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Verónica Serafini: “La reactivación debe ser financiada con un sistema tributario más justo”. Propuesta para Paraguay

Critica el modelo de endeudamiento de Paraguay, que se agravó desde la emisión de los bonos desde el 2012, y apunta como fuente de recursos a los sectores que registraron crecimiento en las últimas décadas.

La deuda pública alcanzó al cierre del año pasado USD 12.212,9 millones y las opciones para financiar la crisis que desató la pandemia del Covid-19 se siguen agotando. Verónica Serafini, investigadora del Centro de Análisis y Difusión de Economía Paraguaya, advierte que el modelo de endeudamiento es insostenible y sugiere que la reactivación económica sea cubierta con una mayor presión tributaria a los sectores más ricos, basada en un sistema más justo en que se elimine la evasión o se aumenten los impuestos directos.

–En 2020 la deuda pública superó el 30% del PIB, por encima de las recomendaciones internacionales. ¿Qué otras opciones le quedan al país para reactivar la economía sin recurrir a un severo aumento del endeudamiento?

–En política fiscal no hay recetas mágicas ni secretos. Los recursos genuinos provienen del sistema tributario. Tanto la reactivación económica como el pago de la deuda tienen que ser financiados a partir de un sistema tributario más justo, sobre todo mirando quiénes son los que se han beneficiado más con el crecimiento económico de las últimas décadas y quiénes no han sido afectados por la pandemia.

–¿Se refiere a una suba del impuesto al sector sojero?

–A quien sea que le beneficie el crecimiento. Ahora en la pandemia al sector agrícola, a las construcciones, sector financiero y comunicaciones les fue bien. Lo que tiene que aumentar es la presión tributaria: puede ser eliminando la evasión/elusión, sin aumentar impuestos, o aumentando impuestos directos y hacer más progresivo nuestro sistema tributario.

–Entonces, ¿cree necesaria una nueva modificación del sistema tributario?

–Sin dudar. La deuda se está volviendo insostenible y ya tenemos compromisos a 2050, no podemos seguir pateando para adelante. Tampoco podemos volver a la situación anterior a la pandemia. Paraguay tuvo uno de los costos fiscales más altos porque no teníamos sistemas de salud y protección social funcionando.

–El MOPC adeuda más de USD 200 millones por inversión pública y sostiene que el impacto del Covid pudo ser peor de no ser por las obras encaradas desde el Estado. ¿Cómo afecta al país esta deuda y hasta qué punto opina que lo dicho por la cartera estatal responde a la realidad?

–Yo no conozco estudios que puedan demostrar el impacto en el empleo. De hecho, en los últimos años, los indicadores laborales se han deteriorado y si miramos el sector de la construcción, los ingresos laborales allí se mantuvieron en los mismos niveles. Desde la emisión de los primeros bonos en 2012 y durante todos los siguientes años justifican el endeudamiento con el argumento del empleo, lo cual es hasta cierto punto insostenible. Ningún país puede sostener a mediano plazo el empleo con deuda pública. Sobre todo si el país no tiene capacidad de pago porque ese dinamismo económico no genera los impuestos para volver a pagar la deuda. En el año de la pandemia (2021), el proyecto de presupuesto público ya se fue con reducciones en salud y educación. Solo ese hecho ya nos indica la terrible situación en la que estamos. Las rutas no pueden estar por encima de la vida de las personas, menos todavía si no hay garantía de su costo-efectividad y de su valor público.

–La misma institución advierte que no iniciará nuevas obras por falta de recursos, atendiendo a que ya no cuenta con fondos. ¿Cuál es la alternativa a esta situación?

–Siempre supimos que no era sostenible el nivel de gasto en infraestructura que teníamos con 10% de presión tributaria. Las alarmas sobre la deuda vienen desde que se inició la carrera desenfrenada por la emisión de bonos soberanos en conjunto con el inicio de obras sin la debida planificación, como el Metrobús, la pasarela de Ñu Guasu y el puente a Chaco’i. Con ese problema hay otras obras que son menos escandalosas porque no están a la vista y son más rurales. Por eso pasaron desapercibidas por la ciudadanía.

–¿Cómo debe responder el Estado a los gremios del sector privado que reclaman la no paralización de obras públicas?

–En realidad, el que debe responder es el Gobierno, porque el Estado somos todos y creo que la ciudadanía está haciendo su parte en la auditoría social. El malestar se siente porque se empezó a dar cuenta de que hay un doble discurso. La inversión pública es importante y positiva cuando beneficia el negocio privado, sin importar si hay o no corrupción o se genera deuda. Sin embargo, durante años la ciudadanía pidió mejores servicios de salud y el argumento era sencillo: mientras no se reduzca la corrupción no gastar más. Este posicionamiento hoy está matando gente, mientras se pelea por más rutas. El problema era que una parte de quienes opinaban eso podían pagar salud privada o viajar al exterior cuando se enfermaban. Igual que ahora que viajan a EEUU para vacunarse.

–Históricamente el sector privado pide en su discurso la no intervención del Estado en el mercado, ya que “la ley de la oferta y la demanda lo equilibra de manera natural”. ¿Qué lecciones deja la pandemia al respecto, teniendo en cuenta que el Estado asistió fuertemente a las empresas privadas, sobre todo con relación al mercado laboral?

–En ningún lugar del mundo ocurre esto. Ni en los países más liberales del mundo occidental y capitalista. Ni aquí. Aquí el Estado siempre participó, pero sesgado beneficiando a un sector minoritario. Se pide la no intervención cuando beneficia a la mayoría.

–Usted se muestra crítica con respecto a la apertura de bares y restaurantes. ¿Qué opciones propone para este sector?

–Yo no soy crítica a la apertura, lo que planteo es que en las decisiones de apertura y cierre de la economía tienen que incluirse todos los costos y beneficios. No estamos calculando los costos abismales para el sistema de salud, tampoco cuánto le cuesta al país la muerte y la enfermedad de adultos con vida laboral y los costos a largo plazo de la rehabilitación. Tampoco estamos calculando cuánto le cuesta al país la pérdida de capital humano a largo plazo con la cantidad de profesionales que mueren o se incapacitan, ni el costo de la pérdida de activos o el endeudamiento de los hogares. Hay gente que ante la enfermedad vende sus activos –taxis, negocios–, se endeuda y tarde o temprano perderá su vivienda o su emprendimiento. Tampoco estamos calculando el costo para el resto de la economía de mantener una meseta tan elevada de contagios por tantos meses.

–¿Cómo evalúa los programas sociales dirigidos a la población más vulnerable y qué camino debe seguir a partir de ahora el Estado?

–Definitivamente debe fortalecer los sistemas educativos, de salud y protección social de manera drástica y estructural de manera que los niños, niñas y adolescentes no paguen la cuenta de la pandemia. En ellos está la posibilidad de no transmitir la pobreza, de pagar la deuda, de sostener el crecimiento económico.

–En cuanto al desempleo o la mayor precarización laboral durante la pandemia, ¿qué efectos colaterales observa a corto y mediano plazo para la clase trabajadora?

–Creo que el principal efecto colateral será en la destrucción de capital humano de la niñez y juventud debido a los problemas laborales de los adultos del hogar y de las oportunidades para su bienestar y su contribución al desarrollo en el mediano y largo plazo. Hay 2.000.000 de niños, niñas y adolescentes que viven en hogares con adultos que ganan menos del sueldo mínimo o menos de la línea de pobreza y no tienen mecanismos de seguridad social. Una mínima parte cuenta con Tekoporã.

–Teniendo en cuenta que las mujeres son las más afectadas por la reducción de sus ingresos laborales como efecto de la pandemia, ¿cómo observa la evolución de la situación de este sector respecto a la de los hombres y qué políticas considera que se deberían aplicar desde el Estado para su atención?

–Algunos estudios muestran un retroceso de casi diez años en América Latina, lo cual significa para las mujeres una década perdida en logros laborales. En Paraguay no hicimos todavía esos estudios, pero no habría que esperar ser diferentes.

–Ahora que contamos con la ley de uso de fondos sociales de las binacionales, ¿qué recomienda para una ejecución adecuada y transparente?

–Sin dudar, salud pública, especialmente atención primaria y vacunación en los siguientes meses para fortalecer la prevención y detección temprana del virus.

–¿Cómo evalúa el programa de vacunaciones, que hasta ahora surge como la única solución sanitaria y económica?

–Sí, parece que no hay otra medida. Espero que el Gobierno haga todo el esfuerzo necesario no solo en el ámbito sanitario, sino también a nivel global. El mundo está discutiendo la liberación de las patentes, la emisión de derechos de giro por parte del FMI, la posibilidad de un impuesto global a los flujos financieros para reducir la elusión tributaria de las grandes corporaciones, muchas de ellas en Paraguay. El Ministerio de Hacienda y Cancillería tienen grandes compromisos con el país.

–¿En qué medida el Estado es negligente por la falta de acceso a las vacunas en un contexto internacional en que hay mayores facilidades de provisión para las grandes potencias con una industria farmacéutica avanzada?

–Creo que hubo muchos problemas. Se centraron en el mecanismo Covax, probablemente por razones “ideológicas” no incluyeron entre las posibilidades a las vacunas rusas y chinas, hubo una clara ineptitud, no nos podían decir que la diferencia horaria no les permitía negociar con los chinos, y también debilidad institucional. Argentina salió a comprar vacunas Sputnik antes de su aprobación porque tiene una fuerte comunidad académica científica que apoyó porque tenía información previa. Israel compró al doble del costo, aquí el Gobierno con tanta corrupción previa y desconfianza ciudadana no hubiera podido plantear esa opción y tampoco se abrió a un pacto para garantizar la legitimidad social de esa opción. La corrupción no nos mata solo porque falla el sistema de contrataciones públicas o porque la evasión y elusión no nos provee recursos suficientes, nos mata porque genera deslegitimidad política.

–La pandemia puso a prueba al modelo económico. Para algunos autores demostró que hay otras formas de administrar la riqueza y que sin duda puede haber cambios al respecto, mientras que Byung-Chul Han se muestra escéptico y teme que una vez superada la pandemia, el capitalismo actuará con mayor alevosía. ¿Cómo observa el sistema económico en la pospandemia teniendo en cuenta el contexto sociopolítico de Paraguay?

–Es difícil dimensionar lo que va a pasar a nivel global en la pospandemia. Hay hipótesis en todo sentido. Lo que sí creo es que tenemos la gran oportunidad de cambiar estructuralmente nuestro sistema económico hacia uno más diversificado, con menor dependencia de factores exógenos como la demanda internacional o el clima y, sobre todo, con generación de empleos de calidad; es decir, ingresos laborales dignos, seguridad social y mayor contribución al Fisco de quienes se benefician con el crecimiento.

Frases de Verónica Serafini

«Desde la emisión de los primeros bonos en 2012 y durante todos los siguientes años justifican el endeudamiento con el argumento del empleo, lo cual es hasta cierto punto insostenible».

«La corrupción no nos mata solo porque falla el sistema de contrataciones públicas o porque la evasión y elusión no nos proveen recursos suficientes, falla porque genera deslegitimidad política».

«Aquí el Estado siempre participó, pero sesgado beneficiando a un sector minoritario. Se pide la no intervención cuando beneficia a la mayoría».

«Creo que el principal efecto colateral del desempleo o la mayor precarización laboral durante la pandemia será la destrucción de capital humano de la niñez y juventud».

Perfil

Verónica Serafini es economista, especializada en Economía del desarrollo y economía feminista. Es doctora por la Universidad Nacional Autónoma de México y máster en Ciencias Sociales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, México. Asimismo es investigadora categorizada nivel II (PRONII) y miembro del Centro de Análisis y Difusión de Economía Paraguaya.
Se desempeñó como coordinadora de la Unidad de Economía Social del Ministerio de Hacienda y trabajó como consultora en varias organizaciones nacionales e internacionales.

Fuente: https://www.ultimahora.com/la-reactivacion-debe-ser-financiada-un-sistema-tributario-mas-justo-n2942308.html

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Pobreza en América Latina registra mayores cifras en 20 años

En América Latina el 12,5 porciento de la población vive en la pobreza extrema, un índice solo superado en 1999.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) anunció en el informe Panorama Social de América Latina, publicado este domingo, que en 2020 la región registró los mayores indicadores de pobreza extrema en 20 años.

Según la investigación, en 2020, América Latina acumuló 78 millones de personas en los niveles de pobreza extrema, una cifra nunca alcanzada en el siglo XXI. La Cepal asevera que el aumento está dado en buena medida por el impacto que ha tenido la Covid-19 en la economía.

A su vez, el estudio arroja que, en América Latina el 12,5 porciento de la población vive en la pobreza extrema, un índice solo superado en 1999, cuando la cifra ascendió a 12,8 porciento.

“Para frenar la propagación del coronavirus (…) los Gobiernos han adoptado medidas de cuarentena. (…). Por lo tanto, sectores enteros de la economía han visto su actividad mermada o temporalmente reducida a cero, según la rigidez de las medidas adoptadas”, agrega la Cepal.

Al mismo tiempo, el ente regional puntualiza que “la contracción de la actividad económica generada por la pandemia, y las consiguientes pérdidas de puestos de trabajo y reducción de los ingresos laborales”, causaron el incremento “de los estratos de ingreso bajo, así como un proceso de movilidad descendente en los estratos de ingreso medio”.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/pobreza-america-latina-acumula-mayores-cifras-anos–20210524-0037.html

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ONU: El aliado del sida. El machismo tiende a aumentar el número de enfermos con el VIH

El machismo tiende a aumentar el número de enfermos con el VIH

La discriminación de género aumenta el riesgo de las mujeres ante el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, advirtieron expertos de la Organización de la ONU.

«Las mujeres están alcanzando y superando rápidamente la cantidad de hombres infectados» por el VIH, según Wariara Mbugua, del Grupo de Tema de Género del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (FNUAP).
Carol Bellamy, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), destacó que las mujeres y las jóvenes son las más afectadas por la pandemia.

«Un elemento clave en la expansión de la pandemia de VIH/sida es el hecho de que las mujeres y las niñas no están en condiciones de exigir con éxito su protección (de la enfermedad) ante el poder masculino», dijo Bellamy.

Peter Piot, director ejecutivo del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida), dijo que la violencia contra las mujeres está muy vinculada a la pandemia.

La violencia pone de manifiesto el riesgo que representan el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual cuando interfiere con la capacidad de la mujer para exigir el uso de condón en las relaciones sexuales.

En muchas sociedades, incluso plantear el tema del condón resulta complicado ya que estos suelen asociarse a la promiscuidad, la infidelidad y la prostitución.

Según cifras del FNUAP, la desigualdad de género con respecto a la tasa de infección es más pronunciada en los grupos más jóvenes, sobre todo entre los menores de 20 años.

Entre uno y dos tercios de las víctimas conocidas de ataques sexuales son menores de 15 años, según cifras de la Universidad Johns Hopkins. Estas mismas jóvenes y mujeres también son quienes cuidan de los seres amados que padecen el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

Mbugua dijo que la pobreza y las crisis económicas representan una carga más para las mujeres y niñas que cumplen funciones vitales en sus familias y comunidades afectadas por la pandemia.

«El sida sigue siendo un tabú… en algunos países», dijo el embajador Richard Holbrooke, de Estados Unidos, en una reunión conjunta que el Consejo Económico y Social y el Consejo de Seguridad celebraron el lunes.

El silencio y la ignorancia con respecto del VIH/sida seguirán acelerando la propagación de la enfermedad a menos que se adopten estrategias para profundizar los programas de educación sobre la misma.

Yai Constance, de Costa de Marfil, habló de cómo progresó su país en elevar la conciencia del gobierno sobre los temas relacionados con la mujer.

Sida en números

En Costa Rica, de 1983 a 1999 se registraron 1.736 enfermos de sida, estas fueron sus vías de transmisión:

Homosexual 801

Heterosexual 384

Bisexual 287

Sin información 151

Hemofilia 45

Perinatal 29

Transfusión 20

Droga intravenosa 19

Fuente: Departamento de Control del Sida, Ministerio de Salud.

Fuente de publicación; https://www.nacion.com/archivo/el-aliado-del-sida/U3GNRVUNDVH3HPQGBR7QRYLTVQ/story/

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Uruguay: Maestros de Montevideo evalúan pedir la suspensión de la presencialidad ante casos de covid-19 en las escuelas

Una agrupación de Ademu pidió a las autoridades educativas que revisen de “carácter urgente” la disposición de reintegro a la presencialidad, porque “no está ayudando al cuidado de la salud”

La lista 100, agrupación liderada por la secretaria general de la Asociación de Maestros del Uruguay (Ademu), Daysi Iglesias, advirtió que en algunas escuelas públicas que volvieron a la presencialidad, especialmente en el interior, ha habido un incremento de casos de coronavirus y, por ende, de cuarentenas tanto en niños como en docentes.

“La situación no es igual, es peor que la de mediados de marzo”, indicaron en un comunicado que difundieron anoche a última hora. El 23 de marzo, fecha en que el gobierno decidió suspender la presencialidad, había 14.826 casos activos, mientras que hasta este martes se registraron unas 34.257 personas con la enfermedad.

Por eso mismo, hoy de tarde los docentes tendrán una reunión vía Zoom para evaluar si pedir o no la suspensión de la presencialidad en las escuelas, dijo Iglesias a la diaria; todo hace prever que la pedirán.

La decisión final la tendrá el Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). La sesión del Codicen de este miércoles tiene varios asuntos sobre la mesa. Entre ellos, los pedidos que hicieron la Intendencia de Paysandú y el Municipio de Carmelo de suspender la presencialidad en las aulas debido a la escalada de casos que se registró esta última semana. La reapertura de otros niveles, mientras tanto, deberá esperar porque se necesita el visto bueno del Ministerio de Salud Pública.

En la misiva que difundió Ademu, los maestros señalaron que, por un lado, “se vuelve a generar una situación disfuncional, por las ausencias vinculadas a los contagios o riesgos de contagios. Lo que es más delicado, se produce una situación de posible dispersión del virus, preocupante en relación con la salud en todos sus aspectos”. “Se agrava esta realidad especialmente por la falta de auxiliares que se produce a partir de las situaciones de covid positivo o cuarentena. Es una escalada lo que estamos viviendo y viendo, y debería tener un límite”, agregaron.

Las maestras y maestros indicaron que frente a esto no sólo expresan su preocupación, sino su “temor por los riesgos” a los que están “expuestos los trabajadores docentes, no docentes, niños, y las familias”. Asimismo, hicieron críticas a los criterios médicos de validación de prestadores de salud porque entran en “contradicción con los criterios médicos del organismo”. “Estos últimos están indicando que aquellos trabajadores que tienen cuarentenas indicadas por sus médicos tratantes asistan igual a las escuelas porque ‘los casos positivos con los que estuvieron en contacto no fueron en la escuela sino a nivel familiar’”. En ese sentido, estimaron que se está incumpliendo el Decreto 93/020 –artículo 8- de Presidencia, que está vigente.

“En este escenario presencial aleatorio, de aperturas y cierres de escuelas, de grupos que pasan a hisopados, la educación se ve perjudicada y carece de continuidad el proceso de enseñanza y aprendizaje. Predominan la ruptura y la incertidumbre. Ante esta realidad que nos ha sorprendido por su extensión y grado de afectación, a las autoridades decimos que debe revisarse en carácter urgente la disposición de reintegro a la presencialidad, la misma no está ayudando al cuidado de la salud, y es responsabilidad de la autoridad garantizar la protección y evitar los riesgos de contagios ante una enfermedad que se encuentra en un momento de empuje”, apuntaron.

Por último, pidieron a las autoridades educativas que dejen de lado la “retórica que asocia los planteos de cuidado de la salud en situaciones excepcionales como las que vivimos con negación de la presencialidad como forma privilegiada de educación”.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/educacion/articulo/2021/5/maestros-de-montevideo-evaluan-pedir-la-suspension-de-la-presencialidad-ante-casos-de-covid-19-en-las-escuelas/

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Programas de estudio en México no contemplan al ambiente: Unesco

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) alerta que pese a que el 2020 fue el año más caluroso registrado a la fecha, y más de un millón de especies están en peligro de extinción, los temas ambientales no están integrados en los planes y programas de estudio.

En el reporte “Aprender por nuestro planeta. Una revisión global de cómo se integran las cuestiones ambientales a la educación”, revela que de los Estados miembro de la Unesco, incluido México, en más de la mitad sus planes de estudio no menciona el cambio climático, únicamente 19 por ciento hace referencia a la diversidad biológica, mientras que en 69 por ciento sólo hace referencia la sostenibilidad.

El informe afirma que los estudiantes de primaria y secundaria “necesitan más apoyo para aprender y actuar por nuestro planeta (…) La forma en que vivimos actualmente no es sostenible. Se necesita un cambio urgente, pero un cambio duradero es imposible sin educación”.

Reconoce que 83 por ciento de las políticas educativas y los planes de estudio estudiados abordaron el medio ambiente al menos una vez,”pero está claro que es necesario hacer más para preparar a los alumnos con los conocimientos, las habilidades, los valores y las actitudes que se requiere” para darle un futuro al planeta.

Entre los principales hallazgos destaca que si bien el 92 por ciento de los planes de estudios incluían al menos una referencia a temas ambientales, la “profundidad de la inclusión fue muy baja en promedio. Se hizo mucho más hincapié en el ‘medio ambiente’ que en el ‘cambio climático’ o la ‘biodiversidad’”.

El informe señala que hay un enfoque continuo en el aprendizaje sobre el clima y otros problemas ambientales, en lugar de desarrollar también las competencias socioemocionales y de acción centrales para la acción ambiental y climática.

Además, se identificaron “numerosas barreras logísticas, sociales y políticas para la inclusión de contenido ambiental en la educación, lo que sugiere la importancia del aprendizaje permanente y cómo la paz y la sostenibilidad ambiental deben avanzar juntas”. A ello se suma la falta de contenidos relacionados con el medio ambiente en los programas deformación de profesores.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/05/27/sociedad/mexico-no-contempla-temas-ambientales-reporta-la-unesco/

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España: La pandemia dispara la demanda para estudiar Ciencias de la Salud

Las inscripciones en Medicina aumentan un 44%, una subida que los expertos atribuyen al “buen ejemplo” de los sanitarios durante la pandemia

El coronavirus ha despertado el interés de los estudiantes por la salud. La demanda para cursar Medicina en las universidades públicas se ha disparado un 44% en un año, pasando de 44.589 solicitudes en el curso 2019 a 64.164 en 2020. Es decir, 19.575 alumnos más pidieron matricularse en esta carrera el año pasado, lo que supone el incremento más alto en este grado desde que el Ministerio de Educación empezó a registrar hace una década las estadísticas sobre las preferencias de los alumnos. También han aumentado las solicitudes de matrícula en Enfermería (32%) y otros títulos relativos a las Ciencias de la Salud (15%). Los expertos académicos consultados coinciden en que el ejemplo de los sanitarios que han trabajado sin descanso durante la pandemia de coronavirus ha sido la clave para reforzar las aspiraciones de los estudiantes.

Este ascenso de la demanda se enmarca dentro de una subida generalizada: el conjunto de las titulaciones ha ascendido un 16% de media. Pablo Lara, presidente de los decanos de Medicina, señala que las modificaciones académicas por la covid han generado una mayor competitividad. Tras el cierre de los institutos, las comunidades autónomas acordaron levantar la mano a la hora de evaluar a los bachilleres, lo que desembocó en un 8% más de aprobados y la selectividad más masiva de la historia con 225.000 aspirantes. “Pudieron elegir entre más opciones de respuesta en el examen, por lo que mucha gente aprobó”, aclara Lara. Unos 28.000 jóvenes más que en el año anterior (sin contar la recuperación) compitieron por las mismas plazas en las universidades. No obstante, Cristina Monforte, presidenta de la Conferencia Nacional de Decanos de Enfermería, considera que este no es un factor decisivo para explicar la alta demanda de carreras sanitarias, porque el número de solicitudes no ha sido tan elevado en otros grados. “Sin duda, la covid ha influido en el interés de los jóvenes por la salud”, sentencia.

Paula Setién entró en septiembre en el grado de Enfermería de la Universidad Autónoma de Madrid. Esta joven de 19 años siempre ha tenido claro que la salud era su vocación y reconoce que la pandemia despejó todas sus dudas. Cada día ha visto llegar a casa a sus padres ―médico y enfermera― con los ojos llenos de lágrimas y un cansancio que atenazaba sus músculos. “Ha sido muy duro, pero también he visto a la gente aplaudiendo en los balcones, valorando su trabajo y yo solo pensaba que quería ayudar a los demás”, aclara. Monforte afirma que el “buen ejemplo” de los sanitarios ha potenciado el interés entre los estudiantes con vocación sanitaria. “Ver que disponemos de grandes profesionales que son capaces de anteponer la salud de los demás a pesar del riesgo por el virus y de no tener equipos durante la primera ola ha sido muy motivador”, señala la también decana de Enfermería de la Universidad Internacional de Cataluña.

En este contexto de alta demanda, ya no vale con tener buena nota, sino que hace falta una excepcional para acceder a la mayoría de grados relacionados con las Ciencias de la Salud. Elena López lo tiene presente cada día. La primera opción de esta madrileña de 16 años es estudiar Medicina en la Universidad Complutense, donde la nota de corte este año es de 13,408 sobre 14. La joven prepara a conciencia sus exámenes para superar con ventaja Bachillerato. “Soy buena estudiante, mis notas no bajan del 8,5, pero me agobia no llegar a lo que piden y tener que hacer otra carrera”, aclara. Medicina es uno de los grados a los que es más difícil acceder, por cada alumno que entra hay 11 que no lo consiguen. En Enfermería ese número es de casi tres y en el resto de carreras de Ciencias de la Salud, de dos.

Muchos estudiantes que se quedan fuera acceden a otros grados de salud o emigran a otros países para estudiar, según Lara y eso que el número de facultades que imparten Medicina ha subido de 28 a 42 en poco tiempo. Solo Corea del Sur tiene más centros por millón de habitantes. El también decano de la Universidad de Málaga sostiene que no existe una solución para absorber a todos los alumnos. “No podemos plantearnos abrir más facultades o plazas porque dependen de las necesidades sanitarias de las comunidades autónomas y de los puestos laborales que hay disponibles”, aclara. Lara considera que los estudiantes deberían barajar varias opciones a la hora de acceder a la universidad ante el aumento de la demanda. “Es una pena que muchos estudiantes no puedan acceder al grado que eligen, pero peor sería que acabaran la carrera después de años de esfuerzo y no tuvieran empleo”, añade.

Prácticas de Enfermería en la Universidad de Internacional de Cataluña.
Prácticas de Enfermería en la Universidad de Internacional de Cataluña. CRISTÓBAL CASTRO

La investigación sanitaria, más visible

La pandemia también ha levantado el interés de los jóvenes por los grados relacionados con la investigación. La mayor demanda se ha traducido en un aumento generalizado de las notas de corte para acceder a carreras derivadas de la biología. Por ejemplo, el grado de Bioquímica en la Universidad Complutense ha ascendido de un 12,546 a un 13,076; el de Biotecnología en la Politécnica de Valencia ha aumentado de 12,469 hasta 13,018; y el mismo grado en Salamanca ha pasado de un 12,408 a un 12,958. Estos estudios incluyen varias áreas de trabajo como la sanitaria, la agroalimentaria o la industrial. Antonio Segura, decano de Biología de la Universidad de Santiago de Compostela, apunta que ahora muchos alumnos se decantan por la salud. “Hemos notado la influencia de la pandemia porque ahora, por ejemplo, de 40 alumnos que cursan Biotecnología en mi universidad, 30 se decantan por el itinerario sanitario”, afirma.

Cuando era niño, Pablo Alcalá ya soñaba con ser científico. Este albaceteño de 19 años decidió seguir su inquietud cuando en 2018 comenzó a estudiar Bioquímica y Ciencias Biomédicas en la Universidad de Valencia. Confiesa que la pandemia ha reforzado su ánimo para completar los tres años que le quedan para llegar a “curar vidas”. “Me he sentido orgulloso al ver noticias de investigadores españoles trabajando en la vacuna contra el coronavirus y solo deseaba estar ahí”, cuenta. Pedro Casero, presidente de la Conferencia Española de Decanos de Biología, apunta que la pandemia ha puesto de manifiesto la importante labor de estos profesionales. “Lo que nos ha enseñado la covid es que la ciencia es fundamental y en concreto la biología, porque sin ella no existirían las vacunas”, afirma el también decano de la Universidad de Extremadura.

Pronosticar si se mantendrá el nivel de demanda por grados de Ciencias de la Salud en el futuro es una tarea imposible, según la presidenta de los decanos de Enfermería. Sin embargo, lo que Lara tiene claro es que el aumento del interés por estudiar estas carreras es una buena noticia: “A pesar de las dificultades que han vivido los sanitarios y el gran esfuerzo de los investigadores, que sigamos teniendo tantos estudiantes tan brillantes y tan motivados por su formación repercute en el bienestar de la sociedad. Está claro que el futuro de la sanidad va a estar en muy buenas manos”.

Fuente: https://elpais.com/educacion/2021-05-15/la-pandemia-dispara-la-demanda-para-estudiar-ciencias-de-la-salud.html

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Entrevista a Nancy Hopkins, catedrática emérita de Biología en el MIT “Lo peor es cuando te das cuenta de que te infravaloran como científica por ser mujer”

Por: Ana Hernando

La bióloga neoyorkina Nancy Hopkins se ha destacado tanto por su investigación del pez cebra para el estudio del cáncer, como por su activismo de género. Ya jubilada, dice que nunca dejará de investigar y ha creado con otras colegas un grupo para ayudar a las mujeres a emprender en biotecnología.

Nancy Hopkins (Nueva York, 1943) comenta en el documental Picture a Scientist que acabó convirtiéndose en una “activista de género radical” en contra de sus deseos. Cuando entró en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) hace casi 50 años, no creía que el hecho de ser mujer fuera a tener un impacto negativo en su carrera.

Sin embargo, esta catedrática emérita de biología molecular y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de EE UU, enseguida comenzó a ver cómo sus colegas masculinos recibían mejor trato y tenían más oportunidades. Entonces tomó conciencia de que la infravaloración estaba condicionando su carrera y la de otras mujeres investigadoras.

Aun así, siempre se ha considerado una apasionada de su trabajo. Se casó en segundas nupcias a los 64 años. “Me divorcié de mi primer marido cuando tenía 30 años y no tenía intención de volver a casarme, me veía a mí misma como una ‘monja’ de la ciencia”, comentó con sorna a The New York times en una bonita pieza que este diario dedicó a su boda.

El MIT ha cambiado mucho, pero mirando hacia atrás, veo claramente que no era la institución la que era hostil hacia la mujer, sino la sociedad que aún no estaba preparada para aceptarnos como científicas de alto nivel

Usted es catedrática emérita de biología en el MIT. ¿Cuál es el foco de su trabajo? ¿Continúa investigando?

Nuestra investigación se enfoca en el uso del pez cebra en el laboratorio para estudiar los genes esenciales para el desarrollo temprano, la longevidad y la predisposición al cáncer. Hemos logrado desarrollar herramientas para la investigación del pez cebra e idear un método eficaz de mutagénesis de inserción a gran escala. Con esta tecnología, identificamos y clonamos el 25 % de los genes esenciales para que un huevo de pez cebra fecundado se convierta en una larva nadadora. Estos genes incluían genes conocidos y nuevos que predisponen a los peces al cáncer.

Ya no dirijo el laboratorio porque me he jubilado, aunque creo que los científicos en realidad nunca nos retiramos del todo. Además, sigo trabajando en cuestiones de igualdad de género que afectan a las mujeres en el ámbito científico.

Entró a trabajar en el MIT en 1973. Al principio le costó creer que su género pudiera tener una influencia negativa en su carrera. ¿Era esta institución un entorno hostil para las mujeres?

El MIT ha cambiado mucho, pero, mirando hacia atrás, veo claramente que no era la institución la que era hostil hacia la mujer, sino la sociedad en general que aún no estaba preparada para aceptarnos como científicas de alto nivel. Mi generación de mujeres fue la primera que pudo conseguir trabajo en las grandes universidades de investigación. En aquel momento, no sabíamos que el hecho de que nos abrieran las puertas no era todo lo que se necesitaba para crear un entorno inclusivo.

En el documental Picture a Scientist usted relata varios episodios de discriminación flagrante en su institución, pero cuenta que al principio aguantó y no hizo nada.

Sí, al principio, cuando empecé a sentir esa discriminación por ser mujer, estaba tan sorprendida que no sabía qué hacer. Los posdoctorales me veían más como una técnica que como un miembro de la facultad y por eso me hacían esperar, por ejemplo, para usar mi propio equipo. En aquella época, las mujeres teníamos que ser amables porque si no te tildaban de desagradable y difícil, y te evitaban. Cuando empecé a publicar artículos científicos en revistas, me di cuenta de que también tenía problemas para conseguir el crédito por mis descubrimientos. Pero seguí trabajando y me ascendieron a profesora asociada. Luego, tras conseguir la titularidad, empecé a tener ya problemas muy significativos y decidí actuar. Ya fui plenamente consciente de que me infravaloraban por el simple hecho de ser mujer y que esto estaba condicionando mi carrera y la de otras mujeres investigadoras. Lo peor es darse cuenta, es algo difícil de aceptar.

Al principio soporté cosas como que los posdoctorales me hicieran esperar para usar mi propio equipo o tener dificultades para que mis colegas varones me acreditaran por mis descubrimientos en los estudios 

¿Cuál fue la gota que colmó el vaso?

Creo que fue alrededor de 1990. Iba establecer mi investigación con peces cebra y necesitaba conseguir 200 pies cuadrados [18 metros cuadrados] de espacio en mi laboratorio para instalar las peceras. Así que fui a administración y les dije que era profesora de investigación senior y que tenía menos espacio que algunos investigadores junior. El hombre me dijo: “Eso no es cierto”. Así que cogí una cinta métrica, recorrí el edificio cuando estaba vacío, medí los laboratorios y anoté y coloreé los espacios que tenía cada persona para saber cuánto espacio tenían. Hice también una tabla con todas las sumas, así que me llevó bastante tiempo.

Pensé que así podría demostrar con datos que tenía menos sitio que los investigadores varones. Pero cuando obtuve las mediciones y se las enseñé a la persona encargada de distribuir el espacio, se negó a mirarlas. Y fue entonces cuando me convertí en una ‘activista radical’, supongo que en contra de mis deseos, como cuento en el documental.

Y desde entonces ha estado involucrada en la defensa del avance de las mujeres en la ciencia.

Sí, durante los noventa un grupo de mujeres del MIT empezamos a organizar debates y establecer comités para analizar y combatir la desigualdad. Yo presidí el primer comité entre el 1995 y 1997. En 1999, escribimos un informe, que publicamos en el boletín del MIT. No imaginamos la repercusión que iba a tener. Aún pensábamos que nuestro problema era el de unas pocas mujeres de élite en instituciones punteras que querían hacer ciencia de muy alto nivel. Por supuesto, resultó ser un problema universal. Aquello causó una gran conmoción comenzaron a pedirnos declaraciones a los medios de comunicación y muchas mujeres nos escribieron desde todo el mundo con problemas similares, lo cual ha seguido sucediendo hasta el presente.

Me di cuenta de que las investigadoras senior teníamos menos espacio que los varones junior, así que medí todos los laboratorios cuando no había nadie y lo demostré con datos. Fue entonces cuando me convertí en una ‘activista radical’, en contra de mis deseos 

En 2018 usted y otras colegas del MIT crearon el Boston Biotech Working Group. ¿En qué consiste y cuál es el objetivo?

El grupo lo creamos tres mujeres del MIT, yo misma, Susan Hockfield, expresidenta del MIT e investigadora de neurociencia, y Sangeeta Bhatia, investigadora de ingeniería biomédica, que además ha cofundado y forma parte del consejo asesor de varias firmas de biotecnología. Entre los 39 miembros del grupo, están los principales grupos de capital riesgo, ejecutivos de la escena biotecnológica de Boston, investigadores del MIT, responsables políticos y administradores académicos.

Estamos trabajando para aumentar el número de mujeres que formen parte de los consejos de administración de las empresas de biotecnología y abrir más vías para que las investigadoras funden sus propias compañías.

Este grupo ha publicado un estudio que demuestra con datos la poca representación de las investigadoras del MIT en el sector de la biotecnología.

Nuestro estudio indica que entre 2000 y 2018, las investigadoras del MIT solo participaron en el 9 % de los eventos del MIT relacionados con biotecnología y otras industrias y que si las mujeres emprendedoras hubieran fundado empresas al mismo ritmo que los hombres, habrían lanzado 40 empresas más fuera del MIT en el mismo periodo de tiempo. Así que había que hacer algo para que las cosas comenzaran a cambiar.

Estaba sentada en el pequeño laboratorio en el que trabajaba [tenía 19 años], entró Crick, me tocó los pechos y me preguntó como si nada: “¿En qué estás trabajando?”. Me quedé tan estupefacta y avergonzada que no supe qué decir o hacer

Volviendo al documental Picture a Scientist. Algo que me dejo impactada es el comportamiento de Francis Crick con usted cuando era una joven investigadora en prácticas en el laboratorio de James Watson [Watson y Crick ganaron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por la estructura del ADN en 1962].

Si, bueno, lo que ocurrió fue que Francis Crick vino de visita al laboratorio para dar una charla. Yo tenía 19 años y estaba emocionada porque creía que tanto Watson como él eran genios. Estaba sentada en el pequeño laboratorio en el que trabajaba, entró Crick, me tocó los pechos y a continuación me preguntó como si nada: “¿En qué estás trabajando?”. Me quedé tan estupefacta y avergonzada que no supe qué decir o hacer.

En ese momento, solo me preocupaba que Jim Watson lo viera y que pudiera afectar a mi relación de estudiante-mentor con él —no lo vio, por cierto—. Yo admiraba mucho a Watson y me habría mortificado si lo hubiera visto. Tampoco quería avergonzar a Crick. Quería estar segura de poder interactuar con él científica y socialmente más adelante, sin que quedara ningún residuo de vergüenza. Así que hice como si no hubiera pasado nada.

Además, ¿a quién se lo iba a decir y qué iba a decir?, era una época diferente. El término ‘acoso sexual’ no existía. Ni siquiera yo sabía lo que era.

Un comportamiento así hoy sería inadmisible. Algo se ha mejorado, ¿no?

¡Sí! Ahora es muy diferente. Las mujeres pueden hacer cualquier cosa. Aunque sigue siendo más difícil para nosotras debido a las mayores responsabilidades familiares y a algunos prejuicios de género que aún existen, pero todo es mucho mejor ahora.

Mi generación —tal y como describíamos en nuestro informe de 1999— descubrió cómo el sesgo inconsciente da lugar a la exclusión, la marginación y la infravaloración de las científicas, y cómo esto conduce a desigualdades en la distribución de los recursos y la compensación para las mujeres. En aquel momento, pedimos al MIT que solucionara estos problemas mediante un seguimiento y una medición constantes, y que luego se ajustara para garantizar la equidad.

Mi generación descubrió cómo el sesgo inconsciente da lugar a la exclusión, la marginación y la infravaloración de las científicas, y cómo esto conduce a desigualdades en la distribución de los recursos y la compensación para las mujeres

¿Cree que las nuevas generaciones de científicas son más exigentes?

¡Claro! Hoy las jóvenes investigadoras piden mucho más. Esperan que la institución ofrezca una cultura inclusiva. No quieren tener que pedir que se les trate de forma equitativa, ni hacer el duro trabajo de señalar constantemente las desigualdades. Quieren cambiar la propia cultura, recompensando a las personas que son grandes científicas y que además saben cómo crear entornos de trabajo inclusivos.

Sin embargo, una de las cosas importantes que hay todavía que cambiar es la equiparación de las responsabilidades familiares entre las mujeres y los hombres que trabajan. También en este caso se trata de una cuestión social amplia y profunda en la que todavía se necesitan muchos cambios.

¿Qué consejo le daría a una joven que quiera dedicarse a la investigación?

¡Hazlo! ¡No lo dudes! Ser científica ha sido el mayor privilegio de mi vida. Es la profesión más apasionante que conozco. Cualquiera que consiga ser científica es una persona afortunada.

Fuente: https://rebelion.org/lo-peor-es-cuando-te-das-cuenta-de-que-te-infravaloran-como-cientifica-por-ser-mujer/

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