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EE.UU: Una nueva tecnología que ayuda a la estimulación sensorial en niños con autismo

EE.UU/12 de julio de 2016/ Fuente: hatsnew

Un equipo de la Universidad de Michigan está desarrollando una investigación que tiene como objetivo la integración de una nueva tecnología que proporciona experiencias sensoriales a niños  con autismo.

Se vale de interfaces táctiles  con sensores y combinaciones de luces, que al tacto pueden cambiar de colores o proyectar imágenes, dependiendo de la presión que se aplique.

A partir de esta tecnología denominada Sensory Surfaces Social, se puede trabajar en el desarrollo de habilidades motoras (motricidad fina y gruesa), ya que de manera muy visual podrán ver los efectos de sus movimientos.

Y a medida que los niños reaccionen a estos estímulos, se podrán integrar otras herramientas para el desarrollo de otras habilidades e ir fomentando la interacción social.  La idea final de este proyecto es que los niños puedan explorar desde un lugar que se sienten cómodos y seguros diferentes experiencias sensoriales.

Esta investigación aún está en desarrollo, evaluando cómo se pueden crear escenarios que involucren a niños con autismo, y cómo pueden adaptarse a las necesidades de cada uno de ellos.

Podemos ver la dinámica que propone este proyecto en el siguiente video:

Y encontraremos más detalle de este investigación que comenzó el año pasado en esta sección de la Universidad de Michigan.

Texto escrito en wwwhatsnew.com Patrocinan WWWhatsnew: Vuelos Baratos y Acrelia News

Imagen: http://wwwhatsnew.com/wp-content/uploads/2016/07/Universidad-Michigan-730×410.jpg

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La Otra Historia de los Estados Unidos

América del Norte/Estados Unidos/ Julio de 2016/Autor: Antonio Ramírez/Fuente: elquimericolector

 

Autor: Zinn Howard

Editorial: HIRU

Año de Edición: 1997

Género: Ensayo

ISBN: 9788489753914

Es un hecho incuestionable que la Historia oficial está escrita por los vencedores, aquellos que lograron hacerse con el poder y mantenerlo a toda costa. Esta versión de la Historia, como es evidente, estará dispuesta para justificar cuantos abusos, traiciones y violencias han sido necesarios para llevarlos hasta su posición. Es por ello que desentrañar y comprender la Historia, pero trascendiendo su versión oficial, se convierte en tarea vital para toda persona que quiera discernir el presente lo más claramente posible. Ahora, como por ejemplo ocurre en España, cuando tantos abogan por no “remover” el pasado en nombre de no se sabe muy bien que espíritu de reconciliación, se hace imprescindible resistir la tentación de ceder al olvido, pues eso significaría condenar a los vencidos a ser doblemente vencidos, sepultarlos para siempre en su derrota y así, acatando la Historia oficial (y por tanto, aceptando acríticamente el presente), heredaríamos nosotros mismos el papel de vencidos sin haber presentado la más mínima batalla.

Howard Zinn escribió su historia alternativa de los Estados Unidos con el espíritu del que no quiere olvidar y se empeña en remover ese pasado que muchos preferirían mantener oculto o cuanto menos tergiversado. Y lo hace como un acto de justicia, porque las consecuencias del pasado no se han mitigado ni han sido superadas, puesto que cada día son sufridas por millones de personas en el presente. Es por ello que su labor de historiador, que no se reduce a lo académico o a la mera divulgación, se convierte en una eficaz herramienta para todo aquel que quiera emprender el análisis crítico de nuestras sociedades actuales. Y teniendo en cuenta la persistente influencia (por activa y por pasiva) que los Estados Unidos han mantenido sobre el resto del mundo en los últimos 250 años esta “otra” historia de los Estados Unidos de Howard Zinn alcanza el máximo interés para los lectores de cualquier nacionalidad.

Partiendo desde este planteamiento el propio Zinn deja claro que su libro es tendencioso. Admite que se trata de “un informe que se inclina en cierta dirección”. No obstante, también afirma que “la montaña de libros de historia bajo la cual nos encontramos se inclina claramente en la otra dirección. Son libros respetuosos -a pie puntillas- con los estados y los hombres de estado y tan irrespetuosos -por su falta de atención- hacia los movimientos populares, que necesitamos alguna clase de fuerza opuesta para no ser aplastados en la sumisión”. En mi opinión esto le honra aún más si cabe, puesto que demuestra una actitud militante y desafiante que se aleja del tono pretendidamente neutro que tantos académicos e intelectuales de todos los campos suelen aplicar en su labor. Zinn dota a su libro de un espíritu crítico y estrictamente documentado, pero deja espacio para su indignación, también para su solidaridad ante muchos de los hechos que narra. Y yendo aún más lejos, se permite ser utópico, proponiendo (aunque a grandes rasgos) algunas de las alternativas posibles que bajo su punto de vista podrían cambiar la sociedad americana.

Así pues, rompiendo con la Historia escrita al servicio de los vencedores, Zinn se centra entonces en el punto de vista de los vencidos. No obstante, este punto de vista diferente no significa necesariamente que se nieguen muchos de los hechos ofrecidos por el discurso oficial, simplemente son expuestos bajo otra luz, desprovistos ahora de ese aura de gloria y justificación del poder que los libros para escolares suelen entrañar y que en esencia ha servido para que generaciones y generaciones de personas interpreten la realidad desde una perspectiva ideológica acorde con el sistema dominante. Ocurre así, por ejemplo, con el mismo inicio del relato: el descubrimiento de América por Cristobal Colón. Lejos de presentar este hecho como una aventura heroica y alentadora para la humanidad, Zinn hace hincapié en el genocidio que supuso para los pobladores americanos originales, demostrando con datos y testimonios hasta que punto la ignorancia, la avaricia y la crueldad fueron los verdaderos motores de un terrible espíritu colonizador que jamás se aplacaría con el transcurso del tiempo y que incluso terminaría por extenderse a otros puntos del globo.

El libro de Zinn, que ha sido titulado en España como La otra historia de los Estados Unidos se llama originalmente A people´s History of the United States, es decir, un balance histórico de los movimientos sociales en los Estados Unidos. Lo cual implica que este libro no es simplemente un lamento por las víctimas, es algo más importante: el retrato de la resistencia de una gran parte de los estadounidenses frente a la injusticia y la violencia de sus gobernantes. Pero, lejos de idealizar al pueblo americano, el texto es también un detallado repaso de hasta que punto éste se ha dividido en numerosas ocasiones entre, por un lado, los que han acatado interesadamente la injusticia estructural, redirigiéndola en su propio beneficio hacia los que aun estaban más abajo que ellos y, por otro lado, los que han preferido solidarizarse y sumarse a la lucha de los más oprimidos, cueste lo que cueste y asumiendo (con mayor o menor fortuna) una unión que superaba distinciones raciales, clasistas o de género.

Articulando la Historia de los Estados Unidos en torno a los individuos, movimientos y organizaciones que de una u otra manera han plantado cara al poder, Zinn establece una panorámica amplia y muy detallada de lo que en esencia ha denominado “una cultura de oposición permanente”, la cual jamás ha dejado de existir en ninguna circunstancia, ni aun cuando la represión era salvaje, como ocurría con los esclavos negros (que no han sido solo las víctimas propiciatorias que siempre nos han mostrado en películas y libros), ni cuando las condiciones de vida habían mejorado de una forma más generalizada y la lucha de clases, el sindicalismo o la denuncia del racismo parecían tener menos sentido. Zinn demuestra con datos y con multitud de testimonios, que bajo la superficie del supuestamente feliz american way of life siempre ha existido una descontento arraigado en una gran parte del pueblo estadounidense, siempre listo para explotar.

Así pues, este libro es un informe cronológico de esa cultura de oposición permanente que contradice la Historia oficial, lejos de la visión ramplona del pueblo de los Estados Unidos rendido ante los valores del capitalismo, la moral puritana, el patriarcado o las clasificaciones raciales ideadas por los blancos. La mitad del libro está dedicado a la etapa que va desde Colón hasta el fin de la Guerra de Secesión, centrándose mucho en las condiciones de vida de los negros, los indios o las mujeres y documentando de que manera la fundación de los Estados Unidos, comenzando por la propia Declaración de Independencia y la Constitución, fue diseñada para beneficio de unos intereses políticos y económicos que si bien se presentaban al resto del mundo como el ideal para todos los seres humanos eran, en esencia, los del Hombre, Rico, Cristiano y Blanco. De esta manera, el país creció y se alimento sobre unos principios que resultaron calamitosos en primer lugar para los negros y los indios, sobretodo usando el trabajo esclavo de los primeros, negándoles cualquier tipo de derechos sociales, económicos y culturales. Por ello Zinn se maravilla de la capacidad de los negros de crear una tan rica cultura oral bajo unas condiciones de ese tipo, sabiendo transmitirla de una manera marginal pero perenne, especialmente con la música nacida del inmenso sufrimiento sufrido en las plantaciones y ranchos por generaciones y generaciones de esclavos. Por su parte, los indios se vieron casi extinguidos bajo la violencia genocida. Los pocos supervivientes fueron expoliados de sus tierras mediante la traición y el engaño implícitos en tratados gubernamentales (y también en acuerdos privados con empresas o individuos poderosos) ya de por si escandalosamente injustos y que a la larga no se llegaban ni a respetar. Algo que ocurrió en esta primera etapa de los Estados Unidos, pero que aun hoy en día es motivo de litigios de todo tipo, demostrando que los indios americanos siguen sufriendo las consecuencias de un pasado muy presente.

Una vez dejada clara la situación de la que partieron estos dos colectivos, negros e indios, a día de hoy poblaciones minoritarias pero proporcionalmente muy importantes respecto a la población blanca, Zinn hace hincapié en que la mujeres, aun asumiendo las grandes diferencias dentro de cada contexto socio económico, han sido ellas las que han sufrido la mayor opresión. Es decir, si la población negra en general estaba mal (no solo en la época de la esclavitud, también a comienzos del siglo XX, en la posguerra, en los años 60, etc) las mujeres negras se han llevado la peor parte de esas condiciones. Si el proletariado o el campesinado blanco de la revolución industrial no tenía mucho de que presumir a los negros, dadas las terribles condiciones en que vivían, las mujeres dentro de ese colectivo eran las que más sufrían. Incluso en lo que respecta a la burguesía, pequeña o grande, las mujeres eran relegadas a poco más que lujosos maniquíes y máquinas de parir, educadas para ser encantadoras, bellas, siempre decentes, pero sobretodo sumisas y atolondradas. Por ello, Zinn ocupa mucho espacio de su libro para hablar de la lucha de las mujeres por lograr su emancipación y como esta lucha resultó muchas veces un acicate para otras muchas batallas. La implicación de las mujeres en la abolición de la esclavitud, en el pacifismo, en el sindicalismo radical, en el anti-imperialismo, etc., no puede estimarse a la ligera. Aun a costa de ver sus propias metas subordinadas a un segundo nivel, el coraje, la generosidad y el sacrificio de muchas mujeres fueron imprescindibles para la infinidad de luchas del pueblo americano contra el poder. Por lo demás, Zinn se esfuerza a lo largo de todo su libro por dar protagonismo a muchas personas anónimas, hombres y mujeres, rescatando del olvido sus testimonios, citando sus palabras textualmente de diarios personales, actas de asambleas, taquigrafías judiciales, artículos de publicaciones minoritarias, entrevistas, etc. Por lo que esta “otra” historia de los Estados Unidos se articula sobre la participación activa y directa de los individuos, nunca sobre la propaganda, el programa y las consignas de tal o cual organización. De hecho, Zinn deja ver un claro deje libertario haciendo hincapié en todas las ocasiones que la lucha de los oprimidos se ha efectuado aun en contra de sus propios líderes y como la mayoría de los verdaderos avances se han logrado con la acción directa y la auto organización de las bases sociales, sin necesidad de la participación de mediadores de ningún tipo.

Sin embargo, la radicalidad de Zinn no le impide lanzar algunas tesis que podríamos considerar más bien moderadas. Por ejemplo, aprovecha los capítulos finales para hacer un llamamiento a la llamada clase media (a día de hoy amenazada y en vías de extinción, como era previsible, junto al “Estado de bienestar” que supuestamente nos iba a traer el capitalismo) para que deje de ser una especie de escudo entre la rabia de los que verdaderamente sienten el peso de la opresión (los obreros, los parados, los negros, etc) y la casta superior capitalista. Yo personalmente no entiendo de que manera podría la clase media ayudar a cambiar este sistema de forma profunda. Si de lo que hablamos es de promover unas meras reformas que por fuerza serían parciales y temporales y que en consecuencias no supondrían una verdadera transformación creo que Zinn peca aquí de iluso. Aun así, el debate está ahí y nadie en política tiene en principio la verdad absoluta, pues ésta solo se construye a base de acción y no de mera teoría. Si la clase trabajadora se mantiene o no como el Sujeto Revolucionario de las teorías radicales de antaño es algo aun a comprobar, pero dudo mucho de que la clase media, situada en una posición clave en la administración del actual sistema pueda hacer mucho por cambiar las cosas “desde dentro”. El fin del capitalismo no se podría sustentar en las buenas intenciones del sector progresista de la clase media. Pero bueno, como decíamos antes, ahí queda el debate, el cual podría ser fructuoso o no.

En todo caso, al margen de las reticencias que algunas partes del texto de Zinn pueda provocarnos (depende de cada lector), el valor de este libro es inmenso. Especialmente, al menos bajo mi punto de vista, por la profunda sensación de duda que introduce en el lector respecto a la realidad sociopolítica de una nación como Estados Unidos. Todos los estados fundamentan su existencia en el mito, en una imprescindible relación entre sus instituciones de poder y el imaginario de sus ciudadanos, solo así, arraigando e interiorizando la sensación de veracidad de algo que en realidad no existe se logra la estructura de un poder que no podría ser posible solo mediante la violencia física y la extorsión. Pero en el caso de Estados Unidos esta relación imaginaria se ha llevado hasta límites inauditos, hasta un punto en que ha transcendido sus fronteras y ha logrado inseminarse en el resto del planeta. El mito americano, que es el de la libertad, el de la modernidad, el de la tecnología, el de la democracia y muy especialmente el del capitalismo y las oportunidades que éste aporta para todos sin límites raciales o sociales de ningún tipo, ha conseguido colonizarnos hasta un punto que a veces ni nosotros mismos sospechamos. Pero, aun siendo un mito en toda regla, para llegar a él ha sido necesaria tal dosis de violencia y criminalidad gubernamental que por fuerza ha arrastrado tras de si una tangible realidad sangrienta y dolorosa imposible de ocultar y olvidar. Toda esa ideología patriotera, moralista y guiada los principios del mercado y las corporaciones, sostenida en el símbolo de una bandera común a 50 estados unidos de forma artificial y a costa de la esclavitud y el genocidio de millones de personas, mantenida a fuerza de una economía de guerra permanente alimentada con invasiones, expolios y todo tipo de tropelías en lo que respecta a la política exterior, ha creado por fuerza una esquizofrenia incurable en el pueblo americano, la sensación simultanea de ser verdugos y víctimas de un sistema esencialmente delictivo, irracional y que en última instancia resulta autodestructivo.

Con este libro Howard Zinn nos ha ofrecido un excelente espejo donde mirarnos, siendo como somos parte residual del mito americano, aunque, por supuesto, estemos condicionados por las miserias y desgracias proporcionadas durante tanto tiempo por nuestros propios poderosos. Pero, esencialmente, la crítica a Estados Unidos es la crítica del Estado capitalista que devora y asesina a su pueblo (y por extensión a todo el que se ponga en su punto de mira), por tanto mirarnos en el espejo de esa crítica supone asumir que el capitalismo es igual para todos. Dudar y renegar del mito capitalista, de la libertad tal y como es planteada desde ese mito, es dudar de las bases de nuestra propia realidad social y cultural, pero sobretodo es provocar el deseo de otra realidad. Así pues, si nuestra relación con el mundo y la sociedad se articula en el mito quizás sea el momento de aprender que nuestra imaginación es lo suficientemente amplia como para aceptar únicamente una invención tan terrible y destructiva como ha resultado ser el capitalismo. Si el libro de Zinn contiene alguna prístina moraleja puede que sea ésta: no dejemos que los poderosos imaginen (y hagan realidad) el mundo por nosotros, construyamos la Historia desde otras bases.

Fuente de la reseña: http://elquimericolector.blogspot.com/2014/09/la-otra-historia-de-los-estados-unidos.html

Para descargar el libro: https://lahistoriadeldia.files.wordpress.com/2010/03/zinn-howard-la-otra-historia-de-los-estados-unidos.pdf

 

 

 

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Talento y Poder: Evitando el Síndrome de Procusto

Estados Unidos/10 de Julio de 2016/Expansión.com

Por: Javier Busquets

En esta ocasión me gustaría proponer una reflexión en torno al debate entre talento y poder en el contexto de las transformaciones digitales. Empecemos por el «talento». En un reciente informe (http://www.siliconbeat.com/2016/01/20/100892/) se presentan los puestos de trabajo que tienen mayor demanda en los EEUU: Científicos de datos, Arquitectos de Software, Especialistas en User Experience, desarrolladores de aplicaciones móviles y arquitectos de modelos de negocio. Muchas de estas nuevas profesiones están vinculadas con las nuevas necesidades de la digitalización de las empresas y con salarios altos (entre 60.000 y 110.000 euros anuales).

Pero estos profesionales, muchos de ellos jóvenes, que intenten encontrar oportunidades en la empresa tradicional pueden encontrarse con dificultades. La empresa burocrática se está convirtiendo en una jaula de hierro – por utilizar el término de Richard Sennet en su libro La Cultura del Nuevo Capitalismo (Anagrama, 2012). La  especialización que impone no está pensada para la época digital. Además, un especialista, no ve el «cuadro completo». Lo tradicional es que sea en la cúspide, donde la élite de la burocracia «une los puntos» y de sentido general a la actividad. La burocracia tradicional es una fuente de ejercicio del poder, obviamente. Pero las nuevas profesiones deben conectar componentes, departamentos y personas. Deben crear sistemas y por ello tienden a ser generalistas. Y esto puede suponer un contrapoder.

Las especialidades y estructuras que fundamentan la burocracia clásica pueden convertirse por ello en Lechos de Procusto, un ser mitológico que gestionaba un hostal en la Grecia Antigua. A los huéspedes que no encajaban bien en la longitud de las camas (les sobraban parte de las piernas), Procusto procedía a cortar sus extremidades; si el desdichado era de corta estatura, Procusto lo estiraba hasta hacerlo encajar.

Ante la digitalización, algunas burocracias pueden tender a defenderse de los cambios de forma enérgica manteniendo sus estructuras y pueden oponerse de dos formas: (1) con su jerarquía, procesos, incentivos, premios y castigos;  y (2) manteniendo los procesos de transferencia de trabajo a capital.  Las empresas sobreviven «capitalizando» conocimiento. Una burocracia es una estructura extractiva – por utilizar un término de moda – que a su vez redistribuye riqueza entre generaciones. Este proceso de transferencia de talento a capital se fundamenta en el supuesto ético que Weber desarrolló en su obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo. La idea es que los empleados se comprometen con la empresa, aplazando las satisfacciones a corto plazo, por la inversión a largo plazo, es decir, por el desarrollo de una carrera y el mantenimiento de un cierto status que permita sufragar los gastos familiares y formando redes de compromisos entre empleados.

La digitalización está configurando una economía mucho más compleja y está minando los valores sobre los que se ha constituido la empresa en los últimos cien años. De hecho, se bada en la ética de Adam Smith: lo que se valora es el talento y el trabajo. En una crisis profunda con la precarización del empleo ¿Qué tipo de ética seguirá vigente?  Por un lado tenemos jaulas de hierro que pueden actuar como Procustos ante el talento joven y por otro la generación del Milenio que se cuestiona la ética del compromiso a largo plazo y exige inmediatez.

¿Qué esperábamos? Si las empresas no ofrecen compromiso a largo plazo, no pueden esperar de sus empleados más jóvenes que sí lo hagan. Paul Mason en su libro Post-Capitalism (Penguin Books, 2015) argumenta que dotar de un poder desproporcionado a la innovación puede llevar a una obsesión de valorar sólo lo «no existente»,  lo que está por venir, con la consiguiente reducción del valor marginal de productos y servicios existentes a cero. Por el contrario, la obsesión con mantener el statu-quo, olvidando el futuro, puede llevar a la desaparición de la organización. En definitiva, el colapso del sistema. Esta ténsión ética entre mérito y solidaridad a su vez entra en tensión entre el largo plazo y el corto plazo.

La innovación requiere directivos que creen «espacios de innovación», un eufemismo para explicar que las estructuras «verticales» pueden estar obsoletas y es necesario establecer conexiones entre unidades no conectadas, o con ecosistemas exteriores. Construir nuevos sistemas requiere generalistas, como argumentamos, no tanto especialistas. Por eso, la innovación es un contrapoder al statu-quo, es muy dependiente de la gestión del talento y en ocasiones no inclusiva.  Richard Sennet nos recuerda que una de las funciones de la burocracia es mantener el orden social, es decir, ser inclusiva, a cambio de gestionar ciertos niveles de ineficiencia. Pero esto requiere sostenibilidad del modelo de negocio, algo que la digitalización cuestiona.  Por otro lado, en cualquier «transformación», por definición, se re-definen las redes de compromisos entre personas; y entre personas y empresa. Este es un punto capital que no puede olvidarse.

Por ello debería asegurarse un equilibrio dinámico de cómo mantener la producción y la supervivencia a corto plazo; y en paralelo, lanzar proyectos de  transformación que permitan «dar juego» a los generalistas que conecten personas y conocimiento.  Es muy importante definir bien los objetivos:  «objetivar» las acciones para evitar que la transformación sea productiva, evitando en lo posible que un proceso de cambio convierta a la organización en un campo de batalla político.

La clave es despertar capacidades latentes en personas que se sientan protagonistas del futuro. Es también muy importante escoger bien las empresas de consulta (consultoría) que nos acompañen en el viaje: debe exigirse compromiso con los resultados y con las personas. Por tanto, desde mi punto de vista, el reto de los líderes empresariales – en un proceso de transformación digital – pasa por saber cómo incorporar las nuevas profesiones, potenciando el aprendizaje organizativo y la innovación en sus estructuras. El statu-quo no puede parar la evolución.

Fuente: http://www.expansion.com/blogs/sociedad-empresa-digital/2016/04/21/talento-y-poder-evitando-el-sindrome-de.html

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Método Filadelfia: Jugar y Aprender

Por: Elisa Guerra Cruz

Nuestros niños aprenden todo el tiempo. Y uno de los retos que tenemos como educadores, es lograr que ellos utilicen sus recién adquiridas habilidades y conocimientos en situaciones lúdicas concretas. Nunca como un examen, sino como una oportunidad para resolver un problema interesante.

También con el Método Filadelfia, cuando hablamos de lectura temprana, escritura temprana y cultura global, podemos estimular a nuestros niños con actividades que impliquen poner en juego de manera relajada y divertida las capacidades que han desarrollado. Por supuesto, antes de realizar cualquiera de estos juegos, debemos estar seguros que hemos presentado el material (palabras, bits) con suficiente duración, intensidad y frecuencia.

Una oportunidad para resolver un problema es, por definición, opcional. El niño puede decidir si quiere jugar o no, sin temor a represalias. Si no fuera así, se trataría de una “obligación” más que de una “oportunidad”. Eso no es lo que buscamos.

Los juegos nos permiten ponernos a prueba en un entorno seguro y agradable. Los juegos que implican resolver problemas nos dan la oportunidad de sentir la satisfacción del éxito o el acicateo del reto.

Un juego es, para el niño, una actividad en la que se involucra voluntariamente por la única razón del disfrute. Un juego demasiado fácil resulta aburrido, un juego demasiado difícil resulta frustrante. En cualquier caso, el niño abandona el juego porque ya no es divertido.

El reto que tenemos como educadores es el de presentar a los niños oportunidades de juego que sean suficientemente estimulantes sin ser demasiado complejos, que tomen en cuenta sus intereses y que les permitan utilizar sus conocimientos y habilidades. El juego, por supuesto, es aprendizaje, pero antes que ninguna otra cosa, es juego es gozo.

Algunos ejemplos de juegos que sugerimos para fortalecer el aprendizaje sin detrimento del disfrute:

TRES AÑOS:

  • Localización de palabras. Colocar tarjetas de palabras en el suelo y pedirle al niño que nos traiga la que le solicitamos.
  • Entrega de materiales. Etiquetar las pertenencias de los estudiantes solamente con su nombre en tamaño mediano, sin colores ni dibujos que lo identifiquen. Después, pedirle a uno de los alumnos que nos ayude a repartir el material a sus compañeros.
  • Palabras ocultas. Esconder una palabra en el salón. Decir la palabra y pedir a los alumnos que nos ayuden a buscarla. Los alumnos pueden ir leyendo las palabras que encuentren hasta dar con la indicada. También puede realizarse esta actividad con el objeto, por ejemplo, mostrar una pelota y pedir a los alumnos su ayuda para encontrar la tarjeta con la palabra que corresponde.
  • Mímica. Jugar a actuar el personaje, acción o color que se presenta en la tarjeta. Por ejemplo, mostramos la palabra “tigre”, en la categoría de animales, y todos rugimos y damos zarpazos al aire. O mostramos “llorar” en la categoría de verbos / acciones, y todos nos tallamos los ojos. O mostramos la palabra “verde” y todos buscamos tocar algo de ese color en el salón. Al principio, se puede efectuar este juego cuando se presentan las palabras, y eventualmente, al haberlo hecho ya durante algunos días, la maestra omite mencionar en voz alta la palabra mientras la muestra, y espera para ver si los alumnos hacen el ademán correspondiente.
  • Galerías de arte. Hacer juegos de clasificación con las imágenes de cultura (en el caso que la maestra los haya impreso previamente), por ejemplo, comentarle a los alumnos que aquí tienen las obras de dos pintores en desorden y que necesitamos ayuda para organizarlas. Puede decir algo como: “De un lado pondremos las pinturas de Van Gogh, y del otro, las de Picasso.”

CUATRO AÑOS

Retomar las actividades de primer grado, e integrar las siguientes:

  • Jugar a la memoria de palabras / imágenes. En lugar de emparejar dos imágenes iguales, se forman pares de la imagen con la palabra que le corresponde.
  • Jugar a los duendes traviesos. Se pueden etiquetar con tarjetas de palabras elaboradas por la maestra las cosas del salón, por ejemplo: piso, mesa, silla, ventana, escritorio, pizarrón, puerta y dejarlas ahí por varios días, sin perder la oportunidad de leerlas varias veces durante el día. Una mañana, antes de la llegada de los alumnos, la maestra despega y cambia de lugar las palabras, de manera que las etiquetas ahora no corresponden con el objeto. Cuando llegan los alumnos, la maestra les hace notar que las palabras están desordenadas y pide su ayuda para volver a colocar las etiquetas con las palabras en donde corresponden.
  • Localización de palabras. Con sus cinco palabras recortables de la semana, los alumnos pueden intentar localizar la que es igual a la que su maestra enseña en la tarjeta: ella presenta tarjeta con la palabra “amigo”, y los alumnos, observando el modelo, intentan encontrar la misma palabra entre las que tienen en su mesa.
  • Organización de obras de arte. Organizar en grupos las obras de pintores, ahora añadiendo uno más: “Aquí ponemos las pinturas de Van Gogh, acá, las de Picasso, y allá, las de Da Vinci”.
  • Lotería de arte. Se van “cantando” las tarjetas individuales que contienen obras de los pintores conocidos, conforme se presentan las imágenes.
  • Guía de museos. Pedir a un alumno que explique a un compañero que se ha ausentado lo aprendido sobre alguno de los países, pintores o compositores.

CINCO AÑOS

Aquí podemos retomar las actividades de tres y cuatro años, y además:

  • Memoria de palabra/palabra. En lugar de emparejar dos ilustraciones iguales, se forman pares de palabras iguales, sin imágenes.
  • Lotería de palabras. La maestra muestra y dice una palabra y los alumnos la buscan en sus cartones de juego. Puede hacerse combinando palabras con imágenes o solamente con palabras. La maestra puede, en ocasiones, solamente mostrar la palabra, sin leerla en voz alta, o mostrar la imagen que represente la palabra, sin enseñar el modelo escrito de ésta.
  • Pares de palabras y frases. Con palabras ya vistas y retiradas, la maestra elabora cartones de lectura un poco más largos, con un tamaño de letra menor, que incluyan pares de palabras o frases cortas. Lee solamente la primera palabra y pregunta al grupo si alguien quiere terminar de leer lo que dice el cartón. Por ejemplo: pelota grande. La maestra lee “pelota….” y espera a que algún alumno lea, “grande”.
  • Armar pares y frases con pequeñas palabras recortables. La maestra puede presentar un ejemplo escrito y pedir a los alumnos que lo reproduzcan en su mesa. Con el tiempo, puede poner sobre la mesa más palabras que las que son necesarias para el armado de una frase, y también más adelante podrá sólo decir la frase y pedir que la formen.
  • Jugar al supermercado y entregar a cada niño una lista de compras.Conforme “encuentren” las cosas mencionadas en su lista, las irán marcando. Las listas pueden ser iguales o diferentes.
  • Hacer juegos de lotería y de memoria culturales. Donde se busque emparejar mapas de países con sus banderas, trajes típicos, compositores o pintores con los nombres de sus obras.
  • Jugar a ser maestra. Preguntarle a los alumnos si alguno quisiera ser la maestra en alguno de los módulos, y presentar una serie de imágenes conocidas a sus compañeros o a alumnos de otro grupo.
  • Adivinar el pintor de una obra. Mostrar obras de arte de los pintores que estudiamos, pero que no fueron presentadas dentro del material del programa, para ver si los alumnos pudieran reconocer el estilo del pintor. Podría decir algo como: “Aquí tenemos una pintura que se llama El sueño. No la hemos visto antes, pero la pintó un artista que ya conocemos. ¿Alguien puede decir de quién cree que es?

Estas actividades presentan un reto a los alumnos para utilizar la información que ya conocen y las habilidades que han desarrollado, además de una oportunidad para seguir aprendiendo.

La manera preferida por las maestras para evaluar la habilidad de leer es la lectura en voz alta. Sin embargo, ésta debería solicitarse sólo hasta que el niño ha leído por sí mismo y ha comprendido el texto. Y como el resto de las oportunidades para resolver problemas, la lectura en voz alta debe ser opcional, algo que el niño pueda decidir si hace o no. Esto es igualmente aplicable para la lectura de palabras sueltas como para la de frases y textos completos.

Recordemos que el propósito de nuestro programa no es la acumulación de conocimientos sin sentido para los alumnos. Por el contrario, queremos generar experiencias significativas de aprendizaje que desarrollen las competencias deseables durante la etapa preescolar y deseamos acercar a los niños a la cultura mundial, despertar su interés por el conocimiento y nutrir la semilla del investigador, el científico, el artista y el genio, que está dentro de cada niño o niña.

Tomado de:

Método Filadelfia: Jugar y Aprender

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EE.UU.: Clinton, la candidata demócrata, pronuncia discurso presidencial ante docentes

Internacional de la Educación

En su discurso ante 7.000 delegados/as en la Asamblea Representativa de la National Education Association, Hillary Clinton expuso apasionadamente su visión de la educación al mayor sindicato de EE.UU. para obtener apoyo antes de las elecciones en noviembre.

“Estoy con vosotros” fue el mensaje transmitido a los/las docentes el 5 de julio por la presunta candidata demócrata a la Presidencia al describir su posición política en cuanto al sistema educativo del país, distanciándose cuidadosamente del presidente actual y antiguo jefe, Barack Obama. “Tengo la idea anticuada de que deberíamos escuchar a los/las docentes y apoyar a los/las profesionales que están con nuestros/as hijos/as cada día… Y apoyar a los/las educadores/as significa apoyar a los sindicatos”.

Clinton prometió a los/las delegados/as en Washington, D.C. que como presidenta se alejaría del uso excesivo y obsesivo de exámenes estandarizados y volvería a centrarse en educar a los/las estudiantes.

“No hay tiempo de acusaciones ni de discutir sobre a quién le importan más los/las niños/as”, dijo Clinton. “Es hora de que nos sentemos juntos a la mesa – todos nosotros – para poder trabajar juntos y hacer lo mejor para los/las niños/as de EE.UU.”.

La antigua Secretaria de Estado anunció sus planes de lanzar una campaña nacional para impulsar la profesión con el fin de priorizar la importancia del desarrollo profesional a lo largo de la carrera, salarios más elevados para docentes y profesionales de apoyo de la educación, así como el alivio de la deuda estudiantil agobiante.

En un discurso durante la cena de delegados/as dos días antes, el Secretario General de la Internacional de la Educación (IE), Fred van Leeuwen, presagió las elecciones presidenciales de este año citando al Presidente Franklin D. Roosevelt: “La democracia no puede funcionar a menos que aquellos que expresan su elección estén preparados para elegir sabiamente. La auténtica garante de la democracia es, por tanto, la educación”.

“Para los sindicatos de la educación no existe una tarea más importante que salvar la educación pública, uno de los pilares de nuestros sistemas democráticos, y recuperar el control sobre nuestra profesión”, dijo van Leeuwen. “En las últimas décadas, los/las docentes han perdido una gran parte de su autonomía profesional y su espacio profesional está disminuyendo. El frenesí de los exámenes estandarizados es solo un ejemplo de los obstáculos que impiden que eduquemos a las personas jóvenes en el sentido original de la palabra”.

La Internacional de la Educación también tuvo el placer de tener una presencia permanente en la exposición de la Asamblea Representativa de la NEA. Con un puesto informativo para promover tanto la labor de la IE como su Respuesta Mundial ante la privatización y la comercialización en y de la educación, Steve Snyder y Mar Candela (IE) tuvieron la oportunidad de dialogar con participantes interesados de la Asamblea Representativa.

La Asamblea Representativa de la NEA de este año continúo hasta el 7 de julio. Lea el discurso completo de Hillary Clinton aqui

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Abusos, racismo, venganza y muerte: el rompecabezas de la violencia en Estados Unidos

América del norte / Estados Unidos / 10 de julio de 2016 / Por Gabriela Esquivada de Infoabe.com

 

El asesinato de cinco policías blancos de Dallas a manos de un afroamericano veterano de la guerra de Afganistán, días después del homicidio injustificado de dos afroamericanos por sendos policías blancos, comprobó el sentido de un dicho común en el idioma inglés: two wrongs don’t make a right, la suma de dos actos malos no da por resultado un acto bueno.

«En Dallas una persona enojada por lo que él percibió como una injusticia cometió actos criminales», dijo a Infobae Ken E. Williams, un policía retirado experto en los temas del uso de la fuerza pública y la reforma policial. «No se puede creer que si uno asume la violencia, si uno se convierte en un criminal, no puede recuperar su credibilidad. Eso no es justicia, en absoluto».

Es en realidad un rompecabezas, como definió Valerie Adams-Bass, parte de la Curry School of Education en la Universidad de Virginia. Un rompecabezas con piezas como una historia trágica de racismo, un problema de violencia armada de nivel nacional, la existencia real del crimen y el abuso policial no menos verdadero.

«Hay personas que hablan de la violencia porque el delito existe, pero el delito en las comunidades está asociado a los altos niveles de desempleo y de analfabetismo», dijo la experta. «En cuanto al racismo, nuestro país tiene una larga historia, y una herencia que se aloja en nuestros prejuicios, nuestra educación y también nuestro sistema judicial. Se ve en los niveles de encarcelamiento, abuso y muerte de afroamericanos, en comparación con, por ejemplo, los blancos. El problema es una especie de rompecabezas que causa frustración y enojo, algo que no da a las comunidades la posibilidad de cerrar el trauma».

—¿Y con respecto al accionar policial?

—Si se mira el rompecabezas en su conjunto, para que el país pueda seguir adelante, veremos que quizá no se trata de abuso en la aplicación de la ley, sino en el modo en que los oficiales son entrenados y en los estereotipos raciales negativos que influyen en sus encuentros con las personas negras.

Con el perpetrador, a quien los oficiales volaron con un robot-bomba detonado a distancia, la tensión racial combinada con la violencia armada causó seis muertos más, y otros siete heridos en el ataque contra los policías. Y del mismo modo que el asesinato de los policías Rafael Ramos y Wenjian Liu en 2014 no cambió el hecho horroroso de la muerte del vendedor callejero negro Eric Garner por un policía blanco, las balas deMicah Xavier Johnson no se acercan al concepto de justicia por los asesinatos de Alton Sterling y Philando Castile, por los cuales se realizó la manifestación en Dallas.

Las muertes de Alton Sterling y Philando Castile fueron los últimos abusos policiales que despertaron las protestas.
Las muertes de Alton Sterling y Philando Castile fueron los últimos abusos policiales que despertaron las protestas.

Problema antiguo, tecnología nueva

Desde el surgimiento del movimiento Black Lives Matters (Las vidas negras importan) en 2014, se ha generado una mayor atención pública a una tragedia que, en realidad, no es reciente. La historia del racismo en los Estados Unidos es profunda y sus traumas impregnan innumerables capas de la sociedad, desde las autoridades a los niños de kindergarten.

«Ahora es guerra«, tuiteó —y prontó borró— el comentarista político y ex representante republicano por Illinois Joe Walsh. «Cuidado, Obama. Cuidado, basura de Black Lives Matter. Los verdaderos Estados Unidos van a por ustedes». Y —declaró el jefe de la policía de Dallas, David Brown—, Johnson dijo que se sentía molesto por los acontecimientos de Baton Rouge, Louisiana, y Saint Paul, Minnesota, y que quería matar uniformados blancos.

«Lo que ha aumentado no es la violencia sino la conciencia que las personas tienen del problema«, dijo la académica para establecer un contexto en lo que parece una escalada pero no lo es. «La agresión a los hombres negros no es novedosa: esto ha sucedido de diferentes maneras en la historia de los Estados Unidos».

—¿Qué ha cambiado?

—Hoy tenemos tecnología: los casos que antes quedaban en las comunidades negras, como una acción brutal contra un miembro de la familia, o su abuso o su muerte a manos de un oficial de la policía —en síntesis, casos que no eran de alto perfil—, hoy reciben atención. Casi todo el mundo tiene un teléfono celular con cámara. Y las redes sociales son un canal que permiten que las situaciones se hagan públicas. Y también somos conscientes de los peligros de la estigmatización.

—¿A saber?

—Creo que también hay miedo al prejuicio cultural, a los estereotipos que provocan la pregunta sobre qué hizo la víctima para instigar a que un oficial de la policía le disparase. Los medios estereotipan a los hombres negros como iracundos, violentos, y afectan la percepción de las personas —y los oficiales— que luego entran en contacto real con ellos.

Hoy tenemos tecnología: los casos que antes quedaban en las comunidades negras, hoy reciben atención. Casi todo el mundo tiene un teléfono celular con cámara.

Las personas de carne y hueso no responden a esa imagen del prejuicio negativo. Williams brindó un ejemplo: «Vi gente que participaba de la marcha del movimiento Black Lives Matter que huían de los tiros y contaban a la prensa lo que habían visto, y estaban en shock, y estaban preocupados por la pérdida de vidas policiales también. El odio siempre va a ser malo, pero la falta de compasión es todavía peor. Porque eso es el caos, y el desorden, y nada bueno puede surgir de allí».

Los manifestantes repudiaron las muertes de Alton Sterling y Philando Castile. Luego estalló la locura (Reuters)
Los manifestantes repudiaron las muertes de Alton Sterling y Philando Castile. Luego estalló la locura (Reuters)

La desigualdad ante la ley

«Los afroamericanos se sienten frustrados con el sistema judicial», siguió Adams-Bass. «Los entristece y los enoja la muerte repetida de hombres, mujeres y niños negros que sucede sin condenas».

Para Williams, quien también trabaja en revertir sentencias equivocadas —por las cuales muchas personas, mayoritariamente negras y/o pobres, recibieron condenas por delitos que no cometieron—, las fallas del sistema judicial no son nuevas y contribuyen al problema. «Tenemos una representación excesiva de los afroamericanos en la población encarcelada. Y cuando se encarcela a una persona se afecta a una familia y a una comunidad».

—¿De qué modo?

—Si uno de cada tres hombres de la comunidad negra va a la cárcel, las familias resultan devastadas, reducidas al ingreso único de la madre y con los niños obligados a crecer sin padre. El hombre, a su vez, queda estigmatizado porque cuando sale libre y va a buscar un trabajo tiene un antecedente penal. Y al mismo tiempo se disminuye la seguridad de las comunidades porque una vez que se desestabilizan las familias se crea un potencial mayor para el delito. Es un ciclo muy malo.

La profesora de la Universidad de Virgina cree que se a acumulado la tensión a lo largo de los últimos cinco años. «Caso tras caso se ha generado una frustración porque la gente percibe una falta de debido proceso con quienes han sido victimizados por la brutalidad policial. Y los policías se han convertido en víctimas, pero utilizar la violencia como plataforma para provocar un cambio no es la mejor forma de lograrlo».

—¿A qué se atribuye esa falta de debido proceso con las minorías, en este caso los afroamericanos?

—En los Estados Unidos tenemos una historia de racismo, y también el hábito de soslayar el trauma que han experimentado las comunidades negras. El trauma repetido por distintos actores sociales de distintas maneras se da en este caso por los actos de los oficiales de policía. Eso deja una percepción de falta de justicia, una aplicación desigual de la ley a diferentes personas.

Un caso capital en la saturación pública de ese sentimiento fue, para la experta, del de Treyvor Martin, asesinado por el vigilante (un miembro de una patrulla armada vecinal) George Zimmerman, quien no fue condendo por eso.

«Pensemos en el perfil de este muchacho que vivía en un barrio cerrado, que visitaba a su padre, que no tenía antecedentes penales… era un adolescente promedio. Creo que su perfil como víctima es lo que instigó los orígenes de este movimiento».

—¿Por qué?

—Toda la comunidad se vio afectada: Treyvor Martin era un adolescente como cualquiera, que resultó ser afroamericano. Eso es lo que conmovió: ese adolescente promedio podía ser yo, mi hijo, mi hermano, porque hoy existe una generación más joven con menos paciencia y menos tolerancia. Son más pragmáticos y tienen la tecnología y las redes sociales a mano. Esa juventud ha impulsado el movimiento Black Lives Matter.

Una oficial de policía en la noche de Dallas en la que murieron cinco de sus compañeros (AP)
Una oficial de policía en la noche de Dallas en la que murieron cinco de sus compañeros (AP)

El crimen de la portación de aspecto

Durante 2015 los jóvenes negros tuvieron nueve veces más probabilidades que cualquier otro grupo estadounidense de morir por fuego policial, según una investigación de The Guardian. Ellos, entre los 15 y los 34 años, son el 2% de la población del país, pero representan más del 15% de todas las muertes causadas por las autoridades que se registraron.

Según el diario británico, en total la gente negra fue asesinada dos veces más que la blanca, la hispana y la nativa. Uno de cada 4 afroamericanos muertos por balas policiales no tenían armas.

Durante 2015 los jóvenes negros tuvieron nueve veces más probabilidades que cualquier otro grupo estadounidense de morir por fuego policial

Williams observó la cuestión de una manera global. «En el país tenemos un problema de violencia armada, y los policías son ciudadanos de esta nación, al igual que las personas asesinadas por ellos. Cualquier violencia va a ser mala para la sociedad, en particular la violencia armada. Las armas se han usado largamente para controlar a las personas y los policías usan las armas si es necesario, si perciben una amenaza. Y pueden usar fuerza mortal».

Otro aspecto general, desde la perspectiva de la experta de la Universidad de Virginia, se halla en los medios. Cuando The Drudge Report —un medioonline poderoso y vocero de una derecha intolerante— tituló «Black Lives Kill» («Las vidas negras matan») o el diario sensacinalista The New York Post eligió «Civil War» («Guerra de Secesión») no sólo renunciaron a la seridad informativa, ni tuvieron el menor impacto en la profesión policial.

«Esos titulares son mecanismos decisivos que se emplean para instigar miedo y reforzar las percepciones negativas sobre la gente negra», dijo Adams-Bass. «Refuerzan los estereotipos y para algunos justifican los homicidios trágicos y la fuerza excesiva cuyo uso contra la gente negra se ha documentado. El racismo sigue influyendo las interacciones sociales y los intercambios interraciales en los Estados Unidos».

—¿De qué modo?

—Los retratos que la televisión ofrece de los afroamericanos son negativos, de modo tal que cuando alguien blanco —un policía blanco— se relaciona con ellos en persona no tiene una idea verdadera de los varones negros, las mujeres negras, las familias negras, las comunidades negras. No lo ve como el ser humano que es sino como el temor que representa debido al estereotipo que los muestra, por ejemplo, como peligrosos o predadores. Recordemos que hubo momentos de la historia de nuestro país en el que no se los consideraba humanos.

Un oficial de policía durante la protesta de Dallas (Reuters)
Un oficial de policía durante la protesta de Dallas (Reuters)

Del trauma de la esclavitud a Dallas

Como ex oficial de la policía, Williams encontró «elementos raros» en el comportamiento de los oficiales en los casos de Sterling y Castile; actos que no cumplen el protocolo de seguridad, por ejemplo, con que un policía se debe acercar a un sospechoso, o respuestas apresuradas.

Sin embargo, coincidió con la académica en la necesidad de aplicar un enfoque histórico: «Es un problema antiguo. Si no vamos al comienzo mismo no podemos ver cómo se originó el problema, ni saber si ha mejorado o empeorado».

—¿Cuál sería ese origen?

—Contra su voluntad y bajo la amenaza de un arma la gente negra fue forzada a una posición de servidumbre. Ese es el origen del control del orden en los Estados Unidos. La ley sobre milicias de 1792 decía que cualquier varón blanco de entre 18 y 45 años debía portar armas, realizar tareas de patrullaje y evitar insurrecciones de las personas negras. El uso de las armas fue para controlar a la gente negra; el arma se utilizó para controlar a un grupo en beneficio de otro grupo. Y eso perdura.

—¿Hoy?

—Un ejemplo: en 1968 antes de la guerra contra las drogas, en el país había 200.000 agentes del control del orden. Desde entonces y hasta hoy la cantidad de agentes ha crecido a más de un millón. Tenemos 800.000 más; también más jueces y más fiscales; construimos más prisiones. Años atrás la gente negra creaba empleo para todos los blancos sobre la base de realizar un trabajo por el cual no se le pagaba. Y a pesar de la Guerra de Secesión y las declaraciones de derechos que garantizaron la libertad para todos, tenemos el mismo sistema: crear servidumbre negra para crear trabajo para gente blanca. Es lo único que puede explicar la disparidad de detenciones de la población negra.

Fuente original: http://www.infobae.com/america/eeuu/2016/07/10/abusos-racismo-venganza-y-muerte-el-rompecabezas-de-la-violencia-en-estados-unidos/

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Estados Unidos gasta más en cárceles que en educación

América del norte / Estados Unidos / 10 de julio de 2016 / Por: Laopinion.com

 

En los últimos treinta años, el aumento en la inversión pública en correcionales y prisiones tiene un paso muchísimo más rápido que lo que se pone en educación básica, secundaria y superior, reveló estudio gubernamental.

El gasto de fondos locales y estatales en cárceles supera con mucho el gasto en educación y el aumento en ambos rubros durante las últimas décadas ha sido tan desbalanceado, que en algunos sitios del país se está invirtiendo  dos, tres y hasta cinco veces más en correccionales que en escuelas.

La conclusión proviene de los análisis del propio gobierno federal en un reporte que fue dado a conocer hoy por el secretario de educación estadounidense John B. King Jr.

“Este reporte es el primero que hemos hecho de tu tipo, comparando gasto en educación y cárceles y tomando en cuenta el crecimiento en la población en ambos rubros”, dijo el secretario de gabinete durante una teleconferencia.

“Lo que vemos es que durante los últimos treinta años los gobiernos locales han acelerado muchísimo más su inversión en prisiones y sistemas correccionales que en educación”, apuntó.

En algunos estados la situación es peor que en otras. Hay siete estados en particular en los que se trata de un incremento cinco veces mayor en cárceles que en escuelas: Idaho, Michigan, Montana, North Dakota, South Carolina, South Dakota y West Virginia.

En el siguiente gráfico se pueden observar los estados y los porcentajes de diferencia entre gasto en educación y en prisiones. Mientras más alto es el número, mayor es la diferencia.

Expenditure increases education and corrections % diff

El peor rubro es el de la educación superior o universitaria, donde el gasto desde 1990 ha permanecido estancado o ha bajado, mientras que ha incrementado en 89% el dinero invertido en cárceles.

El reporte señala además que:

En 30 años, el gasto en educación desde pre escolar hasta 12vo grado se ha duplicado (258 mil a 534 mil millones) mientras que para cárceles se ha cuadruplicado (17 a 71 mil millones).

Todos los estados del país tuvieron este fenómeno con excepción de dos de ellos: Connectitut y Massachussets.

Valerie Jarret, asesora ejecutiva del Presidente Barack Obama dijo que los estados y localidades tenían “prioridades equivocadas”.

Average Annual Cost per Inmate by State

“Esto no aumenta la seguridad pública”, dijo Jarret. “Estados Unidos tiene el 5% de la población mundial y el 25% del número de presos, 2.2 millones de personas están en la cárcel en nuestro país, uno de cada tres estadounidenses tiene un record penal”.

A su vez el secretario King indicó que hay una clara relación entre el gasto en educación y la delincuencia. “Sabemos porque muchas investigaciones lo han revelado que hay una relación causa y efecto, las dos terceras partes de los presos son personas que abandonaron la secuntaria”, dijo King.

Tanto King como Jarret instaron al Congreso a actuar para aprobar algunas medidas que atacarían el problema, como la reducción de sentencias mandatorias que obliga a mandar a la cárcel a personas que cometen delitos menores.

Entretanto, el ejecutivo ha anunciado programas como el piloto “Pell Grant de Segundas oportunidades” que permitirá a estudiantes encarcelados en instituciones penales el acceder a becase para estudios secundarios y de entrenamiento.

Fuente: http://www.laopinion.com/2016/07/07/gasto-acelerado-en-carceles-supera-con-creces-la-inversion-en-educacion-en-estados-unidos/

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