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Los Límites de la Enunciación

Por: Fernando Buen Abad 

Un zopenco “sentido común” reza, con desparpajo disfrazado de “librepensador”, que “todos pueden decir lo que se les de la gana”; que se es “libre de opinar” y que, al amparo del subjetivismo y el individualismo (“todo es según el color del cristal con que se mire”) se suelta la lengua bajo el capricho de conspiraciones o compulsiones. Vivimos bajo el imperio de un verdadero torneo de irresponsabilidades lenguaraces. En especial cuando de detecta que, en una controversia asimétrica, el “más fuerte” procede con una ofensiva, grosera y ultrajante, que pasa del origen de una discusión al ataque -e insulto- personal.

Si se pone en riesgo la vida, el bienestar, la salud, la integridad o los derechos humanos fundamentales… ¡no se puede soltar la lengua al antojo!. Si se miente, se calumnia, se injuria… nadie tiene derecho a la pretendida “libertad” -a cualquier costo- con cualquier pretexto. Y no importa el “ingenio” que pongan, legos o expertos, para hacer pasar sus lancetazos hirientes y falaces contra personas, pueblos, movimientos o líderes sociales. El hecho concreto y claro es que quien suelta la lengua para herir o mentir debe ser sancionado. Así rezan cientos de Constituciones Políticas, morales, sociales y religiosas en todo el planeta. La “Libertad de Expresión” no es un reducto para retóricas delincuenciales ni salvoconducto para cualquier barbaridad impune. Aunque la camuflen como Libertad de Empresa. Ni el “rating” justifica altisonancias o desvaríos expresivos, especialmente si la integridad de terceros indefensos queda en peligro tenue o grave.

Tampoco gozan de impunidad la “opinología” de mercado ni los “periodistas” mercachifles que, al amparo de “fuentes reservadas” o de pretendida “autoridad moral”, se despachan deyectando epítetos a cual más venenosos, parciales y tóxicos. Así exageren lo que exageren; así lloriqueen o se desgarren las vestiduras de sus camuflajes liberales. Es imperativo cultural establecer límites para diestras y siniestras porque la integridad humana, su dignidad y honra, no pueden ser presa de la prosa con intereses espurios, por más que canturreen “libertades” que se reservan sólo para sus negociados. Aquí no hay ingenuos.

No tiene derecho el imperio yanqui de calumniar a ningún gobierno, ni a ningún líder o movimiento social como tampoco lo tienen sus adoradores, operen donde operen. No tiene derecho la ONU ni la OTAN ni cualquiera de sus empleados para envenenar con sus “comentarios” a destajo, si son incapaces de ofrecer pruebas materiales ni argumentos sólidos. No nos acostumbremos a que el poder escupa cualquier basura ideológica contra los pueblos sólo porque no les gusta lo que hacen o lo que piensan. Aunque desplieguen todos sus medios, todas sus farándulas o todas sus maquinas de guerra psicológica.

Otra cosa es presentar un debate serio, una argumentación fundada en razonamientos consensuados y apoyos documentales. Para eso hay métodos, marcos de referencia científicos, jurídicos y políticos. Tribunales, foros, academias especializadas y, principalmente, pueblos en lucha que son fuente de credibilidad suficiente y que deben ser escuchados como requisito de toda controversia. Ningún diferendo, que implique a grupos sociales, puede resolverse a puertas cerradas ni a espaldas de los interesados. Mucho menos con epítetos “ingeniosos” fuera de contexto, de lugar y de personas.

Todo el que “abre la boca” debe ser consciente de la responsabilidad que implica lo que diga. Sólo en el marco de tal advertencia es aceptable el desarrollo de un debate o de una contienda de enfoques o intereses. Incluso para asuntos bélicos entre naciones, existen marcos legales que, en medio de razones difíciles de aceptar, fijan límites y norman conductas. Especialmente fijan responsabilidades para los dichos y para los hechos. No se puede decir cualquier cosa por más fanáticos de la “libre expresión” que se crean o se autoproclamen. No es aceptable presentar como “argumento” el producto de un odio sedimentado cuya forma, acaso socarrona, sólo es un escondite de clase.

No es aceptable decir cualquier sandez y menos aceptable es su defensa desvergonzada. Aunque se tengan títulos o licencias. Aunque se digan en tono “culto” o con histrionismo de erudito. Es imperativo sostener mucha firmeza en este terreno. Nos han llenado con “estiércol verborrajico”, el campo didáctico del debate que es escenario de diputa del sentido y donde es indispensable “velar armas” para entrenar inteligencias, saberes, convicciones, principios y luchas. Permitir que nos lo secuestren nos condena al silencio y nos reduce a espectadores de la estulticia. No se trata de prohibir las ideas ni el derecho a sostenerlas libremente, de lo que se trata es de asegurarse de que tales ideas no deambulen impúdicamente para infligir más penurias a los más débiles, ni más opresión a los históricamente oprimidos.

Se puede ser enfático pero sin payasadas y sin exageraciones inútiles. Se puede ser vehemente pero sin emboscadas de palabrerío oscurantista ni desfiguración de datos. Se puede argumentar con números y con razones sin traficar los unos por las otras. Se puede pensar desde las minorías o navegando a contracorriente del “sentido común” más hegemónico… lo que es inaceptable es vender la inteligencia y la saliva al mejor postor oligarca, bajo el pretexto de que se comparten las ideas” cuando, en realidad, se trafica con intereses oligarcas. De eso hemos tenido hasta el hartazgo en las cámaras de representantes tanto como en las televisoras de los monopolios. Simplemente estamos hartos de que nos vendan su palabrerío envuelto en cháchara de “libertad” para hacernos silenciar con silogismos y sofismas mercantiles bañados con estiércol de mercado. Estamos hartos de no poder debatir con seriedad porque las formas de la censura, diversificadas y camufladas, se deslizan por todas partes incluso ofertadas como la Libertad de Expresión de unos cuantos.

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La UNESCO advierte que de no tomar medidas urgentes de acción 12 millones de niños nunca asistirán un solo día a la escuela

UNESCO / 16/10/2019

Cerca de 258 millones de niños, adolescentes y jóvenes de todo el mundo no estaban escolarizados en 2018, una cifra que representa aproximadamente un sexto de la población mundial de niños en edad escolar (entre seis y 17 años), según nuevos datos publicados hoy por el Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU). Estas cifras revelan además que durante más de una década el avance ha sido mínimo o nulo y, lo que es más preocupante, que, de no tomar medidas urgentes, 12 millones de niños nunca verán el interior de un aula.

Frente a tales datos, será muy difícil de lograr una educación inclusiva y de calidad al alcance de todos, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que la comunidad internacional ha acordado concretar de aquí al 2030.

Los nuevos indicadores sobre niños no escolarizados confirman recientes proyecciones de la UNESCO, que pronostican que, de continuar la tendencia actual, uno de cada seis niños seguirá excluido de la educación primaria y secundaria en 2030 y solo seis de cada 10 jóvenes concluirán la educación secundaria.

Los datos ponen también de relieve la brecha entre los países más ricos y los más pobres. De acuerdo con los datos recabados por el IEU, en los países de ingresos bajos, el 19% de los niños en edad de cursar educación primaria (niños de entre seis y 11 años) no se encuentran escolarizados, frente a solo al 2% de esta población en países de ingresos altos. Las brechas se profundizan en el caso de niños mayores y jóvenes. En los países de ingresos bajos, cerca del 61% de los jóvenes de entre 15 y 17 años no se encuentran escolarizados, frente a solo el 8% en los países de ingresos altos.

“Las niñas continúan siendo víctimas de los mayores obstáculos” observa Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO. “De acuerdo con nuestras proyecciones, nueve millones de niñas en edad de cursar primaria nunca asistirán a la escuela, frente a alrededor de tres millones de niños. De estos nueve millones de niñas, cuatro millones viven en el África Subsahariana, donde la situación es aún más preocupante. Por consiguiente, debemos seguir orientando nuestras acciones hacia la educación de las niñas y mujeres y hacer de ellas nuestra más alta prioridad”.

“Solo contamos con 11 años para cumplir con la promesa de que todo niño pueda asistir a la escuela y comenzar a aprender. Sin embargo, año tras año los nuevos datos nos siguen mostrando un persistente e invariable escenario caracterizado por bajos niveles de acceso y calidad” advierte Silvia Montoya, Directora del Instituto de Estadística de la UNESCO “Estos desafíos no son inevitables. Se pueden resolver mediante una combinación de acción intensiva y mayor financiamiento. Necesitamos el compromiso sincero de cada gobierno, reforzado por los recursos necesarios para cumplir esta aspiración”.

Si bien el número de niños no escolarizados parece haber descendido de los 262 millones registrados el 2017, dicho descenso obedece en gran parte a un cambio en la metodología de cálculo de los indicadores. Como se ha demostrado en un nuevo documento, los niños en edad de cursar educación primaria que asisten a preprimaria, que previamente habían formado parte del total, ya no se consideran no escolarizados.  No obstante, esto no cambia las tasas globales de niños no escolarizados.

Los nuevos datos que han sido publicados por el IEU –encargado del seguimiento de los datos sobre el ODS 4– una semana antes de la reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la que se analizarán los avances hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible y se planteará el financiamiento requerido para concretarlos. Los datos demuestran la urgente necesidad de aumentar las acciones orientadas a concretar una educación de calidad para todos. Esta meta podrá lograrse en la medida en que renovemos nuestros esfuerzos y recabemos datos más completos y fidedignos para monitorear el avance en términos de acceso, conclusión y calidad de la educación.

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Los lobos en el gallinero educativo

Por: Luis Hernández Navarro

El fantasma de Carlos Jonguitud Barrios vaga libremente por las instituciones educativas de San Luis Potosí. Joel Ramírez Díaz, quien fue secretario particular del cacique sindical del magisterio entre 1972 y 1989, es el actual titular de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (Sege).

No es que el ingeniero Ramírez tenga una idea muy clara sobre las cuestiones pedagógicas. Su única experiencia previa en la enseñanza pública fue su chamba como secretario del gobernador Jonguitud Barrios. Eso sí, antes de estar al frente del ramo fue dirigente del PRI y diputado.

Como líder del otrora invencible partidazo, el ingeniero Ramírez anunció: Vamos a asumir el compromiso de los priístas de todos los tiempos, a seguir transformando positivamente la vida de los mexicanos, transitando de la revolución política a la evolución social.

De su mentor heredó la proclividad a la mano dura. Como si fueran terribles criminales, no dudó en aventarles patrullas y fuerza metropolitana a 50 maestros de inglés a los que cesó.

Su relación con el SNTE es magnífica. Apenas hace unos días le reconoció a las secciones 26 y 52 de la gremial un compromiso renovado, moderno y con gran cercanía a la base.

El suyo dista de ser un caso único. A mil 250 kilómetros de distancia, en Baja California Sur (BCS), despacha Héctor Jiménez Márquez, una figura con vocación partidaria similar a la del potosino, pero bajo las siglas del PAN.

Como si tuviera el don de la ubicuidad, en 2018, no obstante ser titular de la Se­cretaría de Educación en la entidad, fue parte de la comisión encargada de organizar la renovación del comité nacional blanquiazul. Se justificó aduciendo que era “un nombramiento honorario […] no es un tema que interfiera, porque no te genera jornadas o un horario de trabajo”.

Tampoco vio problema en que su hijo, Ángel Jiménez, percibiera el pago simultáneo de dos plazas: una en la ciudad de La Paz, y otra en Loreto. La Contraloría del estado concluyó que no había nepotismo en el caso, pero cesó a Alba Priego, la responsable de la contratación de Ángel.

El profesor Jiménez lleva años haciendo política en las filas del PAN. Fue su dirigente estatal, diputado local y delegado de la Sedesol. Su relación con el sindicalismo oficial es tan buena, que el encargado de tomarle protesta y entregarle su nombramiento como secretario de Educación fue el líder del SNTE en BCS, Mateo Casillas.

Luis Arturo Cornejo Alatorre es el secretario de Educación de Morelos, entidad gobernada por Morena y el PES. Él es un político de la vieja guardia. Más que sobre educación, de lo que sabe es de grilla. Saltimbanqui consumado, fue, entre otras muchas cosas, subsecretario de organización nacional del PRI, secretario de elecciones del partido Convergencia y subsecretario de Gobierno del panista Rafael Moreno Valle en Puebla.

Fue director de administración del Instituto Nacional de Solidaridad, el espacio de capacitación de los cuadros salinistas. Allí manejó millones de pesos de programas que no tenían control presupuestal ni rendición de cuentas. Del salinismo saltó al zedillismo.

En los primeros cuatro años de esa administración fungió como subdirector del área técnica del Capfce, donde administró un presupuesto millonario para construir escuelas en todo el país. Curiosamente él es abogado. A diferencia de los delegados de esa área era el único que no tenía título de ingeniero. Las cuentas que entregó fueron pésimas. Él, todos los gerentes que coordinaba y varios desligados fueron inhabilitados y multados.

En el mismo cuadro de honor ocupa un lugar destacado Alberto Frutis Solís, el perredista que despacha en la Secretaría de Educación del Estado de Michoacán (SEE). Aspirante a la alcaldía de Morelia y a la dirección estatal del sol azteca, cuenta con triple plaza: una como titular de la SEE, y otras dos magisteriales (en total: 101 mil 416 pesos). La secretaría a su cargo hizo algunos malabares verbales para justificarlas.

En la Cámara de Diputados, Xóchitl Leyva lo denunció por presupuestar en 80 pesos la cajita (del tamaño de una pizza mediana) donde se reparten los útiles escolares, cuando en realidad cuestan 12 pesos.

Desde que él está al frente de la institución, las universidades patito han crecido exponencialmente, utilizando incluso infraestructura de escuelas públicas. La colección de autos de lujo en los que se mueve es de antología (https://bit.ly/2q1z6OS). Y, como si le faltaran condecoraciones, ha sido acusado de utilizar su puesto para pedir favores a cambio de empleo (https://bit.ly/319tAGZ).

El SNTE no controla la educación en los estados como en el pasado. Pero no está manco. Basta ver a Jaime Torres Merlo, el titular en Colima. Fue secretario general de la sección 6 del gremio. De allí saltó a las instituciones educativas, con apoyo del cacicazgo local. Fue director de Educación Básica, secretario técnico de la Secretaría de Educación, estuvo en la dirección de Planeación Educativa, hasta que se sacó el premio mayor: fue designado titular del ramo.

Además del sueldo de 59 mil 627 pesos mensuales que percibe al frente de la secretaría, cobra 14 mil pesos como director de primaria y otros 10 mil 965 como maestro de grupo.

En Educación: la rectoría del Estado (https://bit.ly/2MBiQf8) documenté la forma en que grupos empresariales y de ultraderecha capturaron, en muchas entidades, las secretarías de Educación locales. Como puede verse en este recuento, los partidos políticos en los estados no cantan mal las rancheras.

En prácticamente todo el país, los lobos manejan los gallineros educativos. ¿De verdad alguien cree que con ellos se puede echar a caminar una Nueva Escuela Mexicana (sea ésta lo que sea)?

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Estados Unidos: Cómo el movimiento #MeToo está cambiando la educación sexual en las escuela

América del Norte/ Estados Unidos/ 15.10.2019/ Fuente: www.elnuevoherald.com.

 

La Junta de Educación de California actualizó su marco estatal en mayo para enseñar educación sexual integral que priorice la precisión médica y la sensibilidad hacia las diversas sexualidades.

En Virginia, una medida promulgada en marzo requiere que la educación sexual en la escuela incluya instrucción sobre tráfico de personas.

En Colorado, una ley aprobada esta primavera requiere que cualquier educación sexual que se enseñe en las escuelas públicas del estado sea precisa desde el punto de vista médico, y, en una acción inusual, se derivó $1 millón para solventarla.

La temporada legislativa estatal de 2019 está produciendo una gran cosecha de proyectos de ley de educación sexual en el país, con al menos 79 iniciativas presentadas en las legislaturas de 32 estados y el Distrito de Columbia, según un informe reciente del Guttmacher Institute, una organización enfocada en la investigación de la educación sexual y reproductiva y de defensa de la salud. La mayoría de los proyectos de ley se han dirigido a expandir la educación juvenil en torno a una sexualidad y relaciones saludables, y a reducir el alcance de la filosofía de “solo abstinencia” que se había convertido en parte de muchas clases de educación sexual en las últimas cuatro décadas.

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Pero no fueron solo los estados socialmente liberales los que reconsideraron el enfoque de la educación sexual este año. Varios estados conservadores dieron pasos hacia una educación sexual más amplia que, aunque no es tan abarcadora como la de California, representan cambios importantes que podrían conducir a políticas más completas en el futuro.

En Tennessee, por ejemplo, en donde los republicanos controlan el Senado, la Cámara de Representantes y la gobernación, los legisladores aprobaron un proyecto de ley que alienta a las escuelas a brindar educación que hable sobre la concientización de la violencia sexual.

Y en Utah, en donde los republicanos tienen una mayoría a prueba de veto en ambas cámaras, el gobernador republicano firmó una ley que permite a los profesores hablar sobre la anticoncepción en las aulas de las escuelas públicas.

Los legisladores de Mississippi, Georgia y Arkansas también intentaron avanzar con proyectos de ley, aunque éstos no fueron aprobados.

El renovado interés en el tema fue impulsado en parte por cambios legislativos durante las elecciones de medio término de noviembre pasado, que pusieron en las bancas a más demócratas, y a más legisladoras; pero también por el movimiento #MeToo, que puso sobre el tapete temas como los ataques sexuales y el consentimiento en una relación sexual.

Aunque las mujeres ocupan menos del 30% de los escaños legislativos estatales, presentaron cinco de cada siete proyectos de ley estatales que actualizan los estándares de educación sexual que se promulgaron el año pasado, según un informe reciente del Center for American Progress, entidad de tendencia izquierdista. Las mujeres también presentaron más de la mitad de los proyectos de ley para modernizar la educación sexual en las sesiones de este año.

“Cuando tengas gente nueva y diferente, tendrás nuevas conversaciones y nuevas ideas”, dijo Elizabeth Nash, gerente principal de asuntos estatales en Guttmacher.

LOS PÁJAROS Y LAS ABEJAS EVOLUCIONAN

Aunque las versiones de la Cámara de Representantes y del Senado de los Estados Unidos de los nuevos estándares de educación sexual también se han reintroducido este año, es poco probable que sean aprobadas, según Jennifer Driver, directora de políticas estatales del Consejo de Educación e Información sobre Sexualidad de los Estados Unidos, una organización que aboga por una educación sexual más integral.

Las decisiones sobre estas opciones en los currículos en las escuelas públicas están en gran medida determinadas por los estados. Según Guttmacher, 26 estados no requieren educación sexual, y solo 13 requieren que sea médicamente precisa.

Las actitudes sobre la educación sexual se han polarizado políticamente desde al menos la década de 1960, especialmente sobre si la abstinencia prematrimonial debe enseñarse como el estándar moral o como una de posibles estrategias para evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual (ETS).

Según el grupo de defensa SIECUS, desde la introducción de los programas de ”solo abstinencia” en 1981, se han gastado más de $2 mil millones en impuestos para difundir esos programas, incluso cuando se han relacionado con un aumento o, en el mejor de los casos sin cambios, en las tasas de embarazos no deseados y ETS.

Pero un aumento en las discusiones públicas sobre el peligro de las relaciones poco saludables está cambiando el juego. Primero fue una serie de episodios muy publicitados sobre violencia en el noviazgo, seguidos de varios episodios de asalto sexual en los campus universitarios, y luego #MeToo, cuando se denunció a hombres poderosos por violencia sexual y acoso. Con cada ola de indignación, los legisladores estatales comenzaron a aprobar proyectos de ley que ordenaban una educación escolar centrada en relaciones saludables, si no en una sexualidad saludable.

“Eso ha puesto más energía en torno a un tema que ha faltado durante mucho tiempo en la educación sexual, que es el consentimiento”, dijo Nash.

Las charlas sobre el consentimiento en las aulas condujeron a conversaciones sobre el control del propio cuerpo y el derecho a información precisa y sin prejuicios sobre la salud y la sexualidad. Y esto ha llevado a los debates sobre educación sexual integral. “No es exactamente un círculo, pero éste es el camino en el que se ha movido el tema”, dijo Nash.

Cuando varias legislaturas estatales se movieron hacia la izquierda con las elecciones de 2018, las ruedas comenzaron a girar rápidamente.

CAMBIANDO LA CONVERSACIÓN EN ESTADOS ROJOS

Dos semanas después de esas elecciones, Jaime Winfree decidió que Georgia necesitaba un proyecto de ley sobre educación sexual.

Winfree, directora de la Coalición de Georgia para el Avance de la Educación Sexual, estaba en una conferencia sobre derechos reproductivos cuando escuchó una presentación Jennifer Chou, abogada de la filial del Norte de California de la Unión de Libertades Civiles (ACLU).

Chou detallaba la aprobación en 2015 de la Ley de Juventud Saludable de California, que exige que las escuelas brinden a los estudiantes de escuela media y secundaria una educación sexual integral que priorice la precisión médica y la sensibilidad ante los diversos valores y creencias sobre la sexualidad. Chou contó en la conferencia que el proyecto de ley fue el resultado de 20 años de cambio incremental.

“Casi me caigo de la silla”, recordó Winfree.

Si el proceso tomó 20 años en California, llevará 200 años en Georgia, pensó Winfree. Pero ambos estados tuvieron que comenzar en alguna parte. Winfree decidió que el primer paso de Georgia debería ser el mismo que el de California: aprobar el requisito de que cualquier educación sexual que se enseñe en las escuelas públicas sea médicamente precisa.

Parecía una venta fácil, pero no lo fue. El proyecto de ley que Winfree y sus colegas ayudaron redactar fue patrocinado por varios legisladores demócratas y finalmente murió en comisión. Dijo que fue decepcionante, pero su pelea está lejos de terminar: Winfree ya está tramando su estrategia de presentación previa para la versión del proyecto de ley del próximo año.

Fuente de la noticia: https://www.elnuevoherald.com/vivir-mejor/salud/article235477522.html

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Noam Chomsky: Sobre la crisis del neoliberalismo en Ecuador

Por: Noam Chomsky.

¿Cómo lograr que una micro minoría del uno por ciento continúe, década tras década acumulando más riqueza que el restante noventa y nueve por ciento de una sociedad? Quienes lo han hecho lo saben bien: (1) propaganda masiva y ubicua, invisible pero real, como el aumento de CO2 en la atmósfera, y (2) acoso político, económico y militar de cualquier otra opción que contradiga el asalto.

Otra forma es enlazar disputas y axiomas diversos sin una necesaria relación lógica: la religión de las armas y el amor religioso, el aborto y la baja de impuestos a los más ricos, la negación del cambio climático y el odio a los inmigrantes, la libre circulación del capital y el patriotismo, etc.

De esta forma, el uno por ciento continúa recogiendo los frutos de toda una sociedad y de toda una historia, con el apoyo necesario de una elite criolla dominante o, incluso (cuando existen elecciones) de un número significativo de quienes no pertenecen al uno por ciento.

Así, en América Latina, las opciones al neoliberalismo, cuando han fracasado, han fracasado por errores propios y, sobre todo, por el criminal bloqueo económico de la superpotencia del mundo. Eso cuando no han recurrido a los más tradicionales golpes militares para defender la libertad del capital de la minoría criolla (clasista y racista) aliada a las más poderosas transnacionales.

Así, por otro lado, en América Latina las imposiciones neoliberales han fracasado a pesar de repetidas inundaciones de capitales en formas de créditos multimillonarios que no dejaron en sus países ni progreso ni desarrollo sino deudas masivas y más pobreza.

Para el neoliberalismo, solo el éxito económico cuenta como éxito. No obstante, este mito del éxito económico ni siquiera ha tenido éxito en la economía de los países colonizados por el mito del éxito económico. No, por el contrario, se insiste en “el probado fracaso” de sus otras opciones apuntando a países acosados, bloqueados y en ruinas, lo cual es un patrón de acción y de narración política.

América Latina es parte de esta ola que, a falta de mejor nombre, se suele denominar neoliberalismo. Esa ola que arrasa, quema y destruye cualquier malla de contención social y ambiental hasta poner en riesgo la propia supervivencia planetaria y cuyas consecuencias económicas y sociales volvemos a presenciar en todo el continente como una historia que se repite de forma cíclica.

Si bien en estos días la atención está mayormente concentrada en el vergonzoso estado de sitio en Ecuador y la consecuente represión de las movilizaciones contra las medidas antipopulares del gobierno de Lenín Moreno, una amplia mayoría de países vive en estado de permanente amenaza e incertidumbre al mismo tiempo que los inversores presionan, amenazan y aumentan sus ganancias.

No habrá que soslayar que mientras escribimos estas líneas la respuesta gubernamental ecuatoriana viene cobrándose muertos, heridos y detenidos y aún inciertos por el ejercicio de la censura y el toque de queda. Pero las movilizaciones que comienzan a resistir esta crisis humanitaria, producto de políticas adulatorias del poder mundial y generadoras de miseria, se extienden de norte a sur. Como en Colombia (sede de la mayor cantidad de bases militares de Estados Unidos en el hemisferio y sede del narcotráfico mundial y del paramilitarismo impune) se opone al único proceso de paz concreto propuesto en cincuenta años. Como en Perú, donde idéntico desconocimiento mutuo entre dos poderes fundamentales del Estado (ejecutivo y legislativo), es considerado una opinable cuestión constitucionalista mientras que en Venezuela (no se lea este manifiesto como un apoyo a su gobierno) la mafia hegemónica llama a la intervención militar. Argentina vive envuelta en piquetes frente a la aceleración exponencial de la pobreza y el endeudamiento súbito, mientras en Chile y en Brasil se sigue profundizando la inequidad social, la desprotección, el narcotráfico y la violencia civil y policial que ya amenazan hasta países como Uruguay por razones de proximidad.

Diferentes procesos electorales aún están pendientes en Argentina, Bolivia y Uruguay en lo que resta del año. Otros seguirán en los años por venir. La disyuntiva continúa siendo entre la narrativa del uno por ciento (el autoritarismo de las élites, el militarismo reaccionario, el odio de los racistas, de los nacionalistas, de los clasistas, del machismo que se resiste a ceder paso, del neomedievalismo, de la destrucción del medio ambiente a cambio de unos dólares) y la construcción de una democracia progresiva, solidaria, no consumista, que ponga el énfasis en el ser humano y no en las riquezas de unos pocos a costa de unos muchos. Una sociedad capaz de construir un mundo para todos y no sólo para una minoría elegida por un dios que nunca la eligió.

Texto publicado en Página 12

* Manuel Castells, sociólogo, economista español y profesor en la Universidad de Berkeley; Jorge Majfud, escritor uruguayo y educador radicado en Estados Unidos, y Emilio Cafassi, profesor en Buenos Aires.

Fuente del artículo: https://www.jornada.com.mx/ultimas/mundo/2019/10/13/noam-chomsky-sobre-la-crisis-del-neoliberalismo-en-ecuador-2467.html

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La escuela es nuestra: expectativas encontradas

Por: Carlos Ornellas.

 

Las escuelas resisten con vigor las influencias externas, excepto aquellas que tienen que ver con sus tareas habituales, como cambios en planes y programas, libros de texto y materiales de apoyo.

Una demanda recurrente —por necesidad real— que enarbola el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación desde los años 50 es la de tener espacios dignos y adecuados para la labor escolar.

En eso sí, los padres lo secundan sin presión ni chantajes. Escuelas mal construidas y con mantenimiento defectuoso o nulo ha sido la regla, a pesar de esfuerzos que redituaron frutos por años. Pero el mantenimiento no forma parte de la cultura escolar mexicana.

Además, desde los años del desarrollo estabilizador, el Estado comenzó a dejar esa responsabilidad en los padres de familia, liderados por los directores de las escuelas; recuérdense las cuotas voluntarias.

En el gobierno de Adolfo López Mateos, el secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, lanzó la idea de instituir el Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas, que tuvo su época de gloria en la construcción de aquellas aulas prefabricadas para dar cabida a la demanda creciente por educación.

También en la edificación de espacios para universidades públicas, aunque no dependieran del gobierno federal.

Pero al igual que toda institución pública se convirtió en presa de políticos y empresarios corruptos. Hubo intentos de limpia, que no sucedió con el cambio de nombre a Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa. Y hoy nos encontramos con las mismas faltas de servicios básicos y de mantenimiento.

El presidente López Obrador decidió dar una vuelta de tuerca. Como ya se sabe, el Congreso aprobó su propuesta y enterró al Inifed. No hay una institución que lo sustituya, utilizará un programa de transferencia directa de fondos.

La escuela es nuestra es la consigna clave del proyecto presidencial; tiene como meta principal rehabilitar casi 734 mil escuelas primarias. Y, como todo, tiene al menos dos caras.

El Presidente dio el banderazo de salida al programa en Puebla. Explicó que en una primera etapa se intervendrán 103 mil 268 escuelas y en otra 69 mil 474.

Dejó en claro que la inversión de 20 mil millones de pesos será compartida —a mitad y mitad— entre su gobierno y los de los estados. Aclaró que los recursos se entregarán de manera directa a las escuelas que tendrán que conformar un Comité Escolar de Administración Participativa.

La expectativa del gobierno es que de esa manera se evitará la corrupción, que los maestros y padres de familia saben qué es lo que su escuela requiere; que son buenos constructores y que la infraestructura de sus planteles será meritoria.

El secretario de Educación Pública criticó a quienes critican el programa, pero afirmó que ellos —el gobierno— sí confían en los ciudadanos.

Es obvia la suspicacia del Presidente al conocimiento experto, pero —dice mi amigo El Maestro— lo que está detrás es un programa clientelar diseñado para capturar votos.

Además, especula, con la entrega de recursos se lucirá el Presidente, los gobernadores recibirán poco crédito, unos ni eso siquiera.

Los problemas de infraestructura escolar en ciertas regiones son acuciantes, en otras no hay inconvenientes severos.

Es deseable que el programa La escuela es nuestra ofrezca resultados y pronto, que las comunidades agarren confianza, que haya participación entusiasta de padres de familia, pero es muy arduo romper una costumbre donde el gobierno hacía todo y esperaba aplausos.

No hay una tradición de autogestión —sí en el trabajo pedagógico de muchas escuelas multigrado— ni es seguro que construir aulas sea una tarea fácil.

No hay garantía de que con ese programa se acabe la corrupción ni el burocratismo.  Los CEAP tendrán que llenar muchos papeles que revisará la burocracia central. Pero si funciona con cierta eficacia, le hará bien al país. Si no, otra expectativa frustrada.

Fuente del artículo: http://www.educacionfutura.org/la-escuela-es-nuestra-expectativas-encontradas/

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