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Sindicatos de Panamá anuncian una huelga nacional de 24 horas contra las reformas al seguro social

«Esa huelga va porque no podemos aceptar este proyecto que se va a robar los recursos de los asegurados, que no resuelve el problema de las citas médicas, de la entrega de medicamentos y de todo lo que deriva en una atención médica», dijo el secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs), Saúl Méndez, en conferencia de prensa.

 

El líder sindical explicó que el proyecto de modificaciones a la Ley Orgánica de la CSS impulsado por el presidente José Raúl Mulino no resolverá los problemas de la caja.

 

Agregó que la iniciativa, respaldada en la Asamblea Nacional por el oficialismo y sus aliados, solo conduce a medidas privatizadoras del seguro social que pondrán los ahorros de los cotizantes en manos de los bancos privados y las compañías administradoras de esos fondos.

 

En ese sentido, el secretario general de la Asociación de Profesores de Panamá, Fernando Ábrego, advirtió que el proyecto va en detrimento y precarización del pueblo y la clase trabajadora en cuanto a una pensión digna y una atención de salud adecuada.

 

Ábrego señaló que las autoridades no han incluido en la reforma ni siquiera una coma de todas las propuestas hechas por los sindicatos, gremios y otras asociaciones de los sectores populares del país.

 

Por esas razones los docentes del Frente de Acción Magisterial, cuyas organizaciones forman parte de la Alianza Pueblo Unido por la Vida, acordaron sumarse a la huelga de advertencia de 24 horas, afirmó.

 

Sobre la fecha de la huelga, señaló que la anunciarán en el momento adecuado.

 

«Esa paralización la vamos a anunciar en el momento preciso que consideremos haya que hacerlo», dijo.

 

Méndez informó además que en los próximos días se realizarán otras actividades en rechazo a las reformas, entre ellas un encuentro nacional de los dirigentes del movimiento popular el sábado próximo y una marcha el martes 18 de marzo hacia la sede de la Asamblea Nacional.

 

«Todas nuestras actividades la vamos a mantener en las calles, las vamos a llevar adelante hasta derrotar esta nefasta ley», subrayó.

 

Las reformas a la CSS fueron anunciadas por el presidente José Raúl Mulino desde que tomó posesión el 1 de julio del año pasado, con el propósito de salvarla de la bancarrota a la que la condenaron los anteriores gobiernos y mejorar sus deficientes sistemas de atención médica.

 

El proyecto se encuentra en debate en el parlamento unicameral y aún no está anunciado cuándo será sometido a la votación final, artículo por artículo, para su aprobación, pese a que Mulino insistió en su deseo de que se hiciera antes de finalizar el año pasado.

 

Sindicatos de Panamá anuncian una huelga nacional de 24 horas contra las reformas al seguro social

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Persecución. La guerra de Trump contra el movimiento palestino y las universidades en Estados Unidos

Trump, con el apoyo de los demócratas y la administración universitaria, está intensificando sus ataques contra el movimiento palestino. Esto forma parte de un plan para atacar a toda la clase trabajadora y personas oprimidas, desfinanciar la universidad y limitar nuestro derecho a protestar. Debemos organizarnos desde la base para unir nuestras luchas como oprimidos y trabajadores y detener los ataques de Trump.

 

El martes por la mañana, en un intento descarado de intimidar y contener al movimiento estudiantil por Palestina, Trump lanzó la siguiente advertencia: Se suspenderá toda la financiación federal para cualquier escuela, facultad o universidad que permita protestas ilegales. Los agitadores serán encarcelados o enviados de vuelta a su país de origen permanentemente. Los estudiantes estadounidenses serán expulsados ​​permanentemente o, según el delito, arrestados. ¡SIN MÁSCARAS! Gracias por su atención a este asunto.

 

Luego, el viernes, Trump suspendió 400 millones de dólares en subvenciones y contratos federales a Columbia, alegando que la universidad había pasado por alto el antisemitismo. El sábado, el activista y estudiante de posgrado de Columbia, Mahmoud Khalil, fue arrestado por el Departamento de Seguridad Nacional, a pesar de tener la tarjeta de residencia permanente (green card). (Firma la petición para la liberación de Mahmoud Khalil ). Las amenazas públicas de Trump de «encarcelar» o deportar a cualquiera que participe en «protestas ilegales» y de recortar la financiación federal a las universidades forman parte de una escalada significativa de los intentos del estado por silenciar y reprimir el movimiento por Palestina, así como de intensificar los ataques contra la universidad en su conjunto. La elección de palabras de Trump —no mencionar al movimiento por Palestina, sino decir «protesta ilegal»— pone de manifiesto sus verdaderas intenciones: intenta silenciar y reprimir preventivamente la oposición de todo tipo.

 

Trump está utilizando al movimiento palestino como punta de lanza para reprimir el derecho a la protesta, abriendo el camino a aún más ataques contra los derechos laborales, los derechos de las personas trans, los derechos de los inmigrantes y la propia universidad. También está utilizando los ataques contra el movimiento palestino como una forma de desfinanciar, recortar y desmantelar la universidad. Estos ataques son más fáciles para Trump porque cuenta con el pleno acuerdo del Partido Demócrata y la administración universitaria para reprimir el movimiento por Palestina. Como ha denunciado Palestine Legal, desde hace tiempo existe una «excepción palestina» a la libertad de expresión. Pero Trump quiere convertir la excepción en la regla, restringiendo la libertad de expresión en conflictos de opresión y explotación.

 

Este es un ataque contra todos nosotros: contra el movimiento por Palestina, contra el movimiento obrero, contra los estudios afroamericanos y contra los derechos de los inmigrantes y las personas trans. Es un ataque contra cualquiera que defienda el derecho a la protesta, que exija disciplinas académicas diversas en la universidad y que valore las universidades como espacios de pensamiento e investigación.

 

A medida que Trump intensifica sus políticas imperialistas, tanto en el extranjero como a nivel nacional, y sus ataques contra personas trans, inmigrantes, trabajadores federales y otros, es evidente que estas luchas están interconectadas. Derrotar estos ataques requiere unidad; y los sindicatos, las organizaciones y activistas estudiantiles, y los movimientos sociales deben despertar y contraatacar, rompiendo el aislamiento y las divisiones para construir un movimiento unido y masivo que luche con un solo puño contra estos ataques interconectados.

 

Una nueva ola de ataques

 

Estas amenazas se producen mientras el Departamento de Justicia de Trump inicia una gira por importantes universidades para atacar al movimiento pro-Palestina que ha sacudido al país y al mundo durante el último año y medio. El Departamento de Justicia visitará Columbia, la Universidad de Nueva York (NYU), Harvard y otras instituciones para investigar presunto antisemitismo y así presionar a la administración universitaria para que aplique medidas disciplinarias aún más severas a estudiantes y trabajadores.

 

El viernes, la Casa Blanca suspendió el envío de 400 millones de dólares en subvenciones y contratos federales a la Universidad de Columbia. Además, Fox News informó que el Departamento de Estado revocó la visa de un estudiante que participó en el movimiento por Palestina, y el sábado por la noche, el activista Mahmoud Khalil, estudiante de posgrado de Columbia, fue arrestado por el Departamento de Seguridad Nacional, a pesar de tener una tarjeta de residencia permanente.

 

En su primer día en el cargo, Trump prometió deportar a los estudiantes y trabajadores internacionales involucrados en el movimiento por Palestina.

 

*Ocho miembros de la comunidad de CUNY aún enfrentan cargos por delitos graves por el ampamento de solidaridad con Gaza en el City College. *Siete activistas enfrentan cargos por delitos graves por participar en el campamento de la Universidad de Michigan. *Trece activistas de Princeton enfrentan cargos menores por allanamiento de morada por realizar una sentada en su campus. *En las últimas dos semanas, tres estudiantes de Barnard College han sido expulsados, y durante el último año, docenas de ellos han sido suspendidos. *Mientras los estudiantes protestaban por estas expulsiones, Barnard llamó a la policía de Nueva York al campus para arrestar a los estudiantes.

 

Mientras tanto, la gobernadora demócrata Kathy Hochul retiró las ofertas de trabajo de profesores que se especializan y enseñarían sobre Palestina en el Hunter College, y pidió una investigación sobre las ofertas de trabajo como un ejemplo de antisemitismo. Estas escaladas ya están ocurriendo, respaldadas por el Partido Demócrata y la administración universitaria. El gobierno de Biden y los demócratas allanaron el camino al criminalizar las protestas durante su administración e incluso antes. Pero los ataques no son exclusivos del movimiento por Palestina. Trump tiene un plan para atacar a las universidades en su conjunto, especialmente a los sectores más pobres y oprimidos de estudiantes, profesores y personal. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ahora está permitido en los campus universitarios, y las personas trans están siendo excluidas de los deportes. La enseñanza de estudios queer, así como de estudios afroamericanos y chicanos, está siendo cuestionada y restringida. Además, hay recortes significativos en la financiación de la investigación. Como informó NPR , algunas subvenciones del Instituto Nacional de Salud (NIH) a las universidades podrían recortarse en más del 75 por ciento en algunos casos. Además, Trump amenaza con eliminar el Departamento de Educación y revocar el alivio mínimo de la deuda estudiantil aprobado por Biden.

 

Estos ataques son aplaudidos por agitadores de derecha y sionistas. El año pasado, la Fundación Heritage lanzó el Proyecto Esther, un plan para atacar al movimiento por Palestina que exige medidas enérgicas contra la enseñanza y el aprendizaje sobre Palestina y exige al presidente que persiga a cualquier grupo u organización que critique a Israel. Además, grupos de padres y exalumnos de la Universidad de Nueva York y Columbia se están organizando para apoyar la represión e incluso la deportación de estudiantes.

 

Mientras tanto, Trump ataca cualquier cosa considerada «DEI» (diversidad, equidad e inclusión); en concreto, ha amenazado con retirar toda la financiación federal a cualquier institución de educación superior que ofrezca contenido «DEI» relacionado con la raza, como becas y programas especiales para estudiantes de color. Trump amenaza con eliminar el Departamento de Educación y, en esencia, desmantelar las universidades tal como las conocemos, lo que incluye la erosión del acceso de las personas pobres y oprimidas a conocer su propia historia e incluso a la educación superior.

 

En resumen, Trump quiere erosionar los elementos más progresistas de la universidad neoliberal, además de desfinanciar a toda la institución. La universidad neoliberal, basada en deudas, trabajo precario y una sobrecarga administrativa antidemocrática, ha actuado, a lo largo de la era neoliberal, como un sólido mecanismo para contener la lucha de clases. Pero a medida que el sistema neoliberal entró en crisis, también lo hizo la universidad neoliberal. La universidad que satisface los intereses del régimen bipartidista está entrando en conflicto con las necesidades y aspiraciones de estudiantes, trabajadores y personas oprimidas. Y Trump está respondiendo a esta crisis adoptando un giro reaccionario y atacando a toda la universidad.

 

Esto es parte de un avance más amplio de la derecha, que incluye el despido de trabajadores federales, la escalada de ataques a los derechos de los inmigrantes y los derechos de las personas trans, y una brutal política imperialista expansionista.

 

Trump teme al Movimiento Universitario por Palestina

 

Para comprender estos ataques, debemos comprender la profundidad del movimiento durante el último año y medio; Trump teme el potencial de los estudiantes y trabajadores universitarios. En ese sentido, se trata de un ataque preventivo contra el resurgimiento y fortalecimiento del movimiento ante los ataques internacionales y nacionales de Trump.

 

El año pasado, el movimiento universitario por Palestina conmocionó a todo el país, e incluso al mundo. Estudiantes de todo Estados Unidos, incluyendo a algunas de las instituciones más prestigiosas, se sumaron a la lucha del pueblo palestino, transformando el panorama de la lucha de clases tanto en Estados Unidos como a nivel mundial. No se había visto una ola tan grande de ocupaciones universitarias desde los años 80. Y este movimiento fue más que una simple protesta: expresa un profundo cambio de conciencia, un cuestionamiento al imperialismo estadounidense y la complicidad de nuestra universidad con el imperio estadounidense. El movimiento estudiantil, junto con el movimiento más amplio contra el genocidio en Gaza, transformó la conciencia nacional sobre Palestina. Hoy en día, solo el 46 %de los estadounidenses apoya a Israel, el índice más bajo de los últimos 25 años.

 

Este movimiento universitario se basó en la experiencia y la radicalización de Black Lives Matter, el movimiento social más grande en la historia de Estados Unidos. También está vinculado a un aumento en el apoyo a los sindicatos y las huelgas a nivel nacional, así como al aumento de las huelgas de los trabajadores universitarios, que exigen más.

 

A diferencia de Black Lives Matter, cuya base estaba en las calles, el movimiento por Palestina encontró su nexo en la universidad, un lugar al que estudiantes y trabajadores acuden a diario, donde se verán compañeros manifestantes durante días, semanas y años. El movimiento por Palestina no solo cuestionó el sionismo, sino que también criticó las inversiones universitarias y su funcionamiento empresarial. Debemos entender los ataques actuales de Trump como una reacción furiosa al potencial disruptivo y radical de una nueva ola de este movimiento, que esta vez une todas nuestras luchas.

 

Este movimiento por Palestina abrió una enorme crisis política para Biden, contribuyendo a la derrota de Kamala Harris. Trump intentó cínicamente presentarse como mejor para Gaza que los demócratas, cuando tanto los candidatos como los partidos representan la brutalidad, la violencia y la limpieza étnica.

 

Tras el tenue alto el fuego, se produce una nueva escalada de violencia contra Palestina, junto con un plan de limpieza étnica de los palestinos de la región, que beneficia tanto al capital estadounidense como al israelí. Esto incluye el fin de la ayuda israelí a Gaza, el despliegue de tanques en Cisjordania y la amenaza de Trump de convertir Gaza en la «Riviera de Oriente Medio». Desde que asumió el cargo, Trump ha autorizado $12 mil millones de dólares en ayuda a Israel. Esto forma parte del imperialismo estadounidense de Trump, que se ha vuelto más unilateral, violento y explícito en su sed de recursos, y ahora, explícitamente, de la adquisición de tierras. La agenda imperialista internacional de Trump va de la mano con ataques en el frente interno, donde su programa de recortes de impuestos para los ricos, aranceles y despidos masivos de empleados federales sólo significa empeorar las condiciones de la clase trabajadora y los pobres.

 

Al atacar el movimiento por Palestina, está atacando el derecho a protestar contra todas sus políticas: dificulta que los trabajadores hagan huelga y que marchemos por los derechos de las personas trans y de los inmigrantes. Al atacar el movimiento por Palestina, allana el camino para desmantelar la universidad, convirtiéndola aún más en un privilegio exclusivo para los ricos y recortando los estudios de las personas oprimidas y marginadas.

 

Parte del establecimiento de una hegemonía de derecha en el campus implica aplastar a los sectores que resisten, en particular al movimiento universitario por Palestina, que cuestiona estas políticas imperialistas y los ataques a la universidad en sí misma. El movimiento por Palestina podría servir de catalizador para un movimiento anti-Trump, y Trump, sus aliados de extrema derecha y los demócratas están decididos a detenerlo. Pero para enfrentar eficazmente estos ataques, el movimiento busca construir la unidad más amplia posible contra la represión y unirse con otros sectores atacados por Trump.

 

Los demócratas abren la puerta a la derecha

 

La agenda de extrema derecha de Trump ha sido facilitada por los demócratas, quienes han allanado el camino para estos ataques. En otras palabras, Trump puede ser más represivo gracias a las bases establecidas por el Partido Demócrata y a su trabajo conjunto contra el movimiento por Palestina. Fueron, por supuesto, Joe Biden y los demócratas, con la ayuda de los republicanos, quienes brindaron un apoyo incondicional a Israel, proporcionando miles de millones de dólares en armas durante un horrible genocidio transmitido en vivo.

 

Además, los demócratas han creado las condiciones para un ambiente nacional más represivo. Durante el último año y medio, han aprobado proyectos de ley y resoluciones que equiparan el antisionismo con el antisemitismo, han enviado a la policía a atacar a estudiantes y profesores, y han acusado a los manifestantes de delitos graves. Es un fiscal de distrito demócrata quien se niega a retirar los cargos contra los 8 de CUNY, quienes enfrentan cargos graves por expresarse a favor de Palestina. Son Eric Adams y los demócratas quienes han enviado al Departamento de Policía de Nueva York, y en concreto al brutalmente violento Grupo de Respuesta Estratégica (SRG), para reprimir a los manifestantes en la ciudad de Nueva York, incluyendo la llegada del SRG al campus de Barnard.

 

Esto es quizás más evidente en CUNY, donde no es otra que Kathy Hochul, la gobernadora demócrata, quien está investigando a la universidad por antisemitismo y quien tomó la grosera medida de censurar una oferta de trabajo sobre Palestina en un flagrante desprecio por la gobernanza de la facultad y la libertad académica.

 

El hecho de que los demócratas le abran las puertas a la derecha es evidente en lo que respecta al movimiento por Palestina, pero también en todos los demás temas. Harris realizó una campaña de derecha contra los derechos de los inmigrantes, apoyando la afirmación de que los inmigrantes son un problema, para que ahora Trump pueda intensificar su ofensiva contra ellos. Una y otra vez, los demócratas atacan los derechos de la clase trabajadora y las personas oprimidas, lo que solo abre la puerta a figuras como Trump.

 

Debemos aferrarnos a la lección que aprendimos en el auge del movimiento por Palestina: el Partido Demócrata es un partido genocida e imperialista. Los ataques que sufrimos ahora se deben, en gran medida, a sus ataques. Son nuestros enemigos, y cuanto antes lo entendamos, más fuertes seremos.

 

Las administraciones de las universidades son cómplices

 

Las autoridades universitarias también han propiciado estos ataques, no solo contra el movimiento palestino, sino también contra el debido proceso y el derecho fundamental a la protesta. Las universidades han promovido durante mucho tiempo una «excepción palestina» a la libertad de expresión, con un patrón de silenciamiento del discurso sobre Palestina, incluyendo el despido y las sanciones a profesores, la prohibición y la vigilancia de Students for Justice in Palestine (Estudiantes por la Justicia en Palestina), y más.

 

En el último año y medio, la administración universitaria no ha hecho más que intensificar la represión contra los debates sobre Palestina, la libertad de expresión y las protestas en el campus. Esto incluye la ampliación de los mecanismos de vigilancia, incluyendo la contratación de empresas privadas de vigilancia para investigar a los estudiantes. Varias universidades, incluida Harvard, han dictaminado que no se permiten las protestas en aulas, bibliotecas, comedores ni en «lugares que interfieran con las actividades normales de la universidad». Muchas universidades que tenían campamentos permanecieron reforzadas y fuertemente vigiladas por la policía.

 

La Universidad de Nueva York (NYU) ha introducido un nuevo código de conducta estudiantil que incluye «sionista» como una categoría protegida por las políticas antidiscriminatorias de la institución. En otras palabras, una ideología reaccionaria que apoya la limpieza étnica por parte del Estado israelí ahora se considera una categoría protegida, junto con grupos como estudiantes queer, negros, judíos y latinos. Mientras tanto, la «DEI» está bajo ataque y se está retrocediendo en materia de protecciones para los estudiantes oprimidos.

 

Una serie de suspensiones ha allanado el camino para las expulsiones. El pasado abril, Barnard suspendió a 46 estudiantes y desalojó al menos a otros 55 que participaban en el Campamento de Solidaridad con Gaza. Estos estudiantes fueron obligados a someterse a un proceso de «Resolución Alternativa» que los privó de su derecho al debido proceso y de su capacidad para impugnar formalmente estas medidas punitivas.

 

Si bien Trump declaró recientemente que quiere prohibir las mascarillas (barbijos), acciones similares ya se están llevando a cabo en los campus universitarios de todo el país a manos de las administraciones de las universidades.

 

Sin embargo, estos mismos administradores están siendo atacados por el gobierno de Trump y el Partido Demócrata Sionista, como vimos con la renuncia forzada del presidente de Harvard. Ante estos ataques, los administradores prometen ser más duros, aunque esto podría significar su propia desaparición a través de recortes y austeridad. Esto se debe a que estos administradores representan el statu quo capitalista en la educación superior, donde las universidades funcionan como negocios con donaciones de sionistas e inversiones en acciones de la industria armamentística. Estos administradores buscan un alumnado pasivo que siga pagando matrículas exorbitantes y endeudándose para obtener un diploma. Su función principal es suprimir cualquier potencial de movimientos estudiantiles radicales como los de los años 60 y 70, que cuestionan el carácter clasista de la universidad. No abandonarán ese rol, incluso cuando sus propios trabajos dependan de ello.

 

Luchar contra la represión es luchar por todos nuestros derechos

 

Este ataque se debe precisamente a la fuerza y ​​la profundidad del movimiento durante el último año y medio. Si bien el movimiento por Palestina se encuentra debilitadp, cada vez hay más apoyo a la causa palestina en lapoblación estadounidense en general, y especialmente entre los estudiantes. Una muestra de este apoyo son las resoluciones de desinversión aprobadas por estudiantes de todo el país. Debemos aprovechar este apoyo pasivo para combatir los ataques actuales y seguir luchando por Palestina y por la desinversión.

 

En este contexto, es evidente que Trump, los demócratas y la administración universitaria están unidos para aplastar el movimiento por Palestina en las universidades. Pero el movimiento por Palestina no puede afrontar estos ataques solo ni entenderlos como ataques dirigidos únicamente contra Palestina. Los ataques de Trump contra el movimiento estudiantil por Palestina tienen como objetivo allanar el camino para atacar a la universidad, el derecho a la protesta y a todas las personas oprimidas y explotadas.

 

Debemos enfrentar estos ataques. Decir alto y claro: esto se trata de Palestina, se trata de la lucha continua contra la inversión de nuestras instituciones en Israel. Y también se trata de la financiación universitaria, la libertad de expresión y nuestro derecho a protestar. Trump está atacando al movimiento obrero, los derechos de las personas trans y a los estudiantes inmigrantes. Ataca a los investigadores y recorta la financiación. Vienen por todos nosotros, y todos debemos levantarnos en su contra. Debemos desplegar toda la fuerza del movimiento obrero y estudiantil para combatir estos ataques: debemos responder con toda la fuerza de los estudiantes, los trabajadores y la comunidad movilizada y organizada desde abajo.

 

Necesitamos que nuestros sindicatos se pongan de pie y comiencen a organizar la lucha desde abajo: contra las expulsiones, contra la represión, contra la censura, contra la desfinanciación de la universidad y por la presencia policial y de ICE fuera del campus. Los ataques al derecho de los estudiantes a protestar son un ataque al movimiento laboral, y debemos tratarlo como tal. Muchas universidades están sindicalizadas a través del UAW (Trabajadores del Automóvil Unidos). Ante estos ataques, necesitamos que las bases del UAW, como los trabajadores de la sección 4811 que se declararon en huelga por Palestina en la Universidad de California, obliguen a la dirección del UAW a tomar medidas para combatir la represión de Trump contra el movimiento estudiantil. Hasta ahora, los sindicatos han dicho y hecho poco, permitiendo que un sentimiento de miedo y pasividad se instale en las bases. Muchos, incluyendo el Congreso de Personal Profesional de CUNY (PSC, Federación Americana de Maestros -AFT-, sección 2334),organizan sus fuerzas para oponerse a las resoluciones de separar económicamente nuestros sindicatos de Israel, pero hacen poco por Palestina o para oponerse a este ataque represivo. Esto es inaceptable. El movimiento obrero es fuerte y poderoso y debe luchar con todas sus fuerzas. Que el UAW, en lugar de apoyar a Trump y sus aranceles reaccionarios, se levante y se defienda.

 

Los gobiernos estudiantiles deben alejarse de sus roles administrativos y apolíticos dentro de la universidad y convertirse en una fuerza de lucha para el movimiento estudiantil, oponiéndose a los ataques que están por venir y a los que ya han llegado.

 

El movimiento por Palestina debe luchar contra la represión, entendiendo que combatirla es fundamental para la lucha por la liberación de Palestina y que el destino del movimiento está ligado a la pelea contra todos los ataques de Trump. Para derrotar esta represión, necesitamos una indignación masiva: una campaña democrática que reúna a la mayor cantidad de personas posible para contrarrestar este ataque de la derecha. Basta de protestas separadas de los diferentes sectores del movimiento por Palestina: PYM, SJP, PSL, JVP y Within Our Lifetime deben unirse y marchar juntos contra estos ataques. También debemos llamar a los movimientos por los derechos de las personas trans, los derechos de los inmigrantes y los derechos laborales a que luchen junto a nosotros por los derechos de todos.

 

Si bien debemos plantear estas demandas a los líderes del movimiento, eso no significa que debamos esperar a que se organicen. Estas luchas no deben organizarse desde arriba, sino desde abajo: estudiantes, profesorado y personal juntos, organizándonos por departamento o campus para debatir lo que está sucediendo y crear espacios democráticos para diseñar estrategias de lucha. Debemos convocar asambleas del movimiento, que reúnan a la comunidad universitaria con la comunidad en general y los movimientos sociales, que, lejos de ocultar las diferencias políticas entre grupos, las expongan al tiempo que se oponen unidos a este ataque de la derecha. Debemos organizarnos en todos los campus, ya que los ataques se producen en todas las universidades, y crear espacios de organización democrática que debiliten las fronteras entre el campus y la comunidad, organizando una lucha amplia en defensa de la universidad. Organizarnos desde abajo también sumará a más personas a la lucha, y necesitamos de todos en esta pelea.

 

Al mismo tiempo, la mayoría de los administradores universitarios se someten a Trump, incluso cuando este ataca a la propia universidad. El intento de la burocracia universitaria de consentir los ataques sionistas para mantener un statu quo neoliberal en la universidad es un grave error de cálculo (incluso para sus propios objetivos), ya que las fuerzas de Trump no pueden ser reprimidas con la represión contra el movimiento palestino cuando su proyecto político es la destrucción del derecho a la protesta, de los sindicatos y de las instituciones de educación superior. Los recortes de 400 millones de dólares a Columbia que afectan a todos los estudiantes, profesores y personal docente son un ejemplo de ello.

 

La administración de la universidad no nos protegerá ni nos defenderá.

 

En este momento, debemos tener claro que debemos superar a estos administradores universitarios, que quienes dirigen la universidad están permitiendo que sea desmantelada. Debemos aprovechar esta oportunidad para explicar que nuestra lucha no es por el statu quo neoliberal, sino por una universidad diferente: una universidad pública y gratuita, gestionada por estudiantes, el profesorado, el personal y la comunidad, quienes actualmente defienden el movimiento palestino y la universidad. Necesitamos instituciones abiertas a todos y concebidas para la enseñanza, el aprendizaje y la investigación, no como una máquina de endeudamiento, mano de obra mal pagada e inversiones en genocidio. Mientras combatimos los ataques contra Trump, debemos proponer colectivamente una nueva visión de la universidad que necesitamos, una que nuestro movimiento, organizado democráticamente desde la base, pueda impulsar. Debemos dejar claro a Trump, así como a los demócratas y administradores universitarios que apoyan los ataques contra el movimiento por Palestina, que protestaremos, nos alzaremos e incluso lo silenciaremos —reiniciando la huelga política— para defendernos de las expulsiones, los encarcelamientos y las deportaciones de quienes participan en el movimiento por Palestina, de las expulsiones, la represión, la censura, la desfinanciación de la universidad y de la policía y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) fuera del campus. Seguiremos luchando contra las brutales políticas imperialistas de Trump en Palestina y para desinvertir en nuestras instituciones del genocidio. Unidos, podemos derrotar estos ataques y sentar las bases para luchar por más.

 

https://www.laizquierdadiario.com.ve/La-guerra-de-Trump-contra-el-movimiento-palestino-y-las-universidades-en-Estados-Unidos

 

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Argentina: Rechacemos la sumisión de centrales y sindicatos a Kicillof

El palco de dirigentes sindicales respaldando el discurso de Kicillof en la apertura de sesiones legislativas bonaerenses plantea debates fundamentales para la actualidad del movimiento obrero. Allí estuvieron, entre otros, Héctor Daer (CGT y Sanidad), Andrés Rodríguez (Upcn), Abel Furlán (UOM), “Cachorro” Godoy (CTA-A), Hugo Yasky (CTA-T), Roberto Baradel (Suteba) y Oscar de Isasi (ATE). También fueron de la partida Héctor Amichetti (Gráficos) y Agustín Lecchi (Sipreba). Esto sucedió días después de las firmas por el “Movimiento Derecho al Futuro”, que ubicó detrás de Kicillof a decenas de organizaciones gremiales sin haber consultado a ningún afiliado o afiliada. Los sindicatos y sus dirigentes tienen la obligación de defender a los trabajadores y trabajadoras incondicionalmente, y de organizar la lucha por sus reclamos. Si “la plana completa del sindicalismo provincial le brindó respaldo al gobernador”, como señala Mundo Gremial, no hay posibilidad de que sus empleados de la educación, la salud o las dependencias estatales sean defendidos. En efecto, un auxiliar de escuela percibe ingresos próximos a la indigencia, mientras los dirigentes de ATE posaban sonrientes en el mentado palco. La CTA decía “ni del gobierno ni de los patrones” y pasó a integrarse al gobierno que es nuestro patrón.

 

Es muy significativo que en simultáneo al discurso de Kicillof se produjera una huelga docente por reclamos elementales hacia el gobernador, y a pesar de la burocracia que quiso impedirla. Así, se ilustró crudamente adónde conduce este entrelazamiento con el gobierno, que tuvo su momento más patético con la felicitación del fascista Adorni a la administración bonaerense por el ataque a la huelga docente. El sindicalista devenido en ministro de Trabajo, Walter Correa, no ofició de “trinchera ganada en el Estado” como reza el buzón que algunos quieren vender, sino, por el contrario, como el agente de las sanciones y descuentos a docentes que no llegan a fin de mes. Los argumentos kicillofistas contra el derecho a huelga (“solo vale si es llamada por el gremio firmante de la paritaria”) deberían llamar la atención de los dirigentes de sindicatos que surgieron desde abajo como verdaderas autoconvocatorias contra el monopolio de la burocracia del sector. Tal es el caso de Sipreba o AGTSyP, cuyos secretarios generales adhirieron al Movimiento Derecho al Futuro.

 

Indudablemente, este devenir político no constituye novedad. En efecto, es un “revival” del proceso constitutivo del Frente de Todos, que como es sabido concluyó en el desastre de Alberto y Cristina Fernández. Por eso, aunque en el caso de los sindicatos cuyos trabajadores dependen del Estado la incompatibilidad es grotesca (la integración al empleador desarticula cualquier capacidad de reclamo), el problema político en debate es de orden general. Gráficos, por caso, es un sindicato de patronales privadas; la gran lucha con ocupación de Morvillo lo puso en el centro de la escena. El secretario general de la FGB, Amichetti, se negó a llevar adelante las propuestas de la asamblea de Morvillo al plenario de delegados del gremio: ni el paro por turnos ni la organización de una movilización, cosa que ocurrirá a partir de un plenario obrero organizado por la Comisión Interna y los trabajadores.

 

Las burocracias de la CGT y las CTA obstaculizaron oportunamente cualquier canal de lucha contra el gobierno de Macri mediante una rebelión popular, y contribuyeron a que la “salida” fuera electoral (“hay 2019”). Luego, se integraron con puestos de funcionariado al gobierno de Fernández, con resultados catastróficos a la vista, incluido el pavimento colocado para el ascenso del gobierno criminal de Milei y su banda. Ahora, se repite la misma orientación, pero en una situación significativamente más grave que en el pasado, incluida la desorganización y desmoralización que provocan en vastos sectores. Cuando muchos compañeros o compañeras se preguntan honestamente “¿cómo es posible que la CGT y la CTA no convoquen a enfrentar seriamente a este gobierno?”, deberían buscar respuesta en el freno insuperable que implica la sumisión a una política que no es propia de la clase obrera. Quienes son burócratas combinan su alianza con la clase enemiga con los beneficios personales que obtienen. Quienes no lo son, deben romper con esta orientación que anula los principios más básicos por los cuales nuestra clase forjó sus organizaciones.

 

La Coordinadora Sindical Clasista plantea la completa independencia de los sindicatos respecto de cualquier gobierno o política patronal; la soberanía de las asambleas y en general la democracia sindical; y la organización de un plan de lucha creciente hasta expulsar a Milei y derrotar su ajuste.

https://prensaobrera.com/sindicales/rechacemos-la-sumision-de-centrales-y-sindicatos-a-kicillof

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Argentina: CTERA realizará un nuevo paro docente el próximo jueves 13 de marzo. «En defensa de la educación pública»

La Confederación De Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) realizará un nuevo paro docente el próximo jueves 13 de marzo «en defensa de la educación pública y los derechos de las y los trabajadores de la educación». Luego del congreso extraordinario llevado a cabo a fines de febrero, la gremial docente resolvió convocar a una «jornada nacional de lucha» para volver a reclamar un con aumento salarial y preservar los citados derechos.

«Ante el grave ajuste que atraviesa la dducación pública, las trabajadoras y los trabajadores de la educación, el congreso de CTERA ha decidido impulsar acciones en todo el país para exigir la urgente convocatoria a la paritaria nacional docente, la ley de financiamiento educativo, la restitución y actualización del Fondo de Incentivo Docente (FONID) y conectividad», anunciaron a través de un comunicado.

Asimismo, solicitaron modificar el piso salarial «acorde al contexto actual» para que ningún docente del país «esté debajo de la línea de la pobreza», mientras que, en la misma línea, exigen «mayor presupuesto educativo nacional» para garantizar escuelas «en condiciones dignas para enseñar y aprender» en todo el país.

Por otra parte, reclaman un aumento de las becas PROGRESAR y en las partidas «para el refuerzo nutricional de almuerzo y copa de leche» que los estudiantes consumen durante su jornada escolar.

Desde CTERA, sostienen que este paro es «en defensa del sistema previsional público, solidario y de reparto», como también «de las obras sociales sindicales y provinciales». «No a la criminalización de la protesta social», exigieron.

Para finalizar, informaron que la jornada de lucha, «incluirá movilizaciones, actos, radios abiertas y otras acciones en todo el país». «Ratificamos la decisión de la CTA Nacional, de avanzar en el marco de la más amplia unidad de todo el movimiento obrero, de las centrales sindicales y movimientos sociales, en la convocatoria de una jornada nacional de lucha con paro y marcha federal», concluyeron.

https://www.pagina12.com.ar/808362-ctera-realizara-un-nuevo-paro-docente-el-proximo-jueves-13-d

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Venezuela: «Urge un aumento salarial en los trabajadores de la educación»

Pabón dice que el sector obrero de la educación está en «quiebra»

«Señor ministro, se le olvidó lo más importante, que es el trato que se le debe dar de dignificación a la clase magisterial, a los trabajadores de la educación, al personal obrero, al personal administrativo», afirmó Julio Pabón, primer vicepresidente de COPEI Táchira, en rueda de prensa, donde manifestó la necesidad que tienen los trabajadores de la educación de un aumento de sueldo.

Dijo que el monto que reciben hasta ahora (11 dólares aproximadamente) no cubre el costo de la canasta básica, que oscila entre los 539 dólares.

«Tenemos una necesidad imperiosa del aumento salarial de los trabajadores de la educación. Hoy vemos como cada día los educadores no tienen, no les alcanza el salario para ir a trabajar, para ir a cumplir su horario. Una vez que sucedió la pandemia, se estableció un horario mosaico, el cual fue aprovechado por los docentes y los trabajadores de la educación para ir a buscar otro tipo de trabajo, para ir a buscar cómo superar esa necesidad que el Ministerio de Educación no le da cuando le cancela el salario», resaltó Pabón.

Pidió al ministro de Educación, Héctor Rodríguez, atender este tema que está afectando la calidad de vida de los docentes y que a largo plazo afectará la educación en Venezuela, ya que puede ocurrir que nadie quiera ocupar estos puestos laborales.

«Hoy también aprovechamos esta oportunidad para respaldar el manifiesto que sacó la Federación de Maestros de Venezuela, donde anuncian que ya van para tres años sin discusión de contrato colectivo. Tres años que el Ministerio de Educación no discute con estos sindicatos ni con estas federaciones lo que tienen que ver las contrataciones colectivas», sostuvo el dirigente de COPEI Táchira.

Explicó que a pesar de que se asigne 11 dólares de salario promedio más los 90 dólares del «Bono de guerra», más los 40 dólares del cesta ticket, todo llega a 141 dólares, y la canasta básica pasa los 500 dólares.

«Queremos preguntarle, señor ministro, si hoy en Venezuela con 11 dólares usted comería, usted llevaría educación a sus hijos, usted haría vivienda, usted haría vestido, usted daría salud a su familia», puntualizó. /Maryory Bustamante

«Urge un aumento salarial en los trabajadores de la educación»

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Senado de EEUU confirmó a Linda McMahon para encabezar el Departamento de Educación

El Senado votó el lunes para confirmar a la exejecutiva de lucha libre Linda McMahon al frente de la educación de Estados Unidos, un departamento que el presidente Donald Trump ha prometido desmantelar.

McMahon enfrentará la tarea de cerrar el Departamento de Educación y a la vez incrementar las labores para implementar la agenda de Trump. Ya el presidente republicano ha firmado órdenes amplias para eliminar los programas de defensa de la diversidad y las adaptaciones para estudiantes transgénero en las escuelas de Estados Unidos, y también ha solicitado la expansión de los programas para elegir escuela.

Al mismo tiempo, Trump ha prometido cerrar el departamento y ha dicho que quiere que McMahon “haga lo necesario para quedarse sin trabajo”.

El Senado votó para confirmar a McMahon con 51 votos a favor y 45 en contra.

McMahon, una multimillonaria de 76 años y exdirectora general de la empresa de lucha libre World Wrestling Entertainment (WWE), es una selección poco convencional para el cargo. Pasó un año en la junta estatal de educación de Connecticut y desde hace tiempo es fideicomisaria en la Universidad del Sagrado Corazón, pero por lo demás tiene poca experiencia en liderazgo educativo tradicional.

Los partidarios de McMahon la consideran una ejecutiva hábil que reformará un departamento que los republicanos dicen ha fracasado en mejorar la educación en Estados Unidos. Los opositores argumentan que no está calificada para el cargo, y temen que sus recortes presupuestarios repercutan sobre los estudiantes de todo el país.

Lea más en The Associated Press

Senado de EEUU confirmó a Linda McMahon para encabezar el Departamento de Educación

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El matrimonio infantil impide la educación de las niñas en el noroeste rural de Nigeria: “Cuando supe que mis padres planeaban casarme, me escapé de casa”

Esta práctica sigue siendo un problema grave en el país, especialmente en el Estado de Kano, impulsada por una mezcla de tradición, pobreza y falta de formación. Para los expertos, asistir a la escuela es clave a la hora de romper el ciclo.

Aisha Ahmadu era una niña brillante y ambiciosa que crecía en la comunidad de Zogarawa, en el Estado de Kano, ubicado al noroeste de Nigeria. Era una de las mejores alumnas de primaria de su comunidad. Aunque sus padres nunca fueron a la escuela, ella soñaba con ser médico para salvar vidas. Recuerda a menudo la alegría de ganar los concursos escolares locales y lo mucho que deseaba estudiar ciencias en el instituto. Pero cuando cumplió 17 años, pocos días después de celebrar su graduación en la escuela de primaria como la mejor de su clase, su mundo dio un vuelco. Su padre le dijo que se preparara para una pequeña ceremonia porque un pretendiente había venido a pedir su mano. Abrumada, Ahmadu se fue llorando a su habitación.

“Antes de que mi padre me dijera que me casaba, había planeado presentarme al examen de acceso a la escuela secundaria, y él había prometido apoyarme”, cuenta. “Pero aquel día, apenas unas horas después de mi cumpleaños, me casó con el hijo de su amigo”. Ahora es madre a los 21 años, y dice que el dolor de ver cómo se esfumaba su sueño de recibir una educación ha hecho mella en su salud mental.

“Estoy triste cuando me veo en casa, sin hacer nada más que cuidar de mis dos hijos”, dice. “Ahora mismo no puedo hacer otra cosa porque mi marido no apoya que vuelva a estudiar. Pero estoy decidida a que, cuando mis hijos crezcan, reciban la educación que yo no pude tener”, añade.

El matrimonio infantil sigue siendo un problema grave en el norte de Nigeria, especialmente en el Estado de Kano, impulsado por una mezcla de tradición, pobreza y falta de formación. Creencias muy arraigadas empujan a menudo a las familias a casar a sus hijas cuando son jóvenes, ya sea para preservar el honor de la familia o para conservar tradiciones culturales. “Algunas familias creen que casar a sus hijas a una edad temprana es la mejor manera de garantizar su futuro y proteger su reputación”, afirma Oluwatumininu Adedeji, experta en protección a la infancia y directora ejecutiva de la Fundación para el Desarrollo Sostenible Balm in Gilead (BIGIF, por sus siglas en inglés).

La pobreza también desempeña un papel importante. Muchas familias ven en el matrimonio una forma de reducir su carga financiera. “Cuando tienes dificultades para llegar a fin de mes, casar a tu hija parece una forma de tener una boca menos que alimentar”, explica Adedeji. Esta presión económica hace más difícil evitar los matrimonios precoces y que las niñas permanezcan en la escuela. Según la organización Girls not Brides, entre las familias más pobres de Nigeria, el 58% de las niñas se casa antes de cumplir los 18 años, mientras que únicamente el 4% de las niñas de familias más ricas corren la misma suerte. Alrededor del 71% de las mujeres sin educación formal se casaron antes de los 18 años, frente al 13% de las que completaron estudios superiores. Para muchas de estas niñas, seguir estudiando resulta casi imposible, por lo que no les queda más remedio que depender de sus maridos.

Cada año, según Unicef, 12 millones de niñas se casan en el mundo. Nigeria, como país más poblado de África, soporta la carga del mayor número de niñas casadas. Según datos de 2023 de la agencia de la ONU para la infancia, 24,38 millones de niñas y mujeres del país se casaron por primera vez o vivieron en pareja antes de los 18 años.

Cuando las niñas van a la escuela, adquieren conocimientos, confianza y opciones para su futuro. Esto es lo que puede romper el ciclo del matrimonio precoz

Oluwatumininu Adedeji, experta en protección a la infancia

En el norte de Nigeria, de acuerdo con Save the Children, el 48% de las niñas se casan antes de los 15 años y el 78% antes de los 18 años. Como consecuencia, millones de ellas acaban abandonando la escuela. Según el último informe de la organización Equality Now publicado en mayo de 2024, en 35 de los 36 Estados de Nigeria está prohibido el matrimonio infantil. Un delito que se castiga con penas de hasta cinco años de cárcel. De Kano es también Farida Salaudeen, una mujer que de pequeña soñaba con ser química. Su andadura comenzó en una pequeña escuela primaria de la comunidad de Kanwa, en la localidad de Warawa. Pero hace unos años, cuando estaba a punto de empezar cuarto de primaria, su familia puso fin bruscamente a sus estudios y la casó con 15 años.

Retrato de Farida Salahudeen en el Estado de Kano, noroeste de Nigeria, el 1 de octubre de 2024.
Retrato de Farida Salahudeen en el Estado de Kano, noroeste de Nigeria, el 1 de octubre de 2024.ABDULWAHEED SOFIULLAHI

“Cuando supe que mis padres planeaban casarme, me escapé de casa. Me buscaron durante días”, cuenta Salaudeen a EL PAÍS. “Cuando por fin me encontraron, mi madre me dijo que la escuela no era buena para mí y que podía afectar a mis creencias religiosas. No tuve más remedio que aceptar”. Los sueños de esta mujer, que ahora tiene 22 años, siguen sin cumplirse, ya que tiene que quedarse en casa cuidando de sus hijos y encargándose de las tareas domésticas.

Los expertos subrayan que el matrimonio infantil precoz interrumpe la educación y hace que los niños abandonen la escuela cuando deberían estar aprendiendo. De acuerdo con datos de Unicef de abril de 2024, un total de 18,3 millones de niños en Nigeria (10,2 millones en edad de asistir a la escuela primaria y otros 8,1 millones en edad de asistir a la escuela secundaria) no están escolarizados, predominantemente en las regiones del norte.

Matrimonios concertados que lastran la educación

Zainab Muhammadu también se enfrentó a una lucha similar. A los 13 años, sus padres se negaron a que asistiera a la escuela primaria pública de la comunidad de Warawa, a pesar de que aspiraba a convertirse en enfermera. Su pasión se veía avivada por la falta de personal y equipos sanitarios en el centro de salud local y los frecuentes problemas de salud de los residentes, que provocaban muertes maternas.

En lugar de ir a la escuela, Muhammadu pasó dos años ayudando a su madre a vender patatas fritas en la calle. No fue hasta que intervino el líder de la comunidad cuando por fin le permitieron asistir a clase. “Suplicó a mis padres que me dejaran ir a la escuela porque era mi pasión”, recuerda Zainab. Aun así, sus padres ya habían decidido que se casaría después de terminar la educación secundaria.

Zainab Muhammadu,  mujer que sufrió un matrimonio precoz con 19 años, residente en la comunidad del Estado de Kano, al noroeste de Nigeria, el 1 de octubre de 2024.
Zainab Muhammadu, mujer que sufrió un matrimonio precoz con 19 años, residente en la comunidad del Estado de Kano, al noroeste de Nigeria, el 1 de octubre de 2024.ABDULWAHEED SOFIULLAHI

Cuando Muhammadu tenía 19 años, justo después de terminar los grados inferiores, su padre concertó su matrimonio sin que ella lo supiera y le impidió seguir estudiando. “Ni siquiera supe que habían planeado mi boda hasta dos días antes de que se celebrara”, relata. “Supliqué a mis padres que me dejaran terminar los estudios, pero se negaron. Lo único que hago ahora es quedarme en casa cuidando de los niños, sin trabajo ni oportunidades”.

Adedeji, la responsable de BIGIF, subraya que la educación es fundamental para acabar con el matrimonio infantil en Nigeria. El Estado de Kano, por ejemplo, ha registrado 989.234 niños sin escolarizar, según datos de la Unesco de 2022, y se encuentra a la cabeza de Nigeria en menores que no van a la escuela, a pesar de que la educación es gratuita y obligatoria.

“Si queremos ver un cambio real, tenemos que asegurarnos de que todas las niñas tengan acceso a una educación de calidad”, señala la experta a EL PAÍS. “Cuando las niñas van a la escuela, adquieren conocimientos, confianza y opciones para su futuro. Esto es lo que puede romper el ciclo del matrimonio precoz”.

Más allá de las razones culturales y económicas, la desigualdad de género es también un grave problema. En muchas comunidades, las niñas tienen menos derechos y opciones que los niños. Esto las hace más vulnerables a la obligación de casarse a una edad temprana. “El matrimonio infantil es una cuestión de control”, asegura Adedeji. “En estas sociedades, el futuro de una niña lo deciden otros, y el matrimonio se ve como una forma de limitar sus oportunidades”, añade la experta.

Aunque la prevalencia global del matrimonio infantil ha caído del 23% al 19% en la última década, aún queda camino por recorrer para poner fin a esta práctica en 2030, la meta establecida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Para intentar lograrlo, Adedeji cree que es necesario un trabajo en equipo entre los gobiernos, los líderes locales y los grupos comunitarios. “Tenemos que reforzar las leyes contra el matrimonio infantil, crear más oportunidades de trabajo para las familias y asegurarnos de que las niñas conocen sus derechos”, remacha.

https://elpais.com/planeta-futuro/2025-03-04/el-matrimonio-infantil-impide-la-educacion-de-las-ninas-en-el-noroeste-rural-de-nigeria-cuando-supe-que-mis-padres-planeaban-casarme-me-escape-de-casa.html

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