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Más de 100 niños soldado recuperan la libertad en Sudán del Sur

África/Sudán del sur/14 Enero 2019/Fuente: El país

Entre los liberados hay 48 niñas. El reclutamiento de menores en el mundo se ha duplicado desde 2012

El grupo rebelde Movimiento de Liberación Nacional de Sudán del Sur ha dejado este martes en libertad a 119 niños soldado, en el marco de un acuerdo de colaboración con Unicef. Entre ellos hay 48 niñas. Desde que estalló el conflicto a finales de 2013, 3.100 menores de edad han sido liberados tras ser reclutados

El niño más joven del grupo liberado este martes —Día Internacional contra el uso de niños soldado— en Yambio, en la zona suroeste del país africano, tiene apenas 10 años. Desde febrero de 2018, han sido liberados más de 1.000 menores, sin embargo, otros 19.000 siguen en las filas de distintas organizaciones, estima Unicef.

Dentro del proceso facilitado por la ONU, cada niño queda registrado y recibe un documento que acredita que ya no forma parte del grupo armado. En un primer momento, tiene a su alcance trabajadores sociales, personal médico y educadores, y bienes de primera necesidad como ropa y calzado. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia les brinda tres años de apoyo para reintegrarse en la vida civil y prevenir que vuelvan a caer en las garras de alguna de las múltiples facciones que operan en Sudán del Sur, según un comunicado de la organización internacional.

El número de niños usados en conflictos armados en todo el mundo se ha multiplicado por dos desde 2012, con al menos 30.000 casos de reclutamiento verificados en este periodo, denuncia Child Soldiers International. La ONG alerta también de una creciente explotación de las niñas y de un aumento de los casos de abuso sexual.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/02/12/planeta_futuro/1549988172_474392.html

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Un plato de comida significa dos días de ingresos en Sudán del Sur: La pobreza en el mundo, un efecto de la injusticia.

Por: Sergio Ferrari. 

Con los alimentos malgastados se podría alimentar a 800 millones de personas
Una de cada diez personas en el planeta tierra sufre en 2018 el impacto de la pobreza extrema, según las cifras oficiales de los organismos internacionales. Y si bien en los últimos 25 años, mil millones de seres humanos escaparon de esa categoría, la realidad cotidiana en muchas regiones aporta señales preocupantes de retrocesos significativos.

Acabar con la pobreza no es una cuestión de caridad sino de justicia, enfatizaron las Naciones Unidas esta tercera semana de octubre en ocasión del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, que se conmemoró el 17. Reflexión aun más actual al celebrarse este año el 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y cuando se reactualiza el debate sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el primero de los cuales intenta terminar con este flagelo.

Según las estadísticas de la ONU, 700 millones de seres humanos viven por debajo de la línea de pobreza, lo que significa que cuentan con menos de 1,90 dólares estadounidenses por día. Sin embargo, acotan las mismas, serían 1300 de millones las personas que padecen de “pobreza multidimensional”, concepto que contabiliza el acceso a los servicios básicos esenciales para llevar una vida digna. Factor aún mas preocupante: la mitad de las *víctimas* son menores de 18 años.

El drama del costo de un plato de comida

Un mismo plato de comida, casera, simple pero nutritiva, elaborada con ingredientes semejantes, que asegura un tercio de las calorías diarias necesarias de una persona, cuesta en Nueva York 1,20 dólares estadounidenses, es decir el 0.6% del ingreso diario promedio. Sin embargo, en Sudán del Sur, representaría más de dos días de ingresos. Es decir, como si un habitante de Nueva York tuviese que pagar unos 350 dólares por ese menú.En Nigeria, para ese mismo tipo de alimento, se debe destinar el ingreso de más de un día. En tanto en Colombia, Guatemala o Bolivia, un menú de esa naturaleza representaría entre el 2 y el 2,7 % del ingreso promedio diario. Así lo señala “Contando los frijoles: el costo real de un plato de comida en todo el mundo, 2018” que acaba de publicar el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PAM). Los principales afectados, según el estudio, son los países en conflicto o que sufren diversos factores de inestabilidad.

Causas y factores de la pobreza

Para Antonio Guterres, secretario general de la ONU en su mensaje oficial del 17 de octubre, los conflictos armados, los desastres naturales y las desigualdades crecientes aparecen como obstáculos para el combate contra este lastre. Y llamó a “una globalización justa que produzca oportunidades para todos y que garantice que el desarrollo tecnológico impulsará esfuerzos por erradicar la pobreza”.

Conceptos que comparten, parcialmente, organizaciones no gubernamentales (ONG) internacionales, que profundizan aún más, sin embargo, la reflexión sobre causas y factores de la pobreza.

“La pobreza es una epidemia que afecta a millones de personas en nuestro planeta”, enfatiza Oxfam Intermón que desde años prioriza su acción en esta temática. Para la ONG, son 1.400 millones de personas las que sufren pobreza extrema y casi 900 millones padecen hambre, y no tienen acceso al agua potable y a otros servicios básicos como la salud y la educación.

En la pedagogía de dicha ONG, el contenido, sin embargo, es más contundente. En su sitio web, Oxfam subraya que antes de explicar cuáles son las causas de la pobreza en el mundo , es importante clarificar entre factor y causa . “Las causas son situaciones que llevan al desarrollo de la pobreza , mientras un factor puede mantener estas condiciones de pobreza durante largo tiempo dado que no permiten una solución”, explica.

“ Diferentes instituciones han estudiado las causas de la pobreza. Sin embargo, hay que tener en cuenta que cada territorio y situación es diferente, con lo cual hablar de la casuística general es más que complejo”, subraya. Y se lanza a analizar los factores que favorecen el mantenimiento de este flagelo.

Entre ellos, el modelo comercial multinacional, con el desarrollo de grandes corporaciones que usan recursos y manos de obra barata en países en riesgo de pobreza, empobreciéndoles aún más. La corrupción, que sustrae recursos esenciales que deberían estar destinados para las áreas sociales. Sin subestimar el impacto del cambio climático y las enfermedades y epidemias. Otros factores: el despilfarro de los alimentos, que implica que con las mal gastadas 1.300 millones de toneladas de productos se podría alimentar a 800 millones de personas que padecen hambre; la discriminación de género; los conflictos armados y el crecimiento exponencial del número de habitantes en el planeta. Sin embargo, según la misma ONG, uno de los factores más preocupantes, sigue siendo, el desinterés de los países desarrollados por acabar con la pobreza.

Fuente: http://rebelion.org/noticia.php?id=247991

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World Vision alerta sobre la «inquietante realidad» de los niños en África Oriental

Redacción: Europa Press

Los niños de África Oriental se enfrentan a una «inquietante realidad» debido a los desastres de todo tipo a los que se ven expuestos y que han convertido a la región en la que más desplazados acoge en todo el continente, según ha alertado este jueves World Vision.

De acuerdo con el informe ‘Girls on the move’ del pasado mes de julio, «unos cinco millones de niños se han visto obligados a huir de sus países de origen en África Oriental debido a los efectos devastadores de la sequía, la amenaza de hambruna, los conflictos y la inestabilidad política».

En Uganda, por ejemplo, «los niños, la mayoría de ellos de Sudán del Sur, huyeron allí después de haber estado expuestos a diferentes tipos y niveles de violencia, explotación y otras formas de abuso». En la vecina República Democrática del Congo, otras 80.000 personas han tenido que huir a Uganda por los disturbios.

La violencia intercomunal en el sur de Etiopía ha provocado nuevos desplazamientos de más de un millón de personas. «Se prevén brotes de enfermedades y desnutrición para miles de niños etíopes desplazados, por no mencionar las consecuencias económicas», ha señalado la ONG.

El director regional de World Vision, Stephen Omollo, ha explicado que en África Oriental «los niños en movimiento experimentan la violencia de maneras más extremas, más complejas y potencialmente más dañinas que aquellos que viven en sus comunidades de origen». «Necesitan con urgencia protección adicional», ha indicado.

La organización humanitaria ha recordado además que muchos niños desplazados han perdido a sus padres y se han visto obligados a asumir responsabilidades de crianza, en lugar de estar en el colegio, lo que limita sus expectativas de futuro.

A medida que las familias huyen, las inseguridad alimentaria aumenta porque quienes huyen de sus hogares a causa de un conflicto armado «han dejado sus tierras y ya no pueden cultivar». En Sudán del Sur, por ejemplo, «la inseguridad alimentaria amenaza con empeorar, (…) ya que la llegada de ayuda económica sigue sin cumplirse».

«Esta inquietante realidad debería obligarnos a todos a tomar medidas y hacer un trabajo mejor para proteger a los niños en movimiento y garantizar que podemos asegurar su futuro», ha considerado Omollo.

«Los efectos de las crisis prolongadas a los que se tienen que enfrentar los niños de la región deben ser mitigados y se deben hacer todos los esfuerzos posibles para garantizar que estén protegidos», ha reclamado.

Fuente: http://www.europapress.es/internacional/noticia-world-vision-alerta-inquietante-realidad-ninos-africa-oriental-20180830172202.html

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Tres de cada cuatro niños de Sudán del Sur no conocen otra cosa que la guerra

Redacción: Noticias ONU

Desde 2013, 2,6 millones de bebés han nacido en medio en la guerra y 300.000 niños están al borde de la muerte por desnutrición, reveló el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
«A medida que Sudán del Sur cumple siete años, una guerra aparentemente interminable continúa devastando las vidas de millones de niños», dijo Henrietta H. Fore, directora ejecutiva de UNICEF que visitó Juba, Ganiyel y Bentiu a principios de este año.

El conflicto y el subdesarrollo han plagado el área durante décadas, dejando a sus niños sin educación, desnutridos y vulnerables a las enfermedades, el abuso y la explotación.

«Las partes del conflicto pueden y deben hacer más para recuperar la paz», dijo Fore, «los niños de Sudán del Sur merecen algo mejor».

A pesar de que 800 niños han sido liberados de los grupos armados desde el comienzo del año, se estima que otros 19.000 continúan sirviendo como combatientes, trabajadores y mensajeros y sufriendo abuso sexual.

Preocupantes cifras

La proporción de personas que no saben de dónde vendrá su próxima comida pasó del 35% en 2014 a casi el 60% en la actualidad, con algunas zonas del país a un paso de la hambruna, especialmente durante la temporada de escasez.

Las tasas de malnutrición están en niveles críticos, ya que más de un millón de niños están desnutridos, y de ellos 300.000 están al borde de la muerte.

Dado que una de cada tres escuelas fue destruida, ocupada o cerrada desde 2013, el conflicto también ha dejado a unos dos millones de niños sin educación. Actualmente Sudán del Sur ltiene la mayor cantidad de niños no escolarizados en el mundo.

Además, los esfuerzos para ayudar a quienes más lo necesitan se ven obstaculizados.

Desde que estalló la guerra, más de 100 trabajadores humanitarios han muerto, incluido un conductor de UNICEF la semana pasada.

Hacia la paz

La firma de un alto el fuego permanente entre las dos principales partes enfrentadas en Jartum el mes pasado fue un paso positivo, ofreciendo un destello de esperanza en lo que ha sido un proceso de paz incierto.

«Ahora contamos con el liderazgo y los comandantes para respetarlo y al mismo tiempo garantizar que los trabajadores humanitarios tengan acceso sin restricciones a quienes lo necesitan», dijo Fore.

La jefa de UNICEF recordó que Sudán del Sur fue el primer país que visitó desde que asumió su cargo.

«Vi por mí mismo lo perjudicados que han sido los niños con la guerra. Simplemente no pueden soportar más”, concluyó.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2018/07/1437402

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Más de 2 millones de niños sursudaneses no reciben educación por la guerra

Redacción: La Vanguardia

Más de dos millones de niños se han visto obligados a abandonar la escuela durante los dos últimos años en Sudán del Sur debido al conflicto bélico que atraviesa el país, según denunció hoy la UNESCO.

«A raíz del conflicto (…) al menos 2,2 millones de niños en todo Sudán del Sur no están escolarizados, una cifra que se espera que aumente si no se hace nada» para revertir esta tendencia, dijo el representante de la UNESCO en Yuba, Saldar Umar Alam, en una rueda de prensa.

Umar Alam advirtió de que «el número de niños no escolarizados en el país ha aumentado en los últimos años y se espera que llegue a más de 2,4 millones en los próximos dos años, si la situación actual no cambia».

La guerra en el país africano estalló a finales de 2013, dos años después de que alcanzara la independencia de Sudán, y la violencia solo se interrumpió cerca de un año, entre mediados de 2015 y 2016, en virtud de un acuerdo de paz que ha colapsado.

Actualmente, el Gobierno del presidente de Salva Kiir y la oposición armada están llevando a cabo negociaciones de paz en la capital de Sudán, Jartum, en un intento de revivir el acuerdo de paz y detener la violencia de forma definitiva.

El conflicto ha causado miles de muertos y ha llevado el país al borde de la hambruna, con seis millones de personas sin acceso a alimentos suficientes y cuatro millones de desplazados.

Fuente:

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Tener agua cerca significa ir al colegio

Por: El país

La instalación de 212 grifos y un tanque en la zona del Alto Nilo de Sudán del Sur evita que las niñas pasen cuatro horas de camino al río

Ellas son lo primero. Nyanbol, de 14 años, y Acha, de 13, han sido liberadas. Ya no les atormentará más la tarea de la que se han encargado generaciones de mujeres en Sudán del Sur. ¿De qué estamos hablando? Del trabajo diario de andar hasta el río, unas cuatro horas a través de un terreno hostil, que obligaba a las niñas a dejar el colegio y perder el resto de su infancia. El miedo que las mujeres sentían por lo que pudiera haber escondido en los arbustos a lo largo del camino, el terror a ser violadas, o incluso el pánico a los hipopótamos o cocodrilos que podían atacarlas mientras cogían agua sucia con sus cubos, ha acabado. Por primera vez en sus vidas, más de 23.000 personas que huyeron del conflicto en el estado del Alto Nilo de Sudán del Sur están recibiendo agua potable de grifos de la comunidad cerca de las puertas de su casa. Un hecho que nunca habían imaginado.

Nyadhiang Athiei Deng no sabría decir qué edad tiene con exactitud, pero su cabello gris, su espalda encorvada y el recuerdo de los acontecimientos del pasado lejano sugieren que está cerca de sus 80 años. Señala unas marcas en la parte superior de su cabeza, «del agua» y explica que durante toda su vida, ha traído agua del río en dos contenedores de 40 kilos y los ha transportado balanceándolos sobre su cabeza. Sus hijas sentadas a su lado, de entre 30 y 40 años, tienen sentimientos similares. En esta comunidad, ir a buscar agua es una responsabilidad totalmente femenina. Sin embargo, la próxima generación no tendrá que pasar por esto. «Ahora, sabemos que nuestras hijas podrán ir a la escuela y continuar estudiando en el futuro porque no tienen que irse lejos para obtener agua», dice Abeuk, una madre de 30 años con cinco hijos y una de las nueras de Nyadhiang. «No he recibido educación debido a esas responsabilidades que tenía en el pasado. No puedo comparar las vidas de mis hijas con la mía, ellas estarán mucho mejor», dice con la esperanza reflejada en sus ojos.

Nyadhiang Athiei, a sus 80 años, tiene marcas en la parte superior de su cabeza de acarrear el agua

Hace tres años, la vida se vino abajo para Nyadhiang, sus hijas y nietos. El hogar que conocían, aquel en el que habían vivido durante generaciones, fue atacado y las casas incendiadas; su pueblo, Baliet, quedó atrapado en el conflicto dentro de Sudán del Sur. «Todos corrieron», dice Nyadhiang. «Me quedé sola», dice. Nyadhiang cojeaba, preocupada. No podía moverse rápido. Dudaba de que pudiera llegar a los campos de los que había oído hablar (una zona segura para las personas desplazadas por el conflicto), que estaba a una semana de distancia. «Conocí a personas que me ayudaron y vine con ellos», añade. «Después de que todos nos dispersáramos, nos encontramos aquí de nuevo». Pero no todos estaban allí. El hijo de Nyadhiang fue asesinado en el conflicto. Otra nuera murió en la fuga. Esos campos seguros son ahora una aldea improvisada, hogares para 13.700 personas que escaparon inicialmente del conflicto.

Obtener agua potable era uno de los principales desafíos: «Cuando llegamos, bebíamos agua directamente del río. Los niños y ancianos tuvieron diarrea, la gente a menudo enfermaba», dice Malech Thon, de 43 años, hija de Nyadhiang. «Sin embargo, si no hubiéramos cogido agua de allí, la gente habría muerto de sed», agrega Abeuk. Para las agencias humanitarias que respondieron al aumento de la llegada de refugiados, proporcionar agua potable a las personas se convirtió en una prioridad. Se estableció un servicio de agua de emergencia gracias a los donantes, se desplegaron enormes piscinas de goma inflables, se bombearon 20.000 litros de agua de río y el agua se trató con sulfato de aluminio y cloro. Los especialistas de World Vision controlaban rutinariamente el agua para asegurarse de que fuera segura para el consumo humano.

«Ese primer día que dimos agua a la gente, 3.000 personas se reunieron e hicieron cola. Estaban visiblemente felices de tener agua potable cerca de sus hogares», dice Jimmy Warren, gerente de Agua, Saneamiento e Higiene de World Vision en Melut. En los meses siguientes, World Vision amplió a cuatro el número de sistemas de tratamiento de aguas superficiales, instaló una planta de tratamiento en la ciudad cercana para que la comunidad anfitriona evitara futuros conflictos por el agua, construyó un tanque elevado de 72.000 litros e instaló 212 grifos en todo el asentamiento de refugiados y la comunidad cercana. Hoy en día World Vision continúa brindando agua a 28.153 personas todos los días. Para las mujeres y niñas, los grifos han cambiado sus vidas. Dene, de 11 años, dice que en el pasado solía sentir miedo cuando acompañaba a su madre al río: «Ahora está bien, ya no tenemos miedo”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/03/21/africa_no_es_un_pais/1521631482_312251.html

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Education in South Sudan

South Sudan/March 19, 2018/International Policy Digest

Resumen: La mayoría de las discusiones sobre el desarrollo en Sudán del Sur giran exclusivamente en torno a la seguridad, la inversión extranjera y la ayuda. Los esfuerzos a gran escala, como la infraestructura, el cuidado de la salud y el comercio, deberán dirigirse a nivel nacional con el respaldo de inversiones de socios internacionales. Sin embargo, hay muchos desafíos de capacidad institucional y humana que se abordan mejor a nivel local. Focalizar la inversión en esfuerzos locales de pequeña escala puede hacer crecer economías que sean más sostenibles y que estén en mejores condiciones para adaptarse a futuros grandes planes de desarrollo.

Most discussions about development in South Sudan revolve exclusively around security, foreign investment and aid. Large-scale endeavors such as infrastructure, health-care, and trade will have to be directed at the national level supported by investments from international partners. However, there are many institutional and human capacity challenges that are better addressed at the local level. Targeting investment into small-scale local efforts can grow economies that are more sustainable and better able to adapt to future large development plans.

The African Development Bank, in “Infrastructure Action Plan in South Sudan: A Program for Sustained Strong Economic Growth,” identifies four broad areas where developing countries need to focus attention to grow into a successful middle-income country: well-functioning public and private institutions; well developed basic infrastructure; a stable macroeconomic framework; and a healthy and literate labor force.

On a macro-level, terms like well-functioning, developed, healthy, and stable are not used to describe any aspect of the Republic of South Sudan’s economy or government. However, at the local, micro-level, there are glimpses of civil society taking responsibility for local needs.

The most debilitating problem facing the new republic is its lack of internal security. The ongoing civil war atrocities undermine the economy & make a stable nation impossible.

Only after peace is secured can large-scale infrastructure programs commence. With the exception of China, other countries do not feel secure in investing their resources in South Sudan. Until the country can germinate its own industries, it will need to foster relationships with outside investors to build its economy and train its labor force. Diversification will be the foundation on which this economy will stabilize, not one dependent on oil. South Sudan will need to refocus its public expenditures on developing a strong education system to assure that the workforce can sustain domestic civil engineering projects, agriculture, healthcare, and technology sectors.

Even if the national government could redistribute its expenditures immediately, developing a new country from scratch is an immense endeavor. Development cannot be only top-down, but also must emerge from regional and local populations. Institutional and human capacity building will be most sustainable if it originates at the local level.

Across South Sudan, local communities are mobilizing themselves to provide universal education, suspend child marriage, enact gun control and develop businesses. In one of South Sudan’s largest cities, Rumbek, local residents, churches, and NGOs are working with the Rumbek and Lakes government to find creative ways to address contentious cultural issues and provide for the basic needs of the people.

(Abukloi Enterprises)

Motivated by UN Peace Conferences, schools are creating “Peace Clubs” and using classroom time to discuss conflict resolution techniques. Students participate in local and regional debates about political and cultural issues. They use their education to challenge long-standing cultural practices and empower their families to engage in new practices for everyday living.

Rumbek’s Abukloi Secondary School has developed innovative ways to build local capacity to solve problems. Abukloi is tackling food insecurity by using its school grounds as an agricultural training center. Students implement their science curriculum knowledge in the school gardens. Produce from the garden is sold at market and used to sustain the school project, thus exposing the students to the entire business cycle.

They then encourage one another to share and implement these ideas at home. With the help of funding from an American NGO, the school sponsors a women’s community garden that not only teaches sustainable agriculture practices, but also teaches the young women how to market their produce and manage their business and personal funds.

Business training goes beyond agriculture. Abukloi has developed a sewing program and internet café. Both projects employ community business people to train students, teaching them tangible skills they can expand upon to create businesses for themselves. Furthermore, their curriculum has students work in teams to develop business plans.

The most promising plans are loaned start-up funds by the NGO so not only will students have a job upon graduation, but they will also be able to employ others in their community.

The beneficial returns on this educational model are exponential. First, young women are encouraged to stay in school and participate in every aspect of the school’s programs. Educating women changes the cultural norm, encourages the older generation to take time to learn new skills and passes the value of education on to the next generation.

They are also addressing food insecurity without the direct aid of government or multinational organizations. This empowers the local population to demand the resources they need from the regional or national government deepening political participation and expanding political consciousness.

By teaching basic business skills, students also expand their creativity and problem-solving skills. By creating businesses, the community is literally creating its own economy: generating demand for goods and services that others will be inspired to provide.

The focus of economic and social development should not rest solely in the hands of NGOs. Investing in local communities throughout South Sudan can empower the people to understand and solve basic needs. It can create a new vision for how to confront difficult issues, provide a fair and stable government, and be the foundation for a lasting peace among all South Sudanese.

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