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El mito de la tele y la educación

Por: Manuel Gil Antón

Era el sexto día del mes de agosto. El antier de estas letras. En la pantalla, el rostro del secretario de Educación a medias pues usa, y qué bueno, mascarilla en estos tiempos. La voz clara y quien esto escribe atento. Se trataron varios temas. En un momento —al minuto 20 y 16 segundos del video— como respuesta a la pregunta de un reportero, dijo: “Muy bien. Lo que anunciamos (para el ciclo escolar 2020-2021) es (que será) totalmente a distancia. El 24 de agosto tenemos un programa muy robusto, como lo hemos señalado aquí, de varios canales de televisión que van a impartir los cursos, las clases, con base en los libros de texto gratuito (y) los aprendizajes esperados, por lo que no habrá necesidad de acudir a las escuelas.” La explicación termina 31 segundos después: minuto 20 con 47 segundos.

Como se dice en Narvarte, algo me hizo chiras al oír lo expresado en ese momento. ¿De veras dijo lo que creí oír el maestro Moctezuma? ¿Acaso escuché bien? Para verificar la raíz del desconcierto, volví a ver el video y tomé nota textual de sus palabras. Y sí, tal cual: lo redactado es transcripción cuidadosa.

No es menor. Se dirá que fue una forma de decir y nada más. Sostengo que no, que el equívoco en este caso se basa en una concepción profunda que modula al habla. Para emplear el sistema común de la escuela, preguntemos: ¿quién o quiénes son los sujetos que llevarán a cabo la acción? Varios canales de televisión. ¿Y qué harán? Impartir los cursos, las clases. Es, por supuesto, un dislate. Carece de sentido.

Sin embargo, enuncia, al filtrarse sin querer, la convicción de la capacidad educativa de lo transmitido por las televisoras. Negar que las señales de la tele y la radio son las que más alcance tienen entre la población sería errado, en comparación con la desigual distribución de equipos de cómputo, dispositivos semejantes y, más aún, conectividad. Se ha elegido la vía de transmisión más accesible, aunque de un modo que merece, en otro momento, analizar y debatir.

El circuito es: emisor (SEP), transmisor (tele y radio), reproductor de imagen y sonido (una pantalla o aparato) y el receptor: quien está ahí, recibiendo el conocimiento que, de acuerdo al lapsus de la autoridad educativa, llegará por medio de las clases que impartirán (sic) los canales. De ser así el alcance será máximo y el aporte al aprendizaje nulo.

El reto educativo es generar una mediación pedagógica entre la información emitida y quién está en posibilidad de aprender. En la pandemia es muy difícil lograrlo, aunque trivial endilgarlo a los padres (sobre todo a las madres por la inequidad en la asignación de tareas entre hombres y mujeres). Tampoco resuelve el entuerto la prótesis del libro de texto que contiene aprendizajes esperados diseñados sin tomar en cuenta la circunstancia que vivimos.

¿Qué hacer? Desanudar al magisterio de las instrucciones uniformes y, en un marco general compartido, permitir que diseñen modalidades adecuadas a la diversidad del país, para intentar conseguir el mejor vínculo pedagógico posible con aprendices y familias. Ya lo hicieron o intentaron en los meses previos. Hay experiencias geniales. Son quienes más saben de este complejo oficio que, en las condiciones actuales, lejos de reducirse a vigilar y evaluar si se puso atención a los “cursos del canal”, pueden generar espacios para aprender con lo que esté disponible, lo que aprendan y adopten de otros y lo que ensayen e inventen para su contexto. Vivimos tiempos de creatividad, no de control.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-mito-de-la-tele-y-la-educacion/

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El silencio

Por: Manuel Gil Antón

A contracorriente de lo que sucede en nuestros días, es menester recuperar el valor educativo de callar. En medio del diario aguacero de palabras y sentencias a cual más filosas y terminantes, necesitamos hallar en el viejo ropero, o en el fondo de la covacha donde guardamos los triques que no podemos ya tener ni tirar, el paraguas del silencio. Estará desvencijado, con varios alambres doblados y algo cucho por desuso. Ni hablar. Hoy hace falta.

Las voces incesantes aturden. Son gotas del agua que va llenando el salón y no encuentra salida. No hay desagüe. Sube el nivel y parados de puntitas apenas alcanzamos a sacar la cara un poco y respirar. Tanta y tanta palabra que va y viene: chocan ruidosas y, cuando no se atropellan, con su filo descalabran y lastiman.

No paramos de hablar. Sabiondos infalibles no eludimos algún tema: de epidemias, sabemos; de economía, somos duchos; de tratados internacionales, expertos; de violencia en cualquiera de sus presentaciones, prontos. ¿En torno a las clases virtuales? Todo clarito. Venga, no tenga miedo: diga un tema y yo le respondo a bote pronto y sin pudor alguno. De todo sé, menos callarme. Ponga un asunto y lo embisto a palabreos sin dilación. La cuestión es soterrar al silencio. Todo menos cerrar la boca.

Pobre bisabuela. Era sabia. Lo mal que lo pasaría ahora. Ya iba camino al siglo de su edad cuando con la voz hecha hilo de delgada dijo: Manolo, escuche bien; nunca hable si lo que va a decir no es más bello que el silencio. Y luego regresó a su tejido, callada, viendo como baja hacia el jardín la calle de El Correo. Nos acompañaba su presencia sin hablar con los ojos muy atentos al hilo y el gancho, al baile del que brotaban manteles, colchas y recuerdos.

En el plan de estudios de la Nueva Escuela Mexicana (si es que un día existe algo que responda a ese nombre) o en las actividades propias y centrales de cualquier proyecto educativo, es urgente que se establezcan espacios para aprender la maravilla e importancia del silencio. Y practicarlo juntos con la calma y paciencia que requiere.

Saber elegir un rincón donde sentarse en un banco de madera para estar callada, o el tronco de un árbol donde recargar la espalda y quedar por un rato, largo, mudo. Dejar de hablar, de oír el inmisericorde coro de quienes de todo saben y atolondran. Apagar los oídos, clausurar la boca, respirar despacio y si viene a cuento, o no – qué importa – llorar sin prisa tanta pinche muerte que con una basta, tanta ligazón de la tragedia con la brutal desigualdad que toleramos, la increíble obscenidad de quienes quieren muertos en la banqueta para tener razón sin importar el bando.

¿Qué clase toca luego? La clase del silencio. El ejercicio cotidiano de escuchar lo no dicho, de oírnos respirar enmudecidos, asombrados del olvidado milagro de estar papando moscas: sin juzgar, sin tratar de entender, sin procurar tener razón y asestarle en la cabeza a alguien el caudal de voces que conforma nuestra verdad, armada con verbos cual varillas , cemento de adjetivos y argamasa de otras formas del hablar humano irreflexivo.

Que vayamos a la escuela a aprender a callarnos, a disfrutar el silencio, a no tapar el dolor o la alegría con palabras más sabidas que la tabla del dos. Por una escuela en que aprendamos a cerrar la boca y abrirnos a sentir sin claves verbales lo que cala, enoja, indigna, alegra, ilumina o moja.

Que se calle el presidente, el locutor, la maestra y el profesor que de todo creen saber y no saben un carajo. Ni sermones, discursos o lecciones. Urge una escuela en que cada quien tenga en el patio un lugar, y su distancia, para sentarse en la mochila y construir ese silencio que hoy tanto extrañamos para poder entendernos.

Manuel Gil Antón.

Profesor del Centro de Estudios Sociológicos de

El Colegio de México

mgil@colmex.mx

@ManuelGilAnton

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-silencio/

Imagen: philm1310 en Pixabay

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Vino viejo en odres nuevos

Por: Manuel Gil Antón

Ahora resulta: como no habrá actividades presenciales en las instituciones de educación superior durante meses, en casi todas (públicas y privadas) se han organizado cursos y se recomiendan videos para formar docentes digitales. A toda prisa.

Incluso se considera que, en esa dimensión, la pandemia ha abierto la posibilidad de un gran avance: modernizar los procesos de enseñanza por medio de recursos tecnológicos. Dado que no hay remedio y la mayoría de los cursos serán a distancia, se abre la oportunidad de mejorar la actividad docente en nuestras universidades. Albricias.

Quizá sea un espejismo. Existen argumentos que ponen en cuestión esta expectativa, fincados en la misma lógica del antiguo adagio: Quod natura non dat, Salamantica non praestat. En este caso no se trata de pedir a la Universidad de Salamanca que otorgue lo que no da la naturaleza, sino de esperar que lo digital genere lo que en lo presencial está ausente: perspectiva pedagógica, capacidad de propiciar ambientes de aprendizaje, habilidades y respeto por la complejidad de la actividad docente.

Como cualquiera puede enseñar pues basta ostentar un certificado de estudios con los debidos sellos. Dado que “dar clases” es equivalente a repartir conocimientos como quien distribuye latas de atún, y se es mejor docente en la medida en que pasa el tiempo y se acumulan cursos sin que alguien reclame, el hecho de trasladar esta concepción a la más moderna computadora o al programa que salió ayer para retratar a un salón de clases en las pantallas, no producirá mejora alguna. Esta noción tan pobre de uno de los oficios más complejos que hay, así se transmita en quinta dimensión, alta definición y sonido envolvente vale lo mismo: casi nada.

¿Habrá algún momento en que las y los profesores de las universidades aceptemos que aunque (a veces) contemos con el dominio del contenido de nuestra especialidad, salvo excepciones no tenemos ni idea de cómo se consigue el dominio pedagógico del contenido que se propone aprender?

El menosprecio por la densidad intelectual que implica la docencia es muy grande, y lo más grave es que ni siquiera es percibido en nuestras instituciones. ¿Cuántos puntos se conceden, en la feria de las vanidades académicas, por ser responsable de un curso, en comparación con redactar un artículo, perdón, un peiper, en alguna revista reconocida por su alto impacto? Unos cuantos. A veces ni el 10%.

Las palabras nos descubren, nos desnudan: hay “carga” docente y se realiza investigación. Una es fardo y la otra real. ¿Sólo das clases? Qué pena. El compromiso con los y las estudiantes es mucho menor, por parte de quienes reciben pago por investigar, que con las comisiones dictaminadoras en la mayoría de los casos. Y tanto estos, como quienes forman parte de la academia por tiempo repleto, o van a dar una clase para luego ir al despacho o a la otra chamba, carecemos de la debida formación para la docencia.

¿Pensamos, acaso, cuál es el aprendizaje esperado en la sesión de mañana, y generamos una modalidad que permita valorar si se consiguió por parte de quienes están en nuestra lista? ¿Damos espacio para que ocurra el aprendizaje de manera colegiada, o le ponemos diez a quien repita mejor lo que decimos, dictamos o indicamos que es correcto? ¿Estamos frente a personas inteligentes en el salón, o nuestro público carece de rostro pues solo existe si es nuestro eco? Si no se aburren, ¿aprenden? En caso de ser amena nuestra perorata, ¿hacen suyo un tema para pensar por su cuenta? Misterio. Mas misterio irrelevante.

¿Algo cambiará porque usaremos computadoras con ZOOM? No. Lo que subyace no es asunto de forma: es de fondo. ¿Algún día estaremos dispuestos a reconocerlo? Ojalá.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/vino-viejo-en-odres-nuevos/

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El otro lado de la distancia

Por: Manuel Gil Antón

No le hace si suena raro: cuando andábamos juntos estábamos más distantes. Nada tiene un solo lado. Ni porque sea plano de plano, o por falta de variedad en los puntos de vista. Suele sorprender que otra manera de ver o vivir lo que aparenta ser lo mismo, sea tan factible y real como la propia.

¿Quién duda que la distancia separa? A partir del día en que la educación en el país dejó de ser presencial como recurso para mitigar la expansión de la pandemia, el supuesto general fue que los vínculos propios del proceso pedagógico se cortaban. Algo esencial del lazo educativo disminuía la riqueza de esa relación única, compleja y diferenciada, orientada al aprendizaje.

La condición del “cara a cara”, cercana y presente, no podría ser sustituida por mecanismos que implicasen lejanía. Ni hablar: era una emergencia y ese costo era menor al riesgo de enfermar.

Dicen los sabios que la vida escribe derecho en renglones torcidos. Llevan razón. Hace días, conversando con un grupo de maestras y profesores del nivel básico, detuve – no acierto a saber por qué – la tendencia a cuestionar algo a sabiendas de la respuesta que espero. ¿Cuántas veces no preguntamos de verdad,  sino como recurso para suscitar el eco de nuestra voz en otras y así confirmar la verdad que poseemos?

Es cuestión de escuchar. ¿Cómo han vivido la experiencia de la escolarización remota de emergencia? Antes de sugerir respuestas para que fuesen expresadas como propias, una profesora dijo: yo nunca había pensado que la distancia de estas semanas fuera tan importante. Por primera vez tuvimos que reducir los contenidos de los programas oficiales, y nos tocó hacerlo a nosotras mismas. Lo hicimos y es verdad que los programas están llenos de información inútil que soterra lo básico, lo que de verdad es importante aprender. Descubrir lo que es fundamental, oculto entre tanta paja, ha sido un gran aprendizaje.

Otra cosa fue ejercer la libertad. Aunque algunos funcionarios atosigaban pidiendo evidencias para mostrar que se hacía lo mismo en todos lados, en mi grupo docente tomábamos decisiones, compartíamos aciertos y fracasos, y por nuestra cuenta tomábamos caminos pedagógicos a explorar. No todos dieron resultado, para que más que la verdad, pero la sensación que estábamos trabajando con libertad ha sido muy buena: qué curioso, en estas semanas tan difíciles tuvimos la oportunidad de ser profesionales, no marionetas de lo que dicta la autoridad.

Pero lo que más quiero compartir es algo que de veras me asombra: alejados, sin estar juntos en la escuela y los salones, hemos andado más cerca de las niñas y los niños. Hemos aprendido mucho más quiénes son, cómo viven, con quién conviven y el modo en que se esfuerzan desde sus casas. Ha habido acercamiento con las madres y algunos padres de familia y entre nosotros, los docentes. Nunca había hablado tanto con ellos: a veces con su celular o el de la familia, por mensajes o cuando iban a recoger los cuadernillos junto a la comida en la escuela cada lunes. ¿Cómo está, señora? ¿Ya está mejor tu abuela? ¿Sigue saliendo a bolear tu papá como antes? Para decirlo de una buena vez: en la distancia más unidos que cuando cerca.

Con autonomía, de manera no tutelada sino libre, grupos de maestros y profesoras tomaron decisiones, como expertos, para dedicarse a lo básico y dejar a un lado lo superfluo. La distancia física les llevó a acercarse como no parecía necesario en el acontecer diario de estar yuxtapuestos. Conversaron, coincidieron, en algunos asuntos discreparon. Fue para bien. Escuchar enriquece.

No hay duda: el cristal con que se mira afecta a lo mirado, y en los asuntos educativos la diversidad es la regla. Es así. Ni hablar y para bien.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-otro-lado-de-la-distancia/

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Si cae la Escuela —Bueno, es un decir…

Por: Manuel Gil Antón 

Hace días recordé los versos que César Vallejo escribió cuando la guerra civil española estaba en vilo, pues de manera similar, salvando las distancias, hoy lo está la escuela y su permanencia como proyecto humano. En España, aparta de mí este cáliz, las primeras palabras son: “Niños del mundo/si cae España —digo, es un decir—”

Quizá, como España en esa infausta guerra, la escuela pueda caer, desmoronarse. Se afirma que está en el ocaso lo que conocemos como tal: la relación entre las maestras y los profesores con quienes asisten y estudian, y el vínculo entre ellos. Agoreros: será parte de un museo de antigüedades y se irán con ella, a la covacha, las estrategias que procuran generar la interiorización de hábitos de rigor y coherencia lógicas, la maravilla de leer juntos y escribir de cerca y con otros, la disciplina para pensar y poner en cuestión (raíz de la crítica) lo establecido, a partir del trabajo duro y el asombro de entender.

¿Nos avasallará el adiestramiento en casa o en la empresa, las TIC como tic que reitera la solución inmediata, en línea, para todo? En mala hora ha de ocurrir, si acaso, la desaparición de la experiencia escolar, personal, viva, en donde cada uno huele, ve, toca, se enamora o aterra ante otros u otras… ese microcosmos, espacio social, guarida donde ser.

Sin saber si estoy en lo cierto, cosa que ocurre cada vez con más frecuencia, propongo que la escuela tiene un aura semejante a la que Benjamin postulaba para el original de una obra de arte. Que la imagen virtual de una muchacha, o un chaval, nunca se arruga, ni tiene mal aliento o carácter áspero y tampoco te lleva la contraria; pero daría mi palabra a que todos preferimos al compañero o la compañera que tocamos, imperfectos, piel, textura, la rotunda presencia del volumen vivo, asible, al que abrazamos pues nos contiene en el dolor de la muerte, hace llevadera la vida y posible al amor: las tres heridas, Miguel Hernández, que vivir trae consigo.

Pink Floyd tiene razón: si sólo hay sarcasmo, maltrato a la inteligencia, uniformidad a toda costa para medir buena conducta, saberes consagrados y respuestas sin preguntas, entonces el aula es jaula y nosotros, los maestros, otro ladrillo en la pared. Calabozo, crujía. Esa escuela no.

La que es espacio de lo posible a pesar de su diseño para domesticar. La que es una cancha en la que el partido no está fácil, pero tampoco perdido sin remedio. Donde reconocí a otros como hermanos, me supe otro de los otros, copié, me copiaron (y luego se arrepintieron); defendí a alguno, me defendieron de un gandul o varios y me enamoré de la Miss Limón en pleno tercero de primaria.

La suerte de lo que sucede en la escuela no está echada. Hay fronteras interiores, o puede haberlas y depende de nosotros que las haya. No encuentro sitio más propicio para rompernos la cara frente a la otredad, y construir, con paciencia, esa especie de musculatura intelectual y ética que luego nos permite aprender y vivir con rumbo.

Como dice Paz, “…para que pueda ser he de ser otro/salir de mí, buscarme entre los otros/ los otros que no son si yo no existo/los otros que me dan plena existencia…”

Si la educación, enseña Freire, puede ser camino a la libertad a pesar de estar diseñada para el control; si no tiene solo una cara sino también la que desata, no hay modo de sustituirla con (i)realidades virtuales.

Robo y cambio, de nuevo, las palabras a Vallejo: “Niños todos/ Si cae la escuela — digo, es un decir/¡Salid, niños del mundo; id a buscarla!” Habrá que hacerle remiendos, arreglos y reparar o ampliar cuarteaduras, pero, con León Felipe, “por hoy y para mí”, quiero estar en el grupo de niños que saldrá a buscarla, junto a Juana, Matteo y Fer.


Fuente e imagen:  https://profelandia.com/si-cae-la-escuela-bueno-es-un-decir/amp/?__twitter_impression=true

Fuente original:  El universal

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Sobre la Ley Educativa en Puebla

Por: Manuel Gil Antón

 

Hay inquietud entre diversos sectores sociales en torno a la manera en que se armonizó la Ley Estatal de Educación, con la Ley General de Educación, reglamentaria de la Reforma al Artículo 3º. de la Constitución.

Se ha concentrado la atención en 10 puntos, que destaca Portal, Periodismo Irreverente (https://www.periodicocentral.mx/2020/politica/item/10272-estos-son-los-10-puntos-mas-importantes-de-la-nueva-ley-de-educacion-de-puebla ) y que en este escrito se emplean, tal como los publicó este portal, con el fin de en cada caso, ofrecer una opinión que difiere de la que considera que esta ley atenta contra las libertades y es, casi, una expropiación de los bienes (muebles e inmuebles) de las escuelas particulares, entre otros temores.

Sin ser, ni pretender ser, un experto en leyes o asuntos legales, creo que puedo ofrecer una lectura distinta a la que ha causado inquietud en la población de esa entidad. De este modo, contribuir a una mirada más serena y menos alarmista como es la que, a mi juicio, ha dominado). Hay, incluso, una petición en la plataforma en la que al momento en que redacto estas cuartillas han sobrepasado las 26 mil firmas.

Están, por supuesto, en todo su derecho de firmar lo que les plazca, y también es preciso señalar que lo que en adelante escribiré tiene en mente la menor intención de defender al gobierno que encabeza el Sr. Barbosa, ni al Congreso del Estado. No es mi trabajo hacerlo.

Lo que busco es brindar a las personas que con buena fe sienten amenazada a la educación poblana, hasta el punto de señalar que esta ley busca establecer la educación socialista en la entidad, una visión diferente a la que se ha tornado dominante y que, a mi juicio, no tiene asidero legal.

Con esta intención, y en este contexto, solicito a Educación Futura la publicación de estos comentarios. Seguiré los 10 puntos que el portal aludido señala como los más preocupantes.

  1. Las Universidades públicas colaborarán en procesos de fiscalización

En su artículo 121, la Ley de Educación de Puebla establece que las instituciones de educación superior públicas colaborarán para los procesos de fiscalización que se les practiquen. El Poder Ejecutivo Estatal propondrá en el proyecto de presupuesto de egresos de la entidad, la asignación de recursos de cada uno de los niveles de educación a su cargo para cubrir los requerimientos financieros, humanos, materiales y de infraestructura.

“Las instituciones públicas de educación superior colaborarán, de conformidad con la ley en la materia, con las instancias fiscalizadoras para verificar la aplicación de los recursos que se le destinen derivados de este artículo”.

En el caso de que tales recursos se utilicen para fines distintos, se estará a lo previsto en la legislación aplicable sobre las responsabilidades administrativas, civiles y penales que procedan.

OPINIÓN MGA: Se enmarca en el tema de las Universidades públicas y la rendición de cuentas. Este asunto es para evitar que las universidades autónomas, o de cualquier tipo, aleguen a la autonomía, la libertad de cátedra e investigación o cualquier modalidad, como una muralla para dar cuenta de sus gastos y contrataciones a la sociedad, vía el congreso.

Me parece bien lo estipulado. Este tema orientado a no confundir autonomía con autarquía o impunidad, se ha discutido mucho. Se les va revisar lo que hacen con dinero público, y deben colaborar con ello. Me parece adecuado  y ya está establecido en la Ley Federal.

  1. Bienes Muebles e Inmuebles de particulares serán parte del Sistema 

En su artículo 105, la Ley establece que los bienes muebles e inmuebles de las escuelas particulares pasarán a ser parte del Sistema Educativo Estatal, en el que también están las escuelas públicas de la entidad.

“Los muebles e inmuebles destinados a la educación impartida por las autoridades educativas estatal y municipales y por los particulares con autorización o con reconocimiento de validez oficial de estudios en el Estado de Puebla, así como los servicios e instalaciones necesarios para proporcionar educación, forman parte del Sistema Educativo Estatal”

Los muebles e inmuebles deberán cumplir con los requisitos de calidad, seguridad, funcionalidad, oportunidad, equidad, sustentabilidad, resiliencia, pertinencia, integralidad, accesibilidad, inclusividad e higiene.

OPINIÓN MGA: Se señala que los bienes muebles e inmuebles de particulares serán parte del sistema educativo estatal: este punto puede entenderse, con buena fe, o esgrimirse, de forma interesad, cual grave alarma, como que el gobierno será propietario de los edificios y demás cosas de las particulares. No me parece el caso de ninguna manera, pues eso sería una especie de expropiación e iría contra la Constitución en varios artículos, entre ellos el propio 3º.

Lo que quiere decir es que, cuando el estado de Puebla diga el monto de escuelas, salones, computadoras, maestras y maestros y demás elementos educativos con que cuenta la entidad, se pondrán en la cuenta del Sistema Educativo de Puebla (no del público, sino del conjunto) los de los particulares que brinden educación con la debida autorización. Digamos que, como se hace en la CDMX o en el país, los planteles de la Ibero, y los estudiantes de ella, forman parte de la matrícula nacional y la de la Ciudad, pero para fines de la capacidad de atención, es decir, de cuántas instituciones, lugares para estudiar, profesores y todo eso que tiene la entidad y el país.

Se puede poner otro ejemplo, aunque ahora nos entristezca: las camas del hospital ABC, o del del Sanatorio Español, cuentan como camas con las que se cuenta para atender a personas con COVID-19: el estado no las tiene en propiedad, sino que el país, la ciudad o un estado pueden decir la cantidad de esos servicios disponibles, incluyendo en esa sumatoria a lo que tienen los particulares: nunca pierden el derecho de propiedad, nada más se toman en cuenta (en la cuenta): que no tenga miedo a que perderán propiedades o equipo: no es el caso en esta Ley.

  1. Directivos de particulares deben rendir informes

En el artículo 117 del decreto se establece que la Secretaría de Educación local y las autoridades federales tendrán la responsabilidad de promover la transparencia en las escuelas públicas y particulares en las que se imparta educación obligatoria, vigilando que se rinda ante toda la comunidad, después de cada ciclo escolar, un informe de sus actividades y rendición de cuentas, a cargo del director del plantel.

Artículo 117 fracción XX:

“Promover la transparencia en las escuelas públicas y particulares en las que se imparta educación obligatoria, vigilando que se rinda ante toda la comunidad, después de cada ciclo escolar, un informe de sus actividades y rendición de cuentas, a cargo del director del plantel”.

OPINIÓN MGA: Este asunto consiste en que la ley mandata a las autoridades de las escuelas particulares para que, cada ciclo escolar, informen a SUS comunidades de padres de familia, es decir, a sus clientes, al respecto de lo que se hizo en la escuela en el ciclo que acaba de terminar. No veo problema, dado que lo mismo se establece para las escuelas públicas, en cuyo caso no es frente a sus clientes, sino sus usuarios del bien público del que se encargan.

  1. Escuelas con colores neutros y regulación de nombres

En su artículo 112, el gobierno estatal propone que los planteles particulares deberán tener colores neutros, además de que no tendrán los nombres de cualquier funcionario público en el desempeño de su encargo, cónyuges o hasta el segundo grado de parentesco.

En comisiones, los diputados expresaron que esa medida es para evitar la promoción de servidores públicos, por lo que la SEP estatal será la que regule los nombres y los colores de los planteles.

“Los planteles educativos de cualquier nivel que formen parte del Sistema Educativo Estatal no deberán consignar los nombres de los funcionarios públicos y representantes populares durante el desempeño de su encargo, el de sus cónyuges o parientes hasta el segundo grado, ni el de los representantes sindicales del magisterio en funciones o por haber ocupado cargos de representación gremial”.

OPINIÓN MGA:  Que las escuelas públicas y particulares deban contar con colores neutros y regulación de nombres, es para evitar que una escuela se llame Miguel Barbosa y esté pintada del color de Morena, o se llame como un senador panista, y se pinte de azul y blanco o tricolor si se trata de otro partido. Es para impedir el uso político de los planteles. Nada de qué preocuparse, salvo que se pretenda hacer propaganda con los colores de las fachadas o nombres de los planteles

  1. SEP Estatal podrá investigar incrementos en las cuotas de particulares

La Secretaría de Educación también podrá iniciar investigaciones en las instituciones privadas por denuncias de los alumnos o tutores por excesos en los cobros de cuotas, de acuerdo con el artículo 146 de la ley.

Artículo 146 párrafo 3

“Derivado de las acciones de vigilancia, si las autoridades respectivas identifican que los particulares han aumentado los costos en la prestación de los servicios educativos sin apego a las disposiciones aplicables en la materia, darán aviso a las autoridades competentes para los efectos a los que haya lugar”.

OPINIÓN MGA: Esta es un a atribución de la Ley General, y opera en los estados. La ley aclara que la SEP entra en caso de denuncias, pero para avisar a la autoridad competente  (NO ES LA SEP) con el fin que se revise el apego a las disposiciones aplicables en la materia. Ignoro si será la Procuraduría Federal o su respectiva entidad local de Defensa del Consumidor. Si una escuela eleva sus cuotas 100%, y la autoridad educativa se entera y considera que eso no está establecido, o si hay quejas, la autoridad competente (Insisto NO SEP) interviene siempre y cuando haya denuncias o señalamientos, y éstas tienen que ser fundadas, argumentadas.

  1. Prohibición de venta de comida chatarra

En su artículo 86, la administración estatal establece la prohibición de la distribución y comercialización de alimentos chatarra y bebidas energizantes dentro y en las inmediaciones de todos los planteles educativos, sean públicos o privados.

“Dentro de las escuelas queda prohibida la distribución y comercialización de los alimentos que no favorezcan la salud de los educandos, así como las bebidas energizantes.

Las autoridades educativas estatal y municipales promoverán ante las autoridades correspondientes, la prohibición de la venta de alimentos con bajo valor nutritivo y alto contenido calórico en las inmediaciones de los planteles escolares”.

OPINIÓN MGA: Eso se aplica a públicas y privadas, y ¡¡¡en buena hora!!! No más cometarios.

  1. Particulares, impedidos para condicionar educación por uniforme y materiales

Con la nueva iniciativa de decreto estatal de educación, las escuelas particulares ya no podrán condicionar el servicio de educación a la adquisición del uniforme y de los materiales didácticos que solicite la escuela.

El artículo 147 de la ley establece la multa para los particulares que nieguen el acceso a la educación por no portar el uniforme o llevar los materiales que se les pidan serán multados con sanciones económicas de entre 8 mil 688 a los 86 mil 880 pesos.

OPINIÓN MGA: En cierto sentido, se entiende que el uniforme no es obligatorio, pero sobre todo que no se condicione el servicio a la compra del uniforme, así como de los materiales, a un proveedor exclusivo que asigna o contrata la propia escuela. Si una mamá o un papá quiere comprar o hacer el uniforme, y no comprarlo en la escuela, tiene derecho; si decide adquirir los materiales de la lista al inicio del curso, o durante el transcurso, en las tiendas que quiera, tiene derecho: es un artículo orientado a no condicionar el servicio a adquirir estos elementos obligatoriamente  donde la escuela mande: es libertad de comercio, en el sentido de compra libre, y no generar pequeños pero lucrativos negocios, que los ha habido y muy deplorables.

Lo del uniforme obligatorio cada entidad lo decide. En la CDMX es optativo en todas las escuelas, públicas y privadas, pero en general los padres se ponen de acuerdo sin problema: el uniforme tiene sentido para que no hay distinción de clase o estratos sociales entre los y las chavas.

  1. Multas de 440 mil pesos a quienes retengan documentos por adeudos

Entre las sanciones que se adicionaron a la Ley de Educación se encuentra la infracción por retener documentos personales y académicos a quienes tengan adeudos.

En el mismo artículo 147 la sanción en contra de las escuelas particulares podrá variar entre los 86 mil 880 a los 440 mil 310 pesos.

OPINIÓN MGA: En este caso, el bien a proteger es la o el alumno para que en caso de haber terminado un ciclo y aprobarlo, tenga la constancia o el certificado correspondiente, pues los adeudos pueden implicar la suspensión del servicio, pero NUNCA la entrega de certificados previos.

Si no se pagan tres meses,  supongamos, sin causa que pueda ser considerada como una excepción (como la muerte del o la coordinadora del hogar como principal providente) y de acuerdo a lo que decida la escuela; si no se paga, insisto, sin duda, dado que hay un contrato entre padres y escuela, se puede suspender el servicio, pero no condicionar los documentos o constancias de cursos previos: esto es, que los documentos escolares no sean moneda de cambio para la realización del pago, que no sean una especie de extorsión, pues se ha comprobado que el perjudicado es el o la niña. En su caso, el diferendo se tiene que dirimir en la Procuraduría del Consumidor, o la instancia de juicios administrativos correspondiente.

  1. Clausurarán escuelas que operen sin permisos

En los casos donde una institución imparta educación preescolar, primaria, secundaria, normal y demás, para la formación de docentes para la educación básica y no cuente con la autorización correspondiente, se procederá con la clausura del plantel.

OPINIÓN MGA: LA clausura de escuelas que operen sin permiso, va totalmente de acuerdo con lo que manda la constitución, en tanto se ofrezca que el certificado tendrá valor oficial. Vale tanto para autorización a particulares en la escuela básica, lo cual es un trámite establecido en el Artículo 3º., como para el Reconocimiento de Validez Oficial de los Estudios en educación superior. No hay cambios a lo establecido en Constitución o Ley General. Ahora bien, si una persona quiere abrir una escuela de futbol, por ejemplo, obviamente es un negocio o una acción no lucrativa, pero no habilita para ser, oficialmente, reconocido como Licenciado en Lateral Derecho con perfil Zurdo.

  1. Habrá Programa Educativo Estatal elaborado por SEP

La nueva Ley educativa del estado establece, en su artículo 115, que la Secretaría de Educación de Puebla será la encargada de elaborar un Programa Educativo Estatal de carácter plurianual para garantizar el acceso a la educación con equidad y excelencia para todos.

“El Programa Educativo Estatal de Puebla, tendrá un carácter plurianual y contendrá de manera integral aspectos sobre la infraestructura y el equipamiento de la infraestructura educativa, el avance de los planes y programas educativos, la formación y prácticas docentes, la carga administrativa, la asistencia de los educandos, el aprovechamiento académico, el desempeño de las autoridades educativas y los contextos socioculturales, entre otros”.OPINIÓN MGA: Es facultad de los estados, a través de la autoridad educativa de la entidad, general el programa educativo de el territorio que gobiernan y los servicios que administran. No puede ser contradictorio con el general, El Programa Educativo Nacional previsto en la Constitución también, que la SEP indica para el país. No hay problema, y lo ideal es que fuese luego de una amplia consulta, pero eso es una buena política, no un mandato.

Leer Más: https://www.periodicocentral.mx/2020/politica/item/10272-estos-son-los-10-puntos-mas-importantes-de-la-nueva-ley-de-educacion-de-puebla#ixzz6NUZ5KYBz

Con estas opiniones, se procura ubicar la consideración de la Ley en sus términos, que, a mi entender, no requieren interpretación muy especializada. A la letra dicen lo que dicen, y creo que es conveniente considerarlos con menos apremio y juicios previos.

La lectura y el significado que ofrezco no es de un especialista en derecho, pero sí de quien, con buena fe, intenta cotejar la Ley poblana, con la Ley General de Educación y la propia Constitución. Ojalá sirva para abrir un cauce mejor al diálogo publico en la materia.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/sobre-la-ley-educativa-en-puebla/

Imagen: https://pixabay.com/

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La escuela intrusa

Un fantasma recorre el mundo. Busca y consigue entrar a las casas en nuestro País y en muchos otros: Es el esperpento de La Tarea, así, con mayúsculas, pesada, larga, cansada e impertinente. Se cuela por rendijas en el adobe, a través de las ventanas o llega como instrucción en un teléfono ¿inteligente? o una computadora.

Si se acomoda en la sala ya estuvo mal el asunto: Tantas páginas para repetir una operación mecánica hasta que aburra, tantas otras de escribir banalidades y no pocas para leer áridos libros de texto como pretexto para no leer algo interesante. Videos con actores que emulan a maestras o maestros y resultan más falsos que un billete de siete pesos. Preguntas a responder para hinchar la carpeta de evidencias y llegar con ella, repleta, cuando volvamos a las escuelas. Si no, ¿cómo vamos a evaluar?

No es posible que la escuela esté en la casa. Es tan contradictorio, diría mi abuela, como ponerle a un Santo Cristo dos pistolas. Sí se puede aprender en la casa, desde luego, pero la condición para ello es barrer, sacar, expulsar de las casas el virus de las tareas.

Las tareas atarean a quien tiene que hacerlas y por su inutilidad aterran. Atrapan. Si no fuese así, nadie las haría. En otros países les llaman “deberes” como deudas a saldar. En no pocos casos terminan haciendo las tareas los padres -No, corrijo: Casi siempre las madres al mismo tiempo que cocinan, lavan ropa o planchan.

Antes de salir a jugar tienes que hacer la tarea. ¿Y ahora que no se puede salir a jugar qué hacemos? Pues más tarea. Y ahí están, en una esquina de la mesa del comedor, atareados: La ociosidad es la madre de todos los vicios. Si la tarea se cuela, con ella llega una noción de escuela dominante: Esa construcción que entretiene, guarda, cuida, dicta, encarga; y carga de trabajos adicionales para hacer en casa a quienes asisten a sus espacios, donde hay docentes que, por su oficio de guardianes, nos salvan de estar tanto tiempo con las criaturas para poder trabajar.

Las maestras y los profesores creativos intentan hacer otras cosas, pero tienen, sin remedio, que enviar una captura de la pantalla en que están, cual estampitas, los rostros de sus aburridos pupilos. Y eso si hay computadoras. Cuando no, es preciso asegurar que la carpeta que dará cuenta del encierro creativo llegue llena cuando se retorne a las aulas. El objetivo es lograr evidencias que demuestren al director, al supervisor o vaya usted a saber a qué superior autoridad, que la escuela, el control y la “indocencia” siguen: ¿Cuál es la muestra de todas las muestras? Las tareas.

En mala hora hemos confundido al sistema educativo del País con el sistema escolar. De ello deriva que los signos de continuidad de la forma escuela sean predominantes: La clase cucha, la tarea abundante y el libro como muleta, sin el que no se puede andar.

Educan los medios, las conversaciones, el aburrimiento, el miedo porque se llevaron al abuelo al hospital, dibujar, cantar o jugar canicas y saltar la cuerda, lavarse las manos bien y aprender a hacer arroz. Ocurren excepciones: Hay docentes que tapan a la tarea con propuestas de actividades atractivas, pocas, bien pensadas, diversas y que, en su lógica apasionante, tal vez ocupen más horas de las que amontonan las tareas que atolondran. Estos días desnudaron la noción social mayoritaria de la escuela y la de sus funciones. Creo que la sociedad, y sobre todo el gremio, tenemos que repensar que la escuela es parte de la educación, pero la educación es mucho más amplia que la escuela atareada emitiendo tareas, acumulando deberes.

Abuelo, hacemos lo mismo que en la escuela, no más que es peor: Sin recreo y sin amigos. Deja de quejarte ya y ponte a hacer la tarea.

Fuente: https://www.elimparcial.com/columnas/La-escuela-intrusa-20200502-0006.html

 

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