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Bután, Cero fertilizantes. Será el primer país del mundo en permitir sólo la agricultura ecológica

www.ecoportal.net/03-08-2016/

Bután, un país con unos 750.000 habitantes, se convertirá antes del 2020 en el primero del mundo en el que todos sus alimentos se cultivarán con prácticas de agricultura ecológica.

esa fecha estará prohibida la venta de pesticidas y herbicidas químicos.

Los agricultores butaneses utilizarán para sus cultivos únicamente abonos orgánicos naturales, obtenidos de su ganadería, y ningún producto químico artificial.

Actualmente gran parte de su agricultura es orgánica, al no utilizar apenas pesticidas y herbicidas artificiales por su alto precio.

Bután tiene la intención de exportar sus alimentos naturales a los grandes mercados chino e indio, sus vecinos geográficos.

El ministro de agricultura Pema Gyamtsho, que es también un agricultor como otros ministros en este país, ha anunciado este plan en la Cumbre de Desarrollo Sostenible, celebrada en Nueva Delhi (India) a principios de este mes.

El ministro recalcó los efectos nocivos del uso de fertilizantes químicos en la calidad de frutas y verduras por su menor valor nutricional y la contaminación de las aguas subterráneas.

Los butaneses tradicionalmente practican labores agrícolas, que sin el uso de productos artificiales, mantienen producciones de alimentos suficientemente altas y mantienen la calidad agrícola de los suelos.

La intención del gobierno para mantener la producción de alimentos sin químicos es aumentar las tierras de regadío y usar variedades locales que son resistentes a las plagas.

Los agricultores de Bután se enfrentan en los últimos años a serios problemas como la sequía o la escasez de mano de obra que emigra a las ciudades.

¿Crees que algo así sería posible en algún otro país del mundo?. Ecoportal.net

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FAO: Agricultura comercial generó casi el 70 % de la deforestación en América Latina

Agosto del 2016/Artículo/ecoportal.net

América Latina, la agricultura comercial es la principal causante de la deforestación, según el nuevo informe de la FAO, El estado de los bosques del mundo2016 (SOFO, por sus siglas en inglés).

El SOFO señala que la agricultura comercial generó casi el 70 % de la deforestación en América Latina entre el periodo 2000-2010, pero solo un tercio en África, donde la agricultura a pequeña escala constituye un factor más significativo de la deforestación.

En la Amazonia en particular, la producción de agronegocios para los mercados internacionales fue el principal factor de deforestación posterior a 1990, producto de prácticas como el pastoreo extensivo, el cultivo de soja y las plantaciones depalma aceitera.

“La agricultura comercial de la región no puede continuar creciendo a expensas de los bosques y recursos naturales de la región” explicó Jorge Meza, Oficial Forestal Principal de la FAO.

Meza -quien dirige la iniciativa regional de la FAO de uso sostenible de los recursos naturales- destacó que políticas como la vinculación de incentivos agrícolas asociados a criterios ambientales, la adopción de prácticas silvopastoriles, el pago por servicios ambientales y la recuperación de las pasturas degradadas pueden evitar la ampliación de la frontera agrícola a costa de los bosques.

«La seguridad alimentaria puede lograrse mediante la intensificación agrícola y medidas como la protección social, en lugar de a través de la expansión de las áreas agrícolas a expensas de los bosques«, explico Meza.

Aunque la deforestación sigue siendo alta en la región, a 2015 su tasa se ha reducido en casi 50% comparada a 1990. Esta reducción también ha sido significativa en el Amazonas, producto de las políticas de desarrollo sostenible impulsadas por los países que comparten la cuenca amazónica.

Según el SOFO, desde 1990 más de 20 países a nivel global mejoraron su seguridad alimentaria y mantuvieron o aumentaron su cobertura forestal, demostrando que no es necesario cortar bosques para producir más alimentos.

Ampliación de pasturas: principal causa de la deforestación

Un estudio citado por el SOFO sobre las causas de la deforestación en siete países de América del Sur (De Sy et al., 2015) evidenció la relación entre la deforestación y la expansión del pastoreo extensivo.

Según el estudio, en el período 1990-2005, el 71 % de la deforestación en Argentina, Colombia, Bolivia, Brasil, Paraguay, Perú y Venezuela se debió al aumento de la demanda de pastos; el 14 %, a los cultivos comerciales; y menos del 2 % a la infraestructura y a la expansión urbana.

La expansión de los pastos causó la pérdida de al menos un tercio de los bosques en seis de los países analizados. La excepción fue Perú, donde el aumento de las tierras de cultivo en pequeña escala fue el factor dominante de la deforestación, causando el 41 %.

En Argentina, la expansión de los pastos fue responsable del 45 % de la deforestación, mientras que la expansión de las tierras de cultivo comerciales respondió por más del 43 %. En Brasil, más del 80 % de la deforestación se asoció a la conversión de tierras en terrenos de pastoreo.

Vincular las subvenciones agrícolas a las normas ambientales

En varios países del mundo, las subvenciones agrícolas a gran escala han fomentado la deforestación ya que aumentan la rentabilidad de la producción agropecuaria y generan presión por ampliar la frontera agrícola. Ejemplos de ello en la región son el pastoreo extensivo y la producción de soja a escala industrial.

Una opción de política para evitar esto es vincular los incentivos y mecanismos de fomento público que recibe la agricultura comercial al cumplimiento de normas ambientales.

El SOFO destaca que sólo una reforma de este tipo en Brasil, que vinculó las subvenciones al crédito rural con criterios ambientales, evitó la pérdida de 270 mil hectáreas de bosques que habrían sido deforestadas para incrementar la producción de carne de vacuno.

La iniciativa “Bolsa Verde” de Brasil es otro ejemplo: un programa de transferencia condicionada de efectivo que entrega recursos a miles de familias pobres a cambio de que mantengan la cubierta vegetal y gestionen de forma sostenible sus recursos naturales.

Costa Rica: el valor de los servicios ambientales

Según el SOFO, luego de que la deforestación alcanzara su valor máximo en Costa Rica en la década de 1980, hoy los bosques cubren el 54 % de su superficie, gracias a cambios estructurales realizados en la economía y la prioridad otorgada a la conservación y la gestión sostenible de los bosques.

Los incentivos forestales destinados al desarrollo de plantaciones se sustituyeron a mediados de la década de 1990 por el Programa de Pago por Servicios Ambientales, PSA. Este programa se ha utilizado para reforzar el sistema de áreas protegidas y crear corredores biológicos que abarcan 437 mil hectáreas.

El programa ofreció incentivos a los agricultores para que plantaran 5,4 millones de árboles, además de apoyar la conservación de los bosques en territorios indígenas.

En total, entre 1996 y 2015, las inversiones en proyectos PSA relacionados con los bosques en Costa Rica alcanzaron los 318 millones de dólares USD ; el 64 % de estos fondos procedió de los impuestos a los combustibles fósiles y el 22 %, de créditos del Banco Mundial.

“Este tipo de iniciativas han sido desarrolladas también por otros países de la región, como el Programa Sociobosque de Ecuador y las políticas de fomento forestal de Guatemala” dijo Meza.

El rol de los privados y las plantaciones

Una forma de reducir la presión sobre los bosques nativos es el desarrollo de plantaciones forestales.

En Uruguay, por ejemplo, la superficie de plantación forestal aumentó alrededor de 40 mil hectáreas al año en el período 2008-2011, una inversión anual estimada de 48 millones de dólares.

En Chile, desde 1990, se ha establecido más de 1 millón de hectáreas de plantaciones. A partir de 2025, se prevé que las plantaciones produzcan de forma sostenible unos 50 millones de metros cúbicos de madera al año.

Según el SOFO, las plantaciones en Chile han reducido la presión sobre los bosques naturales, en los cuales la explotación forestal industrial se redujo del 16,1 % de la explotación forestal total en 1990 al 0,8 % en 2013.

Desde 1990 se ha producido un aumento del 8 % de la superficie de bosques primarios y otros bosques regenerados de forma natural en Chile. Sin embargo, el SOFO advierte que en algunos casos las plantaciones han reemplazado a los bosques naturales.

Fuente: http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Biodiversidad/FAO-Agricultura-comercial-genero-casi-el-70-de-la-deforestacion-en-America-Latina

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Las ciudades más verdes se vuelven más injustas

Ecoportal

La construcción de parques y zonas verdes en las ciudades tiende a atraer a las clases sociales más altas y excluye a los colectivos más vulnerables. Así lo revela un proyecto de la Universidad Autónoma de Barcelona financiado por la Unión Europea que analiza el proceso de «gentrificación verde». Ciudadanos con rentas altas y extranjeros de países ricos se han instalado en las últimas décadas alrededor de varios parques en Sant Martí, en Barcelona, según un estudio piloto.

Las ciudades que crean o restauran bienes o infraestructuras verdes contribuyen a medio y largo plazo a la exclusión de colectivos sociales más vulnerables. Así se desprende de un estudio realizado por un equipo de investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB) liderado por Isabelle Anguelovski.

La socióloga y geógrafa ha analizado cómo el perfil socioeconómico de los vecinos varía significativamente cuando su zona de residencia experimenta un proceso de “reverdecimiento” con la creación de parques, áreas verdes, o corredores ecológicos.

El estudio pone de manifiesto que los procesos por los cuales las ciudades potencian la construcción y recuperación de espacios naturales no benefician a todos los ciudadanos por igual. Se trata del proceso denominado como “gentrificación verde” por el que la población original de un barrio de clase media-baja o baja es desplazada por nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo que llegan a la zona atraídos por la proximidad de nuevos parques y zonas verdes y por la oferta concurrente de viviendas mas atractivas.

Como consecuencia, el precio del alquiler y de venta de las viviendas experimenta un incremento considerable, de manera que los colectivos más vulnerables no pueden hacer frente a los precios y tienen que acabar marchándose a vivir a otras zonas, menos atractivas y con una calidad de vida más baja.

“Nuestra hipótesis es que las ciudades más verdes se vuelven más desigualitarias e injustas”, explica Anguelovski, coordinadora de un proyecto científico que pretende profundizar sobre este tema y evaluar el impacto social que provoca la introducción de la naturaleza en los barrios.

“Hay que mejorar la calidad ambiental de los barrios, verdificarlos, pero no a cualquier precio”, comenta la experta quien incide en la necesidad de que este tipo de procesos se acompañe de políticas que controlen la especulación inmobiliaria en la zona, promuevan las promociones de vivienda social, limiten las licencias de alquiler de corto plazo o fomenten la creación de redes de apoyo entre los vecinos y entre comercios locales.

Para la realización de su proyecto Greenlulus (Green Locally Unwanted Land Uses, en inglés), Anguelovski ha recibido una subvención de 1,5 millones de euros de la Unión Europea (Starting Grant del European Research Council). Durante los próximos cinco años, un amplio equipo coordinado por Anguelovski comparará la situación de 20 ciudades de Europa y otras 20 de Estados Unidos, con el objetivo de elaborar un ranking de las urbes ambientalmente más justas así como su impacto social y en la salud de los residentes.

Estudio piloto en Barcelona

Este proyecto cuenta ya con un estudio piloto realizado en la ciudad de Barcelona que evidencia la “gentrificación verde”. El estudio Evaluando los impactos de la gentrificación ambiental en los barrios históricamente vulnerables de Barcelona analizó cómo ha variado el perfil socioeconómico de las personas residentes junto a 18 parques y jardines creados en Barcelona entre 1992 y principios de la década del 2000, en Sant Andreu, Sant Martí, Nou Barris, Ciutat Vella y Horta-Guinardó.

Los resultados muestran cómo en algunos barrios, la mejora ambiental del entorno ha provocado una revalorización de las viviendas que ha terminado por expulsar a las clases más vulnerables para dejar paso a ciudadanos con rentas más altas.

El estudio utiliza seis indicadores: inquilinos con título universitario; inmigrantes no comunitarios, inmigrantes procedentes de países del Norte; residentes mayores de 65 años solos; incremento de la renta de los habitantes y el valor de la vivienda. Los investigadores consideran que se produce “gentrificación verde” cuando se detectan tres de estos parámetros de forma simultánea. Así sucede en los parques de Poblenou y Nova Icària, ambos en Sant Martí, y en los jardines Príncep de Girona, en Horta.

Este fenómeno se nota de manera extraordinaria en la zona próxima al parque de Poblenou, donde los vecinos con un mínimo de una licenciatura que viven a menos de 100 metros de la zona verde han aumentado en un 689% frente al 139% de la media de Sant Martí. El incremento también fue significativo en los parques de las Cascades, Port Olímpic, Nova Icària y Carles I.

Los ingresos de las familias que residen en zonas cercanas a los parques crecieron considerablemente (20,5% en Poblenou) y la presencia de extranjeros de países del norte se disparó en algunos casos hasta el 3.791% en los alrededores del parque de Poblenou, frente al 228% de todo el conjunto de Sant Martí, mientras que la cifra de extranjeros procedentes de países del sur descendió.

Por el contrario, en otras barriadas más estigmatizadas de Nou Barris o de Sant Andreu donde no se ha producido “verdificación” se ha incrementado el porcentaje de familias de colectivos más vulnerables, con la hipótesis de que proceden de los barrios que se han aburguesado como consecuencia de las mejoras ambientales.

Si bien estas zonas se benefician de nuevos espacios verdes, algunas son también zonas donde sigue faltando dinamizar el tejido comercial local, mejorar la calidad de las escuelas, y crear nuevos motores de actividad económica para los vecinos más vulnerables.

Fuente del articulo:http://www.ecoportal.net/Eco-Noticias/Las-ciudades-mas-verdes-se-vuelven-mas-injustas

Fuente de la imagen: http://cdn.ecoportal.net/var/ecoportal_net/storage/images/eco-noticias/las-ciudades-mas-verdes-se-vuelven-mas-injustas/2090614-1-esl-ES/Las-ciudades-mas-verdes-se-vuelven-mas-injustas.jpg

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Qué pasa cuando perdemos biodiversidad

Por: Eco Portal

Un último informe publicado en la prestigiosa revista Science alerta de la pérdida de biodiversidad alarmante que está sufriendo el planeta a pasos de gigante.  El estudio (El primero en estimar la pérdida de la biodiversidad de las comunidades ecológicas a escala global), realizado por investigadores del Museo de Historia Natural de Londres  (UCL) y  el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA-WCMC), ha analizado datos de cientos de científicos de todo el mundo; alrededor de  2,38 millones de registros sobre las  39.123 especies y en 18.659 lugares, con unas conclusiones alarmantes que pueden afectar e influir en el equilibrio de  la sostenibilidad de las sociedades humanas y en el funcionamiento del ecosistema.

Para que tengamos una idea general. El límite de seguridad establecido está fijado en la pérdida de aproximadamente un 10% de especies con respecto a las cifras previas al uso humano de la tierra. En ese caso se mantendría alrededor de un 90% de las especies propias de una determinada zona. El mapa elaborado por los investigadores para ilustrar la pérdida revela que la biodiversidad se sitúa entre el 85% y el 88%, de lo que se extrae que ha caído al menos entre un  12% – 15%.

La biodiversidad se está perdiendo en todo el mundo, pero algunas áreas están particularmente más afectadas. El siguiente  mapa muestra las poblaciones de especies autóctonas como porcentaje de sus poblaciones originales. Las zonas azules son los límites de seguridad propuestos, y las áreas rojas son más allá, las más afectadas en perdida de especies:

Imagen vía Museo de Historia Natural de Londres (UCL)

Según datos referidos por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza que están disponibles en los informes de los Indicadores de Desarrollo Mundial existen casi tantas especies de plantas amenazadas como la cantidad combinada de peces, mamíferos y aves que están en peligro.

Si a este estudio,  añadimos el informe formalizado por la Comisión Europea en el que se constata que el  80% de los bosques originales que cubrían la Tierra hace 8.000 años han sido talados, fragmentados  o dañados, por la mano del hombre. Estamos ante un momento delicado de la vida del planeta cuya respuesta ante tal tesitura debe de ser global como en el caso del cambio climático (Recordemos el COP21) dejando de lado las posibles discrepancias existentes entre países. Esto es una cuestión que afecta a todos y a todos los niveles.

Los científicos del estudio aseguran que… “En muchas partes del mundo, la situación está llegando a un punto en que probablemente será necesaria la intervención humana para mantener la función de los ecosistemas”

Aunque a veces es difícil entender que somos parte de una cadena en equilibrio que no se puede romper, en un ecosistema que todo encaja a la perfección y que la “rotura” de ese equilibrio nos afecta de forma contundente queremos intentar explicar el por qué es necesario mantener la biodiversidad y sus ecosistemas en perfecta armonía.

Cuando se producen desastres o “perdida” de un ecosistema – en la mayoría de veces – por la actividad humana, tiene una  repercusión en la productividad de plantas, fecundidad del suelo, calidad del agua, química atmosférica, y muchas otras condiciones ambientales globales, que por último afectan al  bienestar de las sociedades humanas y la reducción de la pobreza. Estos procesos ecosistémicos son controlados, tanto por la biodiversidad, como por la identidad de las especies de plantas, animales y microbios en una comunidad. Las modificaciones por acciones humanas en una región pueden trastocar las funciones ecológicas que sostienen la vida, tanto a nivel local como abarcando amplias zonas,  atendiendo a su importancia.

Aunque todos los factores son difíciles de explicar, creemos que en la siguiente imagen se puede clarificar los efectos de forma clara.

Imagen vía UNESCO (La Evaluación de los Ecosistemas del Milenio)

Debemos de recordar que es vital para la salud y el sustento alimenticio de las personas. Los organismos vivos, animales, plantas y microorganismos interactúan para formar redes complejas e interconectadas de ecosistemas naturales y hábitats que, a su vez, aportan “servicios ecosistémicos” de los que depende toda la vida.

Aunque la tecnología puede sustituir algunos “servicios ecosistémicos” y amortiguar su degradación, muchos no se pueden reemplazar. Así que ya no es una cuestión de sí deberíamos proteger la biosfera, es ya una necesidad.

Fuente: http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Biodiversidad/Que-pasa-cuando-perdemos-biodiversidad

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Asesinan cada año a más de 35.000 elefantes. La difícil lucha por la conservación

www.ecoportal.net/27-07-2016/

El precio del marfil se ha disparado hasta los 2000 dólares por onza y la matanza alcanza cada año a más de 35.000 elefantes. El fotoperiodista Álvaro Ybarra Zavala viaja a Kenia para captar su supervivencia.

A principios del siglo XX, unos cinco millones de elefantes vivían en el continente Africano. Hoy, su población, a la espera de que este año se complete el gran censo de elefantes –financiado con siete millones de dólares por el cofundador de Microsoft Paul G. Allen–, se estima en menos de 470.000 individuos.

Como ocurre con el mercado de las materias primas africanas, la creciente demanda de China y otros países del Lejano Oriente desató a finales de la pasada década la codicia por el marfil africano de un modo exponencial. El precio de este preciado material, de hecho, se ha disparado desde el año 2004, pasando de los 200 a los 2000 dólares por onza. La matanza, calculan los expertos, alcanza cada año a más de 35.000 elefantes

En los últimos años, sin embargo, gracias a las políticas de sensibilización del gobierno y de entidades como Big Life o la David Sheldrick Wildlife Trust, la tendencia ha cambiado. El programa de huérfanos de la David Sheldrick Wildlife Trust es uno de los proyectos de conservación de elefantes más ambiciosos que existen en Kenia. El compromiso de estas fundaciones es clave en la lucha contra el tráfico ilegal de marfil y sus políticas de implicación de la población local en la protección de estos extraordinarios animales son todo un éxito. «Ahora, en nuestra tierra vemos a los elefantes como compañeros de viaje del futuro de nuestro pueblo –apunta Tim Casaina un de los principales comandantes de rangers de la la Fundación Big Life Foundation –. Si logramos protegerlos sabemos que el pueblo masai tendrá futuro en esta región»

Los Rangers de la Big Life Foundation, fundada en 2010 por el fotógrafo británico Nick Brandt, llevan un lustro luchando contra esta plaga en la región de Amboseli que, hasta hace muy poco tiempo era uno de los puntos más calientes del tráfico ilegal de marfil en Kenia. Amboseli está considerado, de hecho, como una de las mejores experiencias de observación de la fauna de todo el planeta.

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La apuesta por otros modos posibles de pensar y habitar la vida

Ecoportal

Apostar por la vida es, en el planteo de Enrique Leff, “un giro en la voluntad de dominio sobre la naturaleza y de los otros, hacia la voluntad de poder querer la vida” que implica repensar y refundar nuestra humanidad posible y nuestros modos de morar en el mundo. Una pregunta recorre e inquieta nuestra lectura: ¿Tendremos, como humanidad, la imaginación sociológica para deconstruir la racionalidad insustentable y crear otra racionalidad posible?’

Revisión del libro “La apuesta por la vida. Imaginación sociológica e imaginarios sociales en los territoriosambientales del Sur.” de Enrique Leff (2014)

“(…) demasiada luz ciega. Los pueblos expuestos a la reiteración estereotipada de las imágenes son también pueblos expuestos a desaparecer.” (Didi Huberman, 2014, 14)

Apostar por la vida es, en el planteo de Enrique Leff, “un giro en la voluntad de dominio sobre la naturaleza y de los otros, hacia la voluntad de poder querer la vida” (3) que implica repensar y refundar nuestra humanidad posible y nuestros modos de morar en el mundo. Una pregunta recorre e inquieta nuestra lectura: ¿Tendremos, como humanidad, la imaginación sociológica para deconstruir la racionalidad insustentable y crear otra racionalidad posible?

La crisis ambiental y la muerte entrópica del planeta que habitamos y nos habita son crisis de nuestros modos de producción y de comprensión de conocimiento, crisis de las escisiones fundacionales que irrumpieron con la(s) modernidad(es), los capitalismos y el Iluminismo de la razón. En efecto, nuestra comprensión científica del mundo es deudora de esas modernidades hegemónicas, de esaracionalidad de la modernidad que logró imponerse “desterritorializando otros modos de ser en el mundo.” (12) Para Leff, la crisis ambiental es el signo y el síntoma más fuerte de ese límite de la modernidad. En este sentido, afirma que las ciencias sociales se construyeron “en el olvido de la naturaleza y en la ceguera ambiental” (7). Sin embargo, “la cuestión ambiental no se reabsorbe en el orden de la racionalidad de la modernidad, sino que remite a otro orden de racionalidad, al de una racionalidad ambiental” (15), puesto que la consciencia de esta crisis implica la comprensión del límite de la racionalidad que la ha configurado (224). Esta apuesta por la vida, esta otra racionalidad, abre un nuevo modo de comprensión del mundo y propone un nuevo esquema de las ciencias sociales.

Enrique Leff postula la racionalidad de la modernidad como el modo hegemónico de producir el mundo que capitaliza/mercantiliza y homogeneiza distintas formas de vida. Esta racionalidad científica, económica e instrumental legitima formas de apropiación y de transformación económico-tecnológica de la naturaleza finitizada, devenida en recursos escasos y externalidades del proceso de producción. Esta voluntad de saber y de poder que el conocimiento experto supo construir le ha dado lugar a la existencia de una “racionalidad insustentable” (210). Se trata de una racionalidad indolente, como sostiene Boaventura de Sousa Santos, que domina el mundo por el desperdicio y por la alienación de la experiencia humana.

El conocimiento puesto al servicio de la productividad y la ganancia ha roto la relación del saber con la trama de la vida. (…) convertido en soporte de la razón económica produce el desconocimiento del ser y proscribe la experiencia vivida como fuente del saber (221).

La crisis ambiental es una crisis de la racionalidad de la modernidad, de la razón científica; sin embargo, no es una crisis derivada de la lógica interna del funcionamiento de la ciencia(revoluciones científicas, cambios de paradigmas, descubrimientos científicos) sino que surge como efecto de los patrones de conocimiento, acumulación y objetivación del mundo que formula. En su recorrido histórico por los temas que ocuparon la reflexión y la investigación sociológica en las últimas décadas del siglo XX, Leff destaca la cuestión del orden y del cambio social, del movimiento y del devenir de las sociedades, y marca cómo la sistematización del campo epistemológico no incorpora a la historia reciente de las ciencias sociales la emergencia de las ciencias de la complejidad y de la crisis ambiental, dos hechos fundamentales que irrumpen en el terreno del conocimiento.

La crisis de la razón permitió la apertura y el surgimiento de otros enfoques epistemológicos, de otras “matrices de racionalidad”, la emancipación de los “saberes subyugados por el colonialismo epistemológico del pensamiento eurocéntrico que ha ignorado, inhabilitado y sepultado otras cosmovisiones culturales” (314) y la legitimación de otras experiencias sociales, de otros conocimientos y otras formas de conocer.

Frente a esta racionalidad que marca su límite con la imposibilidad de dar respuestas a la crisis ambiental, la racionalidad ambientalemerge como la posibilidad y la potencia de crear ética, estética y otros modos de habitabilidad del mundo políticamente. Configura y constela territorios epistémicos y ecológicos de vida y sustentabilidad. En este sentido, pretende territorializar “los principios ontológicos del pensamiento posmoderno –la ontología existencial de Heidegger, la ontología de la diferancia de Derrida y la ontología de la diversidad de Deleuze y Guattari en el campo de la ecología política” (25)

Esta racionalidad es crítica respecto de que la modernidad pueda convocarse a la reflexión de sus bases teóricas, éticas e instrumentales. Esta racionalidad sostiene que “la modernización reflexiva es el eterno retorno de lo mismo” (211)

La racionalidad ambiental se presenta, antes que como un paradigma o un modelo axiomático, como un modo de pensar, un pensamiento comprehensivo que territorializa una multiplicidad de “matrices de racionalidad” y se construye en un diálogo de saberes. Esta racionalidad se configura en la emergencia de la complejidad ambiental, complejidad ontológica y epistemológica que abre la posibilidad de pensar y de crear otros modos diversos de habitabilidad del mundo, en la inmanencia negentrópica de la vida, “que no son un retorno a la premodernidad, y que el término posmodernidad no alcanza a conceptualizar.” (20)

Otra sociología ambiental se inscribe en el nuevo esquema de las ciencias sociales que abre esta racionalidad. Es una sociología comprometida con el presente crítico del mundo y con el futuro poco promisorio en términos de sustentabilidad planetaria, que busca re-comprender el mundo actual desde una mirada inquisitiva; “Es un manifiesto de combate a una sociología desconectada de la raíz de la vida y subsumida en el proceso de racionalización de una modernidad insustentable” (34) Se trata de una “sociología emancipatoria” que busca crear nuevos territorios en la heterogénesis de vida y

Propiciar el acontecimiento de lo posible desde la inmanencia de la vida, desde sus potenciales negentrópicos, desde el pensamiento y la acción creativas que fertilizan lo real, desde las solidaridades con los procesos sociales en marcha; desde la recuperación de lo que habiendo surgido, fue sometido por el poder hegemónico de la colonización y globalización del mundo; de lo que ha sido incivilizado: invisibilizado, desvalorizado, marginado por la subyugación de otros saberes (41)

Es una sociología solidaria de las ecologías, de las naturalezas, de las economías, de las culturas, de las racionalidades, de las modernidades, de los saberes.

El pensamiento ambiental crea otro diálogo posible entre disciplinas que trabajan la relación naturaleza / cultura, con lo cual se “abre un nuevo espacio de comprensión sociológica y un desafío epistemológico para dar consistencia a la polisemia conceptual y a las transferencias disciplinarias (…)” (28). En este sentido, Leff sostiene que la epistemología de la sociología ambiental debe distinguir los sentidos de orden, de entropía y de negentropía como conceptos pertenecientes al campo disciplinar de las ciencias naturales para poder construir / territorializar su sentido en el campo de las ciencias sociales. Esta epistemología ambiental no es un principio de exclusión o de legitimación de los modos posibles de cognición del mundo sino que es una apertura a la inteligibilidad y comprensión de diversos modos sociales de producción de conocimientos, de racionalidades y de verdades por venir.

La emergencia de actores sociales “del ambientalismo”, “habitados por el deseo de vida y movilizados por el derecho de ser en el mundo ante la muerte entrópica del planeta” (87), se inscribe en el campo de la ecología política, en el que se configuran estrategias de confrontación y de alianza respecto de visiones, de intereses y de valores distintos y diferentes en torno a la reapropiación social de la naturaleza y a la emergencia y construcción de otra sustentabilidad posible: un movimiento multiclasista con un rol protagónico en la construcción de imaginarios en el que sea posible un futuro sustentable. Surgen, se vuelven visibles y audibles, “nuevas identidades dispersas que se articulan y solidarizan a través de redes sociales poniendo en acto una política de la diferencia en los procesos de reapropiación de la naturaleza, en los que se configuran las nuevas identidades culturales” (295); se trata de un movimiento socioambiental multifacético, multiclasista y complejo.

La racionalidad ambiental territorializa nuevos mundos / modos de vida al abrirse al dialogo de saberes, es ese espacio creado y potencia creadora de verdades (colectivas) por venir. Este emerge del encuentro de imaginarios de la sustentabilidad (imaginarios del Buen Vivir, Suma Quamana, Sumak Kawsay), de racionalidades y de valores que no se cierran sobre lo ya dado, sino que se abren a la creatividad cultural de mundos de vida sustentables por-venir. La racionalidad ambiental acoge el germen de lo nuevo, líneas embrionarias, latencias que existen pero aún no ha encontrado su nombre.

Se trata de una nueva ética política que “dispone al mundo a la fertilización de las diferencias” y de las heterogeneidades. Este diálogo de saberes hace contar como heterogeneidades componibles y disponibles a “saberes en-terrados” y “saberes encarnados”, en proceso de emancipación, que territorializan otra formas de vida (252), así como la emergencia y la potencialidad de lo aún no ha sido, “lo todavía no” y, por tanto, no-nombrado.

Se trataría, como sostiene Georges Didí-Huberman (2009), de hacer aparecer a los pueblos, pese a todo, como las supervivencias de un “saber-luciérnaga” (101) (de los estados de la luz y los estados de la voz), de pequeñas luces, pequeños resplandores pasajeros, intermitentes, intersticiales, danzantes, erráticos, resistentes e insistentes que aparecen como alternativa a tiempos demasiado oscuros o demasiado iluminados, una luz menor con un “fuerte coeficiente de desterritorialización.”(39) “Las supervivencias (…) nos enseñan que la destrucción nunca es absoluta – aunque sea continua (…)” (65)

Enrique Leff sostiene que no hay una sola forma de “vivir bien” o de ejercer la autonomía como praxis emancipadora creadora de lo “radicalmente otro” en la que la naturaleza se vuelve política. Las estrategias de emancipación, el clamor por justicia ambiental y la creatividad para construir mundos alternativos sustentables se convierten en apuestas fundamentales que debemos hacer día a día para seguir viviendo, resistiendo en las trincheras y re-existiendo en nuestros territorios.

*Débora Andrea Cerutti: Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades “María Saleme de Burnichon” (CIFFyH) – CONICET. debocerutti@hotmail.com ArgentinaMarcela Cecilia Marín: Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades “María Saleme de Burnichon” (CIFFyH) – CONICET. marcecimarin@gmail.com Argentina
Cita sugerida: Cerutti, D.; Marín, M. (2016). La apuesta por otros modos posibles de pensar y habitar la vida. Cuestiones de Sociología ,14, e011. Recuperado de http://www.cuestionessociologia.fahce.unlp.edu.ar/…
Bibliografía
Leff, Enrique (2014). La apuesta por la vida. Imaginación sociológica e imaginarios sociales en los territorios ambientales del sur. Vozes editora, Mexico.Didí-Huberman, Georges (2009). La supervivencia de las luciérnagas. Abada Editores, Madrid.Didí-Huberman, Georges (2014). Pueblos expuestos, pueblos figurantes. Manantial, Buenos Aires.

Fuente del articulo: http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Educacion-Ambiental/La-apuesta-por-otros-modos-posibles-de-pensar-y-habitar-la-vida

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Asombroso: Por primera vez en 100 años, nacen tortugas bebés en las Galápagos.

www.ecoportal.net/22-07-2016/

Pero estas pequeñas crías traen además muy buenas noticias para la especie, ya que su nacimiento podría significar una gran ayuda para estos animales en peligro crítico para tener un nuevo comienzo y evitar su inminente desaparición debido a los efectos de las acciones del ser humano.

James Gibbs fue uno de los investigadores que anunciaron la gran noticia y que estuvo presente cuando los primeros huevos eclosionaron en diciembre de 2014.

“Estoy asombrado de que las tortugas nos dieran la oportunidad de enmendar nuestros errores después de tanto tiempo”

–James Gibbs–

Cuando los navegantes llegaron por primera vez a la isla en el siglo 18, inadvertidamente gatillaron una catástrofe ambiental que ha tardado muchas generaciones en ser corregida. Las ratas a bordo de los barcos rápidamente se propagaron el frágil ecosistema de la isla y se dieron un festín con los huevos detortugas que hasta entonces contaban con muy pocos depredadores.

La influencia de las ratas fue tan devastadora que en las próximas décadas ni una sola cría de tortuga sobrevivió y ese fue el comienzo de un rápido viaje hacia la extinción de esta especie. Pero ahora el ser humano busca reivindicar este error y ha ayudado a que las tortugas retornen a la isla.

En los años 60 un grupo de conservacionistas comenzó un plan para preservar a la especie, que en ese entonces sólo contaba con 100 ejemplares vivos.

Los pocos huevos que encontraron intactos en la playa fueron recolectados e incubados en otra isla y una vez que las tortugas nacieron, las criaron por otros 5 años para asegurar su supervivencia. Pero el problema de las ratas en la isla continuaba…

Para erradicar a las ratas los biólogos diseñaron una arriesgada maniobra: en 2012 vertieron veneno desde helicópteros, diseñado especialmente para atraer a las ratas y ellas cayeron en la trampa.

¡Por primera vez en años la isla estaba libre de ratas!

Esto les dio a las tortugas la tan esperada oportunidad de recuperar su especie y su hogar.

“Hicimos un reconocimiento (en diciembre de 2014) para ver si había funcionado para las tortugas y encontramos 10 sitios de anidación. Esta era la primera vez en cien años que esto ocurría de forma natural y salvaje en la isla. Dadas las probabilidades de proyección, estoy seguro de que hay cien sitios más por ahí”

–James Gibbs–

Ahora se estima que hay alrededor de 500 tortugas (o más) en la isla.

 

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