Colombia/ 16 de Julio de 2016/Entorno Inteligente
Por: UNICEF
En el jardín de infantes, aprender y jugar son sinónimos. O debieran serlo: en la primera infancia, los chicos desarrollan habilidades básicas por medio del juego. El nivel inicial, además, prepara el terreno para aprender a leer y escribir en primer grado. Sin embargo, un estudio de UNICEF y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) encontró que en los jardines se dedica poco tiempo al juego y a la alfabetización , las dos prioridades de ese nivel educativo.
Según el informe, casi un tercio de la jornada escolar en el jardín se destina a actividades que no están relacionadas con el aprendizaje , sino con prácticas rutinarias centradas en la socialización : saludo inicial, control de asistencia, comida, higiene, traslados y orden luego de cada tarea. En una jornada de por sí breve (en casi todo el país es de 3 horas ; solo en provincia de Buenos Aires y Chubut es de 4), eso quiere decir que queda poco tiempo para tareas más significativas.
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El estudio se basó en observaciones de salas y encuestas a docentes en 67 jardines de 5 provincias en las que la OEI desarrolló proyectos de intervención. Uno de los hallazgos más preocupantes: solo el 22% de las actividades observadas fueron lúdicas , pese a que la Ley Nacional de Educación exige «promover el juego como contenido de alto valor cultural» para el desarrollo integral de los chicos en el jardín. «El juego es la experiencia de aprendizaje primordial en la primera infancia», plantea Verona Batiuk, autora del informe junto con Julia Coria. Según la especialista, una buena propuesta de educación inicial debería incluir juegos dramáticos (de roles), de construcción (por ejemplo, con ladrillos) y con reglas convencionales (tipo memotest, lotería, dominó, etc).
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Otro hallazgo clave: solo el 20% de las actividades observadas estuvieron orientadas a la alfabetización . «Varias investigaciones internacionales afirman que la lectura en voz alta del adulto es la actividad más importante en el proceso de alfabetización temprana, junto con la conversación alrededor del texto», señala Batiuk. Sin embargo, menos de 1 de cada 10 maestros lee cuentos en voz alta a sus alumnos.
El diseño curricular de primaria establece que los chicos tienen tiempo hasta 3° grado para aprender a leer y escribir , pero ese proceso empieza en el jardín, por medio del juego . «La alfabetización temprana se refiere a que los niños tengan en la escuela una oportunidad de ampliar su vocabulario, y comiencen con el desarrollo de trazos que fortalezcan su escritura posterior. En sala de 5 se espera que todos puedan tener vocabulario amplio y diverso y que ejerciten la oralidad , para que puedan lograr intercambios fluidos, expresar sus sentimientos y necesidades y describir lo que ocurre a su alrededor», explica Cora Steinberg, especialista en educación de Unicef.
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La mitad de los alumnos argentinos de 15 años tienen dificultades para comprender textos sencillos , según surge de las pruebas PISA. Para Ana María Borzone, especialista del Conicet en desarrollo lingüístico y cognitivo, esos problemas pueden explicarse «por los déficits en la alfabetización». Borzone señala que «en el jardín se deben desarrollar habilidades básicas para el aprendizaje, como el lenguaje, la memoria y la atención». Esto requiere » actividades específicas y sistemáticas «, que involucran el juego guiado por la maestra, y que hoy están ausentes de la currícula y de la formación docente.
«A los chicos hay que enseñarles a jugar», advierte Borzone, quien desarrolló el programa Queremos Aprender junto con investigadores del Conicet y las universidades de Buenos Aires, La Plata y Córdoba. El objetivo es garantizar la alfabetización temprana en el jardín, para que los chicos puedan aprender a leer y escribir efectivamente en 1° grado. «En el período de 3 a 5 años se produce un desarrollo rápido del lenguaje, se adquieren las habilidades y conocimientos precursores de la alfabetización, se producen avances significativos en el desarrollo afectivo y social, y la plasticidad neuronal es mayor. Pero estos desarrollos se producen solo si los niños cuentan con una estimulación específica «, afirma Borzone.
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Los neurocientíficos destacan que la mayor plasticidad neuronal en los primeros años de vida supone una gran oportunidad para aprender: la contracara de esa oportunidad es la alta vulnerabilidad de los niños en edad de asistir al jardín. Borzone advierte que el precio de «estafar» a estos chicos con propuestas pedagógicas de baja calidad será, irremediablemente, una hipoteca impagable en el futuro.
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En la Capital faltan siete mil vacantes
En los jardines de Capital faltan alrededor de 7 mil vacantes, según surge de los datos de la inscripción online 2016, que el Gobierno porteño tuvo que hacer públicos tras un pedido del legislador Patricio del Corro (Frente de Izquierda).
Este año se solicitaron 30.788 vacantes en los jardines públicos de la Ciudad, pero el gobierno solo ofreció 23.969: la diferencia dejó fuera del sistema a 6819 chicos. Del Corro criticó que el gobierno no informara la situación por comunas y por edad. Pese a que la oferta fue de casi 24 mil vacantes, solo se asignaron 20.123. Maximiliano Ferraro, presidente de la Comisión de Educación de la Legislatura, interpreta que «por las demoras en la asignación y las dificultades de la inscripción, muchas familias deciden mandar a sus hijos a jardines privados». Ferraro estimó que desde hace 3 años faltan entre 5500 y 7500 vacantes en los jardines porteños.
Fuente: http://www.entornointeligente.com/articulo/8689231/Jardiacute;n-de-infantes-Unicef-pide-maacute;s-tiempo-de-juego-y-aprendizaje