Dinamarca/17 de mayo de 2016/ Fuente: El pais
Buscar soluciones innovadoras es el objetivo de Women Deliver, la mayor conferencia sobre los derechos de las mujeres, que esta semana tendrá lugar en Copenhague
Todos hemos oído hablar en alguna ocasión de los problemas a los que se enfrentan las niñas y mujeres en los países en desarrollo, pero lo importante es buscar soluciones realmente innovadoras. Éste es el principal objetivo de Women Deliver, la mayor conferencia sobre la salud y los derechos de las mujeres, que se organiza desde hace más de una década y esta semana tendrá lugar en Copenhague. Siguiendo la línea de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), este encuentro global camina con optimismo hacia la promesa de “no dejar a nadie atrás”.
El foco está puesto en exigir responsabilidades a los gobiernos y en encontrar maneras de implementar los ODS que afectan al sexo femenino. Un primer paso decisivo es hacer que las niñas invisibles se vuelvan visibles. Sólo con datos exactos y relevantes que reflejen la realidad que viven podremos llegar a acciones concretas y a lanzar un movimiento global que transforme la vida de millones de ellas para la próxima generación.
Maya, una joven de 16 años del distrito de Dolakha en Nepal, ya es esposa y madre. Nepal tiene la segunda tasa más alta de embarazo adolescente en el sur de Asia y se estima que una de cada diez menores se casará antes de cumplir los 15 años. Gran parte de ellas abandonará la escuela.
No obstante, Maya ha recibido ayuda para volver a clase y acude a un Espacio Amigo de la Adolescencia para chicas de entre 12 y 18 años. De las 22 que participan en el grupo de Maya, la mitad están casadas; algunas embarazadas, y otras ya son madres. A finales de marzo, Maya hizo los exámenes finales de la escuela primaria y tiene la esperanza de poder continuar su educación en niveles superiores de enseñanza. Sabe que será más difícil estando casada y con un hijo. Pero está aprovechando su experiencia para que otras jóvenes aumenten la confianza en sí mismas: “Por el simple hecho de ser niña ya te encuentras muchas barreras. Lo mejor es centrarte en tus metas y completar tus estudios”.
La historia de Maya muestra cómo se puede pasar de describir una dura realidad a cambiarla. Podemos tener un realismo optimista que se centre más en el poder de las niñas que en sus difíciles situaciones. Centrarnos en hacer posible que aprendan, lideren, decidan y prosperen.
El mundo reconoce cada vez más la importancia de proteger los derechos de la mujer
Es comprensible que prestemos atención a las injusticias a las que se enfrentan a la hora de acceder a la educación, hacer oír sus voces o por ser obligadas a casarse y ser madres. Debemos demostrar una y otra vez cómo ven negados sus derechos sólo por ser niñas. Pero si no damos la misma importancia a las soluciones y a los avances que hemos logrado, podemos quedar atrapados en la desesperación rápidamente.
El mundo reconoce cada vez más la importancia de proteger los derechos de la mujer, y así se ha reflejado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados el año pasado durante la Asamblea General de Naciones Unidas. Ha llegado el momento de impulsar el movimiento a favor de los derechos de ellas surgido en los últimos años, de impacientarnos aún más por el cambio. Es posible hacerlo mejor.
La confianza en sí mismas para tomar sus propias decisiones es fundamental para que mejoren sus condiciones de vida, pero también es imprescindible acelerar el progreso. Gema tiene 17 años y es una de las 2.300 adolescentes que participan en el proyecto Zona Libre de Embarazo Adolescente en Ecuador, en el que se promueve el empoderamiento, la participación y la autoestima para reducir las altas tasas de embarazo en menores de edad. Se incorporó al programa con 14 años, impactada por el número de compañeras de clase que dejaban la escuela al quedarse en estado. Con algunos amigos y amigas, fue de puerta en puerta hablando con los padres y madres para que, poco a poco, cambiasen de mentalidad. Su determinación la llevó a Nueva York, donde, a instancias de Plan International, fue invitada a participar en la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer de Naciones Unidas. Ahora Gema irá a la universidad para estudiar medicina.
Estamos apoyando a niñas de todo el mundo para que defiendan sus derechos, para que se hagan oír en los centros de decisión política. Amelia, de Guatemala, Elma, de Bangladesh, y Sohila, de Egipto, hicieron llegar la realidad de miles de chicas como ellas al Congreso de los Diputados en el pasado Día Internacional de la Niña con el apoyo de Plan International en España.
Es una realidad. Los cambios se están produciendo, pero son terriblemente lentos. Imaginaos si respondiésemos con la misma urgencia al embarazo temprano que a la polio. Si mirásemos de la misma manera la negación del derecho a la educación de las niñas, ¿cuánto avanzaríamos en la consecución de nuestros objetivos?
No podemos seguir actuando como hasta ahora y pretender resultados diferentes. Según un informe de la UNESCO de 2011, una joven en Sudán del Sur tiene el triple de posibilidades de morir durante el embarazo o el parto que de acabar octavo curso. Si no cambiamos las normas sociales que les niegan el derecho a una educación sexual integral, a la anticoncepción y a la integridad física, ¿cómo esperamos abordar el objetivo de conseguir un acceso equitativo a la educación? Necesitamos soluciones a mayor escala que den lugar a transformaciones globales, desarrollar programas como los que han ayudado a Maya, Gema, Amelia, Elma o Sohila.
Se trata de emprender acciones efectivas, de aumentar y fortalecer el movimiento en favor de sus derechos, crear el espacio necesario para poner en marcha mejores soluciones y dotarlas de la confianza y las habilidades que les permitan producir cambios por sí mismas.
No existen datos a nivel mundial del número de menores de 15 años que se quedan embarazadas cada año
El progreso sigue siendo obstinadamente lento en parte porque carecemos de las cifras para analizarlo. No existen datos a nivel mundial del número de menores de 15 años que se quedan embarazadas cada año. No medimos adecuadamente el número de las que abandonan la escuela debido al matrimonio, el embarazo y la violencia sexual, simplemente sabemos el número de las que van a la escuela. Millones permanecen invisibles.
Por ese motivo, lanzamos una nueva alianza que servirá para cubrir las lagunas actuales en relación a los datos. Los datos reales y relevantes nos permitirán ver hasta dónde llegan los avances que hemos hecho para acabar con el matrimonio temprano y forzoso, para alcanzar la paridad de género en la educación secundaria, para erradicar la mutilación genital femenina y para garantizar que tengan las mismas oportunidades laborales que los niños.
También necesitamos mirar y conocer la realidad que viven, tan a menudo ignorada. Necesitamos escuchar la voz de otras como Gema, Maya, Amelia, Elma o Sohila: las que han experimentado esas barreras y han tenido la oportunidad de superarlas. Porque, en definitiva, quienes van a cambiar el mundo son ellas.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/05/16/planeta_futuro/1463412834_468528.html
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