a pesar de lo que a veces intentan instalar los medios y los gobiernos, la vida gremial docente puede ir acompañada por una profunda reflexión pedagógica y un compromiso real con la tarea escolar?
En realidad creo que no sólo PUEDE… también DEBE. Creo que la lucha por las condiciones de trabajo de los docentes es la misma que la lucha por las condiciones de aprendizaje de nuestros alumnos. En ese sentido, no son dos tareas, sino una sola.
Por otro lado, históricamente la vanguardia pedagógica era también vanguardia gremial. El movimiento escuela nueva, sin ir más lejos, tenía profundas raíces sindicales. Ni qué decir de la vanguardia de fines de los sesenta y comienzos de los setenta con el SINTER (Sindicato de Trabajadores de la Educación de Rosario) . Creo que como docentes críticos no podemos ceder el espacio de la producción intelectual.
Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/Entrevista-a-la-maestra-que-escribio-la-carta-al-Raton-Perez