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México: Publican Reglas de Operación de LEEN con ampliación de horario, 6 a 8 horas, y servicio de alimentación para 2022

Por: Erick Juárez Pineda

Con la finalidad de incorporar al programa La Escuela Es Nuestra (LEEN) un horario extendido y alimentación, así como mejorar las condiciones de infraestructura, la Secretaría de Educación Pública (SEP) publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF), el acuerdo por el que se modifican las Reglas de Operación para el ejercicio fiscal 2022 https://bit.ly/38yhvV5 Anexo del Acuerdo https://bit.ly/3vumD5R

La ampliación del objetivo general precisa el mejoramiento de las condiciones de infraestructura física, equipamiento, material didáctico, y el establecimiento de un horario extendido con jornadas escolares de entre seis y ocho horas diarias, así como servicio de alimentación en los planteles públicos de educación inicial, preescolar, primaria y secundaria en sus diferentes modalidades, Centros de Atención Múltiple y servicios educativos del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe).

El acuerdo, publicado ayer en la edición vespertina del DOF, señala la importancia de implementar estrategias puntuales para abatir las malas prácticas en el uso de programas sociales, con énfasis en la entrega directa de recursos y sin intermediarios.

Desde 2019, el programa LEEN implementa acciones para mantener, mejorar y dignificar los planteles de Educación Básica con la participación directa de las comunidades escolares, y por conducto de los Comités Escolares de Administración Participativa (CEAP).

Con esa premisa, se establece la jornada escolar de entre seis y ocho horas diarias, acordado en asamblea del plantel en coordinación y con la cooperación de la autoridad escolar y personal educativo, para promover un mejor aprovechamiento del tiempo disponible y generar mayor desempeño académico y desarrollo integral de las y los alumnos.

Las Reglas de Operación establecen que el servicio de alimentación es el apoyo económico complementario que se brinda por conducto de los CEAP, conforme a la autosuficiencia presupuestal, y para fortalecer la salud del alumnado que se encuentra en comunidades con altos índices de pobreza y marginación. Esto coadyuvará a la obtención de mejores aprendizajes y a la permanencia en las escuelas.

El apoyo económico podrá utilizarse para el servicio de alimentación, aun cuando el CEAP decida no extender el horario del plantel. Los comités de las escuelas públicas de Educación Básica atienden las necesidades de infraestructura, equipamiento, material didáctico, servicio de alimentación y extensión de horario.

Con la ampliación del objetivo general de LEEN, se busca lograr avances equitativos en la mejora de infraestructura física educativa a nivel nacional, en equipamiento y material didáctico. El presupuesto destinado cubrirá, de manera eficiente, las necesidades de las comunidades escolares.

Las modificaciones a las Reglas de Operación se hacen ante la nueva realidad derivada de las diversas acciones instrumentadas por el gobierno federal para mitigar la dispersión y transmisión del virus SARS-CoV-2 (COVID-19).

También se considera el avance en la Política Nacional de Vacunación que ha modificado la distribución por edades de los contagios, hospitalizaciones y defunciones relacionadas con COVID-19, con lo que se ha disminuido el riesgo de contagio en la población y ha permitido el regreso presencial a las aulas.

Fuente de la información e imagen: https://www.educacionfutura.org
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Educación y discapacidad: lucha y resistencia contra la exclusión

Por: ERICK JUÁREZ PINEDA

«Lamentablemente, en la educación especial existe un paulatino pero constante desmantelamiento de servicios enfocados a esta población…»

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis, 2019), dos de cada 10 personas con discapacidad no saben leer ni escribir, apenas 40 de cada 100 terminan la primaria y sólo siete de cada 100 tienen estudios de educación superior.

El ejercicio del derecho a la educación especial enfrenta retos aún más grandes que la educación regular. La lucha por su defensa, visibilización e inclusión real en las políticas y acciones públicas se tornan cada día más complicadas, pues aunque en las leyes se ha reconocido su importancia y necesidad, en la práctica no sucede así.

Las exigencias de aquellas personas que requieren acciones y materiales específicos –ya sea por alguna discapacidad física o intelectual o, incluso, por ser sobresalientes–, aún no pueden ser cubiertas por nuestro sistema educativo.

Estas carencias se han venido revelando de manera más constante gracias a la pandemia y el modelo de educación a distancia, pues las desigualdades generadas y la poca sensibilidad de las autoridades educativas nos han llevado a un momento muy crítico.

Lamentablemente, en la educación especial existe un paulatino pero constante desmantelamiento de servicios enfocados a esta población, una enorme falta de expertos y docentes que atiendan sus necesidades en las escuelas y la insuficiencia de materiales e infraestructura escolar. Ello se agrava cuando hay nula voluntad política y administrativa para resarcir estas desigualdades y una franca invisibilización de sus resistencias y exigencias.

Además, resulta más preocupante cuando se sabe que 99 por ciento de las personas con discapacidad que asisten a la escuela en México lo hacen en una institución pública y el fortalecimiento de sus trayectorias y la construcción de entornos educativos incluyentes, parece no ser prioridad para la Secretaría de Educación Pública (SEP) (Hermidia, 2022).

La reforma educativa de 2018 trajo falsas esperanzas. Por un lado, se reconoce en la Constitución y la Ley General de Educación que la educación especial es fundamental en la búsqueda de la justicia y la equidad; sin embargo, parece letra muerta, pues las acciones emanadas desde las instancias gubernamentales caen en la omisión o la mala ejecución de las políticas públicas, lo que genera una doble victimización y la continuidad de modelos excluyentes y poco empáticos.

Esto también se ve reflejado en la reciente discusión y construcción de los nuevos planes y programas de estudio, donde no se tomaron en cuenta los amplios sectores organizados de personas con discapacidad ni hubo apertura a propuestas independientes de gran valor pedagógico.

Recientemente, el colectivo Educación Especial Hoy advirtió que, aunque la política de inclusión educativa ha transformado la percepción que se tiene del alumnado con discapacidad, lamentablemente casi todas las acciones de la SEP se han centrado en el magisterio, a cuyos miembros se les sigue utilizado para lavarse las manos y deslindarse de sus responsabilidades reduciendo la inclusión a un asunto de vocación y échaleganismo magisterial (2020).

Los retos políticos, administrativos y educativos parecen interminables. Sólo la organización colectiva e independiente puede mejorar el rumbo. No dejemos a nadie atrás.

 

Fuente de la información: https://profelandia.com

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De docentes a espectadores. Asambleas educativas y la simulación del debate

Por: Erick Juárez Pineda

La formulación de los nuevos planes y programas de estudio no es cosa menor. Su construcción debería incluir las voces de todos los miembros de la comunidad educativa: docentes, alumnos, padres de familia, directivos, académicos, investigadores, organizaciones de la sociedad civil, legisladores, sindicatos y demás figuras que intervienen en los procesos de enseñanza – aprendizaje.

Estas discusiones deben recabar todas las formas de pensamiento, perspectivas y visiones educativas, las cuales, fortalecen los contenidos que se aterrizan en las aulas y los centros escolares.

En el discurso, la propia titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez Álvarez reconoce que estas asambleas “no tendrían razón de ser si no se escucharan las necesidades, críticas y reflexiones del magisterio” (Boletín 60, SEP). En la práctica esto resulta distinto.

El desarrollo de los encuentros encabezados por Marx Arriaga Navarro, Director General de Materiales Educativos, han estado llenos de señalamientos de simulación y segregación.

Muchos docentes, directivos, analistas y demás figuras han dado a conocer a través de redes sociales, foros y medios de comunicación que las reuniones son “a modo” y bajo lineamientos particulares de selección de invitados, donde solo algunos -la mayoría afines al gobierno actual- son aceptados en estas reuniones.

Sin embargo, para la SEP, los docentes han sido reducidos a simples espectadores y consideran que las visualizaciones de los videos de estos encuentros publicados en las distintas plataformas digitales son suficientes para darle legitimidad a los encuentros.

Para muestra un botón. El Boletín No. 31 de la SEP, señala que “en estas asambleas se consideran las opiniones de las maestras y los maestros”, pues tan solo en la sesión realizada en Veracruz, el video del encuentro “tuvo un alcance de 35,289 espectadores en las distintas plataformas en la que se transmitió, y la interacción de 13,125 personas en redes sociales”.

Recientemente, en su cuenta de twitter, Marx Arriaga dijo que la transmisión de la XXII Asamblea tuvo 147,069 visualizaciones, esto basta, según él, para demostrar a aquellos que dicen que estos eventos son “ejercicios cerrados en donde los maestros no fueron invitados”, están equivocados. Incluso considera que estas métricas son ejercicios y muestras de “transparencia”. (https://twitter.com/MarxArriaga/status/1502331511005192199)

Esta visión es errónea.

No se puede reducir a las y los docentes a simples espectadores, ni se puede traducir el número de visualizaciones en las redes sociales como un indicador de participación activa y propositiva en esta labor titánica. Ya tenemos experiencia en asambleas simuladas.

Durante la formulación de los planes y programas de estudio emanados de la Reforma Educativa del Gobierno de Enrique Peña Nieto, se convocaron a dos jornadas de trabajo para aterrizar las propuestas curriculares: la primera con Emilio Chuayffet y la segunda con Aurelio Nuño. Esto resultó en reuniones llenas de acusaciones de simulación pues aunque en el discurso se convocó a un grupo plural de docentes, académicos y analistas, los resultados de ello fueron muy distintos a lo que se acordaba en las mesas e iniciativas recabadas.

Aunque la propuesta curricular presentada por la SEP contiene elementos positivos y necesarios para transformar el rumbo, también vemos bastantes aspectos debatibles, lagunas educativas y un alto deslinde de responsabilidad hacia los gobiernos anteriores; por lo que tenemos que esperar las versiones finales para emitir posiciones más concretas.

Queda muy poco tiempo para que termine el actual gobierno. Si se quiere recomponer el camino es necesario pensar desde la pluralidad, el reconocimiento y hospitalidad a las diversas formas de pensamiento y una apertura sincera a la crítica y la autocrítica. El Sistema Educativo Mexicano lo merece.

*Periodista especializado en educación. Articulista de La Jornada.

Twitter: @elErickJuarez

Fuente e Imagen: http://www.educacionfutura.org/de-docentes-a-espectadores-asambleas-educativas-y-la-simulacion-del-debate/

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Planes y programas de estudio: forma y fondo

Por: Erick Juárez Pineda

«El ejercicio del derecho a la educación requiere la intervención de toda la sociedad. Nadie merece ser excluido ni minimizado.»

La discusión sobre la formulación de los planes y programas de estudio ha resultado más compleja de lo que se esperaba: los procesos se han visto manchados por señalamientos de opacidad, simulación y de una gran deficiencia pedagógica.

Aunque las autoridades educativas digan lo contrario, los hechos señalan que no es así.

Veamos la forma y el fondo.

Han presentado un documento que, según la Secretaría de Educación Pública (SEP), es resultado de mil 423 reuniones de trabajo, en las cuales recuperaron las voces de los actores educativos involucrados en la implementación de los planes y programas de estudio vigentes (2011 y 2017), con el propósito de identificar sus fortalezas y áreas de oportunidad (https://bit.ly/3tZSJnJ); sin embargo, estas reuniones no son públicas ni las personas que participaron en estos ejercicios o los archivos que ahí se discutieron.

Adicionalmente, el desarrollo de estos encuentros bajo la figura de asamblea, ha sido excluyente de buena cantidad de miembros de la comunidad educativa que tienen una visión muy distinta de lo que se presenta; y estas reacciones se han visto documentadas en medios de comunicación, redes sociales y foros alternos.

Al mismo tiempo, la comunicación de quienes están al frente de estos ejercicios ha minimizado a los docentes a simples espectadores y creen que una visualización en redes sociales de los videos de las reuniones son un signo de transparencia, apertura y participación activa (https://bit.ly/36ikRuq).

En cuanto a la relación con la prensa también hay muchos pendientes. No han existido invitaciones abiertas a medios de comunicación para realizar sus coberturas y así ver más allá de lo que los videos o los boletines de prensa nos muestran. En estos encuentros, las entrevistas improvisadas, las reacciones del público y aquello que está detrás de cámara tienen un peso tan importante como lo que se muestra por los canales oficiales. Para ello, el ejercicio periodístico resulta ­fundamental.

Encima, como señala Luz Moreno (2022), este documento está hecho con un lenguaje sumamente académico, entendible para ciertos sectores familiarizados con las epistemologías del sur, pero difícilmente de socializar con quienes no están relacionados con estos temas. Aquí hay un problema de divulgación muy importante.

También los tiempos políticos cuentan. Estas asambleas son muy parecidas a los foros de discusión de los planes y programas de estudio emanados de la reforma educativa del gobierno de Enrique Peña Nieto: llegan al final del sexenio, son cercanos a los próximos procesos electorales y tienen muchas posturas ideológicas que regularmente se usan en campañas políticas.

Sobre el fondo del documento existen señalamientos que, si bien se toman con cautela porque se trata de una propuesta en construcción, sí da un panorama de lo que veremos en el modelo curricular: hay una evidente ausencia pedagógica y no hay una vinculación clara con la formación docente (Carro, 2022); no se ve un adelgazamiento curricular que, como dice la misma propuesta, dé prioridad a aquellos contenidos verdaderamente significativos (Alonso, 2022); existe una contradicción argumentativa bajo el señalamiento de que la educación y las dimensiones que pretenden incluir se enfocan en el desarrollo del individuo, pero posteriormente señalan que deben responsabilizarse de otras personas dejando de lado su autorrealización (Chao, 2022); ponen a la escuela como un nodo indispensable de la vinculación comunitaria; sin embargo, parece dotar de un exceso de responsabilidades a la institución y sus integrantes, quienes, por factores exógenos, comprometen su labor y los cometidos asignados.

Ante ello hay poca claridad del cómo se va a llevar a la práctica todo lo planteado en el documento, qué tanto se reconocen los contextos y qué tanto influyen y condicionan de forma directa a las instituciones (Medina, 2022); no se ve un proyecto transexenal al que se pueda dar continuidad, por lo que preocupa también que poco se habla de los procesos de aprendizaje y cómo se van a valorar y a evaluar. Hay sólo críticas a la forma en que se evaluaba antes, pero no una propuesta clara de cómo podemos medir los niveles de aprendizaje. (Medrano, 2022).

El ejercicio del derecho a la educación requiere la intervención de toda la sociedad. Nadie merece ser excluido ni minimizado. Las autoridades deberían ser las primeras en entenderlo pues, si esto no sucede, estaríamos cayendo en el viejo gatopardismo educativo, donde pretenden que todo cambie para que todo siga igual.

Fuente de la información: https://profelandia.com

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El sillón de Vasconcelos

El sillón de José Vasconcelos se va haciendo grande, enorme, y su oficina en la Secretaría de Educación Pública (SEP) pareciera que cada día va quedando vacía, abandonada, sola.

La responsabilidad de quien está al frente de esta dependencia es inmensa y, lamentablemente, la esperanza de tener al fin a un maestro al frente de la educación nacional ha quedado empañada bajo la sombra de la desilusión magisterial, el desamparo y la opacidad.

El paso de Delfina Gómez por la SEP ha resultado gris y nada distinto a sus antecesores de los gobiernos emanados del PRI o el PAN. No lo digo sólo por los recientes señalamientos de corrupción en los que se ha visto involucrada y que fueron confirmados por la sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sobre el cobro de diezmos a los trabajadores del municipio de Texcoco; sino por el abandono al sistema educativo nacional, la pobre implementación de las políticas y acciones educativas y la aún pendiente revalorización del magisterio.

Sin embargo, más allá de funcionarios, líderes sindicales y cambios legales, el sistema educativo camina gracias al esfuerzo independiente, de organización y cooperación en cada comunidad educativa. Ejemplos sobran.

Ante la pandemia surgieron redes autónomas de tutoría y acompañamiento docente que, ante la falta de opciones de profesionalización y desarrollo continuo por parte de las autoridades educativas y sindicales, fueron los maestros quienes comenzaron a compartir experiencias, estrategias y análisis de los contextos en el que desarrollaban sus tareas, logrando crear alianza con sus pares para tratar de enfrentar las diversas situaciones.

También comenzaron a surgir nuevos materiales de trabajo que tomaban en cuenta la coyuntura de su comunidad más allá de lo que marcaban los estandarizados contenidos del programa Aprende en Casa. Estas herramientas creadas con recursos propios fueron socializadas y utilizadas, en su mayoría, en comunidades de alumnos de bajos recursos y de situaciones vulnerables, donde no llegaban los beneficios de las herramientas digitales, como computadoras, celulares o Internet.

En consecuencia, hubo mayor participación e involucramiento de tutores y padres de familia en estos procesos, mejor comunicación y apoyo con escuelas, docentes y directivos y un espíritu renovado de cooperación y empatía con la labor educativa.

Finalmente, también creció la exigencia por la mejora de condiciones de trabajo y la organización colectiva más allá de las tradicionales instituciones sindicales. Estas nuevas formas de demanda surgen a raíz de la precariedad en los contextos en los que se desarrollan, la falta de servicios médicos y de salubridad, los bajos salarios y nulos apoyos por parte de las autoridades o de los sindicatos.

De una forma u otra la educación no ha parado. Incluso, podría no haber titular de la SEP y el sistema seguiría avanzando.

La silla de Vasconcelos es demasiado grande para una persona, pero ante ese vacío, el colectivo magisterial tiene los elementos y la autoridad moral para llenarla.

* Periodista especializado en temas educativos.
Director de Educación Futura

Fuente de la información:  https://www.jornada.com.mx/notas/2022/01/30/politica/el-sillon-de-vasconcelos-20220130/

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Malestar docente y revalorización del magisterio

Por: Erick Juárez Pineda* 

 

El “síndrome del quemado” o burnout hace referencia al desgaste emocional y físico acompañado de actitudes negativas que presentan los trabajadores y que provoca poca motivación para desempeñar sus actividades.

Este padecimiento está asociado a diversos factores. En el ámbito educativo, trae muchas consecuencias que dañan terriblemente al desarrollo magisterial.

Han pasado tres años desde que se inició el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el cual llegó a la Presidencia de la República con dos promesas que le hicieron ganar apoyo de buena parte de la comunidad educativa: echar abajo la “mal llamada reforma educativa” del gobierno de Enrique Peña Nieto y traer una verdadera “revalorización del magisterio”.

Estos dichos que trataron de materializarse con la reciente reforma educativa traían la ilusión de contar con mejores condiciones y un nuevo enfoque en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, aún no se han reflejado, pues el malestar docente se va incrementando y los contextos no mejoran.

Estos factores de descontento son diversos y necesitan atención urgente para resarcir el daño que van dejando al sistema educativo.

El primero de ellos tiene que ver con una fuerte tensión causada por los procesos burocráticos. Aunque fue promesa de los titulares de la Secretaría de Educación Pública que existiría una descarga administrativa, esto no fue así. Incluso, durante la pandemia, estos requerimientos aumentaron.

Imagina que el hyperloop se convirtiese en el medio de transporte más convencional

El segundo factor tiene que ver con una persistente precarización del salario. Según la investigadora Claudia Alanís en su artículo titulado “El Servicio Profesional Docente: percepción de las condiciones laborales en educación básica” (2020), un sector importante de maestros señala que, para ellos, es muy necesario desarrollar otra actividad además de la docencia para cubrir sus necesidades familiares.

En promedio, un profesor de educación básica gana 8 mil 400 pesos al mes y muchas veces este es el único ingreso con el que tratan de cubrir gastos de vivienda, servicios y educación de los hijos, entre otros.

Aunado a ello, existe un menor reconocimiento social a la profesión. “Se puede apreciar un contraste entre el prestigio del magisterio mantenido hasta hace algunas décadas con respecto del actual” (Alanís, 2020).

Durante la pandemia, estos señalamientos negativos hacia los docentes fueron incrementándose: “Cobran sin trabajar” y “los padres de familia estamos haciendo lo que les corresponde”, fueron algunos de los comentarios lanzados, menospreciando la labor que los mentores desempeñaron desde el confinamiento.

Finalmente, existen pocas oportunidades de profesionalización y formación continua. Los cursos de actualización ofrecidos por las autoridades educativas o líderes sindicales revelan una falta de empatía y conocimiento de las verdaderas necesidades de los profesionales de la educación. Fueron los mismos maestros quienes buscaron acompañamiento externo y, la mayoría de las veces, pagados por ellos mismos sin apoyo institucional.

Pareciera que la muy esperada revalorización docente está lejos. Sin embargo, sólo la organización colectiva y la empatía y solidaridad social pueden cambiar las cosas.

Ya lo decía Pablo Latapí en su famosa carta: ser maestro tiene, como la Luna, su cara luminosa y su cara oscura. Luchemos entre todos, por mantener ese brillo y dignidad magisterial.

*Periodista especializado en temas educativos. Director editorial de Educación Futura

Fuente de la información: https://www.jornada.com.mx

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