Otras 147 personas fueron liberadas este fin de semana de una escuela nigeriana donde se les maltrataba y se les mantenía encadenadas, al igual que en otros centros de la zona centro-norte del país descubiertos en el último mes, según informaron hoy a Efe fuentes policiales.
Los alumnos rescatados en esta ocasión fueron 22 mujeres y 125 hombres y tenían también señales de haber sufrido abusos.
Se les liberó durante una redada policial ejecutada este sábado en el estado nigeriano de Kaduna (centro-norte).
El establecimiento en el que se encontraban funcionaba como una especie de centro de rehabilitación ilegal islámico, operado de forma privada.
Muchas de las víctimas fueron internadas allí «por sus padres» para combatir problemas de «desajuste social», según indicó a Efe el portavoz policial Yakubu Sabo, tales como adicción a las drogas u otros fenómenos.
En el centro se suponía que se iban a rehabilitar con instrucción islámica y educación.
Las víctimas han sido ya trasladadas para recibir tratamiento y el gerente del centro fue arrestado.
No es un incidente aislado sino que, en las últimas semanas, en la misma zona, se destaparon otros centros similares en los que se rescataron a centenares de menores que vivían en condiciones inhumanas y de semiesclavitud.
El primero que saltó a la luz pública fue el pasado 27 de septiembre, un establecimiento también ubicado en Kaduna.
Allí se descubrió a unas 300 víctimas encadenadas por los tobillos que declararon haber sufrido abusos sexuales y torturadas al tiempo que se les obligaba a recitar el Corán.
Estos sucesos generaron una fuerte indignación pública en Nigeria y el Gobierno prometió investigar esta clase de prácticas en la región norte del país, que es de mayoría musulmana.
«En estos días y esta época, ningún gobierno democrático responsable toleraría la existencia de cámaras de tortura y abusos físicos de los internos en el nombre de la rehabilitación de las víctimas», indicó en Twitter Garba Shehu, portavoz del presidente nigeriano, Muhmmadu Buhari.
Nigeria, la nación más poblada y con la economía más grande de África, es un país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiano en el sur.
El miércoles, el Senado de Nigeria volvió a presentar el proyecto de ley sobre acoso sexual. El proyecto de ley patrocinado por el Vicepresidente del Senado, Ovie Omo-Agege, fue leído durante el plenario por primera vez en la Novena Asamblea.
La 8ª Asamblea del Senado, bajo el liderazgo de Bukola Saraki, aprobó el proyecto de ley titulado: “Proyecto de ley sobre prohibición del acoso sexual en instituciones de educación terciaria”. El proyecto de ley fue patrocinado por el Sr. Omo-Agege y otros 57 senadores.
El proyecto de ley prescribe una pena de prisión de cinco años para profesores y educadores condenados por acoso sexual a sus estudiantes.
También recomendó la expulsión o suspensión para los estudiantes cuyas demandas de abuso en serie por parte de profesores o educadores son falsas por cualquier tribunal competente.
Otra disposición del proyecto de ley es una multa de N5 millones en caso de que el acusado sea condenado por un tribunal competente.
Sin embargo, el proyecto de ley fue rechazado por la Cámara de Representantes cuando se envió para su aprobación.
Luego, Femi Gbajabiamila, quien ahora es la Presidenta de la Cámara de Representantes, argumentó que el proyecto de ley no se ocupaba de otras esferas de la sociedad como el lugar de trabajo, las instituciones religiosas, entre otras, un argumento que fue adoptado por muchos miembros de la Cámara. .
La reintroducción del proyecto de ley se produce dos días después de que un documental de la BBC expusiera a dos profesores de la Universidad de Lagos y un profesor de la Universidad de Ghana sobre el acoso sexual.
El informe provocó reacciones de los nigerianos que describieron el tema como una norma en las universidades nigerianas.
África/Nigeria/Ghana/13-10-2019/Autor: BBC News Mundo/Fuente: www.elnacional.com
Por: BBC News Mundo
Un equipo de la BBC descubrió a través de varios testimonios y una investigación con cámara oculta los abusos sexuales que tienen lugar a puerta cerrada en los despachos de algunas de las universidades más ilustres de África occidental.
Acosar sexualmente a sus alumnas se ha convertido en una práctica habitual entre muchos profesores de algunas de las universidades más prestigiosas de África. Sin embargo, pese a que el abuso es endémico, casi nunca ha sido probado.
Un equipo del programa Africa Eye de la BBC investigó lo que ocurre a puerta cerrada en algunos despachos de la Universidad de Lagos (Nigeria) -definida como «el orgullo de la nación»- y en la Universidad de Ghana, la más antigua y grande de las cinco universidades ghanesas públicas.
Decenas de testimonios e imágenes con cámara oculta prueban el acoso sexual al que son sometidas algunas jóvenes que estudian en esos centros por parte de sus profesores, a cambio de calificaciones positivas en sus expedientes.
Las grabaciones muestran a varios catedráticos insinuándose a sus alumnas.
«¿Cuántos chicos te han dicho hoy lo guapa que eres?», «las niñas buenas como tú siempre son vulnerables» o «apaga las luces y cierra la puerta con llave, que te besaré un minuto», son algunas de las frases que utilizan para acosarlas.
La reportera Kiki Mordi, quien conoce de primera mano lo devastador que puede llegar a ser el acoso sexual, fue la periodista a cargo de esta investigación.
«Cuando iba a la universidad fui acosada sexualmente«, cuenta Mordi, nacida en Port Harcourt, en el sur de Nigeria.
«Y no soy la única. El acoso sexual lleva décadas siendo un problema en África occidental».
Durante más de un año, la BBC investigó y grabó con cámara oculta lo que ocurría en el interior de la Universidad de Lagos y la Universidad de Ghana.
«Esto lleva años ocurriendo. Cada año, en cada departamento, con cada estudiante, siempre hay una historia», declaró una joven en Lagos, Nigeria, al ser interrogada al respecto.
«Nadie quiere escuchar, nadie quiere creer a las víctimas. Es una locura», explicó otra chica. «Conozco a muchas [estudiantes] que han sido acosadas y nadie hace nada».
Mordi estuvo nueve meses en Lagos investigando el asunto.
Allí habló con alumnas y exalumnas de la Universidad de Lagos, cuyos testimonios la condujeron a un catedrático de la Facultad de Artes.
Se trataba de Boniface Igbeneghu, un exdecano que además es pastor en la sede local de la iglesia cristiana cuadrangular, un movimiento evangélico con arraigo en el país.
«Te pedía que fueras a su oficina, cerraba la puerta con llave y a veces te quería toquetear; otras, acostarse contigo», contó una exalumna sobre él. «Le gusta elegir a las estudiantes problemáticas porque sabe que son muy vulnerables«.
Otra joven que dijo haber sufrido acoso por parte de él contó que ha intentado suicidarse hasta cuatro veces desde que se graduó. «Nunca di mi consentimiento [para que me tocara]», expuso.
Varias estudiantes más declararon que Igbeneghu había abusado de ellas.
La BBC envió a una periodista infiltrada para que se reuniera con él personalmente.
La reportera se hizo pasar por una chica de 17 años -por debajo de la edad legal de consentimiento sexual en el país- que acababa de completar la secundaria y que buscaba ser admitida en la Universidad de Lagos, también conocida como Unilag.
Él la invitó a su despacho con la excusa de hacer varias tutorías.
Cada vez que estaba en su oficina, la periodista tenía acceso a un «botón de pánico» para que alguien del equipo de la BBC saliera en su rescate si lo necesitaba.
Poco después del primer encuentro con ella, Boniface Igbeneghu comenzó a hacerle comentarios sobre su apariencia.
Estos son extractos de aquella primera reunión.
— Siéntate. ¿Cuántos años tienes?
— 17.
— ¿17? Y pareces muy mayor. ¿No sabes que eres una chica bonita? ¿Lo sabes? No eres bonita, eres muy bonita.
— ¿Sabes que soy pastor [ministro cristiano]?
— Lo sé.
— Bien. ¿Sabes que tengo 50 y tantos años?
— OK.
— Lo que te sorprenderá es que incluso ahora, a mi edad, si quiero una chica de tu edad, una de 17 años, todo lo que tengo que hacer es darle cumplidos y ponerle un poco de dinero en la mano, y la consigo.
— ¿En serio?
— Sí.
Días más tarde, Igbeneghu le invitó a una segunda cita y le pidió que rezara con él.
Aquel rezo fue algo desconcertante.
Le hizo repetir las siguientes frases como parte de una «confesión» que él escuchaba sonriendo: «Acepta que tú eres mi señor y mi dios. Guíame y dirígeme por el camino correcto. Gracias, Jesús».
Después le estrechó la mano y le dijo riendo: «Bienvenida al reino de Dios. No te preocupes por la admisión. Trabajaré en ello«.
Pero antes de acabar, le interrogó sobre su vida sexual.
«¿A qué edad empezaste a conocer hombres? ¿A qué edad empezaste a tener sexo?», quiso saber. «Te garantizo que tu madre no sabrá nada de lo que hablemos aquí».
«Nada de lo que pase entre tú y yo… nadie sabrá sobre ello, ¿entendido? Así que siéntete libre».
En otra reunión le habló de una sala -«la sala fría»- en la que los profesores intiman con las alumnas y «se morrean con ellas» y «les tocan los senos y todo su cuerpo».
También le dijo que el «beneficio» de aquel intercambio para las alumnas es obtener buenas notas: «Pagan por ello con su cuerpo. Ninguna cosa buena es gratis».
En citas posteriores en su despacho, le recordó que debía ser «obediente» si quería ser admitida en Unilag.
«¿Quieres que te bese?», le llega a preguntar en varias ocasiones. «Si quieres que te bese, apaga la luz, cierra la puerta con llave, te besaré un minuto. Eso es lo que hacen en la ‘sala fría’».
A continuación, apaga las luces y cierra la puerta con llave: «Es hora de experimentar la ‘sala fría’«, le dice, rogándole que se acerque a él. Ante su negativa, él se acerca a ella y comienza a tocar su pierna y abrazarla, hasta que la libera cuando le pide ir al baño.
A su regreso, se ríe: «Eres muy rígida, eres un bebé». Y le amenaza: «Te llamaré para que vengas otro día. Si no vienes, le contaré a tu mamá que me desobedeces«.
Mientras tanto en Ghana, otro equipo de la BBC trabajó en una investigación paralela.
Semanas de laboriosas entrevistas con alumnas de la Universidad de Ghana condujeron hacia Paul Kwame Butakor, de la Facultad de Educación.
De nuevo, la BBC envió a a una periodista encubierta, en este caso una estudiante de último curso interesada en hacer un máster.
En la segunda reunión, él comenzó a piropearle:
«¿Cuántos chicos te han dicho hoy lo guapa que eres?», le dijo, preguntándole una y otra vez si podía ser su «chico secundario», que, según él, significa un «segundo novio».
«Yo puedo ser tu secundario y tú mi secundaria, aunque mi esposa está fuera del país…«, agregó. «No te meteré en problemas, en serio. No seré una distracción en tu vida. Déjame ser tu chico secundario«.
Después le ofreció unas prácticas laborales en su departamento (Educación), aunque le dijo que la fecha para las solicitudes ya había expirado.
¿Qué dicen las universidades?
Las políticas universitarias prohíben a los profesores tener relaciones sexuales con sus estudiantes cuando están en posición de tener influencia en su educación o su carrera.
Los comportamientos insinuantes son considerados mala conducta profesional.
Butakor le dijo a la BBC que niega rotundamente cualquier coqueteo con la reportera o cualquier otra estudiante, asegurando que cumple con todas las normas de la universidad relativas al acoso sexual.
También dijo que no tenía intenciones de tener citas con ella o de evitar los procedimientos regulares para asegurarle un puesto a cambio de sexo.
La Universidad de Ghana indicó que considera las acusaciones de mala conducta hacia Bukator muy preocupantes. Le explicó a la BBC que tiene una política proactiva para evitar el abuso sexual y que se compromete a erradicar el problema.
Dijo que despediría a cualquier miembro del personal contra quien se haya probado evidencia de irregularidades.
En cuanto a Boniface Igbeneghu, no respondió a varias solicitudes de comentarios por parte de la BBC sobre las acusaciones de abusos sexuales.
Sin embargo, horas después de la publicación de esta investigación en inglés -con gran repercusión en las redes sociales- fue suspendido de su cargo por parte de la Universidad de Lagos y también expulsado de la iglesia en la que era pastor.
La Iglesia cuadrangular dijo en un comunicado que no aprueba la «conducta sexual inapropiada» de Igbeneghu.
La Universidad de Lagos, por su parte, niega haber protegido a profesores implicados en casos acoso sexual y dice que investigará más a fondo los nombres citados en el reportaje.
La entidad académica no quiso dar más explicaciones respecto a la «sala fría» de la que habló Igbeneghu frente a la cámara oculta de la BBC.
Fuente e Imagen: https://www.elnacional.com/bbc-news-mundo/sexo-a-cambio-de-aprobados-la-investigacion-de-la-bbc-que-revela-los-abusos-en-dos-de-las-universidades-mas-prestigiosas-de-africa/?utm_medium=push&utm_source=onesignal&utm_campaign=pushtraffic
Liberadas más de 300 personas encadenadas en una ‘daara’ en Nigeria, en su mayoría niños.
Una de las escenas más repetidas en algunas capitales de África del Oeste, sobre todo en Senegal, es la que se da en los semáforos. Decenas de niños con la cara cubierta de polvo, descalzos, con las camisetas hechas jirones y cuerpos reventados por el hambre, se acercan a los coches para pedir una limosna con latas vacías y oxidadas en las manos. La mayoría no son vagabundos ni están solos. Todos tienen un techo donde dormir y un tutor que, se supone, debe ocuparse de ellos.
Son los llamados niños talib (estudiantes, en árabe), pequeños llegados de las zonas rurales a las ciudades cuyos padres no pueden alimentar ni educar en una escuela, que son enviados a las escuelas coránicas o daaras, donde quedan bajo las órdenes del marabú, esa especie de profesor y líder religioso del Islam tan común en estos países.
Es en estas escuelas donde cientos de esos talib (a veces, miles) duermen en el suelo, recitan a diario las tablillas del Corán y trabajan en las dependencias del marabú en labores de limpieza o cocina. Es una práctica de explotación infantil conocida y consentida, que mantiene a los niños como esclavos, no les forma adecuadamente y les obliga a mendigar de sol a sol para poder pagar por la comida (escasa), por el suelo en el que duermen y por la supuesta educación que reciben. Pero el dinero lo administra el marabú. Cuantos más niños tenga a su disposición, más beneficios obtiene. Es la industria de la pobreza. En Senegal reclaman 500 francos CFA (la antigua moneda colonial francesa) a cada niño al día, lo que equivale a 0,7 euros. Los que no consiguen aportar esa cantidad serán golpeados a su vuelta a la daara. La idea que se les inculca es que tienen que ganarse su comida.
El último episodio (y ejemplo extremo) de esta triste historia se vivió ayer en Nigeria, donde su policía liberó anoche a más de 300 menores, en su mayoría niños pequeños, maltratados y encadenados por los tobillos en una de esas escuelas coránica en el estado norteño de Kaduna, en la mitad musulmana del país.
«Recibimos información de que algo sucedía en este centro. Al llegar aquí descubrimos que no se trata de un centro de rehabilitación ni de una escuela islámica», confirmó a la prensa tras el rescate el jefe de Policía de Kaduna, Ali Janga. Muchos de los niños –en su mayoría procedentes de Burkina Faso, Mali y otros países africanos– además de llevar cadenas en los tobillos, declararon haber sido abusados sexualmente, según fuentes policiales, y torturados al tiempo que eran obligados a recitar el Corán. Este tipo de prácticas generan una trata de niños denunciada por organismos locales e internacionales desde hace años. Incluso algunos grupos terroristas han pagado por llevarse a estos niños de países como Guinea Bissau o Benin para reclutarlos como futuros yihadistas.
Por su parte, el propietario de esta supuesta escuela aseguró que su única actividad era la enseñanza del islam, y rechazó como falsas cualquier acusación de «tortura, deshumanización y homosexualidad«, según informa la agencia Efe. «Estas personas están siendo utilizadas, deshumanizadas. Podéis verlo por vosotros mismos», continuó el jefe policial Janga, quien añadió que «ningún padre razonable llevaría a sus hijos a un lugar como este».
Las autoridades intentan ahora contactar con los familiares de los menores liberados, que fueron trasladados anoche a un estadio de Kaduna, mientras que ocho personas permanecen arrestadas como sospechosos.
Los talib se levantan a las cinco de la madrugada y pueden mendigar hasta que el sol se pone, donde podrán comer todos de un mismo recipiente algo de arroz cocido y dormir sobre una mísera esterilla. La enseñanza nunca incluye idiomas como el inglés o el francés, lo que les desconecta de la educación que ofrece el estado y los lastra en su futuro.
En el norte de Nigeria, sobre todo en los estados donde la ley principal es la sharia (ley islámica) estas escuelas suelen estar rodeadas de pequeñas chozas de cañizo y barro, a veces tan míseras que sólo cabe un niño. Repiten su misma camiseta una y otra vez, no tienen donde lavarse y hacen sus necesidades en plena calle.
Las torturas y violaciones sufridas por varios centenares de jóvenes en una escuela religiosa en Nigeria dejó al descubierto la situación de estos centros educativos islámicos, que escapan muchas veces a los controles de las autoridades.El pasado jueves, en Kaduna, al norte de Nigeria, la policía descubrió más de 300 nenes y jóvenes de diferentes nacionalidades encerrados y encadenados.
Los responsables del lugar, una especie de reformatorio, los obligaban a vivir en “condiciones inhumanas y degradantes con el pretexto de enseñarles el Corán y reencauzar sus vidas”, explicó a la AFP el vocero de la policía del Estado de Kaduna, Yakubu Sabo.
Los jóvenes fueron encontrados encadenados a barras de hierro, atados de pies y manos, con los cuerpos llenos de cicatrices. Algunos de ellos aseguraron que habían sido violados.
“Si intentabas huir y te descubrían, te colgaban, te encadenaban”, explicó Abdalá Hamza, una de las víctimas.
Las escuelas islámicas privadas, llamadas Almajiri, abundan en el norte de Nigeria, una región fundamentalmente musulmana, pobre y abandonada en gran parte por el Estado.
Las autoridades estiman que hay unos nueve millones de alumnos en este tipo de centros. “Kaduna representa lo peor del sistema”, declaró Mohammed Sabo Keana, responsable de una oenegé con sede en Abuya, que defiende los derechos de la infancia.
“Se trata de un ejemplo claro de lo que viven muchos niños, como por ejemplo verse obligados a mendigar en las calles, ser víctimas de todo tipo de violencia, dormir en las peores condiciones que uno pueda imaginar y vivir sin las más mínimas condiciones de higiene”, citó.
“Centro de esclavitud”
En un comunicado, el presidente Muhammadu Buhari, él mismo un musulmán de esta región del norte de Nigeria, calificó la escuela coránica de “casa de tortura y centro de esclavitud”.
“Para poner fin a estas prácticas generadoras de violencia contra los menores nuestras autoridades religiosas y culturales deben trabajar junto a los gobiernos regionales y locales para denunciar estas situaciones y hacer que cesen estas violencias que son conocidas pero han sido descuidadas por nuestra sociedad desde hace años”, agregó.
Sin embargo, la presidencia no anunció ninguna medida concreta para prohibir este tipo de escuelas que están fuera de su control.
Por su parte, los defensores de estos centros afirmaron que ofrecen a las familias con pocos recursos unos servicios que el Estado es incapaz de suministrar.
Por ejemplo, millones de nenes no tienen acceso a la educación en este país de más de 186 millones de habitantes donde la escuela primaria es teóricamente gratuita.
Yusuf Hassan, dirige la Fundación Almajiri en Kano, en el norte del país, e insiste en que la mayoría de las escuelas no son como la de Kaduna. El responsable explica que hay “centros de reeducación” que reciben a jóvenes delincuentes y toxicómanos cuyas familias se sienten incapaces de cuidar. “Y algunos centros terminan encadenándolos para que no escapen”, explicó.
Según Hassan, una primera medida positiva sería separar las escuelas de los reformatorios.
Fuente de la noticia: https://bles.com/ultimas-noticias/noticias-escuela-horror-escalofriantes-detalles-centro-educativo-nigeria-donde-violaron-torturaron-300-ninos-et.html
La policía de la localidad de Kaduna, al norte de Nigeria, rescató a más de 300 jóvenes, entre ellos menores, de nacionalidades diferentes, que habían sido torturados y violados en un centro de acogida islámico, informaron portavoces policiales a la AFP.
En un allanamiento efectuado el jueves por la noche en una casa del barrio de Rigasa, la policía de Kaduna halló a más de 300 alumnos y estudiantes de «nacionalidades diferente» encerrados y encadenados en lo que los medios empezaron a llamar «la casa del terror».
Vivían «en condiciones inhumanas y degradantes», explicaron estas fuentes.
«Hemos encontrado a un centenar de ellos, algunos niños de nueve años, encadenados en un habitáculo (…) Las víctimas han sido maltratadas, algunas de ellas declararon que fueron violadas por sus profesores«, agregó el portavoz de la policía del Estado de Kaduna, Yaukubu Sabo.
El propietario del establecimiento y seis asistentes suyos fueron detenidos, precisó.
El lugar era una especie de reformatorio religioso en el que se recibía a jóvenes delincuentes o drogadictos y, con vías a su reinserción social, se les enseñaba el Corán y algunas normas de convivencia, indicaron fuentes del gobierno.
«Encontramos a un centenar de estudiantes, incluyendo niños de apenas nueve años, encadenados en una pequeña habitación, para castigarlos», declaró Sabo.
La policía también encontró un «cuarto de tortura», donde a los alumnos se les suspendía encadenados y se les golpeaba cuando hacían algo que se consideraba incorrecto.
«Las víctimas tienen nacionalidades diferentes, algunos fueron traídos desde Burkina Faso», agregaron los policías.
Víctimas de tortura
En unas fotos difundidas en la prensa nigeriana, se ve a un niño con la espalda llena de heridas abiertas, visiblemente causadas por latigazos, a otro con los pies encadenados a unos barrotes de hierro y a un grupo de jóvenes hacinados en un patio insalubre.
En otras imágenes, se ve a los niños rescatados subiendo en autobuses para ser llevados a un estadio municipal. Desde allí, fueron trasladados con sus efectos personales a un campamento cercano al aeropuerto por donde suelen transitar los peregrinos en dirección a La Meca, indicaron fuentes locales a la AFP.
La policía debe comprobar su identidad y encontrar a sus familiares.
El norte de Nigeria, mayoritariamente musulmán, acoge un gran número de «casas de corrección» más o menos formales que ofrecen enseñanzas religiosas estrictas, a falta de estructuras públicas que se encarguen de los jóvenes.
Los padres de algunas víctimas oriundas de Kaduna, convocados por la policía, se declararon «sorprendidos y horrorizados» al ver el estado en que se encontraban sus hijos, pues, según el portavoz, no sabían por lo que estaban pasando.
Tenían autorización para llevarles comida de vez en cuando y para visitarlos una vez cada tres meses, pero no tenían permiso para entrar dentro de la casa, explicó Sabo, que precisó que los encuentros entre los padres y los hijos tenían lugar en el exterior y eran breves.
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