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El libro para niños en el que la «abuela de Frankenstein» defendía la educación femenina

POR EDUARDO BRAVO

La escritora Mary Wollstonecraft publicó a finales del siglo XVIII un libro infantil ilustrado por el pintor William Blake que ya adelantaba algunas de sus posiciones feministas y defendía la necesidad de que las niñas recibieran educación.

Relatos originales de la vida real fue el único libro dedicado al público infantil escrito por Mary Wollstonecraft, filósofa inglesa y madre de Mary Shelley, la autora de Frankenstein, que, en pleno siglo XVIII, fue capaz de vivir de su trabajo y sus escritos sin depender de los recursos de sus padres, de sus parejas, de su esposo ni estar sometida a la autoridad de alguno de ellos.

Inspirada por los ensayos de Rousseau y Locke, la autora inglesa narró en ese volumen la historia de Mary y Caroline, dos chicas que eran educadas por Mrs. Mason, cuya principal objetivo era que las niñas fueran virtuosas, aprendieran cómo es el mundo e incluso olvidasen, a través de fábulas y breves narraciones, muchos de los principios y valores asentados en la sociedad de la época, especialmente aquellos que afirmaban que la mujer era inferior al hombre.

Entre las enseñanzas de Mrs. Mason se encontraban asuntos cotidianos como la puntualidad, el control de los instintos, la lealtad, el egoísmo, el respeto a los animales, pero también planteamientos feministas que Wollstonecraft desarrollaría después en trabajos como Vindicación de los derechos de la mujer.

Por ejemplo, que las mujeres debían recibir una buena educación, a pesar de la oposición de los políticos del siglo XVIII. De hecho, Wollstonecraft defendía esa educación femenina no solo por el beneficio individual de la mujer, sino como un objetivo valioso de la sociedad en su conjunto: si las mujeres eran las que educaban a los hijos, era imprescindible que estuvieran bien educadas, algo en lo que esos obtusos políticos no habían reparado.

Lo original de los planteamientos de Wollstonecraft hizo que la primera edición de Relatos originales de la vida real apareciera como libro anónimo para evitar represalias. Sin embargo, el éxito de la publicación de Vindicación de los derechos de la mujer en 1792 hizo que la autora se convirtiera en un personaje famoso, razón por la cual el editor decidió capitalizar esa popularidad en beneficio de Relatos originales de la vida real. Para ello, además de publicar una segunda edición en la que sí que aparecía el nombre de la autora, decidió que fuera ilustrada, lo que, por otra parte, también permitía aumentar el precio de venta.

El elegido para llevar a cabo esas ilustraciones fue el escritor y pintor William Blake, un personaje que también resultaba peculiar para la Inglaterra del XVIII. De fuertes creencias religiosas, Blake tampoco le hacía ascos al ocultismo, al gnosticismo y a la magia. Además, era contrario a la esclavitud, partidario de la igualdad entre hombres y mujeres y defensor de ideologías revolucionarias. Tanto es así que llegó a ser procesado por una declaraciones incendiarias contrarias a la monarquía inglesa.

El trabajo de Blake se concretó en cinco grabados que encajaban perfectamente en el espíritu del libro de Wollstonecraft, que no había dudado en incluir en sus narraciones morales temas como la pobreza, la muerte, el abandono y la miseria, tanto económica como emocional, con la intención de que las niñas aprendieran, madurasen, tuvieran herramientas con las que enfrentarse a la vida adulta y no idealizasen la infancia como una época utópica o un paraíso perdido.

A pesar de que Relatos originales de la vida real fue un éxito y se estuvo reeditando con frecuencia hasta entrado el siglo XIX, Mary Wollstonecraft pasó muchos años estigmatizada y considerada lo más alejado de un ejemplo educativo. La razón fueron las memorias que escribió su esposo William Godwin cuando Wollstonecraft falleció durante el parto de su hija Mary.

Aunque se suponía que las memorias eran un sincero homenaje a su esposa fallecida, la revelación de que su primera hija había sido extramatrimonial, que había protagonizado varios intentos de suicidio, que había tenido relaciones amorosas fuera de la pareja y otras intimidades semejantes, provocó que Wollstonecraft no saliera especialmente bien parada, al menos a los ojos de la sociedad británica del XVIII.

Entre los pocos que la valoraron y se acordaron de ella tras su muerte estaba William Blake, que realizó en su honor un grabado en el que aparecía la pequeña Mary junto a su madre muerta.

Fuente: https://www.facebook.com/pg/plataforma.sociologica/photos/?tab=album&album_id=1590143791218372

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¿Y los niños? Reflexión para los foros sobre educación

Por: Pluma Invitada

Cuando pensamos en educación, diseñamos política educativa, cuando trazamos prioridades y líneas de acción, y a la hora de implementar, es de vital importancia preguntarnos, ¿qué necesita un niño para no sólo estar en la escuela, sino también aprender y participar?.

Contamos con evidencia sobre los imprescindibles que más impactan en la experiencia de aprendizaje y participación en la escuela.

Esperamos formen parte de las discusiones en los foros de consulta Por un Acuerdo Nacional sobre la Educación que arrancaron ayer en Chiapas.

1) Desarrollo integral durante la primera infancia. Las brechas que se abren en la etapa de cero a tres años de edad, difícilmente se cierran después. Por lo anterior, una estrategia de verdadera inclusión y equidad tiene que empezar desde la primera infancia.

2) Maestros formados y acompañados en su práctica cotidiana. Las escuelas normales tienen nuevos planes de estudio y necesitan acompañamiento para empaparse en ellos, ajustar su oferta y poner en marcha nuevas prácticas en la formación inicial. Para que la formación continua impulse el aprendizaje docente, se debe evaluar la eficacia de la formación en línea, llegar a contextos marginados, ampliar la oferta, e involucrar a los maestros en la identificación de sus necesidades. Y para asegurar que cada nuevo docente cuente con un tutor experimentado, se tiene que resolver la atracción, formación y retención de los tutores, al mismo tiempo que se establecen un presupuesto suficiente y sistemas públicos de información.

3) Una práctica de liderazgo efectivo en cada escuela. Implica un total fortalecimiento a la formación continua y asegurar que se estará a lado de los directores escolares, además de asegurar que los centros de estudio que sean multigrado reciban acompañamiento desde la supervisión.

4) Un currículum integral, participativo y flexible. Es imprescindible brindar acompañamiento constante a los docentes en la implementación del nuevo plan de estudios, asegurar que los estudiantes tengan oportunidades de participar en las decisiones sobre la autonomía curricular y presupuestar para que todas las escuelas puedan aprovechar de ella.

5) Autonomía escolar. Que maestros, familias y estudiantes tomen un papel activo en las decisiones escolares requiere asegurar un gasto suficiente, formación para la comunidad escolar y espacios de participación incluyentes.

6) Asesoría técnica y pedagógica oportuna y pertinente. Se debe acelerar la implementación del Servicio de Asistencia Técnica a las Escuelas (SATE), con acciones que atraigan a más docentes al papel de asesores técnico pedagógicos, fortalezcan la formación de esta figura y aseguren que llegue a cada escuela, principalmente a las más aisladas.

Éstos son los seis imprescindibles para que las niñas, niños y jóvenes puedan estar, aprender y participar en la escuela.

En este momento tan particular, no olvidemos preguntarnos ¿y los niños?

Fuente: http://www.educacionfutura.org/y-los-ninos-reflexion-para-los-foros-sobre-educacion/

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Elsevier, la editorial contra la difusión del conocimiento científico

“Como querer un arcoíris, unicornios y cachorros”. Así comparó, a través de Twitter, el Director de Comunicaciones Académicas de Elsevier, el objetivo social de que cualquier persona pueda acceder abiertamente al conocimiento científico sin requerir una suscripción a revistas académicas especializadas. ¿Por qué parece tan difícil e inalcanzable acceder a los frutos de la investigación en un mundo donde, a través de Internet, es cada vez más fácil compartir información?

Por Antonio Hartley y Carla Alvial

La empresa Elsevier, una de las principales editoriales de revistas científicas del mundo (con márgenes de ingreso cercanos al 40%), organizará un seminario sobre inclusión y ciencia abierta prontamente en nuestro país, en conjunto con la Universidad Católica y Universidad de Chile. Esta compañía privada ha sido fuertemente criticada por el por su rol en la generación de un modelo de publicación y acceso al conocimiento científico altamente centralizado y monopólico, en el que incluso investigadores e investigadoras deben pagar por leer los artículos que ellos mismos publican (investigaciones que en su gran mayoría cuentan con financiamiento público). Elsevier genera contratos (o subscripciones) con países e instituciones por acceso a sus revistas, pero las condiciones de estos contratos no son de conocimiento público. Sólo en el año 2016, el programa BEIC (Biblioteca Electrónica de Información Científica) canceló una subscripción de 7 millones de dólares a Elsevier, más del 50% del total por este ítem (Fuente: Memoria anual CINCEL 2016). Esta empresa, además provee de sistemas de métricas y evaluación académica y de investigación, incluido Chile, a través de repositorios como Scopus y servicios como Mendeley o Plum Analytics.

A nivel mundial, existe un creciente descontento con Elsevier y otras grandes editoriales académicas, como resultado del creciente movimiento de acceso abierto al conocimiento y en la búsqueda de nuevas formas de hacer accesible los resultados de la investigación a las personas. Países líderes en producción científica como Suecia o Alemania han cancelado sus contratos con Elsevier, al no poder llegar a un acuerdo justo para las dos partes y que realmente conlleve a un cambio en las prácticas de negociación de revistas digitales.

Sin embargo, y ante la iniciativa de impulsar el Acceso abierto, (al menos, que  los artículos científicos estén a disposición de toda la población  y que se permita compartir los mismos y reusar sus resultados de investigación), uno de los componentes principales del programa Horizonte 2020 de la Unión Europea, Elsevier ha buscado incorporar acceso abierto como una de sus banderas de lucha. Esto incluye participar como empresa subcontratada de la iniciativa Monitor de Ciencia Abierta de la Comisión Europea.

Por ello, llama la atención la organización de este tipo de seminarios en Chile.

¿Qué se busca con esto?

Con excepción de la iniciativa de Datos Científicos abiertos liderada por Conicyt en el año 2014, con limitado involucramiento de actores, apertura e impacto, en Chile han existido pocas instancias formales o resolutivas de discusión sobre el acceso al conocimiento científico, y su relación con los rankings, métricas y procesos de evaluación académica y de la investigación, los que siguen siendo procesos cerrados.

Ya existen propuestas, como la declaración de San Francisco sobre la evaluación de la investigación (DORA), que ha sido firmada en incorporada por importantes universidades y centros de investigación, incluyendo todos los Consejos de investigación del Reino Unido.

Hoy existe una oportunidad de abrir la discusión sobre el acceso al conocimiento académico y sus implicancias, centrales a los sistemas selección de fondos científicos, impacto de la investigación, inserción de nuevos investigadores e investigadoras, entre otros. Estamos insertos en un sistema de valoración del trabajo científico que prefiere las métricas por sobre las cualidades de la investigación. Abrir esta discusión es esencial si buscamos transformar el sistema de investigación chileno a uno que respete a sus investigadores, valore la diversidad y potencie el impacto social y cultural del conocimiento. Y este proceso no puede ser liderado por empresas privadas cuyo fin es el lucro, no el bien público, como es el caso de Elsevier.

Fuente: http://www.eldesconcierto.cl/2018/08/21/elsevier-la-editorial-contra-la-difusion-del-conocimiento-cientifico/

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El llamado pensamiento crítico y la Educación Media Superior

México / 19 de agosto de 2018 / Autor: Carlos R. Acosta / Fuente: Educación Futura

Carlos R. Acosta*

Basta echar un vistazo al documento titulado Planes de Estudio de referencia del Marco Curricular Común de la Educación Media Superior (SEP, 2017), para caer en cuenta del sesgo ideológico práctico-utilitario que le imprimen al llamado pensamiento crítico. Por eso la implementación del llamado Nuevo Modelo Educativo (NME) en la Educación Media Superior (EMS) no es más que la vieja invasión del modelo empresarial a la que hizo frente el Observatorio Filosófico de México hace ya diez años.

Lo anterior se deja claro, de entrada, por la definición que da el documento de pensamiento crítico como “la conjugación de distintas formas de pensamiento, como el analítico, el complejo o el creativo para llevar a cabo una valoración holística de un problema en por lo menos dos sentidos: la comprensión del problema en sus componentes, así como las relaciones con el contexto que le dan lugar y le permiten o impiden sostener su funcionamiento” (pp. 882-3). De esta manera, “valorar” un problema, comprender sus componentes y cómo se relaciona con el contexto ¡funcionalmente!, es pensar críticamente.

Las consecuencias de lo anterior no se dejan ver de manera inmediata, pero queda clara la intención de su uso al encontrar la idea en relación con la “resolución de problemas” (p. 24) o bien con la “innovación y creatividad” (p. 245), que se repiten como letanía a lo largo de toda la presentación de los planes de estudio. Incluso para la asignatura de Filosofía el pensamiento crítico se reduce a “pensar mejor” (analizar información), que tiene como punto de partida y de llegada al individuo como ente aislado, y solo como parte de la sociedad o una comunidad en segundo lugar (p. 777).

En ningún momento se hace referencia al contexto en el que surge y se pretende implementar ese NME, y en el que el pensamiento crítico intenta desarrollarse: la pobreza del 80 por ciento de la población y las condiciones de exclusión y marginación que eso provoca; los antagonismos entre las clases sociales reflejados en la pérdida de los derechos laborales conseguidos a lo largo de las luchas de la clase trabajadora; el proceso de despojo y destrucción de la naturaleza; la difusión y apología de la violencia en los medios de comunicación y redes sociales; el racismo, la xenofobia y los feminicidios que se expanden terroríficamente por todas partes y el lacerante etcétera.

Bajo este panorama, un pensamiento que no asume esa realidad como cuestionable de principio desde el mismo planteamiento del NME, no puede aspirar a ver más allá de la “adaptación” a esas circunstancias de injusticia, reduciendo el actuar de las personas a los límites que, como también se menciona en el documento, impone el ser “un buen ciudadano para el siglo XXI”. Lo que se propone, en pocas palabas, es formar estudiantes que puedan adaptarse plenamente a las exigencias de “innovación” y “agilidad del pensamiento” para responder a las “cambiantes” demandas productivistas del sector tecnológico-empresarial (véase la relación de esto con las llamadas “habilidades socioemocionales” en el certero análisis de Lev M. Velázquez Barriga, https://bit.ly/1UzKbe8).

La intención plasmada en el documento en cuestión, es la de reducir el filo crítico del pensamiento, y con ello su carga de reflexión ética y política, a una cuestión eficientista y de carácter cientificista, en donde el conocimiento y el análisis de la realidad son abordados desde una pretendida neutralidad con objetivos utilitaristas. Pero también en donde se hace un llamado a fomentar la ideología de mercado entre los estudiantes con el llamado “espíritu emprendedor” y una serie de características de corte productivista, como pretexto de “responder a los desafíos del presente”(p. 11).

Entonces ¿cuál debería ser el sentido de la palabra “crítica”? Sin duda uno en donde, sin dejar de lado los elementos fundamentales de cientificidad, incorpore de manera explícita el análisis de lo que de ideológico puede haber en todo análisis o abordaje sobre la realidad social.

De manera que la EMS no sea vista como una instancia neutral en donde pareciera que la totalidad condicionante se encuentra fuera, y la educación no estuviera atravesada por los problemas de cuestiones de género, marginación, clasismo, racismo, discriminación o los ignorados antagonismos entre las clases sociales. El filo crítico, como recordaba hace poco Pablo González Casanova, debe caracterizar a la ciencia y la educación (no sólo al pensamiento), para develar los mecanismos ideológicos y de poder que se encuentran en la realidad social explotadora, patriarcal, destructiva y aniquiladora del capitalismo, para emprender al mismo tiempo su transformación.

*Maestrante en Maestría en Intervención Pedagógica, por la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 22-A. Licenciado en Sociología por la Universidad Autónoma de Querétaro. Profesor del área de Histórico-Social en Educación Media Superior y Superior, y actualmente docente en el Colegio de Bachilleres. j.carlosriac@gmail.com

Fuente del Artículo:

El llamado pensamiento crítico y la Educación Media Superior

Fuente de la Imagen:

Los desafíos del pensamiento crítico

ove/mahv

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Un llamado a la contracultura en tiempos y espacios inciertos

Diana Carolina Leguizamón Martínez/Psicóloga Pontificia Universidad Javeriana(Colombia)

Eduardo Sandoval Obando/Psicólogo; Magíster en Educación, Políticas y Gestión Educativa (Chile)

La historia de la humanidad está llena de ejemplos complejos y maravillosos que son el fiel retrato de la idea de que “toda victoria de luz, fue una batalla de sombras”. Los movimientos de contracultura de los años 60s, por ejemplo, nos recuerdan la potencia de las luchas por los derechos civiles con un activismo y una coherencia política tal, que no hay lugar en el mundo que no haya sido tocado por la ola emancipatoria de aquellos tiempos. Muhammad Ali, por ejemplo, subía al ring transmitiendo con su práctica el orgullo por su raza; cuando lo van a mandar a Vietnam él dice: “primero, a mí ningún Viet Cong me ha llamado negro” -pues con esa palabra los discriminaban-, “y segundo, esta es una guerra en la que los blancos mandan a los negros a matar amarillos para quedarse con la tierra que les robaron a los rojos”.

En la actualidad, eventos como las medidas de Trump frente a la migración y los asuntos sociales, las grandes oleadas de refugiados en Europa y una creciente y silenciosa derecha que se opone; los crecientes desplazamientos y muertes de personas en el oriente medio, el desplazamiento interno y violencia política en países latinoamericanos como Colombia, Venezuela o Nicaragua, las profundas desigualdades provocadas por las reformas escolares imperantes, nos llevan a preguntarnos: ¿Hemos retrocedido en todo lo que consiguieron los movimientos de lucha por los Derechos Civiles y Antiguerra en décadas anteriores?

La respuesta es: No. En 1815, cuando derrotan a Napoleón, se hace la Santa Alianza. Todo lo que tiene que ver con la Revolución Francesa, con la autodeterminación de los pueblos, con los derechos del hombre y la ilustración parecen quedar esfumados. En 1815 pareciera que todo estaba perdido y resulta que esa generación es la que posibilitaría la emergencia del Romanticismo, uno de los más importantes y liberadores de Europa. Después de la Segunda Guerra Mundial se perdió todo el discurso de Occidente y fue necesario hacer reivindicaciones: hacer la declaración universal de los derechos humanos y repensar las dinámicas relacionales que organizaban la sociedad, al quedar todo pisoteado por el nazismo. Entonces los derechos son un ideal vuelto práctica, que hay que defender permanentemente. Enfrentamos una época en la que resulta prioritario recordar, resignificar y aprender de los errores cometidos.

Cuando se nace en una generación en donde se piensa que todo retrocedió, esa es la generación que comienza los cambios; por eso Sartre decía: “nunca fuimos más libres que durante la dominación alemana, porque solo bajo los nazis entendimos el verdadero valor de la libertad”. Fue de las frases más polémicas que lanzó, pero lo que decía era que, como humanidad, teníamos que pasar una prueba como esa para entender que la libertad era indispensable.

Ante las actuales crisis sociales, políticas, ambientales, económicas, de legitimidad de estado y de soberanía en Occidente, se ponen a prueba todos nuestros valores una vez más. Cuando los mínimos vitales para la convivencia y vida se encuentran amenazados, es necesario recordar las grandes movilizaciones que nos llevaron a ver hoy con ‘ojos de sentido común’ que los derechos que nos permiten vivir en libertad y dignidad se lograron a través de movilizaciones increíbles. Tales acciones y movimientos ciudadanos, sólo son posibles de reconocer a través de una apreciación crítica y reflexiva de nuestra historia. ¿Cómo vamos a repetir, qué podemos hacer? Todo esto hay que saberlo para no volver a incurrir en las mismas prácticas que fueron el tormento de muchos. Y si ocurre, tenemos que estar preparados para decir: eso ya pasó y no lleva a ningún lugar constructivo para la sociedad.

Nada se acaba y nada se impone definitivamente. Las utopías nacen en los días más oscuros. Estamos hablando de los espíritus de la libertad del hombre, que siempre están amenazados y siempre vuelven a surgir. La contracultura es la narración colectiva del espíritu de la libertad, y eso no depende de una época, es parte de la naturaleza humana, encontrándonos tal vez con un momento histórico para la educación y su enorme influencia sobre los procesos de transformación social tan anhelados, avanzando decididamente en una mayor justicia social para todos y todas.

Correspondencia a: leguizamond@hotmail.com / Correspondencia a: Eduardo.sandoval.o@gmail.com

Artículo enviado por sus autores a la redacción de OVE

Imagen tomada de: https://static.wixstatic.com/media/3520ba_fbf969da64f649fc9dc47a824ff5db59~mv2.png/v1/fill/w_630,h_364,al_c,usm_0.66_1.00_0.01/3520ba_fbf969da64f649fc9dc47a824ff5db59~mv2.png

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Enseñar a sobrevivir es hoy el imperativo de la educación

Por: Javier García Zapata/Pluma Invitada

«Las redes sociales se han vuelto trampas mortales. Tres jovencitas fueron asesinadas en diversos estados de México; casos distintos con denominadores comunes: las contactaron a través de Facebook, les ofrecieron regalarles ropa para sus bebés, las citaron, se las llevaron y les arrebataron la vida.»

Como seguramente el lector sabe, en estos días el Parlamento francés aprobó una ley que prohíbe el uso de celulares por parte de los alumnos en “escuelas maternales, escuelas primarias y colegios”. Es una medida que se había anunciado desde comienzos del año, y fue también una promesa de campaña del actual presidente, Emmanuel Macron. La información no es muy específica en cuanto a qué se refiere con “colegios”, aunque señala que la medida entrará en vigor en septiembre próximo al comenzar el nuevo ciclo.

La disposición ha sido recibida con escepticismo por los docentes, no obstante que el propio ordenamiento establece diferentes niveles de rigor en su aplicación, que van desde la prohibición total hasta el acondicionamiento de áreas o la asignación de horas para la utilización de los dispositivos.

El tema se vuelve más relevante por ser Francia un referente clave en la defensa de los derechos humanos y la libertad, además de que se supondría que cuenta con un sistema educativo de primer mundo. También en tierras galas surgió, encabezado por el Marqués de Condorcet, el proyecto educativo universal, laico, gratuito y obligatorio

De cualquier modo, creo que en los actuales tiempos no hay maestro que haya escapado al tormento de lidiar con alumnos absortos en el celular, ajenos a lo que ocurre en el aula. Pero antes de los móviles también había distracciones y distractores.

En todo caso el reto principal y cotidiano del docente siempre será captar la atención del educando mediante la aplicación de estrategias creativas y efectivas que despierten su interés, lo incentiven, le demuestren la importancia de adquirir tal o cual conocimiento precisamente en la forma en que el maestro lo propone, y de esa manera conseguir que el alumno se involucre de manera determinante en su propio aprendizaje.

Por supuesto, en nuestros días en tales estrategias debe ocupar un lugar preponderante el uso de las TIC. El buen uso, valga subrayar.

El problema es que la tecnología, hoy por hoy, camina varios pasos adelante de nosotros mismos, lo que resulta en una punzante paradoja.

El desarrollo tecnológico amaga con dejarnos muy atrás, escapando a nuestro manejo, control y dominio. De ello, el texto predictivo es un ejemplo simple, claro, frecuente y enfadoso, que hasta malentendidos nos genera y en no pocos líos nos mete.

Hay algo menos “divertido” que esa terquedad de los dispositivos por cambiarnos las palabras y alterar el sentido de lo que deseamos transmitir, o de sorprendernos con anuncios hechos a la medida como si “alguien” adivinara nuestros pensamientos cuando navegamos por internet… y hasta nos provoca espanto en momentos que olvidamos las famosas “galletitas” espía (cookies).

El punto de conflicto es todavía peor.

Y no tanto por el torpe manejo de las TIC, o por la frustración que sufren no pocos usuarios cuando al salir de comprar un teléfono se dan cuenta de que ya es obsoleto porque en lo que hacían el pago ya en los almacenes de la tienda estaban desempacando la nueva versión. Tampoco porque utilizamos sólo una mínima parte de todas las funciones de nuestros aparatos, sea la entrañable cámara de rollo, el “Super phone cien plus mejorado” o la licuadora de doce velocidades.

Lo dramático es que no sabemos usar racionalmente las nuevas tecnologías. Lo poco que aprendemos lo aprendemos poco y además lo aprendemos mal; a prueba y error, guiados por los niños y adolescentes. Y no nos preocupamos, los adultos, por aprender más allá de hacer y contestar llamadas, en un caso, o en prodigar likes y compartir lo que nos parece interesante, sin una visión crítica. Y menos nos preocupamos por el uso que nuestros niños y jóvenes hacen.

Y ahí está el meollo. Ahí asoma la tragedia.

Porque los chicos saben qué teclas oprimir, ¡pero ignoran o subestiman las consecuencias! Esto es, tienen un perfecto dominio técnico, mecánico por decirlo de alguna manera. Son duchos, porque lo han aprendido autodidácticamente, con los amigos, “picándolo aquí y allá” sin miedo alguno, a diferencia de los adultos a quienes nos aterra oprimir el botón digital con el que estallará la pantalla y saltarán tuercas y resortes por todos lados.

Pero de similar manera a como experimentan sin miramientos las funciones de los aparatos, los niños, adolescentes y jóvenes también sin mayores precauciones hacen uso de las redes sociales, que encierran incluso peligros mortales.

En las semanas recientes se conoció del asesinato de tres jovencitas en diversos estados de México. Casos distintos pero con denominadores comunes: las contactaron a través de Facebook, les ofrecieron regalarles ropa para sus bebés, las citaron y se las llevaron. Una de las chicas tenía 8 meses de embarazo y 20 años de vida; otra había dado a luz hace 3 meses, a sus 16 años de edad.

Para los complicados tiempos que estamos viviendo parece no bastar la intervención de la familia en el cuidado de los hijos. De hecho, a la chica asesinada más recientemente se la llevaron junto con su bebé (que luego apareció abandonado), frente a los ojos de la madre, quien la había acompañado a la cita en un jardín. Su intuición materna le dictó esa medida de precaución pero resultó insuficiente, por desgracia.

De manera que no son los celulares en sí el riesgo, ni para las clases ni para la vida. El gran peligro está, por si no nos hemos percatado, en el uso equívoco. En la distracción del fin educativo, que es primero y ante todo el de aprender y enseñar a sobrevivir. Con tecnologías, sin ellas y pese a ellas.

De lo que se trata es de controlar los aparatos y sus aplicaciones, no a las personas.

Es evidente que el orden, el respeto, la disciplina… son principios de convivencia social. Anarquía y libertinaje atentan contra los individuos y contra la sociedad. Lo importante es, en su caso, generar acuerdos.

Los adultos adolecemos de limitaciones en cuanto al dominio de cuestiones técnicas, de conocimiento de aplicaciones y redes, pero también tenemos un poco más desarrollado el sentido común; tenemos olfato, experiencia, malicia. Sabemos más por viejos que por experticia en el manejo de la tecnología.

La escuela, entonces, debe proveer a los alumnos orientación, además de información, de información; alertarlos más que sancionarlos; encaminarlos con prudencia, no prohibirles sin fruto.

Para nadie es desconocido que un alto índice de percances automovilísticos obedecen a la imprudencia de conductores y peatones; accidentes de todo tipo están vinculados al descuido en la utilización del celular en condiciones inadecuadas.

Sin embargo, hay todavía cuestiones más terribles.

Sí. Estamos hablando de tecnología pero también de seguridad y de Ética, de la que el filósofo Fernando Savater dice que después de muchos años estudiándola ha llegado a la conclusión de que toda ella se resume en tres virtudes: “Coraje para vivir, generosidad para convivir, y prudencia para sobrevivir”.

Hay que enseñar a los muchachos cuestiones elementales de sobrevivencia. Sí, aunque nos parezcan obvias esas medidas. Lo son para nosotros, pero no para ellos. A veces los maestros suponemos que los alumnos tienen o deben tener conocimientos que juzgamos de lo más elemental, pero no es así; no los tienen ni en cuanto a datos duros ni en cuanto a aprendizajes empíricos.

Ahora que se comienza a integrar un nuevo modelo educativo, bien se haría en incluir alguna asignatura específica orientada no al cómo del uso de las TIC, sino al por qué y al para qué. Sus riesgos, sus alcances, sus consecuencias. Cómo reaccionar ante el acoso; cómo no creer en bulos ni divulgarlos; cómo realizar una navegación segura; cómo mantener compartida la ubicación desde el teléfono en tiempo real…

Debe ser permanente esa orientación y acompañamiento a cargo de docentes debidamente capacitados, e involucrar a la comunidad toda. Aunque aparente ser asunto nimio. Podría preguntarse a las familias de las chicas que perdieron la vida si a ese tipo de contenidos en los programas escolares lo consideran intrascendente.

Nuestros niños y jóvenes deben aprender el uso eficaz y pertinente de la tecnología, y alejarse de cualquier riesgo por insignificante que les parezca.

Ninguna medida que tomemos al respecto será nunca innecesaria.

Hoy estar atentos y tomar las mayores precauciones es una cuestión vital. Literalmente

Fuente: http://www.educacionfutura.org/ensenar-a-sobrevivir-es-hoy-el-imperativo-de-la-educacion/

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La capacitación intensiva a los docentes, un aprendizaje clave

Por: Pluma Invitada

A unas semanas de terminar el periodo vacacional para más de 25 millones de estudiantes, e iniciar el nuevo ciclo escolar 2018-2019, las actividades en las escuelas retoman su cauce y los objetivos para atender el nuevo modelo educativo se convierten en una prioridad esencialmente para los maestros; como parte de la estrategia para que todos los docentes conozcan e identifiquen la intención de los aprendizajes clave, la SEP anunció que para el inicio del ciclo se contemplan dos semanas de trabajo colegiado, en la primera la actualización sobre los programas de estudio y en la segunda, la fase intensiva del Consejo Técnico Escolar, cuyo propósito es construir la ruta de mejora para atender el trabajo escolar.

En la primer semana con la finalidad de que los maestros tengan un acercamiento a los planes y programas de estudio, e identifiquen los materiales educativos, se diseñaron las guías de trabajo para la semana nacional de actualización, en la que se les solicita a los docentes después de un receso escolar,  conocer los planteamientos curriculares, las orientaciones didácticas, la evaluación formativa, los nuevos materiales educativos, la implementación de la autonomía curricular, así como las acciones encaminadas en el planificación del inicio del ciclo escolar. La tarea se plantea de manera sencilla, ya que se argumenta que el acercamiento al nuevo modelo ha sido progresivo desde anunciamiento hasta la fecha, mediante los diferentes cursos que se ofertaron en línea, el avance de documentos oficiales para conocer los principios pedagógicos del nuevo modelo, así como el estudio individualizado de cada uno de los docentes para identificar los principios básicos del documento aprendizajes clave, e incluso en el mismo documento se enfatiza que hay una familiaridad con los programas de estudio anteriores, por lo tanto se asume, que ante una relación con los planes y programas anteriores difícilmente los docentes desconocerán la propuesta del nuevo modelo educativo.

Sin duda la construcción de referentes comunes o básicos puede colaborar para que los docentes conozcan la intencionalidad del nuevo modelo; sin embargo uno de los objetivos que el plan y programa plantea, se encuentra en lograr transformar la práctica docente, con la intención que esta se acerque lo más posible a los planteamientos centrales y al enfoque del currículo, para que los alumnos logren los aprendizajes clave. Implementar un plan de estudios y asumir que se transforme la práctica docente, suele ser arriesgado o asumir que a partir de las buenas intenciones de los docentes se va a transformar la práctica educativa, es adjudicarle la responsabilidad anticipada al maestro sobre el resultado de una reforma que desde su origen vive en constante tensión. Fullan (2001) plantea que el rol del docente suele transformarse si se vincula su actuar con su agencia de cambio. Se denomina agencia a la capacidad de una persona para actuar en el contexto, en dicha habilidad se definen metas de forma autónoma y objetivos para lograr el cambio.

Un agente de cambio se caracteriza por estar insatisfecho con la realidad actual, y por querer contribuir a mejorarla; por lo tanto tiene el valor de asumir riesgos, con la intención de enriquecer para mejorar su entorno; logra ver posibilidades en una situación en donde los otros ven limitaciones; inspira a otros con su visión y posee la habilidad de procurar el bien social, antes del bien individual. De acuerdo con Fullan (2001), para convertirse en agente de cambio, el docente necesita adquirir cuatro capacidades básicas; la primera construir y actuar en congruencia con una visión personal, la cual consiste en examinar y reexaminar las razones y motivos para ser docente, la visión del docente debe construirse con base en el razonamiento y relacionarse con el mejoramiento de la sociedad; la segunda dominar los contenidos de la profesión, los conocimientos que abarcan, desde los contenidos del curso que se imparte, hasta el conocimiento y aplicación de teorías, principios, conceptos, técnicas y métodos necesarios para lograr metas y objetivos educativos planeados. No es suficiente con que el docente se exponga a nuevas ideas y técnicas; es necesario que reflexione sobre lo que hace y se habilite en nuevas técnicas de enseñanza y aprendizaje.

La tercera capacidad es poder trabajar en colaboración, esencial tanto para el aprendizaje personal de los docentes, como para el mejoramiento organizacional de las escuelas, sabedores de que la participación de los docentes contribuye a lo solicitado en la segunda semana de trabajo en la construcción de la ruta de mejora. Para obtener conocimientos en colaboración, el docente debe tener la capacidad de establecer relaciones y lazos sociales con todos los actores educativos, con la intención de mejorar el entorno educativo. Y por último emplear la investigación para mejorar la práctica; el docente como agente activo en la escuela es capaz de reflexionar sobre su propia práctica, lo que le permite identificar y diagnosticar problemas e intervenir utilizando metodologías apropiadas.

La  docencia es una acción privilegiada, que implica la profesionalización y no solo el compromiso de actualizarse en una jornada de trabajo. Capacitar al docente a partir de la información es posicionarlo en el limbo, es dejarlo a la reserva de un marco de interpretación sobre la idea de aquello que debe ser; es necesario reorientar los marcos de referencia de la profesionalización para transformar intelectualmente el quehacer de la docencia.

No se trata de perfeccionar la docencia a partir de la asimilación y capacitación de nuevos planes y programas de estudio, simplemente hay que desarrollar hábitos intelectuales en los docentes para  que orienten la generación de la información al posible conocimiento, asuman el sentido de la argumentación, así como la elaboración de diversas estrategias que atiendan las necesidades educativas de los alumnos, con la intención de que se contribuya a los aprendizajes, independientemente si son clave o no dentro de la propuesta de un modelo educativo. Los maestros de una escuela son los mediadores de las reformas educativas porque son los responsables del proceso de enseñar y del monitoreo de aprendizaje; pero su forma de mediar depende en gran medida de la calidad de capacitación que se les brinde.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-capacitacion-intensiva-a-los-docentes-un-aprendizaje-clave/

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