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Populismo y educación

Por: Ana Ayuste – Jaume Trilla

¿Cuál es la educación que quizás ha ayudado a que una opción populista como la de Trump tuviera el éxito que ha tenido? Nos referiremos a tres posibles factores educativos complementarios.

Bajo un título como el que encabeza este artículo podría hablarse de muchas cosas diferentes. Por ejemplo, sobre el tipo de educación que defienden -y aplican cuando llegan al poder- las corrientes políticas populistas. Pero otra cuestión que podría plantearse podría consistir en ver cuál es la educación que facilita que un partido o una candidatura populista acceda al poder. Ambas -y también algunas más que se podrían añadir a base de buscar posibles relaciones entre educación y populismo- son ciertamente complejas; entre otros motivos, debido a que tampoco todos los populismos ni son ni han sido el mismo: unos son de derechas y otros de izquierdas; los hay que fructifican en países ricos y otros en países pobres, etc., etc.

Pero está claro que no se nos hubiera ocurrido escribir ahora sobre populismo -ni El Diario de la Educación nos habría propuesto un artículo sobre este tema- si Donald Trump no hubiera ganado las elecciones a la presidencia de Estados Unidos. Por lo tanto, lo que haremos será centrarnos solo en el caso del nuevo presidente estadounidense. Y aún limitaremos más el contenido del artículo: nos referiremos solo a la segunda cuestión que planteábamos: [1] ¿Cuál es la educación que quizás ha ayudado a que una opción populista como la de Trump tuviera el éxito que ha tenido? Nos referiremos a tres posibles factores educativos complementarios.

El sistema educativo por la parte baja: “Amo a la gente con un nivel educativo bajo”

Una de las características que se atribuyen a los populismos es la de que sus líderes hacen planteamientos elementales que simplifican mucho la realidad. Y que lo hacen a base de un discurso más dirigido a movilizar las emociones y los sentimientos que los argumentos y el diálogo racional. Unos tipos de análisis y de discurso que tienen más posibilidades de arraigar entre los sectores de la población con menor nivel educativo. Seguramente por ello, con la frase que encabeza este párrafo, Donald Trump durante la campaña electoral declaraba su amor por la gente con pocos estudios. Esta frase, que se ha hecho famosa, la pronunció en un acto electoral en Nevada. Y, en este mismo sentido, en Wisconsin, en el curso de una charla con estudiantes universitarios, remachó el clavo diciendo: “Descubrirán cuando lleguen a tener mucho éxito que la gente que les caerá mejor será aquella que ha tenido menos éxito que ustedes. Porque cuando te sientas en una mesa con ellos, les puedes contar todo tipo de historias maravillosas y te escucharán. ¿Tiene sentido lo que les digo? ¿Ok? Siempre hay que estar rodeado de gente sin éxito porque te respetarán. ¿Lo entienden? “[2]

El sistema educativo por la parte alta

Con todo, el triunfo de Donald Trump no se explica solo con el voto de ese sector de la población: un cierto porcentaje de sus electores también tiene estudios superiores. En este caso, hay entonces que preguntarse ¿En qué han fallado estos estudios? Parecía que los diferentes niveles del sistema educativo -y con más razón las universidades que son las que se encargan del más alto nivel-, entre otras funciones tienen también la de educar para el ejercicio de una ciudadanía democrática y crítica; de una ciudadanía bien informada y capacitada para valorar las opciones políticas que se le presentan, tras someterlas a un examen racional. Una educación democrática que debería promover el desarrollo de la conciencia crítica para que las personas puedan comprender y evaluar concepciones competitivas del que hay que considerar como buena vida, buena sociedad y, por tanto, buen gobierno. Es decir, potenciar el carácter democrático o deliberativo, entendido -en palabras de Amy Gutmann [3]- como el hecho de tener mucho cuidado con los procesos de toma de decisiones, de debate de las razones a favor y en contra de cualquier propuesta o medida.

Quizás si las universidades norteamericanas hubieran cumplido satisfactoriamente esta función, Trump habría tenido algunos votos menos y no habría llegado a la Casablanca. Pero ya hace tiempo que algunos intelectuales críticos de aquel país, tanto del ámbito de la educación como de la filosofía y la cultura en general -como es el caso de Henry Giroux, Noam Chomsky y Marta Nussbaum para poner sólo tres ejemplos-, nos alertan sobre la deriva de la educación superior en los Estados Unidos. [4] Para estos autores, el predominio creciente de una visión neoliberal en la configuración de la enseñanza universitaria, que la concibe fundamentalmente como una formación especializada de carácter técnico y orientada solo a las necesidades del mercado laboral, pone en riesgo la calidad democrática y la formación integral de la persona. De esta crisis del pensamiento crítico en los lugares donde, de forma privilegiada, se debería cultivar y extender, seguramente sacó provecho el ya presidente de Estados Unidos.

Y también fuera del sistema educativo: el fenómeno de la post-verdad

Pero la falta de educación para una ciudadanía democrática, crítica, bien informada y deliberativa no puede hacerse responsable únicamente a la Universidad y al resto del sistema educativo formal. Trump también ganó porque una parte de lo que llamamos educación informal le ayudó y él supo beneficiarse. Nos referimos concretamente a la educación -buena o mala- que actualmente circula y llega a tantísima gente por medio de las redes sociales de Internet, en el marco de lo que se ha llamado la era de la post-verdad. Es decir, este fenómeno que consiste en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que las llamadas a las emociones y las creencias personales. No será casualidad que populismo y post-verdad hayan sido proclamadas palabras del año 2016. [5]

Ya se sabe que la falta de educación casi siempre juega a favor de los populismos; y, por tanto, de esta se ha aprovechado Trump. Pero, como decíamos, también debe haber ayudado el hecho de que el sistema educativo (Universidad incluida), con las armas que se le suponen más propias -la cultura, el cultivo de la razón, el contraste de los hechos, la deliberación crítica…- no haya sabido contrarrestar la eclosión de esta era de la post-verdad.

Decíamos al principio que la relación entre el populismo de Trump y la educación podía llenarse de contenido tratando, entre otras, dos cuestiones diferentes: ¿cuál es la educación que él propugna por su país? y ¿cuál es la educación de su país que ha contribuido a su éxito en la carrera presidencial? En este artículo hemos elegido hablar de esta segunda. Pero ahora vemos que las respuestas a estas dos cuestiones posiblemente -y desgraciadamente- no sean muy diferentes. Si el populismo de Trump ha salido reforzado por los sectores sociales con pocos estudios, parece que lo que hay que esperar es que la igualdad de oportunidades educativas y el aumento del nivel educativo de los sectores más desfavorecidos no serán precisamente prioridades de su mandato. Si el nuevo presidente quiere tanto como dice a los que se han quedado en la parte baja de la pirámide educativa lo que seguramente le pide el cuerpo no es reducir esta base sino ampliarla, no sea que se fuera quedando sin gente a la que poder amar. Ya no nos queda espacio para mostrarlo y argumentarlo, pero si analizáramos los escasos contenidos de política educativa que Trump ha presentado en la campaña veríamos que justamente en sus propuestas (reedición de las clásicas privatizadoras del neoliberalismo) no destacan precisamente las medidas igualitarias y la promoción de los sectores populares.

Y quisiéramos terminar con un mensaje alentador, a pesar del crecimiento progresivo del populismo durante estos últimos años también en Europa. Un populismo que hoy por hoy se asocia a la derecha xenófoba francesa, británica u holandesa, y que hace pensar que encontrará en el nuevo escenario político norteamericano un aliado para continuar expandiéndose. Tenemos en la mochila pedagógica un buen número de propuestas y realizaciones con las que se puede hacer frente a populismos como estos.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/01/25/populismo-y-educacion/

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EEUU:Stereotypes can hold boys back in school, too

América del norte/EEUU/Febrero 2017/Noticias/https://theconversation.com

By age six, girls are less likely than boys to view their own gender as brilliant and express interest in activities described as for “really, really smart” children, according to new research published in Science.

Many major media outlets reported these findings. Most of the coverage, however, overlooked another key finding from the same study: Boys were less likely to say their own gender gets top grades in school.

The beliefs of children matter because they could shape students’ interests and achievement over time, other research suggests. For instance, one 2013 experiment found that telling elementary school children “girls do better than boys” in school made boys – but not girls – perform worse on a series of academic tests. These expectations can work both ways: When researchers told children that boys and girls would perform the same, boys’ academic performance improved.

There are real and persistent gender achievement gaps in the U.S. For instance, boys tend to get worse grades than girls, but girls are few among top scorers on standardized math tests. While much research has studied how stereotypes about achievement can make girls underperform, the gaps where boys do worse have often been historically overlooked. But stereotypes can harm boys too – just in different ways.

Even young students hold beliefs about which gender is better at what. U.S. Army Garrison Red Cloud, CC BY-NC-ND

Who gets the grades, who’s super smart?

In the new Science study on children’s views about brilliance, developmental psychologists asked 144 children aged five to seven years a series of questions about school achievement. For instance, children had to guess which of two unfamiliar boys and two unfamiliar girls “gets the best grades in school.”

Children tended to favor their own gender, but boys did so to a lesser extent. Among seven-year-olds, 79 percent of girls selected girls as the better student, but 55 percent of boys selected boys.

These results sharply contrasted with those about brilliance. When asked to guess who was “really, really smart,” girls instead expressed less confidence in their gender. Among seven-year-olds, 55 percent of girls selected girls as being super smart, but 66 percent of boys selected boys.

In other words, these young children overall held positive beliefs about their gender. But boys were less certain about their gender getting good grades and girls were less certain about their gender being super smart.

Other research has found that, by fifth grade, both boys and girls say that girls work harder at school, want to learn more, listen better, follow instructions better, are more polite and – perhaps as a result – perform better in school.

Reality of gender achievement gaps

Children’s stereotypes reflect reality to an extent. For instance, girls have gotten better school grades in all subject areas for nearly a century, according to a recent synthesis of 308 studies that included over one million students. This female advantage started in elementary school and continued until college.

Girls get better grades, even in math and science – two subject areas often assumed to favor boys. Women also now earn more bachelor’s degrees, master’s degree and – since 2007 – doctoral degrees than men in the U.S.

Girls get better grades even in math and science. U.S. Department of Education, Institute of Education Sciences, National Center for Education Statistics, High School Transcript Study (HSTS), various years, 1990-2009

Despite their advantage in grades and degree attainment, girls are underrepresented among the highest scorers on standardized mathematics and science tests. For instance, boys typically outnumber girls by between two and four to one among the top 1 percent or higher of math scorers. However, girls tend to slightly outnumber boys among top scorers on standardized reading and writing tests.

Children’s views about who is “really, really smart” therefore partly match the reality of who gets top scores on mathematics (but not reading or writing) standardized tests.

Self-fulfilling stereotypes

But children’s stereotypes may do more than merely reflect reality: They may help create that reality through self-fulfilling prophecies. For instance, if girls doubt their gender can be brilliant, girls might then avoid “super smart” activities like advanced math summer camps and then not develop precocious mathematics talent. In other words, stereotypes and reality could mutually strengthen each other.

Consistent with these hypotheses, the new Science study also found that, by age six, girls expressed less interest than boys in games described as for “children who are really, really smart” (though more research is needed to see if stereotypes directly caused this gap in interests).

Stereotypes could negatively affect boys too. As experiments on elementary school children suggest, beliefs about boys’ academic inferiority or poor reading ability could make boys underperform on evaluative academic tests.

Teachers’ stereotypes also matter. For instance, teachers’ beliefs that girls are better readers predict declines from grade five to grade six in boys’ – but not girls’ – confidence in their reading skills. Researchers also find that teachers often view boys as “lazy, disruptive, unfocused, and lacking motivation.” This stereotype about troublesome boys could negatively bias teachers’ perceptions of boys’ learning, one experiment found.

These results suggest stereotypes contribute to gender achievement gaps, but they certainly aren’t the only factor at work. For instance, girls’ advantage in grades might also be tied to actual differences in classroom behavior or activity level.

fuente:

https://theconversation.com/stereotypes-can-hold-boys-back-in-school-too-72035

 

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Estados Unidos: Dos senadoras republicanas se rebelan contra nominada de Educación de Trump

Estados Unidos/02 febrero 2017/Fuente: El Nacional

Si los demócratas logran sumar a otro republicano en contra, la confirmación de DeVos podría estar en peligro.

Las senadoras republicanas Susan Collins y Lisa Murkowski rompieron hoy con la línea de su partido y anunciaron que se opondrán a la nominación de la multimillonaria Betsy DeVos como secretaria de Educación en el Gobierno del presidente de EE.UU., Donald Trump.

Esta es la primera vez en este proceso de confirmaciones para el gabinete presidencial en el Senado que algún republicano vota en el pleno contra uno de los nominados por el magnate inmobiliario.

Si las dos senadoras cumplen lo anunciado con su decisión y se alinean con los demócratas, que previsiblemente votarán en bloque contra la confirmación de DeVos, el voto quedará empatado, con lo que debería ser el vicepresidente Mike Pence quien rompiera ese empate en favor de la designada por Trump.

Si los demócratas logran sumar a otro republicano en contra, la confirmación de DeVos podría estar en peligro.

Ambas senadoras expresaron en el pleno del Senado que «simplemente no pueden votar» por ella dada su inexistente experiencia en política educativa, un aspecto sobre el que la multimillonaria ha sido donante, pero no ha ejercido ningún puesto ejecutivo.

DeVos es una donante republicana de larga data pero no cuenta con experiencia política, y los demócratas han recibido una avalancha de quejas de los ciudadanos sobre su confirmación debido a su querencia por la enseñanza privada.

Fuente:http://www.el-nacional.com/noticias/dos-senadoras-republicanas-rebelan-contra-nominada-educacion-trump_78791

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Uno de cada cuatro niños sufre acoso escolar crónico en EE. UU.

Estados Unidos/02 febrero 2017/Fuente: El Tiempo

Investigadores aseguraron que el matoneo puede conducir a mal rendimiento académico.

Cerca de uno de cada cuatro niños estadounidenses sufre de acoso crónico en la escuela, un problema que puede conducir a un mal rendimiento académico y una baja autoestima en el largo plazo, dijeron investigadores este lunes .

Los hallazgos publicados en el Journal of Educational Psychology se basan en un estudio de 383 niños que fueron seguidos desde el jardín de infantes hasta la escuela secundaria.

 «Resulta extremadamente inquietante cuántos niños se sienten acosados en la escuela», dijo el autor principal, Gary Ladd, profesor de psicología de la Universidad Estatal de Arizona, quien describió el trabajo como el primer estudio de largo alcance sobre «bullying».

«Para maestros y padres, es importante saber que la victimización tiende a disminuir a medida que los niños crecen, pero algunos niños nunca dejan de sufrir ‘bullying’ durante sus años escolares», señaló.

El estudio se inició en Illinois, pero como muchas familias se mudaron durante su década de duración, los sujetos de estudio vivían en 24 estados diferentes en el momento en que terminó la investigación.

Contrariamente a la creencia popular de que el ‘bullying’ o intimidación tiene mayor incidencia entre niños mayores, los investigadores encontraron que el acoso era «más severo y frecuente en la escuela primaria y tendía a disminuir para la mayoría de los estudiantes a medida que crecían», dijo el informe.

«Sin embargo, el 24% de los niños del estudio sufrieron intimidación crónica a lo largo de sus años escolares, lo cual se relacionó de manera consistente con un menor rendimiento académico y menos participación en la escuela», indica el estudio.

Los investigadores hicieron anualmente encuestas a los niños y les pidieron que describieran sus experiencias con el ‘bullying’ y contaran si habían sido golpeados, agredidos o abusados verbalmente por otros niños. Los autores del estudio también analizaron las evaluaciones de los maestros y los puntajes de las pruebas estandarizadas de lectura y matemáticas.

Los niños que fueron acosados o agredidos de manera crónica a lo largo de sus años escolares «tuvieron menor rendimiento académico, una mayor aversión por la escuela y menos confianza en sus habilidades académicas», dijo el estudio.

Hallazgos similares se observaron en niños que habían sufrido intimidación moderada que aumentó con el paso de los años, un 18 % del grupo. Menos problemas académicos fueron observados entre aquellos que sufrieron menos intimidación con el tiempo, alrededor del 26 % del grupo, lo que sugiere que los niños pueden recuperarse si la victimización cesa.

«Algunos niños son capaces de escapar de la victimización, y parece que su compromiso escolar y sus logros tienden a recuperarse«, dijo Ladd. Los niños fueron significativamente más propensos que las niñas a sufrir ‘bullying’ crónico. Un total de 32 % de los niños dijeron que habían experimentado poca o ninguna intimidación.

Fuente: http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/educacion/acoso-escolar-en-estados-unidos/16804835

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Constantino en la Roma Americana

Por: Atilio Borón

Entre el 7 y 8 de Julio próximos tendrá lugar en Hamburgo una nueva cumbre de jefes y jefas de estado y del G-20, entre los cuales se encuentra la Argentina. El cónclave será presidido por Angela Merkel, y muchos participantes seguramente recordarán que en numerosas cumbres previas Cristina Fernández de Kirchner advertía sobre el rumbo equivocado de la economía mundial, los estragos del neoliberalismo, las trampas del libre cambio y los malhadados tratados de libre comercio. Cuando decía esas cosas los plumíferos de la derecha, dentro y fuera de la Argentina –en realidad, una impresentable colección de relacionadores públicos de las grandes transnacionales disfrazados de “economistas serios” o de “periodistas independientes”- se burlaban de lo atrasado de sus concepciones económicas, la acusaban estúpidamente de “setentista” y no cejaban de reprocharle por el “anacronismo” de sus críticas al orden económico internacional, responsable de que la Argentina se encontrase “aislada del mundo.” Quisiera ver qué dirán en ese momento los secuaces de Washington y sus paniaguados en los medios cuando escuchen a Trump pronunciar un discurso muy semejante al de Cristina, porque los desastres que el Consenso de Washington hizo en todo el mundo no exceptuaron a Estados Unidos. ¿Qué van a decir? Trump, para nada santo de mi devoción (como cualquier otro presidente de los Estados Unidos) comprendió que para reconstruir a su país tenía que arrojar por la borda las ideas que habían presidido las políticas económicas de la Casa Blanca desde comienzos de los ochentas. En su iconoclástico discurso inaugural proclamó el regreso al proteccionismo de los padres fundadores de la sociedad norteamericana (Alexander Hamilton, primer Secretario del Tesoro fue un contumaz proteccionista), denunció a la clase política tradicional –apañada y financiada por los agentes empresariales del neoliberalismo- de enriquecerse mientras la gran mayoría del país se empobrecía y las empresas y los empleos emigraban a otras latitudes y el “Sueño Americano” se convertía en una intolerable pesadilla. Trump pretende dispararle el tiro de gracia al neoliberalismo porque su virus –para usar la expresión de Samir Amin- contagió a la potencia integradora del sistema imperialista y sus efectos son letales. Habrá que ver si lo que en una nota anterior llamábamos “estado profundo”, o el “gobierno invisible” de EEUU le permite concretar su propósito. En todo caso, el discurso de Washington giró ciento ochenta grados y lo que antes era virtud ahora es un vicio a combatir sin cuartel. Ante este giro casi todos los gobiernos de América Latina, comenzando por el de Argentina, se quedaron pedaleando en el aire.

Al hablar de EEUU José Martí solía usar la expresión “Roma Americana.” Siguiendo con esa sugerente analogía podría decirse que el viraje antineoliberal de Trump guarda semejanza con lo ocurrido cuando el emperador Constantino, acosado por rebeliones que conmovían la inmensidad del imperio romano y en las cuales los cristianos eran la punta de lanza, dio a conocer, en el año 313, el Edicto de Milán que convertía al cristianismo en la religión oficial del imperio y declaraba heréticas las demás religiones. No hay que exagerar demasiado esta analogía pero, como se dice en italiano, “se non é vero é ben trovato”. Va de suyo que este giro hacia el “populismo económico” no lo hace Trump por simpatías con el socialismo del siglo veintiuno o las luchas emancipatorias de los países de la periferia. Menos todavía, como piensan algunos, para ensayar un “peronismo a la americana” porque al magnate neoyorquino ni remotamente se le pasa por la cabeza nacionalizar el comercio exterior, los depósitos bancarios, la Reserva Federal (un ente privado) o los medios de transporte, como hiciera Perón en la Argentina de la posguerra. Lo hace porque cayó en la cuenta de que el neoliberalismo está silenciosamente destruyendo a Estados Unidos. Como sea, los que antes, en el G20 apostrofaban a Cristina, ahora escucharán un discurso casi idéntico de labios del nuevo Constantino. Seguramente antes de lo que ella hubiera pensado la ex presidenta experimentará el íntimo regocijo de la reivindicación de sus justas críticas al (des)orden económico internacional. ¡Y nada menos que de labios del nuevo emperador!

Fuente: http://www.atilioboron.com.ar/

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Estados Unidos: Se manifiestan alumnos y maestros en Harvard para apoyar a migrantes, refugiados y mexicanos

Estados Unidos/30 de Enero de 2017/Proceso.com

Ayer por la tarde, una hora después de que el presidente Donald Trump firmara la orden para impedir el ingreso a Estados Unidos de personas de siete países árabes y de refugiados sirios, los estudiantes de la Universidad de Harvard hicieron una protesta en apoyo a migrantes, refugiados y “mexicanos”.

Uno de los gritos, convertidos en consigna, que corearon los manifestantes decía así:

-Si los mexicanos están bajo ataque, ¿qué vamos a hacer?

-Levantarse y pelar (Stand up, fight back!, en inglés)

-Si los mexicanos están bajo ataque, ¿qué vamos a hacer?

-Stand up, fight back!

En la protesta, organizada bajo el lema #NoBanNoWall (“no prohibición, no muro”, en español), los estudiantes manifestaron su desacuerdo por las políticas migratorias del nuevo presidente, que –según dijeron- ya afectaron a algunos estudiantes que no pudieron ingresar al país para continuar sus estudios. También condenaron en varias ocasiones el trato que se está dando a los mexicanos.

La manifestación, improvisada en dos horas en redes sociales, atrajo a maestros, estudiantes, trabajadores y algunos ciudadanos que salían de la estación de Metro Harvard.

Las organizadoras de la concentración fueron estudiantes mujeres de países árabes, a cuya convocatoria acudieron compañeros estadounidenses y de diversas nacionalidades, muchos de ellos latinoamericanos.

Hazami Bardama, una de las encabezadoras de la manifestación, dijo que es momento de resistir por los valores humanos que están en juego con las nuevas órdenes de gobierno.

El profesor Tim McCarthy anunció que este es el inicio de un movimiento de resistencia y señaló que no los ciudadanos no pueden ser neutrales en momentos tan llenos de ansiedad e incertidumbre.

En representación de los estudiantes mexicanos habló Jesús Reyes, presidente del Mexican Caucus de la Kennedy School of Government, quien llamó a la gente a apoyar la resistencia que se dará día con día.

También resaltó la importancia de la unión de las causas a favor de los mexicanos, la diversidad sexual, los migrantes y refugiados, y la gente musulmana.

Durante su breve intervención, los estudiantes corearon: ”El pueblo unido jamás será vencido” y “sí se puede, sí se puede”.

“Estamos con México”, fue una de las frases repetidas por distintos estudiantes que tomaron la palabra.

Desde noviembre en Harvard los estudiantes han realizado distintas protestas, dos de ellas por estudiantes indocumentados –varios de ellos mexicanos—que pedían a la presidenta de la universidad que la declarara “Campus Santuario” para oponerse a las políticas migratorias de Trump y protegerlos.

Fuente: http://www.proceso.com.mx/472232/se-manifiestan-alumnos-maestros-en-harvard-apoyar-a-migrantes-refugiados-mexicanos
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Cultura institucional y cultura de la trampa

Por: Rolando Niella

Barack Obama tiene una pésima opinión de Trump, dijo que era el candidato menos apto para ejercer la presidencia de toda la historia de Estados Unidos. Donald Trump tiene una pésima opinión de Obama, con su estilo excesivo dijo directamente que es “el Diablo”. Eso y mucho más es lo que se dijeron durante la campaña electoral.

Esa mala opinión mutua, sin embargo, no impidió una transición ordenada y sin incidentes mayores. Tampoco impidió que el traspaso del mando en la toma de posesión, que marcó el final del mandato de uno y el inicio del gobierno del otro, fuera personalmente educado, institucionalmente correcto y protocolarmente intachable.

La diferencia es enorme con los traspasos de mando en nuestra región que casi siempre resultan conflictivos y más aún cuando suponen que una fuerza política desplaza a otra del gobierno. El más disparatado y excesivo de estos casos ha sido el que protagonizó en Argentina Cristina Fernández de Kirchner.

Supongo que todo el mundo recuerda la actitud de la mandataria saliente y el desagradable y maleducado gesto de ni siquiera asistir a la ceremonia de toma de posesión. Pero fue mucho peor que simple mala educación; fue una calamidad, porque un mandatario no puede mostrar una falta de respeto semejante a la investidura del nuevo presidente (que hasta ese día fue también la suya), al orden institucional y a los mecanismos preestablecidos de transmisión de mando.

Por supuesto, en otro orden de cosas, también se tomó la molestia de dejarle al gobierno entrante “un campo minado”, según la expresión generalizada en el periodismo argentino, para lograr a toda costa que le vaya mal al próximo gobierno.

Pero volviendo al ordenado y correcto traspaso de mando norteamericano, cualquiera podría objetar que se trata solo de protocolo superficial donde, con algo de cinismo, personas que se odian se sonríen mutuamente; pero no es así. Se trata de respeto a la investidura más allá de quién sea la persona que la ocupa y es una muestra de fortaleza institucional y, por supuesto, de la preeminencia de lo institucional sobre la personal a la hora de afrontar temas de Estado y de gobierno.

Esa muestra de cultura institucional quedó algo opacada por la poca concurrencia al acto, los artistas que se negaron a participar y la abundancia de protestas contra el nuevo presidente. Sin embargo, en vista de los problemas que cada traspaso de mando entre adversarios políticos en la gran mayoría de los países de nuestra región, esa fortaleza institucional, que obliga a dejar de lado divergencias políticas irreconciliables e inquinas personales, debería servirnos de lección.

En Paraguay nuestros políticos son por regla general un poco menos maleducados que Cristina Fernández de Kirchner, pero en cambio igualmente especialistas en dejar suficientes palos en la rueda a sus sucesores. Hemos visto, hace poco más de un año, en los traspasos municipales suficientes casos de intendentes salientes que han dejado a sus sucesores comunas no solo desfondadas, sino también innecesariamente endeudadas.

Mientras el sistema institucional no sea lo bastante poderoso para evitar que los intereses personales o sectoriales de los mandatarios de turno estén por encima de la estabilidad de las instituciones, los cambios de gobierno serán inevitablemente traumáticos y más conflictivos aún en los casos en que la transmisión suponga alternancia en el poder.

El cumplimiento del protocolo es un síntoma, una señal visible para los ciudadanos del respeto a las instituciones, de espíritu democrático y de apego al cumplimiento de la ley. Es por el desprecio de las reglas de juego institucionales por lo que resultan dañinos y peligrosos operativos tan bochornosos y ridículos como la recolección de firmas en favor de la reelección protagonizado por un sector del Partido Colorado.

Es todo lo contrario de la cultura de la ley: la cultura de la trampa. La abundancia de firmas de ciudadanos inventados, inhabilitados, no consultados y resucitados ha llevado lo ridículo a su máxima expresión; pero lo más grave es que se recolectan firmas para quebrantar el sistema institucional, incumplir la Constitución y desconocer la autoridad del Congreso Nacional.

Es por el desprecio de las normas y de las formas legales que resulta imperdonable el asalto que los partidarios de la reelección están haciendo a la Constitución Nacional. En lugar de fortalecer las instituciones está muy cerca de destruir la poca solidez y credibilidad que el sistema institucional paraguayo ha conseguido construir en estas últimas décadas de democracia.

Fuente: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/cultura-institucional-y-cultura-de-la-trampa-1560058.html

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