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La “cultura de la cancelación”, o el privilegio de no recibir críticas

Por:  Macarena Marey

Lo que sigue son párrafos redactados al vuelo, más que nada por la urgencia de pensar cómo debemos actuar en un mundo injusta e innecesariamente peligroso para muchas personas y en el que quienes refuerzan las opresiones con sus expresiones públicas no toleran ninguna crítica sobre sus acciones. La ilusión de la cancelación les trae los beneficios de la victimización a quienes se consideran “cancelados” y refuerza las estructuras que generan los problemas para quienes ejercen la crítica.

 

El llanto del cocodrilo

“Cultura de la cancelación” es un atajo discursivo (hay quien diría un mito, es decir, una mentira, en este caso innoble) que les sirve a quienes usan el giro para continuar beneficiándose con la vigencia y el refuerzo de diferentes sistemas de dominación y desigualdad cuando estos son puestos en cuestión por el ejercicio de la crítica.

Cuando alguien denuncia haber sido “cancelada” o “cancelado”, muy probablemente ocurra lo siguiente. Un grupo acotado de personas tiene la libertad constatable (porque lo hacen a la vista de todo el mundo) de pronunciarse en contra de los derechos de todo un colectivo de personas. Tan garantizada tienen esta libertad que cualquier crítica a esos actos ilocucionarios es inmediatamente tildada de ataque personal y censura, como un intento de silenciar voces que claman en el desierto. Detrás de la instrumentalización del derecho de ejercer públicamente la crítica como un derecho a no recibir críticas se esconde un propósito muy evidente.

El objetivo de sacralizar un supuesto ejercicio del pensamiento crítico es anular la crítica cuando ella es ejercida por ciertas personas y, con esto, delimitar con las mayores precisión y normatividad posibles las fronteras de la autorización a pensar y hacer pensar. Así, solo las personas autorizadas que denuncian estar siendo “canceladas” pueden hablar y pensar, solo ellas tienen una ciudadanía epistémica plena. A quienes tienen muchas razones para cuestionarlas, por el contrario, esta operación de trazado de fronteras les quita toda ciudadanía epistémica. No es nada nuevo: es cerrar el círculo y velar sobre él, es la manera tradicional en la que proceden las elites. Ellas solas, las personas “canceladas”, son intelectuales y, por lo tanto, ellas sí pueden pensar en voz alta cualquier cosa, incluso atrocidades, sin que las subjetividades que asisten a ese espectáculo hasta involuntariamente entren en ninguna consideración. Tienen tanto protagonismo que, subrayo, incluso involuntariamente nos enteramos de las cosas que dicen porque de hecho dominan (son dueñas de) los foros. El resto, no importa cuáles sean sus credenciales epistémicas, no puede pronunciarse críticamente sobre nada de lo que esas personas espetan en público. Lo que dicen es inopinable. Es muy claro, entonces, que se trata de un burdo privilegio de impunidad ilocucionaria, no del ejercicio cándido de un derecho democrático. Quien saca rédito hasta de sus propios errores (por ejemplo, mayor publicidad y refuerzo de su inocencia en la performance de su victimización) no es víctima de nada ni de nadie y tampoco es inocente; por el contrario, está profundizando injusticias muy concretas, activa o pasivamente.

La distribución desigual de la autoridad epistémica, la categorización de algunas personas como con derecho de expresarse y de otras como no-conocedoras, es uno de los efectos y de los mecanismos de refuerzo de los sistemas de dominación. No hay un discurrir libre de ideas cuando hay desigualdades profundas que atraviesan desde el acceso a los micrófonos hasta el modo en el que nos perciben en público y la comprensión o no del modo en el que articulamos nuestros discursos. No existe, ni en la Argentina ni en ningún lugar, una distribución equitativa de la credibilidad. En contextos de injusticia estructural, casi nunca están dadas las condiciones para debates “racionales” entre “iguales”. Es raro que sean personas feministas quienes no sepan esto, porque los mitos de la inclusión dialógica y del carácter virtuoso de los procedimientos de deliberación son una de las trampas más obvias del patriarcado en la medida en que es un sistema de dominación. La invitación al diálogo es muchas veces la invitación a entrar en la boca del lobo. En esos casos, negarse a dialogar y señalar esa trampa es el curso de acción más indicado. Como el filósofo argentino Blas Radi, soy partidaria de que en estas condiciones la intransigencia tiene un rol político disruptivo y creativo que, al menos, consigue resguardar la dignidad e integridad de quienes están casi siempre en desventaja.

Que personas oprimidas de una manera determinada (por ejemplo, mujeres, pero cis, blancas, burguesas) no perciban su misma implicación en otras opresiones (de género, racialización y clase) no es un fenómeno tan misterioso en realidad. Que el feminismo no quite el cissexismo (y el racismo, el imperialismo, el capacitismo, el clasismo, el adultocentrismo, el etarismo) responde al hecho doble de que no hay jerarquía de opresiones (Audre Lorde) y de que ellas tienen un interjuego que articula la dominación por géneros de diferentes maneras (la famosa interseccionalidad, tantas veces invocada, tan pocas veces entendida). Cuando se arman polémicas sobre la pertinencia o no de la acusación de que alguien ha incurrido en alguna injusticia o discriminación al decir algo, suele quedar muy a la vista una incapacidad de reconocer que se ha actuado de manera injusta o discriminatoria. Desde la teoría crítica de la raza se ha escrito sobre este déficit epistémico y moral de quien se beneficia de un sistema de opresión. La ignorancia blanca es el déficit beneficioso para las personas blancas por el cual ellas no llegan a entender el mundo del que se benefician, no llegan a comprender de qué modo la supremacía racial y la racialización estructuran el mundo en el que viven (Charles Mills). Sin equiparar sistemas de opresión, podemos hablar de una ignorancia cis también. Las personas cis nos beneficiamos de un mundo cisnormativo que perjudica a las personas trans y parte de este sistema se alza sobre el hecho de que no llegamos a percibir el carácter estructural de la dominación cis.

Sobre algo tan burdo como que quien es injusta no percibe la misma injusticia de la que saca un provecho se monta gran parte de la fuerza de los sistemas de opresión. Esto también es banalidad del mal y la denuncia de “cancelación” es una tuerca en ese engranaje.

Bancate ese defecto

Cuando una discusión llega a un atolladero muy probablemente esté mal planteada. Esto ocurre con el gastado giro “separar la obra del artista” y su posibilidad y deseabilidad. Tratar el tema en estos términos termina por convertir injusticias estructurales en simples defectos morales de personas que habitan en esos mismos sistemas y, con eso, desplaza una cuestión de responsabilidades colectivas por un asunto de culpa individual.

La cuestión no es nueva y si nos entusiasmamos podemos encontrarla en República X, cuando Platón escandalosamente echa a los poetas de la misma pólis para la que eran esenciales, aunque en rigor no se trata del mismo fenómeno. Quienes trabajamos en la filosofía académica conocemos muy de cerca la cuestión de la “cancelación”. Leemos autores que son repudiables, que hacen afirmaciones que explícitamente nos inferiorizan, en mi caso como mujer (cis) de América del Sur. Ya nadie que tenga un rigor lector mínimo puede negarlo. El punto está en qué hacer con esto: ¿solo queremos quedar como buenas personas que indican que Aristóteles, Platón, Hobbes, Hume, Locke, Kant, Hegel, Nietzsche eran o misóginos, o racistas, o imperialistas, o antipopulares y elitistas, o todo eso y más junto? ¿Queremos con la denuncia, tan necesaria por otro lado, solo desmarcarnos públicamente de esas injusticias, como si no nos beneficiáramos de muchas de ellas? ¿Son el racismo y la misoginia de un autor europeo muerto tan solo expresiones esporádicas en su corpus, o por el contrario estructuran su pensamiento y forman parte de un proyecto civilizatorio que produce subjetividades jerarquizando y subhumanizando, mucho más allá de sus textos? Y nosotras mismas ¿nos creemos tan por fuera de todo sistema de dominación que no nos pensamos como agentes (pasivas o activas) de la continuación y el refuerzo de esos sistemas?

Hablar de responsabilidad colectiva no implica que todas las personas tengan las mismas tareas y deberes, solo indica que todas (casi todas) tenemos que hacer algo al respecto. Saber qué hacer y hacerlo es una cuestión de doble inserción colectiva y personal en los sistemas de opresión y cada quien querrá hacer, podrá hacer y hará según una serie de factores dependientes de condiciones materiales bien concretas y de la relación propia con la imbricación de varios de esos sistemas. Lo que no podemos hacer es decidir que estamos definitivamente más allá de toda responsabilidad por las injusticias del presente, esto es: autoproclamarnos inocentes.

En este marco, ¿por qué pensamos que alguien cuya escritura nos gusta es prima facie irreprochable? Ls seguidores que no pueden aceptar la falla de su artista e inmediatamente por eso la niegan aunque la tengan delante de sus ojos reproducen la distribución inequitativa de la inocencia. El problema es que nadie (casi nadie) es inocente en un mundo injusto. Otro problema es que no estamos hablando de figuras periféricas, marginalizadas del ejercicio del poder. Estamos hablando de protagonistas de la cultura que incluso ocupan cargos públicos en los que toman decisiones autoritativas. Cuando se consideran “canceladas” están invirtiendo el sentido real de la persecución ideológica.

No se trata, en rigor, de la relación entre un acto ilocucionario aislado y la realidad. Esto no es lo que significa “hacer cosas con palabras”, no significa que decir “hágase” será seguido por la creación de cualquier cosa desde la nada. Se trata de la reproducción de visiones jerarquizantes y subhumanizantes del mundo, de la elaboración continua de visiones del mundo que excluyen deliberada y cruelmente a muchas personas de él. No es tanto lo que una palabra pueda hacer respecto de una cosa o de si una palabra puede crear cosas, es una cuestión de percibir la inscripción de una expresión pública en un sistema de dominación. No se trata de separar autores y obras, se trata de que nadie puede pensarse de manera recortada de las relaciones sociales asimétricas en las que vivimos. Ni las escritoras, ni los cineastas, ni los roqueros, ni las profesoras de filosofía. Por supuesto, tampoco las obras, pero acá este no es el tema. El tema es qué hacen y dicen personas con poder que casualmente tienen ese poder porque son artistas con obras. Estas personas tienen una responsabilidad política marcada porque tienen influencia, micrófonos y protagonismo. Y, además, no existe nada parecido a un derecho a promover y alentar la aniquilación.

 

No es un debate

Decimos hasta el hartazgo que cuando se trata de supuestos debates con feministas transexcluyentes, de un lado (el de las y los feministas transexcluyentes) se quiere la aniquilación de todo un colectivo de personas históricamente oprimido por la norma cissexual y, del otro, está la defensa del derecho a existir. No hay una reciprocidad que nos permita pensar en un debate ni una intención de aprender y escuchar. Hay únicamente un proyecto destructivo de vidas, reaccionario respecto del statu quo y conservador respecto de una norma, la cissexual, que genera sufrimiento innecesario en millones de personas, que quiere imponerse sobre la vida de las personas trans, a quienes no se escucha. ¿Por qué habría que tenerse paciencia con figuras públicas que deciden presentarse, abierta o solapadamente, como enemigas? Porque eso es lo que hacen las feministas transexcluyentes, presentarse como enemigas. ¿De dónde sacar ganas para la pedagogía, entonces?

En “Los usos de la ira: las mujeres responden al racismo”, texto de una conferencia que dio en 1981 en la apertura a un congreso feminista y que es central para entender qué es la interseccionalidad, Audre Lorde defendió el uso de la ira (del enojo) como respuesta transformadora frente al racismo. No quiero equiparar el racismo con el cissexismo porque los sistemas de dominación actúan de maneras diferentes, aunque tienen en común varias operaciones básicas. Sí me interesa traer aquí estas preguntas:

¿Cuál de las mujeres aquí presentes está tan enamorada de su propia opresión como para no ver la huella del pisotón que le ha dado a otra mujer en la cara? ¿Para qué mujer se han vuelto las condiciones de su opresión, preciosas y necesarias en tanto en cuanto le permiten la entrada al redil de los justos, lejos de los fríos vientos del autoanálisis? […]

Ninguna mujer tiene la responsabilidad de modificar la psique de su opresor, aun cuando esa psique esté encarnada en otra mujer (Audre Lorde, “Los usos de la ira: las mujeres responden al racismo”, en La hermana, la extranjera. Artículos y conferencias, traducido por María Corniero, revisión de Alba V. Lasheras y Miren Elordui Cadiz, Ed. Horas y horas, Madrid, 2003, pp. 137-150; disponible en https://sentipensaresfem.wordpress.com/2016/12/03/uial/).

No poder bancarse el defecto cuando alguien lo muestra (sin o con ira) es una actitud bastante típica del opresor y de la opresora. Su auto-victimización no es solo un rechazo de culpabilidad, es ante todo un rechazo de la conciencia de la responsabilidad propia frente a las injusticias del presente y el refuerzo del lugar privilegiado de la inocencia de quien tiene garantizada su autoridad epistémica y sus espacios de ejercicio de la dominación.

¿Por qué un o una artista tiene que ser intachable? Quizás todavía cargamos con el lastre de las teorías del genio artístico, quizás necesitamos figuras de completitud en épocas de carencia. Sí sé que esta ansiedad por mantener la imagen inmaculada de artistas cuyas obras nos gustan termina por apañar a quienes ejercen la opresión, mientras que se les exigen toda clase de actitudes morales, amorosas, pacientes y pedagógicas a quienes son objeto de esa opresión. ¿Por qué habría que ser dulce con quien oprime? Este mundo está tan mal hecho que hay gente que nace y muere culpable tan solo por existir y una elite irresponsable de almas bellas que jamás se equivocan, sobre todo cuando se equivocan y que, al denunciar que las cancelan, reproducen los sistemas de dominación.

Fuente de la información e imagen:  https://lobosuelto.com

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La violencia y sus implicaciones en el entorno educativo

Por: Teresa Galicia

Hay que pensar en estrategias y el cómo se atiende la violencia, cómo puede prevenirse y revertirse

“La educación no es preparación
para la vida; la educación es la
vida misma”

John Dewey

El 24 de enero se celebró el Día Internacional de la Educación   y sin duda, lo que nos remite esta conmemoración tiene que ver con los retos educativos actuales en México. Reflexiones derivadas hay muchas, pero las discusiones y debates se han centrado en la Reforma Educativa y sus implicaciones en la práctica de los maestros.

Lo anterior no deja de ser importante, pero hay otras implicaciones relacionadas con las prácticas cotidianas de los maestros y las escuelas y que, ante el afán de cubrir o de debatir lo institucional, se deja de lado aquello que considero también es importante, como la presencia de la violencia en la diversidad de contextos de las comunidades y las escuelas.

El ámbito social que prevalece en nuestro país es muy complejo y la violencia está presente en muchas de sus manifestaciones.  Su definición nos remite a la acción y efecto de violentar o violentarse; y violentar e implica los actos que se ejercen por lograr algo, generalmente con el uso de la fuerza, con el fin de someter a una o varias personas.

Según datos de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), la violencia se asocia con la seguridad ciudadana, con la atestiguación de conductas antisociales y delictivas relacionados con el consumo de alcohol, robos y asaltos, venta o consumo de drogas, vandalismos etc.  (INEGI, 2022).

La percepción de inseguridad en junio del 2022, presentó los mayores porcentajes en los cajeros automáticos en vía pública (82.3 por ciento en mujeres y 70.1 en hombres) y los menores en casa (23 por ciento en mujeres y 17.1 en hombres). La escuela presenta un porcentaje de 26.1 por ciento en mujeres y 17.0 en hombres.

En nuestro país la tendencia de la violencia se incrementó en un 85.9 por ciento, comparando el periodo de enero a octubre de 2022 con el mismo periodo del 2020, según reportes recibidos   por el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó, en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, que más del 32% de mujeres experimentó algún tipo de violencia durante su etapa como estudiante.

El 3 de noviembre del 2022, reportado como el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela establecido por la Unesco, se especificó que las denuncias presentadas en este rubro corresponden en un 55 por ciento a las edades entre 12 y 15 años. Entre las agresiones se mencionan: Agresión física:  30 por ciento; Agresión verbal: 23 por ciento; Agresión Psicológica: 17 por ciento; Agresión cibernética: 14 por ciento; Exclusión: 8 por ciento y Acoso sexual: 7 por ciento.

Lo anterior nos remite a un problema complejo y que se presenta en muchas aulas y escuelas en este país y que requieren de la atención de diferentes factores para comprenderla y atenderla. Según Ayala-Carrillo (2015) la violencia escolar es uno de los tipos de violencia que reflejan la descomposición de la sociedad actual por lo que no es posible hablar de violencia escolar de forma aislada, sin establecer nexos entre lo público y privado, entre comportamientos colectivos e individuales, aspectos familiares y comunitarios; sin aludir a las diferencias de género e historias de vida de quienes agreden o son víctimas y sin considerar la cultura patriarcal y las relaciones interpersonales.

La mayoría de las investigaciones sobre violencia escolar se centran fundamentalmente, en el estudio del fenómeno conocido como bullying, traducido como “acoso escolar entre iguales”. Sin embargo, es sólo uno de los tipos de violencia interpersonal que acontecen en los centros educativos, y aunque se le ha puesto mayor atención, también existen otros que por definición no entrarían en el bullying, pero que pueden tener consecuencias igualmente graves, como la violencia interpersonal en los centros educativos o la violencia de género (entre géneros e intergéneros) por tanto,  la violencia escolar no es exclusivamente el bullying, sino otros tipos de violencia esporádica, violencia del alumnado a los docentes, entre docentes y entre docentes y otros actores educativos.

Aproximarse a las historias de vida de las y los maestros permite reflexionar en la complejidad que su trabajo implica,  porque cada docente trasciende su vida cuando entra al aula y tiene que cumplir con un  rol idealizado,  dotado de todas las competencias  que la  sociedad y sus autoridades le reclaman: mejorar los aprendizajes de sus alumnos  promoviendo  la diversidad cultural , su diversidad,  los valores y sentimientos de los barrios y comunidades en donde trabaja promoviendo  una sana convivencia aún con los incidentes que se presenten en el día a día, como  los casos de violencia que se incrementan de manera exponencial.

Como escribe Manuel Gil Antón, no es lo mismo delimitar la comunidad en un ambiente urbano que en uno rural y tampoco en los diversos contextos de identidad, ni tampoco pensar en el magisterio como un sujeto homogéneo. Por tanto, hay que reflexionar   en que su trabajo se vuelve titánico cuando en el entorno en el que laboran los niveles de violencia se acrecientan; donde tanto en las comunidades y en los hogares hay violencia de diversa índole. El apoyo institucional y social que se les brinda es escaso, porque las órdenes recurrentes son: “porque así lo dice la autoridad”.

Se utiliza mucho tiempo dedicado a la formación para elaborar el Programa Escolar de Mejora Continua, conocer el Plan de Estudios 2022 de la Nueva Escuela Mexicana, el programa sintético y el analítico, el programa del maestro, la planeación didáctica, etcétera, lo que es necesario sin duda, pero, tal y como inicié este artículo, hay otras implicaciones relacionadas con las prácticas cotidianas de los maestros y las escuelas.

Por tanto, hay que pensar en las estrategias y la formación que requieren las y los maestros tomando en cuenta, entre otras tantas problemáticas, el cómo se atiende la violencia, cómo puede prevenirse y cómo puede revertirse; cierto, existe el Programa Nacional de Convivencia Escolar, pero mientras no se vivencie en el colectivo docente y se dialogue al respecto, se convierte en letra muerta. Las y los maestros que lean este artículo saben de la necesidad de poner atención a este tema, porque no es posible que ante algún caso de violencia solo se les pida que sigan un protocolo oficial. Hay que buscar las alianzas necesarias para que se sientan fortalecidos y actúen ante esto que está presente en su día a día.

Referencias
Ayala-Carrillo, R (2015). Violencia Escolar: Un problema complejo.  Ra Ximhai, vol. 11, núm. 4, julio-diciembre, 2015, pp. 493-509 Universidad Autónoma Indígena de México El Fuerte, México Ra Ximhai Vol. 11, Número 4 Edición Especial, julio-diciembre

Publicado originalmente en E-consulta: https://www.e-consulta.com/opinion/2023-01-26/la-violencia-y-sus-implicaciones-en-el-entorno-educativo

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Nuevas posiciones para mirar la práctica docente

 

Hace un par de años en una reunión con docentes de educación básica levanté el brazo enseñando la palma de mi mano a una profesora que se encontraba sentada frente a mí, mientras le pregunté – ¿Qué es lo que miras? – Y ella me dijo – Tu mano, veo líneas en tu palma y parece que me estás diciendo que me detenga.  Fue entonces cuando le respondí que yo solo quería enseñarle el color rojo de mis uñas, pero evidentemente la diferencia de posiciones entre ella y yo, impedían que se cumpliera mi intención. La clave fue la posición.

Mucho de lo que pasa dentro de un Centro de Trabajo con docentes de educación básica tiene que ver con posiciones desde donde interpretamos y reaccionamos ante lo que ocurre.

Eisuke Saito y otros advierten que “los maestros están posicionados por las políticas [educativas] de maneras específicas, en consecuencia, emplean estrategias particulares hacia estas políticas” (2018, p.65). Un nuevo plan de estudios responde a una política pública propuesta por un gobierno que se interpreta y genera reacciones desde distintas posiciones.

Cambiar un programa de estudios, mirado desde la posición de un docente, es cambiar la dinámica de trabajo, y eso, por supuesto que genera reacciones.

En los últimos dos cambios de gobierno y por consecuencia de “proyecto educativo”, entre docentes se han escuchado voces con cierto hartazgo y desánimo diciendo: “a penas me adapto a uno y ya me lo cambian”, “es lo mismo pero con otras palabras”, una especie de tautología… pero, ¿de verdad es lo mismo? o ¿los docentes hacemos lo mismo?

Muchas veces en cambios de planes y programas, los docentes hemos terminado solo por cambiar el significante y atribuir el mismo significado a los diversos conceptos: competencias, aprendizajes esperados, aprendizajes clave, diálogos… es igual a “lo que queremos que las alumnas y los alumnos aprendan” o peor “lo que queremos enseñar”. Por supuesto que no debería ser así, hay principios pedagógicos, enfoques de enseñanza propuestos para cada disciplina, perfil de egreso y fines de la educación… pero todo esto es reinterpretado y mediado por docentes que viven lo educativo todos los días. Ya lo dice Elsie Rockwell (1995):

 Desde esta perspectiva cotidiana, se relativizan los referentes usuales de los debates sobre el currículum: la estructura de las disciplinas, las innovaciones pedagógicas, los libros de texto, los planes y programas. Estos elementos entran en el aula siempre mediados por las prácticas y los saberes de los sujetos que ahí se encuentran.  (Rockwell, 1995, p. 9) 

La vida cotidiana se teje en la escuela, desde la posición que ocupan quienes observan y viven el aprendizaje.

Posiciones desde el “Sur”

Todo proyecto educativo tiene influencia ideológica. En el caso del plan 2022, tiene una marcada inspiración en las Epistemologías del Sur, mismas que son necesarias de revisar ya que este concepto es muy amplio e intenta verse reflejado en una forma particular de aproximarse a lo que se enseña y lo que se aprende dentro de la escuela. Su esencia, según Sartorello y Perales (2021) tiene que ver con:

Generar nuevas comprensiones de la socialidad y de las prácticas relacionadas con la construcción de lo común que permitan la emergencia de alternativas societales (ontológicas, epistémicas y políticas) que se asumen contra-sistémicas y altermundistas con respecto de las que surgen desde el paradigma hegemónico vinculado al sistema mundo capitalista. (p.54)

Los conceptos como construir lo común, alternativas societales, contrasistémico y altermundista, nos pueden sonar totalmente desconocidos y complejos de hilar, lo digo en primera persona porque llevo un año tratando de comprender el significado de mi posición sobre cómo conozco el mundo (epistemología), mi forma de ver la naturaleza de la realidad (ontología), lo que representan miradas dominantes y cómo puedo reconocer estas construcciones en mi vida cotidiana y profesional. No obstante, las epistemologías del Sur, me han ayudado a reflexionar desde otra posición que no había pensado, mirar distinto lo que siempre he mirado como normal, sin que pase por alto ser argumentado.

 Esta lógica de reflexionar desde otras posiciones es como ponerse unos nuevos lentes para mirar la realidad, es, por ejemplo, analizar cuánto de mis actitudes y acciones son inspiradas por una lógica utilitaria donde “la persona” se reduce a lo que me pueda “servir” para un fin; es donde me hago consciente de prácticas en la escuela donde utilizo mi rol docente como una forma de control sobre mis alumnos. Sin embargo, ampliar y trasladar la reflexión para analizar cualquier práctica docente, me parece un reto mayúsculo.

Dudas y algunos retos específicos retos para la práctica docente

De manera específica el plan de estudios 2022 “implica cambiar las lógicas y formas de relación pedagógica entre estudiantes y docentes, familias, la comunidad en general y las autoridades educativas mediante la reflexión y el diálogo” (DOF,2022, p.51).

Pensar en cambiar las relaciones, tendría que partir por describir cómo son ahora, y que con esa propuesta de reflexión y diálogo se tenga claridad hacia dónde se quiere llegar, me pregunto ¿por qué cambiar las relaciones?, ¿acaso no hay relaciones que puedan recuperarse?, ¿hasta dónde son sanas y en qué pudieran transformarse?

Así también, se busca que un eje articulador del programa 2022 sea el pensamiento crítico, desde el cual se den “diversos vínculos con la realidad, en cuya interacción se puedan erigir otras formas de relación con el mundo, considerando de manera efectiva la interacción simétrica con diversas culturas, saberes y lenguas” (DOF,2022, p.101).

Entonces, ¿cómo fomentar la interacción simétrica entre docentes y alumnos?, ¿es el tiempo que escuchamos los docentes a los alumnos durante las clases o fuera de ellas?, ¿es la forma en que guardamos la disciplina?, ¿son las actividades de aprendizaje o la forma de evaluar? Un concepto contrario que pudiera ampliar la explicación son las “interacciones de poder”, mismas que:

Están basadas en la violencia física o simbólica que genera una estructura social desigual… En el caso del centro educativo, esto significa que las interacciones entre profesorado y familiares son en cierto grado de poder, porque el profesorado en la estructura escolar dispone de más poder decisorio que las familias. (Aubert et al., 2010, p.129)

Y esto ¿es posible cambiarlo?, ¿las familias tendrían entonces que decidir más dentro del proceso educativo?, ¿son una propuesta eficiente los Consejos Escolares de Participación Social?, ¿puedo interiorizar qué acciones ejercen violencia simbólica en el salón de clases?; y yendo un poco más profundos: ¿qué tradición epistémica tenemos los profesores?, es decir, ¿cómo hemos aprendido?, ¿cómo nos formamos y qué categorías hegemónicas, universalistas, coloniales prevalecen en nuestra mirada?

Relacionarse, reflexionar y dialogar parecen verbos conocidos y hasta ya practicados por muchos de quienes nos llamamos docentes. Sin embargo, ¿cuánto de esto retomamos al recibir una nueva propuesta curricular?

El camino propuesto en materia educativa cambia de nuevo y lleva a preguntarnos, ¿de verdad algo cambiará? Si queremos que en este nuevo plan no solo se cambien formas sino fondo, necesitamos tiempo suficiente además de un urgente y profundo apoyo para el desarrollo profesional docente. 

El panorama podría ser bastante desalentador, pero ojalá que estos momentos y conflictos al tratar de entender nuevos conceptos como las “epistemologías del sur” sirvan como motivo para que docentes podamos reflexionar nuestra posición tan importante en lo cotidiano del tejer educativo, y abrirnos a cambiar de posición para ver y vivir lo que aún nos espera por delante.

Referencias

Aubert, A., Flecha, A., García, C., Flecha, R., & Racionero, S. (2010). Aprendizaje dialógico en la sociedad de la información. Hipatia.

DOF (2022, 14 de agosto). Acuerdo número 14/08/22 por el que se establece el Plan de Estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria.

Rockwell, E. (1995). De huellas, bardas y veredas: Una historia cotidiana en la escuela. En La escuela cotidiana. Fondo de cultura económica.

Saito, E., Atencio, M., Khong, T. D. H., Takasawa, N., Murase, M., Tsukui, A., & Sato, M. (2018). The teacher as a ‘colony’: A case study of agentive responses to ‘colonising’ education policy in Vietnam. Cambridge Journal of Education48(1), 65-86. https://doi.org/10.1080/0305764X.2016.1240151

Sartorello, S., & Perales, C. (2021). Una aproximación epistemológica desde el Sur para el estudio de socialidades, tejidos sociales y entramados comunitarios emergentes. En Entre desgarramientos y alternativas emergentes. Aproximaciones críticas al tejido social ante la crisis civilizatoria.

Secretaría de Educación Pública. (2022). Guía para la Fase Intensiva del Consejo Técnico Escolar y el Taller Intensivo de Formación Continua para Docentes: Plan y Programas de Estudio de la Educación Básica 2022. Educación Primaria. Ciclo Escolar 2022-2023.

*Asesora Técnico Pedagógica (ATP) de Primarias en Xalapa, Veracruz; estudiante del Doctorado Interinstitucional en Educación en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.

Publicado originalmente en la primer edición de la revista impresa: https://revistaaula.com/wp-content/uploads/2022/10/Aula-01D.pdf

Fuente de la información e imagen:  https://revistaaula.com

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La CNTE rechaza participar en el taller intensivo de la Nueva Escuela Mexicana

Por: Alberto Sánchez Cervantes

Pluma invitada

El calendario escolar 2022-2023, emitido por la Secretaría de Educación Pública (SEP), señaló que se realizaría del 2 al 6 de enero un taller intensivo de formación continua con la finalidad de que el personal docente de educación básica profundice en el conocimiento de los planes y programas de estudio de la llamada Nueva Escuela Mexicana (NEM). Días antes del inicio del periodo vacacional de invierno, la SEP difundió a través de correos electrónicos oficiales y redes sociales los materiales de trabajo en formato digital.

Como es habitual, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha manifestado su rechazo a participar en la estrategia de formación dispuesta por el gobierno federal. En menos días de los programados por la autoridad educativa, en Chiapas, Michoacán y Oaxaca se desarrollarán acciones del formación pedagógica y política organizadas por el autodenominado magisterio democrático.

En Chiapas, la sección 7 llevó a cabo del 4 al 6 de enero una «Jornada política-pedagógica» en delegaciones sindicales y centros de trabajo. Bajo el lema ¡No a la Nueva Escuela Mexicana, sí al Programa de Educación Alternativa!, se realizarán talleres, foros y conversatorios sobre la NEM, el marco curricular para la educación básica, la planeación didáctica crítica, la palabra generadora, la organización escolar y comunitaria, así como talleres político-sindicales en el contexto del próximo relevo del comité ejecutivo seccional.

La sección 18 de Michoacán sostiene que ni la SEP ni la Secretaría de Educación del estado “han dado muestras de claridad sobre los cursos de capacitación en torno a la NEM, hay incertidumbre acerca de la utilidad y finalidad de los materiales que enviaron a los directivos para distribuirlos.” Por ello seguirá la ruta pedagógica establecida en el Programa de Educación y Cultura para el Estado de Michoacán (PDECEM) impulsado por esa sección sindical. “No vamos a atender al llamado de la oficialidad”, se lee en su comunicado. También del 4 al 6 de enero, se realizarán talleres con el tema «Proyectos comunitarios y aprendizajes críticos». La finalidad es “construir desde abajo y en colectividad, los proyectos alternativos de educación en las escuelas.” El posicionamiento de la sección 18 concluye con la frase: Cuando los educadores populares avanzan, el neoliberalismo retrocede.

En Oaxaca, la sección 22 demanda –como lo ha hecho en los últimos diez años– el reconocimiento del Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca (PTEO) como «única» propuesta educativa en la Ley Estatal de Educación. En este contexto, ha instruido a sus agremiados a estar alertas y hacer caso omiso a cualquier instrucción oficial relativa a la formación de maestros de educación básica en las fechas programadas en el calendario escolar.

En el Posicionamiento político y pedagógico hecho público por la Sección 22, se lee: “El movimiento político-sindical de los trabajadores de la educación, aglutinado y organizado en un movimiento pedagógico que construye desde hace ya varias décadas una educación emancipadora, liberadora, comunal y popular […], rechaza la unilateralidad de la Secretaría de Educación Pública quien instruye al gobierno estatal para que a través del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) implemente los trabajos de la NEM, la cual tiene sus bases y fundamentos en una pseudo reforma educativa neoliberal, herencia del anterior sexenio peñista.”

Además, sostiene el comunicado, la NEM y sus acciones de formación neoliberal no pasarán en Oaxaca por atentar contra los principios filosóficos de la educación pública y porque el plan y los programas de estudio están aplazados debido a un amparo constitucional y, además, el periodo de pilotaje está inconcluso. El texto finaliza advirtiendo que “en Oaxaca, corazón de la resistencia educativa, sindical y política, no pasará la pseudo reforma educativa.”

A pregunta expresa, el maestro José Luis Escobar Pérez, integrante de la comisión de educación alternativa de la sección 7 de Chiapas, sostiene que este tipo de resistencia no es algo nuevo, pues data de al menos década y media. En ese lapso, dice, la CNTE ha resistido y seguido una ruta pedagógica distinta que riñe con la del gobierno. Afirma que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se fusiló la propuesta y los argumentos pedagógicos de la CNTE. Además, comenta que los maestros no están preparados para llevar a cabo la propuesta de la NEM: “una propuesta pedagógica de esa envergadura, que se construye desde abajo, con los de abajo, con la comunidad, en las escuelas, no puede ejecutarse por decreto.”

Fuente: https://www.educacionfutura.org/la-cnte-rechaza-participar-en-el-taller-intensivo-de-la-nueva-escuela-mexicana/

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¿De qué sirve saber cuando no sabemos cómo vivir?

Por: Karina Fuerte

En el próximo encuentro del Círculo de Lectura del Observatorio IFE discutiremos el libro Escuela de aprendices, de Marina Garcés.

¿De qué sirve saber cuando no sabemos cómo vivir? ¿Para qué aprender cuando no podemos imaginar el futuro? ¿Cómo queremos ser educados? Estas son algunas de las preguntas que plantea Marina Garcés (Barcelona, 1973) en su libro Escuela de aprendices (Galaxia Gutenberg, 2020) y sobre las cuales reflexionaremos en el próximo encuentro del Círculo de Lectura del Observatorio IFE.

El año pasado me encontré con este libro por casualidad mientras miraba las mesas de recomendaciones en una librería en Barcelona. Me llamó tanto la atención el título que, sin pensármelo y sin conocer a la autora, me lo llevé a casa. Debo confesar que el libro llegó directo a mi “Tsundoku” (積ん読), es decir, a esa pila interminable de “libros por leer”. Aunque pareciera que nunca le bajo el número a esa pila de libros que se acumula en mi mesita de noche, sí los leo. Soy lenta para leer, eso sí. Además de que caigo muchas veces en la tentación de llevarme un nuevo libro a casa aún sabiendo perfectamente bien que tengo esa PAL (pile à lire o “pila para leer” como le dicen en Francia).

Les enseñaría una foto de mi Tsundoku pero desafortunadamente no estoy en mi casa en estos momentos, pero les puedo asegurar que gracias al Círculo de lectura he podido jubilar de esa pila tres libros que ya tenían un buen rato ahí acumulando polvo, y con Escuela de aprendices ya serán cuatro. Aunque los encuentros del Círculo de lectura me han ayudado a reducir esa pila de libros por leer, no puedo asegurar que también con el pretexto de estos encuentros mensuales vaya agregando unos cuantos títulos más a mi PAL.

Pero volvamos al tema del mensaje de esta semana que es Marina Garcés y su Escuela de Aprendices. Si es la primera vez que te acercas a la obra de Marina, puedes conocer más sobre ella aquí y también por acá, donde además podrás ver algunas conferencias y debates en los que ella ha participado. Si como a mí, también te llamó la atención el título del libro y quieres saber de qué va, aquí abajo te comparto la sinopsis.

Escuela de aprendices
Autora: 
Garcés, Marina
Galaxia Gutenberg
Fecha de publicación: 18/11/2020

La educación es el sustrato de la convivencia, el taller donde se ensayan las formas de vida posible. Por eso, el capitalismo cognitivo se ha tomado en serio la tarea de asaltar todos sus campos: la educación formal y la informal, los recursos, las herramientas y las metodologías. La presencialidad y la virtualidad. La infancia y la formación a lo largo de la vida. La educación no sólo es un gran negocio. Es un campo de batalla donde la sociedad reparte, de forma desigual, sus futuros. Dicen los pedagogos que hay que cambiarlo todo, porque el mundo ha cambiado para siempre. Esta afirmación esconde las preguntas que nos dan más miedo: ¿de qué sirve saber cuando no sabemos cómo vivir? ¿Para qué aprender cuando no podemos imaginar el futuro? Estas preguntas son el espejo donde no nos queremos mirar. Nos da vergüenza no tener respuestas y resulta más fácil disparar contra maestros y educadores. ¿Cómo queremos ser educados? Ésta es la pregunta que una sociedad que se quiera mirar a la cara tendría que atreverse a compartir. Nos implica a todos. Todos somos aprendices en el taller donde se ensayan las formas de vida posibles. Educar no es aplicar un programa. Educar es acoger la existencia, elaborar la conciencia y disputar los futuros. Dentro y fuera de las escuelas, la educación es una invitación: la invitación a tomar el riesgo de aprender juntos, contra las servidumbres del propio tiempo.

Y si te quieres unir a nuestro Círculo de Lectura, el encuentro de este mes será el miércoles 23 de febrero a las 12:00 (GMT-5) a través de Zoom, en donde charlaremos y compartiremos nuestras impresiones sobre este libro que promete mucho. Para unirte al encuentro solo tienes que registrarte.

 

Mientras tanto, hasta la próxima semana.

Fuente de la información e imagen:  https://observatorio.tec.mx

Karina Fuerte
Editora en jefe, Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación

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Plan y Programas de estudio en la Nueva Escuela Mexicana: Intento de sabor a maíz y tierra

Dr. Alejandro Moreno Lozano

Jurídicamente se estipula en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 19 de agosto de 2022, con el acuerdo número 14/08/22 por el que se establece el Plan de Estudios para la educación preescolar, primaria y secundaria a través del cual se pretende garantizar e incrementar los niveles de escolaridad de todas y todos los mexicanos, favoreciendo la educación bilingüe e intercultural.

El estado, a través de la construcción de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), buscará la equidad, la excelencia y la mejora continua de la educación, para lo cual colocará al centro de la acción pública el máximo logro de aprendizaje de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes. Así mismo tendrá como objetivos el desarrollo humano integral del educando, reorientar el Sistema Educativo Nacional, incidiendo en la cultura educativa mediante la corresponsabilidad e impulso de las transformaciones sociales dentro de la escuela y en la comunidad.

En ese tenor, los planes y programas de estudio favorecerán el desarrollo integral y gradual de los educandos en los niveles de preescolar, primaria y secundaria, considerando la diversidad de saberes que emanan de la comunidad, todo con un carácter didáctico y curricular diferenciado, que responda tanto a las condiciones personales, sociales, culturales, sociales y económicas de los estudiantes.

El nuevo plan de estudios que pretende imprimir la visión del gobierno encabezado por el Lic. Andrés Manuel López Obrador, da especial énfasis a los aprendizajes que se generan dentro de la comunidad. Tradicionalmente los conocimientos válidos, fueron aquellos que se enmarcaban en un canon institucional que señalaba los parámetros de objetividad dentro del llamado método científico arraigado en la cultura griega, específicamente en la razón de la lógica aristotélica (384-322 a. C.)., que ha definido tradicionalmente a las ciencias que son comprobables.

EL debate sesudo entre las ciencias duras que provienen de aplicar el método científico inflexible y riguroso y las ciencias sociales o también llamadas ciencias del hombre, a dado pie a innumerables escritos que debaten sobre la pertinencia de uno y otro cuando de hacer ciencia se trata.

La contraparte a las ciencias naturaleza son las ciencias sociales o también conocidas como ciencias del espíritu, que se encargan del estudio de lo humano en los distintos frentes de su basta complejidad. Lo verificable cuando de temas humanos se trata, es que vez con vez la complejidad de los seres humanos le presenta retos que no puede superar las ciencias duras en tanto no fueron diseñadas para tratar asuntos sociales sino fenómenos de la naturaleza.

Los nuevos Planes y Programas de estudio intentan por la vía de la comprensión de la complejidad de los conocimientos que son válidos para los mexicanos, la construcción de un marco curricular que se distinga de los saberes de valía universal de construcciones internacionales.

Poner el dedo en la deconstrucción de la colonialidad de la que ha sido objeto el conocimiento del mundo natural y social en los mexicanos, exige una construcción basada en los saberes que se generan en la comunidad-territorio que habitan padres y estudiantes. La relación que se establece con lo que se hace y la forma en que se hace, pretende en primera instancia valorar los conocimientos que sufrían del desprecio histórico de los mal llamados conquistadores españoles y el sucesivo desconocimiento por los mismos mexicanos que se educaban dentro de las escuelas que rescataban la visión etnocentrista heredada de la visión europera, a través de la cual se sigue imponiendo la óptica de que “en Europa se encuentra la más hermosa raza de la humanidad” y que “La naturaleza, con lo perfecta que puede ser, hizo a los hombres blancos.”  (Tzvetan, 2009, pág. 133).

A la visión etnocentrista toma su basamento y convive sin mayores dificultades con la visión cristiana que en su sentido mas recalcitrante en el aspecto interpretativo, polariza a los que son merecedores de la gracia de Dios y a otros sin posibilidad de ser tomados en cuenta.

En tanto la bondad del todopoderoso, que los secretos de la Providencia Divina escapan a nuestra inteligencia humana, por lo que, equivocados por las apariencias, imploramos a menudo la intercesión de aquellos que han sido para siempre rechazados de su lado (Montes, 2019, pág. 11)

La reproducción de las desigualdades se visibiliza en homogeneidad de sus acciones cuando debería ser diferenciadas de acuerdo con las características del estudiante del que se trate.  (López, Steimber, & Tenti, 2008). Varios son los factores que inciden en el marcaje de las desigualdades. Uno de ellos es el sistema económico.  En este sistema, “la economía es la medida del ser humano, ignorando en algunas ocasiones la perspectiva humanista por una desmedida concentración de la riqueza desde las élites españolas y criollas”  (Ferrer, 1996, pág. 311). Históricamente, quienes podían acceder a un tipo de educación formal eran justo los que poseían el capital económico el cual podían intercambiar por educación que estaba al alcance de su solvencia.

Mirar a los propios comunes que pueblan el basto México multicultural, prurilingue con diversas condiciones socieconómicas y culturas, representa un reto mayúsculo que se agraba con la contrucción histórica que a denostado la apariencia, la comunidad y las lenguas originarias.

Resaltar los atributos de lo propio implica reconocer el signficado de lo propio-actual. Es decir, lo que las comunidades pueden presentificar como original, sin que se ignore desde los cuerpos académicos que toda presentificación de algo con el estatus de originalidad ha sufrido procesos de mezcolanza con elementos propios y externos  que enriquecen o cambian en algo la expresión original. Este proceo tiene impacto en la construcción de nuevos aprendizajes en los nuevos integrantes del grupo social que incoporan ese mundo que les ofrece expresiones que están en constante evolución: “Cada nueva experiencia que vivimos personalmente o bien observamos puede cambiar nuestros patrones mentales de algún modo, pero esos mismos patrones a menudo determinan cómo interpretamos la experiencia.”  (Rodríguez E. , 2012, pág. 56) y (Durkeim, 2013)

Una postura impregna el Nuevo Plan y Programa de Estudio que se puede leer como aprendizaje-servicio: que pretende integrar la escuela a la comunidad con  el aprendizaje. Se trata de una propuesta innovadora, por medio de el servicio voluntario a la comunidad y, por supuesto, el beneficio que pueden recibir los propios con los conocimientos y habilidades que genera la escuela para mejorar la generación de sapiencias. Lo interesante de este proceso es que también la escuela se verá influída en sus conocimientos y las formas en que se hacen las cosas y esa forma se rescatará de los saberes locales con acciones que emitan las maestras y los maestros de México en el entendido que tienen un conocimiento profundo de los saberes situados en la comunidad.

Bibliografía

López, N., Steimber, & Tenti, F. (2008). Política de Equidad Eduativa en México. México: UNESCO.

Beck, U. (2005). Qué es la globalización. España: Paidós.

Durkeim, E. (2013). Educación y sociología. México: Colofón.

Eggleston, J. (1977). Sociologia del curriculum. Argentina : Troquel.

Ferrer, A. (1996). Historia de la Globalización: origenes del orden económico mundial. Buenos Aires: FCE.

Montes, F. (2019). El decamerón. México: Porrúa.

Padilla, A. (2011). Representaciones de la infancia “anormal” y prácticas educativas de la educación especial en México (1890-1914). En R. Alvarado, Grupos marginados de la educación . México : IISUE.

Rodríguez, E. (2012). Los elementos clave para innovar con éxito: el ADN de la innovación . En E. Rodríguez, Innovar para el cambio social (págs. 41-117). Barcelona: El tinter.

Tzvetan, T. (2009). Nosotros y los otros. México: Siglo XXI.

Fuente de la información: https://revistaaula.com

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Colgué el delantal: La historia de una profesora que prefirió desertar

Por: Josefina H.

“Quizás me pueden decir que mi problema es la falta de vocación. Y puede ser, pero creo que va mucho más allá de eso. Después de ocho años haciendo clases de historia en colegios, decidí salir y buscar otros proyectos. Aunque sigo haciendo preuniversitario y permanezco en contacto con alumnos que me desafían intelectualmente, no es lo mismo.

No es lo mismo, porque nadie que no haya estado parado frente a 30 adolescentes de 17 años puede entender lo que significa pararse ahí cada día e intentar remecerlos, hacerlos pensar, reflexionar, abrir sus mentes y almas al aprendizaje. Es un desafío que aprieta la guata, literal. Y que cuando ves resultados, te llena la vida de sentido. Pero me cansé.

Me cansé de una pega en que la mayoría del tiempo te sientes poco valorado. La gente cree que llegas temprano a la casa a descansar y estar con los tuyos, pero en realidad llegas a corregir y planificar encerrado en una pieza sin paga alguna. Porque el famoso “2 x 1″ es ridículo (1 hora de planificación por 2 de clase). Todos los profesores lo sabemos, pero nadie hace nada por cambiarlo. Se nos exige excelencia, pero ser excelentes significa trabajar la mitad del tiempo gratis.

Me cansé del ritmo agotador, de correr atrás de un timbre y estar siempre bien. Porque ser profesor implica eso, estar siempre bien. Ser profesor no admite errores y eso es agotador. Si trabajas en una empresa puedes estar un día más callado, más serio, más distraído. Pero cuando eres profe y estás frente a tu curso, tienes que ser pura pasión, pura vibra, pura paciencia y sabiduría. No puedes caer, no te puedes enojar, no puedes perder la paciencia. Estás en un pedestal, siempre eres ejemplo para alguien.

De más está mencionar el sueldo. Me cansé de una remuneración que no tiene expectativas de mejora en el tiempo, que ves estancada por mucho que te esfuerces.

Finalmente, me cansé de tener que “dar gracias” por las vacaciones de verano, cuando en realidad uno llega a diciembre, literalmente, arrastrándose. Creo que si no tuviéramos ese descanso, sería imposible tener la vitalidad y la fuerza necesaria para empujar el carro en marzo.

Creo que si mi pega fuera más valorada en el día a día no habría salido corriendo. Si los alumnos dieran las gracias más seguido, si te miraran a los ojos, si te perdonaran un mal día. Si los apoderados empatizaran más con nuestra labor y entendieran que además de exigir, es importante valorar el trabajo diario. Si los colegios le dieran prioridad a nuestro tiempo y nos pagaran lo que corresponde por planificar. Y que además respetaran ese tiempo sagrado, sin poner charlas y reuniones en ese horario que es clave para hacer clases de calidad.

Me da pena porque sé que hay muchos profes en las mismas condiciones que yo. Muchos podrán decir que son profesores amargados, yo creo que son profesores cansados. Cansados porque todos necesitamos que nuestro esfuerzo se valore, pero a los profesores se nos exige trabajar por vocación.

Yo no me cansé de hacer clases, de planificar, de corregir, de entablar un vínculo profundo con los alumnos. De hecho, lo extraño tanto. Uno sabe que ser profesor es el trabajo más importante del mundo. Y quizás “recaiga” y vuelva a la sala de clases. Porque cuando uno es profe, sabe cómo puede cambiar la vida de alguien. Hoy me juntaré con una ex alumna a tomar un café y me da pena pensar que hay más “Antonias” necesitando profesores que marquen sus vidas.

Pero por ahora, con pena, colgué el delantal”.

*Josefina H. tiene 31 años. Prefirió no poner su apellido, para que su texto no sea un problema para futuros trabajos.

Fuente de la información e imagen:  https://www.latercera.com

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