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En EEUU: Interrumpen audiencia para protestar por la justicia educativa

América del Norte/EEUU/mundohispanico.com

En un llamado a la equidad educativa, un grupo de estudiantes indocumentados de Freedom University junto a universitarios de Georgia State University y un grupo de profesores interrumpieron una audiencia pública de la Junta de Regentes este martes para llevar un mensaje especial en el Día de San Valentín.

El mensaje de la protesta fue: “el amor se expresa a través de la justicia”.

Protesta junta 2
Foto: Freedom University

Los estudiantes indocumentados y sus aliados se unieron de manos en la parte trasera del salón donde se celebró la audiencia, mientras que otros estudiantes le entregaban tarjetas de San Valentín a cada uno de los miembros de la junta.

Las reglas de la Junta de Regentes del Sistema Universitario de Georgia prohíben a los estudiantes indocumentados admisión a varias de las instituciones educativas públicas más prestigiosas del estado.

Además les consideran estudiantes internacionales en lugar de permitirles matricularse como residentes de Georgia, lo que les cuesta hasta el triple que a sus compañeros.

Protesta junta 3
Foto: Freedom University

Durante la manifestación la profesora Laura Emiko Soltis dijo a los miembros de la junta: “Los libros de historia van a dejar en evidencia quién estuvo del lado de la intolerancia, la exclusión y el odio. Lo sabemos porque nosotros, los profesores universitarios somos los que escribimos los libros de historia”, manifestó.

Fuente: http://mundohispanico.com/noticias/atlanta-georgia/interrumpen-audiencia-para-protestar-por-la-justicia-educativa

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Los lazos de Trump con el pasado y la resurrección de la izquierda

Por: James Petras

De Omnibus Dubitandum

Hay que dudar de todo

Introducción

El presidente Trump está completamente integrado en la estructura más profunda del imperialismo estadounidense. A pesar de sus ocasionales referencias a la no intervención en guerras en el extranjero, Trump sigue los pasos de sus predecesores.

A pesar del alboroto montado por neoconservadores y liberales acerca de sus vínculos con Rusia, sus “herejías” sobre la OTAN y su apertura hacia la paz en Oriente Próximo, en la práctica, Trump ha desechado su imperialismo humanitario de mercado y ha acometido las mismas políticas belicosas de su rival del partido demócrata Hillary Clinton.

Al carecer de la hábil “demagogia” del antiguo presidente Obama y no adornar sus acciones con exhortaciones baratas a las políticas de “identidad”, los pronunciamientos groseros y abrasivos de Trump han hecho que los jóvenes se lancen a las calles en manifestaciones masivas. Estos actos de protesta cuentan con el poco discreto apoyo de los principales adversarios de Trump: los banqueros de Wall Street, los especuladores y los magnates de los medios de comunicación. En otras palabras, el presidente Trump es un manipulador de los símbolos, no un “revolucionario” y ni siquiera un “agente del cambio”.

Vamos a proceder a analizar su trayectoria histórica, la que ha permitido el advenimiento del régimen Trump. Identificaremos los programas y compromisos en curso que determinan el presente y la dirección futura de su administración.

Concluiremos determinando el modo en que la reacción del presente puede servir para crear futuras transformaciones. Nos enfrentaremos al actual delirio “catastrófico” y apocalíptico y propondremos razones para una visión optimista del futuro. En resumen: este artículo señalará por qué las características negativas del presente pueden tener consecuencias positivas.

Secuencia histórica

Las pasadas dos décadas, los presidentes de Estados Unidos han derrochado los recursos financieros y militares del país al embarcarse en múltiples guerras interminables en las que no han conseguido ganar, así como en deudas comerciales y desequilibrios fiscales por valor de un billón de dólares. Los dirigentes estadounidenses han enloquecido provocando grandes crisis financieras, permitiendo que los principales bancos cayeran en bancarrota, destruyendo la vida de pequeños deudores hipotecarios, devastando el tejido industrial y creando un desempleo masivo al que ha seguido la creación de puestos de trabajo inestables y mal pagados que han llevado al desplome de las condiciones de vida de las clases trabajadora y media baja.

Las guerras imperiales, los rescates de un billón de dólares a los supermillonarios y la deslocalización sin cortapisas de las corporaciones multinacionales han profundizado enormemente las desigualdades de clase y dado paso a acuerdos comerciales que favorecen a China, Alemania y México. Dentro del país, los mayores beneficiarios de las crisis han sido los banqueros, los multimillonarios del sector de la alta tecnología, los importadores de bienes y los exportadores de la agroindustria.

Para hacer frente a la crisis del sistema, el régimen ha respondido dando mayores poderes al presidente de EE.UU. mediante decretos presidenciales. Para ocultar la debacle de décadas, los denunciantes de conciencia han sido encarcelados y se ha impuesto a cada sector de la ciudadanía la vigilancia típica de un Estado policial. Los centros financieros, como Goldman Sachs, han seguido dictando las normas y controlando el Departamento del Tesoro y las agencias reguladoras del comercio y de la banca. Mientras los presidentes de uno y otro partido entraban y salían del Despacho Oval, las “instituciones permanentes” del Estado se han mantenido sin cambios.

El “primer presidente negro”, Barack Obama, prometió la paz y emprendió siete guerras. Su sucesor, Donald Trump, salió elegido bajo la promesa de la “no intervención” y, sin solución de continuidad, tomó el testigo de Obama y prosiguió con los bombardeos: la pequeña Yemen sufrió los ataques de ejército estadounidense, los aliados de Rusia en la región del Dombás de Ucrania sufrieron violentos ataques por parte de los aliados de Washington en Kiev y la representante más “realista” de Trump, Nikki Haley, tuvo una actuación belicosa en la ONU, al estilo de la señora “intervención humanitaria” Samantha Power [i] rebuznado invectivas contra Rusia.

¿Dónde está el cambio? Trump ha continuado con la política de Obama aumentando las sanciones a Rusia, a la vez que amenazaba con aniquilar Corea del Norte con un ataque nuclear siguiendo los pasos de la escalada militar de Obama en la península de Corea. Obama emprendió una guerra por delegación contra Siria y Trump aumentó los ataques aéreos sobre Al Raqa. Obama rodeó China de bases militares, navíos y aviones de guerra y Trump entró marcando el paso de la oca con retórica belicista. Obama expulsó a una cifra récord de trabajadores mexicanos, dos millones en ocho años; Trump ha continuado la senda prometiendo aumentar las deportaciones.

En resumen, el presidente Trump ha seguido sumisamente la trayectoria de su predecesor, bombardeando los mismos países a la vez que plagiaba sus discursos maníacos ante la ONU.

Obama aumentó el tributo anual (etiquetado como “ayuda”) a Tel Aviv hasta la escalofriante cifra de 3.800 millones de dólares mientras se emitía débiles quejas sobre la invasión israelí de tierras palestinas; Trump ha propuesto trasladar la embajada de EE.UU. a Jerusalén mientras gimoteaba sus propias críticas descafeinadas sobre los asentamientos judíos ilegales en tierras robadas a Palestina.

Resulta absolutamente asombrosa la similitud entre las políticas y estrategias de Obama en política exterior y las de Trump, entre sus medios de implementarlas y sus aliados. La diferencia se limita al estilo y la retórica.

Ambos presidentes “agentes del cambio” quebraron inmediatamente sus falsas promesas preelectorales y han actuado sin salirse del marco de las instituciones permanentes del Estado.

Cualquier diferencia que muestren es fruto de los distintos contextos históricos. Obama se hizo cargo del colapso del sistema financiero e intentó regular la banca para estabilizar su funcionamiento. Trump asumió el cargo tras la “estabilización” de un billón de dólares de Obama y pretende eliminar las regulaciones –¡siguiendo los pasos del presidente Clinton!–. ¡Tanto jaleo a causa de la “desregulación histórica” de Trump!

El “invierno de descontento” que ha tomado forma en protestas masivas contra la decisión de Trump de prohibir la entrada a inmigrantes y visitantes de siete países predominantemente musulmanes es consecuencia directa de las “siete guerras sangrientas” de Obama. Inmigrantes y refugiados son el producto de las invasiones y ataques a dichos países que han provocado el asesinato, las lesiones, el desplazamiento forzoso y la miseria en millones de personas, sobre todo, aunque no solo, musulmanes. Las guerras de Obama han generado decenas de miles de “rebeldes”, insurgentes y terroristas. Los refugiados, que huyen para salvar su vida, han sido prácticamente excluidos de Estados Unidos bajo la presidencia de Obama y la mayor parte de ellos han buscado refugio seguro en los escuálidos campos y el caos de la Unión Europea.

Por terrible e ilegal que pueda parecer el cierre de fronteras a los musulmanes y por prometedoras que parezcan las manifestaciones masivas de protesta, todo ello no es sino el resultado de las políticas de asesinato y caos implementadas durante casi una década por el presidente Obama.

Dentro de la misma trayectoria política, Obama derramó la sangre y le toca a Trump “arreglar el caos”, dicho en su estilo vulgar y racista. ¡A Obama se le consideró un pacificador merecedor del Premio Nobel de la Paz y al gruñón de Trump se le critica estrepitosamente por tener que usar la mopa para limpiar la sangre!

Trump ha escogido hollar el sendero de la deshonra y se enfrenta a la ira del purgatorio. Mientras tanto, Obama se ha retirado a jugar al golf y practicar windsurf y esboza su sonrisa despreocupada a los escritorzuelos que le adoran en los medios de comunicación de masas.

Mientras Trump pisotea el sendero marcado por Obama, cientos de miles de manifestantes llenan las calles para protestar contra el “fascista” y decenas de grandes medios de comunicación, docenas de plutócratas e “intelectuales” de todo género, raza y credo, se retuercen de indignación moral. Uno se queda perplejo ante el silencio ensordecedor de esos mismos activistas y esas mismas fuerzas cuando las guerras y violentos ataques de Obama provocaron la muerte y el desplazamiento de millones de civiles, en su mayor parte musulmanes y en su mayor parte mujeres, mientras sus hogares, bodas, funerales, mercados, escuelas y hospitales eran bombardeados.

¡Cuánto atolondramiento! En lugar de eso, deberíamos tratar de entender las posibilidades que surgen del hecho de que las masas rompan finalmente su silencio cuando el belicismo elocuente e hipócrita de Obama se transforma en la descarada marcha triunfal de Trump hacia el apocalipsis.

Perspectivas optimistas

Son muchos los que desesperan pero más los que han despertado. Vamos a identificar las perspectivas optimistas y las esperanzas realistas partiendo de la realidad actual y de las tendencias del presente. Ser realista significa analizar los acontecimientos contradictorios y polarizadores y, por tanto, no aceptar que haya resultados “inevitables”. Significa que los resultados son un “terreno en disputa” en el que los factores subjetivos desempeñan un papel determinante. La interrelación de las fuerzas en conflicto puede producir una espiral ascendente o una espiral descendente: hacia más igualdad, soberanía y liberación o hacia una mayor concentración del poder, la riqueza y los privilegios.

La concentración de poder y riqueza más retrógrada se halla en la oligárquica Unión Europea dominada por Alemania, una institución que se encuentra asediada por las fuerzas populares. Los votantes de Reino Unido decidieron abandonarla (Brexit) y como consecuencia, Reino Unido se enfrenta a una ruptura con Escocia y Gales y a una separación aun mayor con Irlanda. El Brexit llevará a una nueva polarización cuando los banqueros con sede en Londres se trasladen a la UE y los líderes del libre mercado tengan que enfrentarse a trabajadores, proteccionistas y la masa creciente de pobres. El Brexit da fuerzas a los partidos nacional-populistas e izquierdistas en Francia, Polonia, Hungría y Serbia y frustra la hegemonía neoliberal en Italia, España, Grecia, Portugal y otros lugares. El miedo de los oligarcas de la UE es que los levantamientos populares intensifiquen la polarización social y saquen a la palestra a los movimientos progresistas de clase o a los partidos y movimientos nacionalistas autoritarios.

El ascenso al poder de Trump y sus decretos ejecutivos han provocado la polarización del electorado y un aumento de la politización y de la acción directa. El despertar de Estados Unidos profundiza las fisuras internas entre los demócratas con “d” minúscula –mujeres progresistas, sindicalistas, estudiantes y otros– y los oportunistas del Partido Demócrata con “D” mayúscula, especuladores, belicistas de toda la vida, gacetilleros burgueses del Partido “D” (los “fabricantes de engaños”) y un pequeño ejército de ONG financiadas por las grandes empresas.

La continuación por parte de Trump de los programas favorecedores al ejército y a Wall Street de Obama-Clinton provocará una burbuja financiera, un aumento aun mayor del gasto militar y más guerras caras. Estas separarán al régimen de sus partidarios dentro de los sindicatos y la clase trabajadora, una vez comprobado que el gabinete de Trump está compuesto exclusivamente por multimillonarios, ideólogos y sionistas y militaristas furibundos (contradiciendo su promesa de nombrar a duros empresarios negociadores y realistas). Esto podría generar una gran oportunidad para el auge de los movimientos que se oponen a la fea cara del régimen reaccionario de Trump.

La animadversión de Trump hacia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) y su defensa del proteccionismo y de la explotación financiera y de los recursos socavarán los regímenes narco-liberales corruptos y asesinos que han gobernado México durante los últimos treinta años, desde los días del presidente Salinas. La política antiinmigración de Trump obligará a los mexicanos a elegir entre reaccionar “luchando o huyendo” ante el caos social creado por las bandas de narcotraficantes y la policía gansterizada. Forzará a México a desarrollar su industria y mercado internos. El consumo de masas interno y la propiedad se unirán a los movimientos populares. El cártel de las drogas y sus patrocinadores políticos perderán el mercado estadounidense y se enfrentarán a la oposición interna.

El proteccionismo de Trump limitará el flujo ilegal de capital de México, que ascendió a una suma de 48.300 millones de dólares en 2016, equivalente al 55% de la deuda externa del país. La transición de México para salir de la dependencia y el neocolonialismo polarizará intensamente al Estado y la sociedad; el resultado vendrá determinado por el balance en la lucha de clases.

Las amenazas económicas y militares de Trump hacia Irán reforzarán a las fuerzas nacionalistas, populistas y colectivistas frente a los políticos “reformistas” neoliberales y pro-occidentales. La alianza antiimperialista de Irán con Yemen, Siria y el Líbano se solidificará frente al cuarteto formado por Arabia Saudí, Israel, Gran Bretaña y Estados Unidos, liderado por este último.

El apoyo de Trump a la ocupación masiva de tierras palestinas y su prohibición “solo judíos” a musulmanes y cristianos “sacudirá” a los millonarios colaboracionistas de la Autoridad Palestina y provocará nuevas revueltas e intifadas.

La derrota del Estado Islámico reforzara las fuerzas gubernamentales independientes en Irak, Siria y el Líbano y debilitará la influencia imperialista estadounidense, abriendo la puerta a luchas populares democráticas seculares.

La campaña a gran escala y prolongada del presidente chino Xi Jinping contra la corrupción ha supuesto la detención y el despido de más de 250.000 funcionarios y empresarios, incluyendo multimillonarios y altos cuadros del Partido. Los arrestos, la persecución y encarcelamiento han reducido el abuso de los privilegios pero, lo que es más importante, ha mejorado las perspectivas de que los movimientos populares se enfrenten a las enormes desigualdades sociales. Lo que comenzó “desde arriba” puede provocar movimientos “desde abajo”. La resurrección de un movimiento hacia los valores socialistas puede tener un gran impacto en los estados vasallos de EE.UU. en Asia.

El respaldo de Rusia a los valores democráticos en el este de Ucrania y la reincorporación de Crimea mediante referéndum puede limitar los regímenes marioneta de Estados Unidos en el flanco meridional ruso y reducir la intervención estadounidense. Rusia puede desarrollar lazos de paz con estados europeos independientes con la ruptura de la UE y la victoria electoral de Trump frente a la amenaza nuclear del régimen Obama-Clinton.

El movimiento a escala mundial contra la globalización imperialista aísla al poder derechista apoyado por EE.UU. en Sudamérica. La búsqueda de tratados comerciales neoliberales de Brasil, Argentina y Chile está en horas bajas. Sus economías, especialmente en Argentina y Brasil, han visto triplicadas sus cifras de desempleo y cuatriplicadas la de su deuda externa, su crecimiento está estancado o en recesión y ahora se enfrentan a huelgas generales masivas. La “adulación” neoliberal está provocando lucha de clases. Todo ello puede dar un vuelco al orden post-Obama en Latinoamérica.

Conclusión

El orden ultra neoliberal del pasado cuarto de siglo se está desintegrando por todo el mundo y en sus principales países. Hay un incremento significativo de movimientos desde arriba y desde abajo, de las izquierdas democráticas a las fuerzas nacionalistas, de populistas independientes a la “vieja guardia” de la derecha reaccionaria: ha surgido un nuevo universo político polarizado y fragmentado. El principio del fin del actual orden imperialista-globalista está creando oportunidades para un nuevo orden dinámico democrático y colectivista. Los oligarcas y las élites de la “seguridad” no accederán a las demandas populares ni renunciarán a sus privilegios fácilmente. Afilarán los cuchillos, emitirán decretos ejecutivos y orquestarán golpes de Estado para intentar mantener el poder. Los movimientos democráticos populares emergentes necesitan superar la fragmentación identitaria y nombrar líderes unificados e igualitarios que puedan actuar decisiva e independientemente de los líderes políticos existentes, que realizan gestos progresistas espectaculares pero falsos mientras pretenden una vuelta a la pestilencia y la miseria del pasado reciente.

Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=223019

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EEUU: Combatting stereotypes: How to talk to your children

América del Norte/EEUU/Febrero 2107/Noticias/

https://theconversation.com

How can modern parents raise the next generation to be free from corrosive gender and racial stereotypes? By the time children start elementary school, gender and race shape their lives in many ways that parents might want to prevent. As early as first grade, girls are less likely than boys to think members of their own gender are “really, really smart.” And by just age three, white children in the United States implicitly endorse stereotypes that African-American faces are angrier than white faces.

These stereotypes go deeper than children’s beliefs – they can also shape a child’s behavior. By age six, girls are less likely than boys to choose activities that seem to require them to be really smart, which could contribute to the development of long-term gender differences in science and math achievement.

Why do stereotypes develop in such young children? As a professor of early cognitive and social development, I have seen my research reveal how surprisingly subtle features of language contribute to a child’s tendency to view the world through the lens of social stereotypes.

The problem of generalization

Many parents try to prevent the development of stereotypes in children by avoiding saying things like, “boys are good at math,” or “girls cannot be leaders.” Instead, parents might take care to say things that are positive, like “girls can be anything they want.”

But our research has found that, to the developing mind, even these positive statements can have negative consequences.

For young children, how we speak is often more important than what we say. Generalizations, even if they say only things that are positive or neutral, such as “Girls can be anything they want,” “Hispanics live in the Bronx” or “Muslims eat different foods,” communicate that we can tell what someone is like just by knowing her gender, ethnicity or religion.

In our research, published in Child Development, we found that hearing generalizations led children as young as two years old to assume that groups mark stable and important differences between individual people.

In this study, children were introduced to a new, made-up way of categorizing people: “Zarpies.” If they only heard statements about specific individuals, (e.g., “These Zarpies whisper when they talk”), children continued to treat the people as individuals, even though they were all marked by the same label and wore similar clothes. But if they heard the same information as a generalization (e.g., “Zarpies whisper when they talk”), they started to think that “Zarpies” are very different from everyone else. Hearing generalizations led children to think that being a member of the group determined what the members would be like.

In another recent study, we found that hearing these types of generalizations – even if none of them was negative – led five-year-old children to share fewer resources (in this case, colorful stickers) with members outside their own social group.

These findings show that hearing generalizations, even positive or neutral ones, contributes to the tendency to view the world through the lens of social stereotypes. It is the form of the sentence, not exactly what it says, that matters to young children.

Studies show that repeatedly hearing generalizing language can negatively impact children’s behavior toward different social groups. Department of Education, CC BY

From groups to individuals

Our research means that generalizations are problematic even if children do not understand them.

If a young child overhears, “Muslims are terrorists,” the child might not know what it means to be a Muslim or a terrorist. But the child can still learn something problematic – that Muslims, whoever they are, are a distinct kind of person. That it is possible to make assumptions about what someone is like just by knowing if they are Muslim or not.

Language that uses specifics – instead of making general claims – avoids these problems. Sentences like, “Her family is Hispanic and lives in the Bronx,” “This Muslim family eats different foods,” “Those girls are great at math,” “You can be anything you want,” all avoid making general claims about groups.

Using specific language can also teach children to challenge their own and others’ generalizations. My three-year-old recently announced that “Boys play guitar,” despite knowing many female guitar players. This troubled me, not because it matters very much what he thinks about guitar playing, but because this way of talking means that he is starting to think that gender determines what a person can do.

But there is a very easy and natural way to respond to statements like these, which our research suggests reduces stereotyping. Simply say, “Oh? Who are you thinking of? Who did you see play the guitar?” Children usually have someone in mind. “Yes, that man at the restaurant played the guitar tonight. And yes, so does Grandpa.” This response guides children to think in terms of individuals, instead of groups.

This approach works for more sensitive generalizations too – things a child might say, like “Big boys are mean,” or “Muslims wear funny clothes.” Parents can ask children who they are thinking of and discuss whatever specific incident they have in mind. Sometimes children speak this way because they are testing out whether drawing a generalization is sensible. By bringing them back to the specific incident, we communicate to them that it is not.

Teachers and parents both influence the way children think about groups and individuals. Department of Education, CC BY

Every interaction counts

How much can this small change in language really matter? Parents, teachers and other caring adults cannot control everything that children hear, and exposure to explicitly racist, sexist or xenophobic ideas can also influence a child’s view of societal norms and values.

But children develop their sense of the world through minute-by-minute conversations with important adults in their lives. These adults have powerful platforms with their children. As parents and caregivers, we can use our language carefully to help children learn to view themselves and others as individuals, free to choose their own paths. With our language, we can help children develop habits of mind that challenge, rather than endorse, stereotyped views of the people around us.

Fuente:

https://theconversation.com/combatting-stereotypes-how-to-talk-to-your-children-71929

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/XXYRYrEQW9by1pn5RAWoDI52MQSAed5N0pOniG-cmxxwRSbAGTimaC0Bo6wBhSdC4Eds7Q=s85

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Estados Unidos: Fuertes protestas en las escuelas contra la secretaria de educación Betsy DeVos

Estados Unidos/16 febrero 2017/Fuente: Hoy Los Angeles

El viernes pasado, en su tercer día como secretaria de educación del presidente Trump, Betsy DeVos visitó Jefferson Academy, una escuela secundaria ubicada en el suroeste de Washington D.C.

Al llegar, la funcionaria estaba rodeada de manifestantes pertenecientes a varios grupos de padres, de maestros locales del sindicato y de la organización Movement 4 Black Lives. Un video del momento muestra cómo los manifestantes bloquearon a DeVos y su equipo de seguridad, mientras gritaban: “Tú no representas nada de lo que nosotros somos”, y “Vergüenza, vergüenza, vergüenza”.

Durante el proceso de confirmación de DeVos, muchos cuestionaron su apoyo a las escuelas públicas. En el pasado, la funcionaria las calificó de “callejón sin salida”, además de pasar años promoviendo los vales escolares y las escuelas charter.

Un manifestante fue arrestado el viernes por atacar a un policía, señaló Margarita Mikhaylova, vocera del Departamento Metropolitano de Policía. “Las denuncias de que la secretaria de educación de los Estados Unidos fue agredida en el hecho aun están bajo investigación”, expresó mediante un correo electrónico.

El viernes, los manifestantes sostuvieron letreros donde pedían proteger las escuelas públicas. Algunos también llevaban inscripciones del movimiento Black Lives Matter.

Cuando los manifestantes impidieron su entrada a la escuela, DeVos y su equipo de seguridad se subieron a un vehículo negro, mientras una persona intentó bloquearlos.

Jefferson es una escuela con mayoría de estudiantes negros, y es bien conocida por obtener altas calificaciones en los exámenes y producir videos musicales para celebrar esos logros. Eventualmente, DeVos logró entrar a la escuela, reportó el Washington Post, acompañada por el rector de las escuelas de D.C., Antwan Wilson, quien recientemente dejó el puesto más alto dentro del distrito escolar de Oakland.

El recorrido dentro de la escuela no fue abierto a los medios de comunicación, pero DeVos se dirigió a los periodistas brevemente al retirarse de allí. La funcionaria afirmó que había disfrutado de una gran visita, con «maestros increíbles» y «estudiantes impresionantes». Sin embargo, ignoró a un reportero local que le preguntó qué pensaba de los manifestantes. El periodista volvió a increparla y preguntó: “¿Qué piensa de la escuela?”. Allí, DeVos volvió y le respondió: “La escuela es impresionante”.

Posteriormente, la secretaria de educación publicó una declaración en referencia a las protestas: “Respeto las protestas pacíficas, y no voy a ser disuadida en la ejecución de la misión vital del Departamento de Educación”, aseguró. “Ninguna puerta de las escuelas en los EE.UU. serán bloqueadas por aquellos que buscan ayudar a los niños de nuestro país”.

Fuente:http://www.hoylosangeles.com/latimesespanol/hoyla-lat-arrestaron-a-un-manifestante-durante-una-protesta-en-d-c-contra-betsy-devos-20170213-story.html

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Estados Unidos: Escuelas de EEUU enseñan a identificar noticias falsas

Nueva York / 15 de febrero de 2017 / Fuente: http://www.tn8.tv

Las elecciones presidenciales de Estados Unidos dejaron una lección inesperada en las aulas: el alcance y repercusión de las noticias falsas.

Profesores desde enseñanza básica a universitaria han intensificado las lecciones sobre los medios de comunicación para dar a sus alumnos la capacidad de reconocer los reportes ficticios y entender su potencial para debilitar la cultura cívica.

Igual que Facebook trabaja con The Associated Press, FactCheck.org y otras organizaciones para frenar la difusión de noticias falsas y engañosas a través de su influyente red, los maestros dicen que la formación en las aulas puede jugar un papel importante a la hora de desmontar titulares como el de «Papa apoya a Trump» que enturbiaron las aguas durante la campaña presidencial estadounidense de 2016.

«Creo que solo la educación puede resolver este problema», señaló Pat Winters Lauro, profesor en la Kean University de Nueva Jersey, quien comenzó a impartir una clase sobre este tipo de noticias este semestre.

Como otros, Lauro se ha encontrado con que las discusiones sobre noticias falsas pueden conducir al territorio de las sensibilidades políticas. Algunos críticos creen que las historias falaces sobre la candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, ayudaron a Donald Trump a revertir su gran desventaja en las encuestas de opinión, y el propio Trump acusó a varios medios de fabricarlas y de reportes y encuestas que no le favorecían en las primeras semanas de su presidencia.

«No ha sido un tema difícil de enseñar en términos de material porque hay muchas», señaló Lauro. «Pero es difícil en términos de política porque tenemos un país muy dividido y los estudiantes están divididos también por sus creencias. Tengo miedo a que a veces piensen que estoy tomando partido político cuando en realidad hablo de estándares periodísticos sobre hechos y verificación, y lo ven como ‘Oh, usted es antiesto o aquello»’.

Juzgar qué se podía creer era más fácil cuando las fuentes estaban más claras — revistas, diarios u otros — explicó el estudiante de Kean Mike Roche, que asiste a la clase de Lauro. Ahora «todo llega a través del mismo medio en tu celular o tu computadora, por lo que es muy fácil difuminar las líneas y no tener una distinción clara de lo que es real y lo que es falso», agregó.

Tom Boll terminó recientemente un curso sobre noticias reales y falsas en la Newhouse School de la Syracuse University. Sostiene que ahora, con los medios sociales permitiendo publicar y compartir a todos sus usuarios, quedan lejos los días en que los editores de televisión y periódicos servían de guardianes primarios de la información.

Bill Ferriter, un maestro de Raleigh, en Carolina del Norte, enseña a sus estudiantes a emplear el sentido común en primer lugar para preguntarse si una historia podría ser cierta y a ser escépticos ante los artículos que parecen dirigidos a animarlos.

Fuente noticia: http://www.tn8.tv/mundo/412012-escuelas-de-eeuu-ensenan-a-identificar-noticias-falsas/

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La Secretaria de Educación de Estados Unidos apuesta a la privatización

Estados Unidos/13 febrero 2017/Fuente: Mundiario

En Estados Unidos la educación y las escuelas públicas están bajo el control de los gobiernos regionales y locales no del gobierno federal o nacional.

Luego de la elección de Betsy DeVos para dirigir el Departamento de Educación. La educación pública en Estados Unidos está en riesgo. DeVos fue postulada para el cargo por el presidente Donald Trump y en una reñida lucha de votos en el Senado la flamante Republicana se quedó con la responsabilidad de ser la que tome las riendas de ese departamento.

La educación pública es considerada como uno de los grandes logros de cualquier sociedad desarrollada y promueve la igualdad entre los ciudadanos, pero con este nombramiento en EE UU la cuestión educativa pública estaría en un limbo. El hecho ha provocado el rechazo de no solo del Partido Demócrata, sino también de gran parte del sector académico estadounidense, por ser poco calificada y por sus ideas contrarias a la educación pública y en favor de su privatización, reseñó Telesur.

La agenda educativa propuesta por el Gobierno de Donald Trump pone en peligro la educación y formación de millones de ciudadanos estadounidenses

Sectores políticos de Estados Unidos han señalado que Betsy DeVos es una defensora de «desvincular al gobierno en la educación de los niños”. Tan solo en el estado Michigan, la nueva funcionaria de la administración de Trump logró que el 80 por ciento de los establecimientos educativos funcionen con el sistema “chárter”, es decir, administradas por compañías privadas.

El sistema que defiende DeVos se basa en el esquema de cupones o llamados “voucher”, a través de los cuales el Gobierno les paga a las familias de forma individual para que inscriban a sus hijos en escuelas privadas. Según DeVos, la enseñanza escolar tendría “mayor control local y más atención a padres, estudiantes y maestros”.

La tercerización de la educación

Las escuelas «chárter» reciben fondos públicos, pero son establecidas por maestros, padres o grupos comunitarios fuera del sistema público educativo estatal y en algunos casos tienen dueños privados. La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) ha dicho que el trabajo de la nueva secretaria de Educación estuvo orientado en promocionar las escuelas privadas y dañó a las tradicionales, sin tener en cuenta que la calidad de las públicas supera de lejos a las que ella promueve.

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La Unión Estadounidense de Libertades Civiles. / Twitter

En Estados Unidos, la educación y las escuelas públicas están bajo el control de los gobiernos locales y no del gobierno federal o nacional, por lo que el rol del presidente, el Congreso, así como el Departamento de Educación en dictar política educativa ese encuentra muy limitado.

Sin embargo, el Gobierno de Washington dirige miles de millones de dólares cada año a los gobiernos locales, con lo que se podría fomentar cambios en la política educativa. La agenda educativa propuesta por el Gobierno de Donald Trump pone en peligro la educación y formación de millones de ciudadanos estadounidenses, ya que disminuiría la asignación de recursos a la escuelas públicas e incrementaría la desigualdad social en el país.

Fuente:http://www.mundiario.com/articulo/politica/secretaria-educacion-estados-unidos-apuesta-privatizacion/20170211060534079016.html

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Sombras en el ágora: ciencia y opinión pública en democracia

Por:  José María Agüera Lorente

Es sabido que la democracia ateniense no era contemplada con mirada amable por el bueno de Platón. No ayudaba a ello el origen aristocrático del filósofo ni la época políticamente turbulenta que le tocó vivir marcada por el drama biográfico que supuso la condena y muerte de su amigo y maestro Sócrates, «el más justo de los hombres de su tiempo», a decir del propio Platón tal como dejó escrito en su famosa Carta VII. Si nos apuntáramos al punto de vista del Miguel de Unamuno de Del sentimiento trágico de la vida, según el cual las verdaderas razones de las ideas filosóficas se encuentran en las raíces vitales de quienes las alumbraron, teniendo más que ver, por tanto, con sus experiencias personales, entonces no habría más que hablar; el gran filósofo que tuviera por verdadero nombre Aristocles levantó su portentoso sistema filosófico como respuesta ideológica a la amenaza que para sus intereses de clase suponía la inmadura primera democracia de la historia. Ahora bien, por mucho que de verdad pueda tener esa versión de la génesis del platonismo no se puede negar lo certero de la crítica del filósofo ateniense al sistema democrático en cierto respecto que trataré de exponer en lo que sigue.

No se trata aquí de repetir cosas ya conocidas, pero en aras a la claridad expositiva no se debe pasar por alto que el nacimiento de la democracia y las tesis del relativismo y el escepticismo radical, que son aportaciones conceptuales de los sofistas –los adversarios filosóficos de Platón no por casualidad–, acontecen en el mismo tramo cronológico del siglo V a. C. Ambas tesis conllevan la destrucción de la posibilidad de la verdad objetiva. Por eso el fundamento de la crítica platónica a la democracia es de naturaleza esencialmente epistemológica, ya que, supuesto el intelectualismo ético socrático que liga virtud y conocimiento, y negada la posibilidad de éste, se elimina el fundamento de la buena política que no es otro que la virtud del gobernante. De aquí que el esfuerzo del autor de República se centre en gran medida en la restauración del conocimiento como valor supremo del buen gobierno. Es lo que implica su afirmación, también contenida en su Carta VII, según la cual «no cesará en sus males el género humano hasta que los que son recta y verdaderamente filósofos ocupen los cargos públicos, o bien los que ejercen el poder en los Estados lleguen, por especial favor divino, a ser filósofos en el auténtico sentido de la palabra».

Esta preocupación de Platón por la salvaguarda del conocimiento como principal recurso de la acción de gobierno sigue teniendo sentido en el contexto de las actuales democracias modernas. Primero se desenvuelve en el frente de la opinión pública, en el que a menudo se plantea la confrontación de ideas de un modo que no se promueve el encuentro racional de la pluralidad de posturas en el ágora democrática. Lo advertía Fernando Savater a finales del siglo pasado en un artículo titulado Lo indiscutible, en el que daba cuenta de la postura de los que sostienen que es imposible dar con un conocimiento más cierto que otros, por lo que hay que asumir que sólo se puede aspirar a opiniones, todas relativas y personales, expresión del partido político o del grupo mediático de quien la sostiene. Lo llamativo es que se detecta en este escepticismo universal un cierto «gozo democrático», observa el filósofo español. Lo experimentan quienes dan todas las opiniones por igualmente respetables o válidas, pues consideran que lo característico de la democracia es que cada ciudadano tenga su opinión, entendiendo ésta como la forma de expresar cómo es cada cual, no cómo cree cada cual que es la realidad. De modo que quien se atreva a defender que hay puntos de vista insostenibles según el conocimiento objetivo se arriesga a ser tildado de dogmático impenitente incapaz de respetar la pluralidad de pareceres, que es uno de los rasgos definitorios de la democracia. Precisamente lo que a Platón sacaba de quicio y por lo que tanta inquina le tenía al dichoso sistema político parido por su Atenas del alma.

En efecto, esta es una sombra que se proyecta en el ágora democrática consecuencia de las limitaciones gnoseológicas propias de la naturaleza humana: la tentación de la renuncia a la verdad y la suplantación de ésta por la opinión pública. Cuando esto ocurre el debate político, que mantiene vivo el pálpito del corazón cívico, se enturbia con la retórica espesa de la ideología, que enmascara la carencia de valor epistémico que acaba afectando al lenguaje (me fascina, por cierto, a este respecto el último grito en retórica política venido del entorno del flamante presidente de los EEUU; me refiero a los «alternative facts»). Dejándonos deslizar por esta pendiente de obnubilación podemos llegar a creer que «la democracia es una suerte de encarnación institucional de la opinión pública», tal como advierte Rafael Argullol en su artículo de 2007 titulado, precisamente, Contra la opinión pública. En él viene a plantearse si puede llegarse al extremo de votar la verdad científica. No es ésta, desde luego, un grato elemento para los «encallecidos opinadores» en expresión de Savater. Téngase en cuenta que la objetividad que la define choca necesariamente con la subjetividad de los prejuicios ideológicos a los que suele sentirse tan apegado el común de los mortales.

Por otro lado, el pensamiento científico –que no lo es si no es escéptico, racional y crítico– no parece ser la actitud natural en el común de los individuos en su proceder diario. De ello da pruebas hasta decir basta el profesor de ciencia cognitiva Massimo Piatelli-Palmarini en su libro de hace dos décadas titulado Los túneles de la mente. En él apela al realismo que se debe imponer a partir de un conocimiento objetivo de nuestra «psicología espontánea», que no es una «pequeña razón» ni una «racionalidad espontánea». Trasladado esto al plano político implica que la libertad de pensamiento y de expresión, que idealmente son elementos intrínsecos a la democracia, no aseguran por sí mismos la práctica general de la racionalidad, de la que la ciencia seguramente sea su versión más sofisticada. Porque –como demuestra profusamente el profesor Piatelli-Palamarini–: «La racionalidad no es, pues, un dato psicológico inmediato, sino más bien un complejo ejercicio que tiene que ser conquistado primero y mantenido después con un cierto coste psicológico. (…) la racionalidad ideal es ideal».

La ciencia no es un producto psíquico sin más, sino un logro histórico y cultural al través del cual se manifiesta esa racionalidad (ideal). Tampoco la democracia es algo espontáneo, sino plasmación política de nuevo de la racionalidad en el ámbito de la convivencia entre los diversos (o sea, política), pergeñada de forma imperfecta a través de los avatares de la historia. No sé si en este principio de milenio en el que más a menudo de lo que me gustaría oigo apelar como altar de legitimación a sentimientos nacionales y religiosos (todos exacerbados en la preocupación general por la identidad), impulsores todos ellos de poderosas corrientes de opinión pública, no hemos perdido de vista, quizás, esa condición ideal (o normativa) de la democracia, que, como aspiración de racionalidad, comparte con la ciencia.

La realidad hoy por hoy es que en la acción de los gobiernos democráticos parece incidir más los intereses que amparan ideologías que desprecian la racional aspiración a la verdad que el conocimiento científico que para Bertrand Russell era el único capaz de proporcionar los medios eficaces de alcanzar la vida buena, idea con la que coincide en la actualidad Mario Bunge (léase su Filosofía política).

Es verdad que, como reconoce el profesor de investigación del CSIC Pere Puigdomenech en un artículo titulado Certezas y dudas, cada vez más se acude a los datos aportados por la investigación científica para tomar decisiones sociales y políticas. Ahora bien, ¿significa esto que la política democrática orienta sus pasos hacia el sendero de la racionalidad (ideal)? Para responder a esta pregunta debemos fijar nuestra atención en un elemento esencial del método científico: la duda. Está claro que se investiga para buscar certezas, pero no es infrecuente que en el camino tropecemos con dudas. Ahora bien, como advierte el profesor Puigdomenech: «Ante la opinión pública, esta situación puede aparecer como si hubiera alternativas igualmente válidas, lo que se amplifica sobre todo cuando, además, hay intereses en juego. (…) Al abrir este espacio de dudas se deja espacio para aparentes contradicciones, de las que pueden aprovecharse quienes tienen sus propias, y a menudo interesadas, certezas».

Y así –y valga como ejemplos tomados a vuelapluma– se puede aprovechar de ese espacio en sombras en el ágora democrática, donde campa a sus anchas la opinión pública, tanto la postura contraria a los transgénicos como los intereses de las grandes corporaciones que niegan el cambio climático. Dejarlo, pues, como un lugar en el que pugnan, con total desasimiento de la racionalidad, ideologías e intereses tiene un coste real muy superior al psíquico de vencer nuestras ilusiones cognitivas. ¿Nos podemos permitir, entonces, la ausencia de la ciencia del ámbito político?

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=222814&titular=sombras-en-el-%E1gora:-ciencia-y-opini%F3n-p%FAblica-en-democracia-

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