Mayleni Curros y Miguel Posani intentan una utopía: cambiar la sociedad

POR GUSTAVO MÉRIDA • @GUSMERIDA1 / FOTOGRAFÍAS JESÚS CASTILLO

—¿CÓMO SE CONOCIERON?

Silencio. Se miran. Más silencio. Él repite la pregunta en voz alta, ambos miran arriba (al cielo) y él responde: “Nosotros trabajamos montando el Sistema de Protección Social”. “¿Qué es eso?”, repregunto, y casi que nos lanzamos por esa bajada, pero Jesús Castillo —el fotógrafo que, cada vez que puede, me echa en cara la exactitud de la que hace gala Clodovaldo Hernández— me hace una seña. “Tenemos mucho tiempo trabajando juntos”, dice ella. Él y ella son quienes escriben la columna “Libremente”.

—¿POR QUÉ SE LLAMA ASÍ?

—Se llama así porque es libre-mente. Ese fue Posani.
Me mira con cara de ¿cómo me preguntas eso?, y luego nos reímos. Explica Posani: “También estamos desarrollando un centro terapéutico para el buen vivir, que todavía no está listo, y vimos la posibilidad de tener una página donde nosotros diésemos ciertos consejos, ejercicios, reflexiones que están en el área… llámala autoayuda, pero no esa autoayuda estúpida tipo “vuélvete rico haciendo el cheque de la prosperidad”, sino una en la que se tratan temas que te hacen reflexionar, tomar conciencia y que, además, tiene una visión política. Consideramos que es un área que dentro de la Revolución no se ha tocado. Tú lees Padre rico, padre pobre, y es un adefesio. Eso es capitalismo y la gente piensa que eso es autoayuda, nueva era. Es el capitalismo que se infiltró allí. Siempre tratamos de tocar, cada 15 días, temáticas que tengan que ver con lo que está pasando: qué haces con la rabia, por ejemplo.

MAYLENI CURROS

Curros espera que las lectoras y lectores de Libre-mente participen

—¿QUE TAN “PRESA” TENEMOS LA MENTE?

—Totalmente —dice Curros. —Estamos todos alienados —afirma Posani. Ella continúa: “El espacio se piensa un poco para tener unos minutos de eso sobre lo que habla Miguel: para pensar. Porque vivimos, además, en la vorágine del día a día, no nos da tiempo siquiera de preguntarnos nada y con la lectura de unas pocas líneas te puedes permitir parar por un minuto y decir ‘a mí me está pasando esto, es real y no sabía qué hacer’. Es un espacio que vemos saludable para apostar a algo distinto. El tema de la salud mental sigue siendo una falencia grande en nuestro país y en la Revolución”. Interviene Posani: “Somos muy conservadores. Aquí no hablamos de aborto. Tenemos índices muy altos de embarazos en adolescentes, el matrimonio igualitario no existe…”.

—¿POR QUÉ NO SE HABLA DE ESOS TEMAS?

—Porque somos muy pacatos. La Constitución dice que el Estado es laico, pero no se cumple —dice Posani. Hay que humanizar la medicina, humanizar la salud mental. Eso de darle pepas a todo el mundo… Curros empieza a hablar: “Hay que quitarle el estigma: hablar de salud mental no significa que uno está loco. La salud mental es un tema común, que permea todo, que es transversal a todo lo que hacemos en la vida; no es solo la mujer a la que le pegan o la persona que está deprimida, se trata de la persona corriente, que va al trabajo, que tiene hijos, familia y que también tiene angustias y malestares…”. “Y que se llenan de pastillas y ahorita, como no hay pastillas, empiezan a enloquecer”, acota Posani. Sigue Curros: “Se trata de empezar a conocernos, de saber que hay emociones distintas en nosotros de las que no estamos conscientes porque estamos sumamente enajenados y alienados en el día a día. Además, la sociedad de consumo genera eso: verte como un objeto, que el celular es lo que me determina, que si soy mujer necesito tener tetas perfectas para que  me vean…”. Posani: “Eso lo ves en chavistas y en gente de derecha. La Revolución no ha logrado tocar esos niveles de alienación en que está la gente”.

—SI CUANDO DIJISTE “MUJER Y TETAS”, YO TE VI ASÍ, ¿ESO ES QUE ESTOY ENFERMO?

—¿Cómo así? —dice Posani.
—¿Cómo dónde? —pregunta Curros. Después del “no sé, no me fijé” de ella y de alguna sonrisa, me dijeron que “era normal”. Posani dice que la Revolución tiene que hacernos trascender de esa estética artificial. Definitivamente no se puede arriesgar la vida por tener un culo más grande. “Pensar en una relación distinta con nosotros mismos y con los demás. Hay maneras distintas de relacionarse con uno mismo, con su cuerpo, con su emocionalidad y con el otro: una relación desde la solidaridad, el amor, el respeto; que no se está dando porque estamos alienados”. Los dos ansían que ustedes, lectoras y lectores, les expresen “lo que sea que piensen” de la columna. Ahora es más fácil porque desde la nueva página web epaleccs.info pueden escribir en un formato diseñado para ello. Y les parece un “reto Zen” poder colocar algo importante en tan poco espacio.

NO ES PARA NADA FÁCIL, PERO SE LOGRA

POSANI

“Somos muy pacatos en Venezuela”, afirma Miguel Posani

Hablan de que los temas que tocan, los tocan. “Esta es una sociedad que te enseña a ser falso porque, si no, no sobrevives. Es una sociedad en la que aprendes, sin hacer talleres, a ser corrupto, pero para no ser corrupto tienes que hacer un taller, para no alienarte, tienes que hacer un taller. Pero te alienas así, suavecito”, dice Posani. “Es una lucha que se comienza perdiendo, pero es la única para cambiar la sociedad”. A la hora de hablar de ellos mismos, de sus orígenes, de sus familias, la parquedad aparece de repente. Y de repente desaparece cuando el tema es, otra vez, ustedes, lectoras y lectores. “Que nos escriban, que nos digan si no les gustó”, dice Posani. A lo que Curros agrega: “Que nos nutran”.

HIPNOSIS

Desde el escepticismo le pregunto a Curros si Posani la ha hipnotizado: “Totalmente, y es efectivo: lo garantizo como tratamiento para los miedos, las fobias, para los duelos. Es maravilloso”. “Pero no es que me hipnotizas y anulas mi voluntad y toda esa paja”, pregunto con el temor (o la rabia) que da siempre la suposición de que alguien quiera dominarte. Posani aclara: “La hipnosis lo que hace es amplificar un estado alterado de conciencia que tienes tú siempre. Por ejemplo: cuando estás viendo una película interesantísima, ¿no te ha sucedido que pasa algo y ni te das cuenta? Eso es un estado alterado de conciencia. La hipnosis lo va ampliando y ampliando hasta que, en cierto punto, estás pensando en otras cosas…”. “¡Ya va! —interrumpe Curros. ¡Ese es el tono de la hipnosis! ¡Me voy!”. Sigue Posani: “Entonces tú alejas lo que es la conciencia y hablas con el dueño del circo, que es tu inconsciente, que es el que hace todo: te despierta en las mañanas, te genera los sentimientos. Tú no dices: ‘Hoy me voy a enamorar’. Tú te enamoras: ese es tu inconsciente”. ¿Y si hablan de la hipnosis, gente de libremente? O del enamoramiento. O del Estado laico. O del aborto. O del matrimonio igualitario, o la pacatería y los prejuicios. Reto Zen.

ÉPALE 175

Fuente: http://epaleccs.info/la-simpatia-recostada-en-la-terapia/

 

Comparte este contenido: