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Polarización en acceso a la educación superior

Por: Hugo Aboites

En 2003 Karina y Elizabeth murieron en la Ciudad de México cuando eran apenas adolescentes. Pero no fueron víctimas de la inseguridad capitalina, ocurrió que, por su cuenta, cada una decidió quitarse la vida, en desesperanza por no haber logrado ingresar a una preparatoria de la UNAM y a la Anexa a una Normal. Lo hicieron, además, cuando comenzaba un periodo de esperanza en la educación en la ciudad. Impulsados por las protestas universitarias de 1996, 1998 y 1999-2000 contra las cuotas y la evaluación para el acceso, los jóvenes rechazados de las principales instituciones habían conseguido que se abriera una mesa donde autoridades de la UNAM, IPN, UAM, y jóvenes rechazados podían dar una discusión. En ese momento también Andrés Manuel López Obrador creó una prepa en cada delegación y la universidad del Peje (UACM), sin colegiatura y sin examen de selección. Después de un periodo –1996-2000– sumamente conflictivo y que al final llevó al encarcelamiento y enjuiciamiento de más de mil estudiantes, esta combinación de, por un lado, impulsar que las instituciones federales en conjunto dieran soluciones a grupos específicos de rechazados y, al mismo tiempo, que el gobierno local ampliara sustancialmente el acceso a la educación superior, trajo un inusitado periodo de estabilización y crecimiento de la educación.

Suena a paradoja, pero ahora que tanto a escala federal como local gobierna la misma opción partidista,se ha oscurecido el futuro de esa convergencia. A la demanda de jóvenes rechazados de que también este año se instale la mesa de acuerdos, la SEP se niega verbalmente y por escrito descalifica el pase directo (eliminación del examen de selección) que los rechazados siempre han planteado. Esta demanda, que al inicio de los años 2000 era considerada absurda, con el paso del tiempo fue ganando posiciones. No sólo la retomaron las preparatorias y la universidad creadas en esos años en la Ciudad de México, sino que la gratuidad y libre acceso también son rasgos propios de los 100 nuevos planteles de nivel superior a escala nacional. En la UNAM desde hace seis décadas no se hace examen para los estudiantes de sus preparatorias que buscan pasar a la licenciatura y también existe libre acceso a ciertas instituciones de la SEP. Decisiones como la de la UAM (2008) –de no considerar sólo el resultado del examen para el ingreso, sino además tomar en cuenta el promedio– también muestra la relativa pérdida de confianza en estos exámenes incluso para seleccionar a los que pueden aprender. El examen de selección, sin embargo, sigue siendo uno de los más firmes baluartes de la opción neoliberal en el seno de la educación superior, es rápido, igualitario, transparente –se dice– y además produce ingresos. Pero tiene efectos profundamente discriminatorios, y por eso en agosto de 2016 (en Jalisco) el ahora presidente López Obrador decía que cuando triunfe nuestro movimiento vamos a cancelar los exámenes de admisión, eso se va a suprimir, todos van a poder estudiar y en diciembre de 2018 presentó la iniciativa de modificaciones al artículo tercero que incluía el derecho pleno a la educación en el nivel superior (y, por tanto el fin de las evaluaciones para el ingreso).

La reacción, sin embargo, fue muy fuerte. En San Lázaro, los partidos de derecha y la mayoría de diputados de Morena, convergieron y lograron hacer que este derecho fuera reservado sólo para las personas que cumplan con los requisitos dispuestos por las instituciones públicas (artículo 3, X). Podría pensarse que esto da mayor flexibilidad para explorar alternativas, pero en su carta a los rechazados (Subsecretaria ES, Of. 500/2019-0596) la SEP se inclina por definir que el requisito fundamental son los criterios académicos en condiciones de igualdad y equidad… transparentes –los adjetivos usualmente adjudicados al examen estandarizado– y rechaza como injusto con otros candidatos, el pase directo.

Es decir, que si la intención de AMLO era el que los exámenes de selección fueran desapareciendo resultó lo contrario. No sólo porque ahora el ejercicio de un derecho queda condicionado a lo que cada institución disponga como requisito por arbitrario y contra derecho que éste sea, sino porque además, en su carta, la interpretación a que apunta la SEP es que el requisito significa examen. Y con eso, el papel socialmente restrictivo que han jugado estos exámenes quedaría ahora fortalecido como nunca antes. Hasta quienes desean ingresar a los nuevos planteles de educación superior en la CDMX deberán tomar un curso y presentar un examen (Instituto de Educación Superior, 29/5/19).

En estas circunstancias, cerrar unilateralmente por parte de la SEP un espacio de 15 años que ha servido para disminuir tensiones y acordar el ingreso de miles, no parece prudente. Sobre todo cuando las instituciones involucradas están dispuestas a escuchar y acordar.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/polarizacion-en-acceso-a-la-educacion-superior/

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Organismo para la mejora continua de la educación

México / 14 de julio de 2019 / Autor: Hugo Aboites / Fuente: La Jornada

El proceso de integración del organismo que viene a sustituir al INEE recoge toda la falta de definición, la profunda ambigüedad que hasta ahora ha caracterizado a la propuesta educativa vigente y confirma que no estamos en el rumbo de la profunda transformación de la educación que necesita el país y por la que se pronuncian de múltiples maneras las y los maestros, estudiantes y comunidades (incluyendo padres de familia). Es también un anticipo de lo que vendrá en las leyes secundarias.

En primer lugar, el punto de partida. La integración de este nuevo organismo refleja la postura del Ejecutivo frente al proceso de modificación del tercero constitucional. Allí pareció decirse ‘eliminen la evaluación punitiva de la Constitución y de las leyes secundarias, mencionen el artículo 123 constitucional, úsese el término excelencia en lugar de calidad, cámbiense algunos nombres y, ya.’ Todo lo demás, que quede al libre juego de las fuerzas políticas de hecho y de su expresión concreta y más inmediata que es el Poder Legislativo. Esta posición de dejar hacer, dio como resultado lo que ahora tenemos en el tercero constitucional: un programa variopinto, de complacencias, desde listados de las materias que deben impartirse, los temas más virales y hasta pasajeros, y una extensa copia de mucho el procedimiento para integrar el INEE que estableció la reforma de Peña Nieto.

En segundo lugar, el procedimiento incluido por EPN, era una fórmula adecuada para el pacto de uniformidad y mayoría neoliberal. Produjo un bloque compacto de estudiosos de la educación con perfiles muy similares y con orientación OCDE y organismos privados. Pero al aplicarse en un contexto de indefinición y ambigüedad como el actual esa fórmula produjo resultados muy distintos. Cada tendencia, partido y grupo buscó colocar a sus afines y resultó una mayoría de economistas y ex asesores de la SEP, consultores y ex funcionarios de gobiernos estatales y federales ( La Jornada, 03/07/19). Hasta se integró a quien fuera representante de México ante la OCDE durante 17 años, fundador del INEE y del Great Place to Study Internacional (Wikipedia). Pero además, el desaseo. Como cuando el senador Monreal insiste en que se repita la votación por un cuestionado candidato del PRI, a fin de que quede, pues se acordó incluirlo, y la palabra se debe cumplir ( Ibidem). En resumen, una mayoría generada en un espacio de arreglos, trueques y acuerdos con apenas dos o tres que piensan a México desde otra educación. Esta combinación desequilibrada no es una buena combinación para generar una línea clara y un futuro de transformación. Augura tensiones.

En tercer lugar, resulta claro que en ausencia de una definición rectora, en este organismo aparece ahora un crudo mosaico de intereses que reflejan los que a escala nacional enconadamente se disputan la conducción de la educación en México. Están ahí los conocidos actores de la OCDE, del capital humano, funcionarios y asesores del pasado sexenio. Personas que por trayectoria y convicción están más familiarizadas y confortables con las concepciones de mejora de la educación que provienen de TV Azteca y sus escuelas de excelencia, de una SEP proclive a la OCDE y al viejo INEE, y de organismos empresariales como Mexicanos Primero. Salvo dos o tres de sus miembros, el grueso no se sentirá cercano y empático con las concepciones sobre cómo mejorar la educación que sostienen muchos maestros y estudiantes en proyectos alternativos en varios estados del país. En el fondo, ni los maestros, estudiantes, comunidades del país, sus luchas y, sobre todo, sus proyectos, es decir, la gran mayoría de quienes hacen hoy la educación, estarán siquiera proporcionalmente representados en ese organismo. Y por eso, corre el riesgo de convertirse –como el INEE– en un grupo clasista y arrogante que dicta orientaciones desde el Olimpo. No podrá despedir, pero sí descalificar con evaluaciones hechas a su visión.

En cuarto lugar, las leyes secundarias. Si éstas siguen el mismo camino, los mismos referentes y prácticas que hemos visto, tendremos un futuro de fuertes tensiones y conflictos en la educación y, lo peor, se sepultará la esperanza de un cambio educativo de fondo. Otro debe ser el mecanismo para elaborar esas leyes y incluyendo la del nuevo organismo. Procesos abiertos, propuestas de definición clara y de entrada del hacia dónde de la educación y su traducción a textos legales. Para sobrevivir como nación, necesitamos una educación que se ponga del lado de los maestros y estudiantes, de los sin escuela y sin trabajo digno, de sus esfuerzos y aspiraciones y de las concepciones que con sus luchas, sus manifiestos y sus proyectos, han marcado un rumbo preciso para la educación mexicana. Un gobierno con 30 millones de votos –la gran mayoría de ellos procedentes de los que ahora no caben en los acuerdos legislativos– no puede olvidar esto.

*UAM-X

Fuente del Artículo:

https://www.jornada.com.mx/2019/07/06/opinion/014a2pol

Fuente de la Imagen:

http://comunicacion.senado.gob.mx/index.php/informacion/boletines/45325-plantean-candidatos-al-organismo-para-la-mejora-continua-construir-un-nuevo-sistema-educativo-para-el-pais.html

ove/mahv

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La entrega

Por: Hugo Aboites.

 

No hay ambigüedad que dure 100 años y la del gobierno de López Obrador en el tema de la educación tardó exactamente cinco meses en disiparse. Por un lado, sus reiteradas declaraciones de que se abrogaría completa la reforma, y, por el otro, la SEP insistiendo en su evidente inclinación por la OCDE y ese instituto. Lo más reciente fue, por un lado, la aprobación en las comisiones unidas de la Cámara de un dictamen abrumadoramente rechazado por académicos en la UNAM y maestros, y por otro, el esperanzador memorándum en que el Presidente planteaba lineamientos, “en tanto se alcanza un entendimiento con los padres de familia y los maestros sobre los cambios constitucionales requeridos…” (Pág. 2, primer párrafo). Esto último alentó la confianza de los maestros. Y, más todavía, cuando al memorándum del 16 de abril le siguió la convocatoria de la SEP a negociar el lunes 22. Sin embargo, sorpresivamente, el día 24 con la decisiva participación de la mayoría de diputados de Morena, el dictamen del paquete de modificaciones se lleva al pleno de la Cámara y en horas queda aprobado.

Es cierto que ya no se aplicarán evaluaciones punitivas a los maestros, pero seguirán excluidos del 123 y, con eso, indefensos, para empezar, ante un procedimiento de ingreso, promoción y reconocimiento de excepción que ya anuncian las modificaciones aprobadas. Pero, lo más grave, abre todavía más que en 2013 la conducción de la educación nacional a la representación local de la OCDE y de Mexicanos Primero. La SEP de Moctezuma Barragán justificó este despojo de conquistador, en la necesidad de ceder en algo a fin de conseguir la abrogación de la reforma. Pero era innecesario. Un gobierno con el respaldo popular al presidente que significan 30 millones de votos y, además, con el peso de uno de los movimientos sociales y magisteriales más poderosos de la historia reciente, pueden plantarse y empujar con fuerza extraordinaria una reforma de fondo. Si se quiere. Con lo aprobado queda claro que no se trataba de defender a la educación y al interés superior de niños, niñas, maestros y maestras, y sino de darle un poco a los maestros sin alterar demasiado el proyecto de control de le educación de conservadores, empresarios y la OCDE.

Y los diputados sabían contra quien iban, si no, ¿por qué el presidente de la fracción de Morena, Mario Delgado, hablando al día siguiente en Aristegui noticias, llama a los maestros a tranquilizarse, a tener confianza? ¿Por qué anticipa que habrá resistencia aunque –usando las mismas fatuas palabras de Mexicanos Primero en 2012– espera que sólo durará un tiempo? Tal vez, pero también puede que, como en 2013, la molestia aumente, venga luego la resistencia focal, la campaña de la derecha exigiendo represión y un gobierno crecientemente entrampado en un tema que es de Peña Nieto.

En un aparente intento por ofrecer esperanza, el Presidente ahora reitera que debe darse prioridad a los normalistas y desde la Cámara se habla de que las demandas y rectificaciones se incluirían en la legislación secundaria. Viendo cómo se arrasó con las propuestas y reservas de las minorías y hasta con la propia iniciativa presidencial, sería ingenuo confiar de nuevo.

La votación en la Cámara muestra la reactivación del Pacto por México, ahora con la inclusión de la mayoría de los diputados de Morena. Usando el mismo método de ceder para lograr, el PRI y el PAN elegirán a los integrantes del nuevo INEE con el mismo perfil del pasado (incluyendo a algún(os) progresista(s) pero, además, con una sustancial ampliación numérica. Ya no habrá sólo una Junta Directiva sino además un consejo técnico y otro más, consultivo. Decenas de integrantes más. Se busca así democratizar la imagen del nuevo organismo y legitimar más la presión empresarial y conservadora sobre la educación que comenzó a ejercer en 2013. Por eso mantiene su carácter de una entidad autónoma que desde fuera, desde la sociedad civil empresarial y de la OCDE, y por encima de una SEP que gusta de ceder, establece criterios, lineamientos, indicadores para normar, certificar, medir la excelencia (calidad) y, por tanto, asumir la conducción y el rumbo de la educación. Y esto incluye sobre todo el quehacer de millón y medio de maestros y maestras, además de estudiantes y comunidades que, una vez más, quedarán subordinados a las imposiciones pedagógicas de una cúpula privilegiada y conservadora y excluidos de la participación en la conducción nacional y regional de su propio trabajo educativo.

Sin embargo, los nuevos reformadores deben recordar que no se ha borrado el horizonte de una lucha larga, muy dura y que, por nacional y exitosa, puede ahora servir para unificar otras muchas resistencias. Las de comunidades y organizaciones sindicales contra los proyectos de despojo de sus derechos y de su patrimonio educativo, cultural y de territorio. Las que, cada vez más, sólo confían en la fuerza de su unidad.

Fuente del artículo: https://www.jornada.com.mx/2019/04/27/opinion/020a1pol

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OCDE-INEE-SEP y UAM

México / 17 de marzo de 2019 / Autor: Hugo Aboites / Fuente: La Jornada

La Iniciativa del presidente López Obrador que abroga la llamada reforma educativa, por un lado, plantea claro –como dijo el 12 de diciembre 2018– cumplirle a las maestras y maestros, pero en abierta contradicción la SEP busca preservar todo lo posible de esa reforma y del INEE. Así, el secretario Moctezuma, en entrevista televisada antes del inicio formal del sexenio, hablaba de pláticas con el instituto para evaluar a los maestros y luego invita a un consejero de la Junta de Gobierno del INEE, Guevara Niebla, quien –en hiriente paradoja– se convierte en la autoridad para los cientos de miles de maestros de los niveles educativos contra los que se enfocó la evaluación impulsada por el INEE. El mismo día de su designación, el ex INEE aclara sus lealtades al calificar como excesivas las pretensiones de López Obrador de eliminar la reforma educativa (www.elfinanciero.com.mx/10deagosto ), y, más tarde, cuando ya se presenta la iniciativa de abrogación prefiere callar, pues, dice, la está digiriendo(https://www.excelsior.com.mx/nacional/ estoy-digiriendo-la-iniciativa -y-vamos-a-analizarla-gilberto-guevara/1284747 ). Hay historia: en 2010 la SEP acuerda con la OCDE crear la reforma educativa: México necesita con urgencia un sistema de evaluación docente basado en estándares (y) los docentes que presenten un bajo desempeño deberán ser excluidos del sistema educativo. Acordaron también la operación del Organismo de Evaluación Independiente (que sería el INEE), y para facilitar la implantación de la reforma o como dicen, “para lograr la transmisión desde la OCDE hacia México, es necesario que un grupo nacional de actores se ‘apropie’ de las recomendaciones y las adapte.” Y crear un Comité de Trabajo con miembros de la academia altamente respetados, docentes y personalidades del sector público y sociedad civil. ( Acuerdo México-OCDE para mejorar la calidad de las escuelas mexicanas, 2010). Y allí convergen Mexicanos Primero y académicos comprometidos a fondo con la evaluación del INEE (ahora defensores de lo que les era propio). La OCDE (dos visitas recientes de Gurría a la SEP) también defiende. Así, desde niveles altos de la SEP y el grupo nacional de la OCDE más que cumplirle a los maestros le cumplen al legado del INEE.

Por eso, los maestros y diputados afines rechazan la problemática fracción IX de la iniciativa de modificación al tercero constitucional. Porque con el pretexto de generar lineamientos relacionados con la mejora del magisterio, propone mantener en la Constitución una parte del INEE, mediante la creación de un Centro con autonomía técnica que, de nuevo, enfatice una evaluación que, al no reconocer a los maestros como trabajadores del artículo 123 constitucional, vuelve a ser todopoderosa. Así, a pesar de que desde los años 90 todo se evaluó, pero poco o nada mejoró, no se aprende del fracaso y otra vez se presenta, reforzada, la evaluación como el único camino para la mejoría. Para eso retoma conceptos clave de la OCDE-INEE, pues quiere que ese Centro contribuya a la mejora continua de la educación a través estudios, mediciones (exámenes estandarizados), la determinación de estándares (perfil único respecto al cual evaluar) e indicadores de resultados(datos a recolectar en la evaluación). Es decir, evaluar y evaluar cuando ya sabemos que dependiendo del estándar, ciertas escuelas resultarán pésimas y otras de excelencia, y cuando sigue siendo cierto que las comunidades educativas pueden decir mejor que nadie qué es lo que se necesita para mejorar. Un Centro, además, que incluiría como nueva examinación la certificación de escuelas, es decir, la evaluación de los colectivos docentes, y que acredite a las instituciones autorizadas para certificar (evaluar) el desempeño de las instituciones, las autoridades y los distintos actores de la educación (evaluación a maestros y estudiantes) además que haya certificadoras que identifiquen las buenas escuelas, en un esquema como el de las agencias acreditadoras de programas e instituciones universitarias (ver Ángel Díaz Barriga, 2008: Impacto de la evaluación en la educación superior mexicana). El mismo que, después de décadas, no ha traído resultados claros de mejoría, pero sí un boyante negocio. Efectivamente, negocio, porque además del poder que sobre los maestros y escuelas confiere la evaluación también se hace evidente el factor dinero. Las agencias privadas cobran a las universidades por certificarlas; la OCDE cobra caro a México el costo de los estudios y recomendaciones que hace; el Ceneval cobra miles de millones de pesos por los exámenes de la evaluación del INEE a maestros, y los consejeros del INEE cobran sueldos como autoridades universitarias. Y, como se ve en la UAM, hoy no es nada fácil alejar un poco a la educación de los privilegios del poder y el dinero.

Fuente del Artículo:

https://www.jornada.com.mx/2019/03/02/opinion/016a1pol

Fuente de la Imagen:

http://www.miguelcarbonell.com/docencia/panorama_de_la_educacion_2012_printer.shtml

ove/mahv

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Huelga UAM

México / 10 de marzo de 2019 / Autor: Hugo Aboites / Fuente: La Jornada

En este sexenio, la huelga Situam es la primera en una universidad. En un momento en el país, de ebullición social, la autonomía permite mayor libertad y más sensibilidad para conectarse con procesos nacionales de cambio. Los conflictos ya no tienen los cauces corporativos, ni los horizontes confinados por topes y por la coacción gubernamental. Además, hoy la presión pública, los trabajadores y hasta la Presidencia de la República consideran intolerables las distorsiones que al quehacer público y universitario impone una distribución del presupuesto sesgada en favor de las burocracias administrativas y académicas. Esto se agrava por el hecho de que 30 años de iniciativas neoliberales (restricción al ingreso de estudiantes, colegiaturas, enormes disparidades salariales, venta de servicios de investigación y difusión cultural, verticalidad gerencial) alejaron a las universidades de las necesidades de conocimiento del país y de sus jóvenes. En la UAM fuimos ejemplares, y vivimos en una especie de campana de cristal, pero ahora sufrimos recortes que hacen necesario demostrar nuestra validez frente a la sociedad y a los estudiantes y trabajadores universitarios.

La huelga obliga a la UAM a cambiar. Sus autoridades no pueden ya simplemente sentarse a esperar hasta que la huelga se agote, durante semanas o meses, como en ocasión anterior. El costo sería inaceptable para los trabajadores y para la institución pues emergería internamente confrontada, y, al calor de las acusaciones, más vulnerable. Mejor opción es ocuparse en resolver ya el conflicto laboral y hacerlo en forma tal que por un lado se fortalezca hacia adentro (mejor distribución de sus recursos, apertura al escrutinio interno y externo, fortalecimiento del tejido), y, por otro, muestre la disposición a pensar en una más clara respuesta a demandas sociales de conocimiento (admitir a más estudiantes, crear y difundir libremente la ciencia, para atender “primordialmente, a los problemas nacionales…” (Ley Orgánica UAM, artículo.2).

Lo inmediato y urgente, sin embargo, es el tema salarial. Ahí se va a demostrar qué tanto interés hay por comenzar a redefinir y fortalecer la institución comenzando de inmediato, a disminuir la fragilidad salarial en la UAM. Esto suena paradójico pues los ingresos de sus académicos son de los más altos del país. Pero frágiles: un profesor-investigador titular de tiempo completo tiene un salario de alrededor de 28 mil pesos, aunque puede superar los 90 mil mensuales con las becas y estímulos. Estos últimos, sin embargo, los determina el rector cada año y de acuerdo con su apreciación de la disponibilidad de recursos. No están anclados en un acuerdo bilateral, tampoco garantizados institucionalmente, y en una época de recortes pueden ser inestables. En el caso de los administrativos, la fragilidad estriba en que son salarios bajos (9 mil pesos promedio, según nómina), sensibles a la inflación y a cualquier reducción o estancamiento de recursos institucionales. Permiten la sobrevivencia pero no facilitan que los trabajadores respondan adecuadamente a las exigencias de mayor especialización y profesionalización en el trabajo. Por otro lado, el salario académico debe aumentar para que, aunque sus ingresos globales no crezcan sustancialmente, sí pueda tener una proporción mayor de sus ingresos laboralmente salvaguardados.

La UAM puede dar un aumento salarial más alto si decide dar un paso hacia un presupuesto austero y ejemplar y defendible al exterior. Veamos: el ofrecimiento actual para administrativos es de 3%+3.35%=6.45%, y de 3.35% para académicos y representan un monto global de 57 millones (28 mdp para 3 mil 882 administrativos y 29 mdp para 3 mil 90 académicos) de un presupuesto global de más de siete mil mdp (Datos nómina y presupuesto 2019). Si la UAM decide aumentar 10% a administrativos y académicos, eso costaría, además de los 57 mdp ya sobre la mesa, otros 72.1 mdp. ¿De dónde saldrían? Podría tomarse una parte, por ejemplo, de los 159 mdp asignados al Estímulo a los Mandos Medios y Superiores (Ver www.uam.mx, Transparencia, Presupuesto 2018, pág. 43). Para los académicos, bastaría con reducir un tanto alguno(s) de los montos de becas y estímulos y con eso dar el aumento adicional. Por ejemplo del Estimulo a Trayectoria Sobresaliente que tiene 189 mdp, o el Estímulo al Grado Académico, con 213 mdp, y con eso aumentar la proporción de ingreso académico estable. Incluso sería perfectamente posible, posteriormente, y haciendo un ejercicio de recorte bien balanceado, recuperar 120 mdp para contratar a 150 profesores-investigadores adicionales y así admitir a casi 4 mil estudiantes más. Sería claro así que en lugar de sobresueldos la universidad opta por abrir más espacios para sus jóvenes. Y con eso se rescata de manera concreta la noción de que la universidad, sus recursos y sus trabajadores adquieren su sentido más profundo en el servicio a la sociedad y sus jóvenes.

Fuente del Artículo:

https://www.jornada.com.mx/2019/02/16/opinion/016a1pol

Fuente de la Imagen:

https://yanmaria-yaoyolotl.blogspot.com/2010/12/huelga-situam-2008.html

ove/mahv

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La compleja educación básica y superior

Por: Hugo Aboites. 

 

Cuando con fastidio, se pregunta ¿y ahora por qué protestan los maestros si ya se les concedió lo que pedían (el fin de la reforma, liberación de presos políticos)?, se olvida que la problemática del magisterio no nace ni termina con una reforma. Cierto: ya no se les despedirá masivamente, ni encarcelará, ni se les disparará si marchan, pero el de los salarios y la falta de democracia son temas históricos y de fondo que no se han querido resolver, ni a nivel superior ni en el resto del sistema. En los años 40, los salarios del magisterio ya se habían reducido en términos reales a la mitad de lo que eran en 1925. Sólo volverían al nivel original casi 40 años después, y momentáneamente, pues al comienzo de los 80 de nuevo caen en picada. El FMI y también el Banco Mundial se opusieron a cualquier aumento recuperador y la solución neoliberal en los años 90 consistió en dar aumentos muy altos, pero de forma selectiva y relativamente a pocos (con la denominada Carrera Magisterial, Becas y Estímulos para académicos), pero dejar a la mayoría restante con sueldos deprimidos y hacer uso creciente del trabajo precario de profesores interinos en el magisterio y temporales y de asignatura en la educación superior. Este esquema de extrema diferenciación salarial no sólo redujo costos al gobierno, también permitió una cuestionable distribución de recursos en el interior de instituciones de educación superior. Un académico con el máximo nivel de Becas y Estímulos puede llegar a ganar cerca de 70 mil pesos mensuales (sin incluir la beca del Sistema Nacional de Investigadores y asesorías), mientras que, en el extremo opuesto, un académico temporal gana 18 mil. Y en el magisterio las diferencias –aunque en una escala muy distinta– son semejantes y muchos profesores apenas sobreviven junto con su familia. Llama la atención a algunos el que los maestros cuentan con hasta 25 programas de apoyo como descubría el gobernador de Michoacán, pero son parches que los profesores son obligados a aceptar porque se les niegan los aumentos robustos que necesitan. Y también los académicos tenemos una historia similar: en el talón de pago es fácil identificar casi 10 de este tipo de apoyos complementarios: despensareconocimiento al trabajo beca ayuda integral a la familia. Los brujos neoliberales experimentaron, además, con una descentralización que, paradójicamente, reforzó la centralización de los cacicazgos de gobiernos locales, generó procesos más autoritarios, corrupción, desvíos de fondos, caos administrativo y obligó a la doble negociación (local y federal).

Una nueva reforma educativa debe partir o por lo menos incluir seriamente el fondo de todas estas tensiones y avanzar a una regularización y ajuste del salario en todos los niveles, abrir la participación, redefinir la descentralización y reparar el caos administrativo. El secretario Nuño confesó alguna vez que la SEP ni siquiera sabía cuántos maestros tenía a su servicio (y decidió preguntarles a ellos, mediante un censo). Si no se resuelven estos problemas y se apuesta sólo a un modelo educativo de excelencia, como ya menciona la SEP, se abren brechas conflictivas. Un pequeño botón: Hechos, de TV Azteca del 28/01/2019 entrevista a padres de familia en Michoacán que se preocupan por sus hijos por el paro de los maestros y a continuación, presenta un reportaje del mundo feliz de los pocos niños y niñas que logran ingresar a las escuelas de excelencia de Fundación Azteca. ¿Es ese el futuro, una reforma de excelencia, pero indiferente y remisa ante las problemáticas estructurales? Pues entonces vuelta a los conflictos localizados.

Otra problemática de décadas es la intervención de organismos internacionales empeñados y con la capacidad –gracias a la aquiescencia de administraciones pasadas- de dictar la política educativa en México. Hace semanas presenciamos la insistencia pública de José Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de que prioritariamente se incluyera la visión empresarial en la Ley de Educación Superior. Luego, de fuente confiable, se informa que existió otra reunión similar, no pública, en octubre 2018. Ante la tendencia a abrogar la Reforma 2012, la OCDE vino a defender al INEE e insistió en que por lo menos se mantuviera un organismo autónomo encargado de evaluaciones. De acuerdo con la fuente, Gurría quería que se publicara que la OCDE contribuía así a la modificación de la constitución, pero una funcionaria suya lo convenció de que sería contraproducente.

El país necesita urgentemente una profunda y verdadera reforma educativa, pero que integre la resolución de lo complejo: salario y participación democrática. Y hoy existen las condiciones para que la SEP lo haga si quiere lograr que, en la educación, la energía de la transformación no se disipe en constantes y numerosos conflictos.

Fuente del artículo: https://www.jornada.com.mx/2019/02/02/opinion/016a1pol

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La errada trayectoria de la nueva SEP

México / 21 de octubre de 2018 / Autor: Hugo Aboites / Fuente: Educación Futura

Aún no toman formal posesión del cargo los integrantes de la Secretaría de Educación Pública (SEP) cuando en Guerrero ya tienen en sus manos la primera erupción de un conflicto que viene y que es consecuencia directa de la trayectoria balística que se ha imprimido al manejo del tema la reforma educativa. Las leyes de la física suelen ser diferentes a las de la política, pero las primeras declaraciones en julio; la integración de un consejero del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) a un alto puesto en la SEP; la declaración que éste hace de sólo hacer cambios mínimos (y coincidir así con la OCDE y Mexicanos Primeros); el planteamiento amorfo e individualizado de los foros; la preferencia abierta al SNTE, y, ahora, la creencia de que la solución al enfrentamiento es un exhorto a la conciliación dibujan una trayectoria que aterrizará en la propuesta de rescatar lo más posible de la actual reforma. Pero eso traería un desencuentro entre la administración de Andrés Manuel López Obrador y un sector del magisterio sumamente importante. Y lo peor, un conflicto innecesario, porque AMLO ha sido contundente en el tema de la abrogación total de la reforma del gobierno peñista y en esa dirección hay cada día más convergencias. ¿Qué necesidad?

Los de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (Ceteg), por otro lado, no merecían ser bloqueados por razones de mero procedimiento, como una y otra vez ha venido ocurriendo en los foros de otras entidades. Más bien, habría que llamarlos a una mesa de diálogo. Parece no entenderse que a los elevados niveles de indignación, rebelión y profunda exasperación del magisterio, se agrega la ambigüedad de la SEP. Que a ésta no puede responderse con este tipo de foros, donde, además de que el SNTE consigue posiciones privilegiadas, se limita a los independientes el uso de la palabra, y ya venida la violencia, no se les ofrece diálogo sino exhortos. Es previsible, entonces, la molestia. El recorrido de Javier Jiménez Espriú y otras secretarias en la vecindad del pretendido aeropuerto, por ejemplo, fue bruscamente atajado por la prepotencia de una empresa extractora de material y, sumamente molestos, los funcionarios tuvieron que retirarse, pero prometieron regresar el 2 de diciembre, con todo lo que eso implica. Pequeños detalles en contextos álgidos pueden tener muy profundas implicaciones.

Con los maestros el que se trate de una nueva administración no hace olvidar la profundidad del desencuentro histórico con el sindicalismo oficialista, no hay nuevo capital político que sirva. Ni puede borrar las agresiones que han sufrido desde los medios, la SEP actual, el Congreso pasado, el SNTE, las organizaciones empresariales y civiles como Mexicanos Primero. Se le olvida a la venidera SEP, o no lo sabe, que fueron los maestros de la Ceteg, los que temprano, en marzo 2013, bajaron de la montaña y vinieron a Chilpancingo desde las siete regiones para oponerse a la reforma. Cargando las maestras a sus niños en la espalda, impulsados por los más pobres y dedicados docentes, los que atienden a la población originaria, cerraron por la fuerza la Autopista del Sol. La misma donde apenas un año antes (diciembre de 2011) policías federales y estatales dispararon contra una manifestación de cientos de normalistas de Ayotzinapa, con saldo de varios heridos y dos asesinados. Y luego, las protestas en Chiapas, Oaxaca, Michoacán y una resistencia que se extendió a todo el país. Y fue esa determinación la que día tras día comenzó a socavar la fuerza y el fondo de la administración que ahora termina en desastre. Son estos los maestros y maestras cuya determinación y compromiso contribuyeron a crear las condiciones para buscar una real alternativa en el proceso electoral. Y ahora no se les escucha en su propia casa.

Gilberto Guevara

Pero además, la postura ambigua y distante de la SEP con los maestros, la está dejando sola . Lo de Guerrero, con lo que puso a flote, marcó un nuevo momento en la relación magisterio-gobierno y la postura de la SEP ya no es la más apropiada. Además, donde pueden, los maestros insisten en cancelar, y legisladores de Morena en el Congreso ya retomaron la abrogación total de AMLO, y, más, ni siquiera el INEE defiende ya su legislación. Es sólo “la ley que está vigente [y] es con la que se tiene que trabajar”. Y parece dejar en manos de la SEP la decisión o no de mantenerla, al decir que se mantiene porque “ningún secretario de educación ha solicitado cancelarla, ni lo ha hecho la SEP” (con Laura Poy, La Jornada, 11/10/2018). Deja así mal parada a la nueva SEP: queda como la única que nunca fue clara. Muy mal precedente. De acuerdo con las leyes de la física, y también de la política, la trayectoria de un misil a veces puede ser la de un boomerang.

P.S. Ayer fue para un gran señor de Palacio, hoy es obligado devolver la Belisario Domínguez a su casa y honrar a un periodista de verdad.

Fuente del Artículo:

La errada trayectoria de la nueva SEP

Fuente de la Imagen:

https://es.wikipedia.org/wiki/Secretar%C3%ADa_de_Educaci%C3%B3n_P%C3%BAblica_(M%C3%A9xico)

ove/mahv

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