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La sociología se reinventa para repensar el siglo XXI

Con referentes como Pierre Bourdieu y Zygmunt Bauman, la carrera emblema de las ciencias sociales se actualiza, a la vez que se expanden sus áreas de trabajo. Articulación entre mundo académico y salida laboral. Construcción de políticas públicas y “sentido común”.

Por Cecilia Arizaga |08/05/2016 | 00:58

La sociología surge en el siglo XIX como parte de un proceso de emergencia de las ciencias que estudian el mundo que los hombres construyen. Sigue el curso iniciado por las ciencias políticas y la economía política. Se define como un campo específico del conocimiento cuando el orden capitalista ha madurado lo suficiente como para atravesar las diversas áreas sociales, culturales, políticas y económicas del mundo público y privado. Es en ese momento histórico, mediado por la Revolución Industrial, donde se impone la pregunta por lo social. Cuando las transformaciones van horadando el orden social hasta entonces conocido, vivido, se impone contar con un corpus particular de saberes y prácticas que se pregunten cómo restablecer o crear un nuevo orden.

Interrogantes. ¿Qué es hoy la sociología en la sociedad del capitalismo global, cambiante e incierto que nos rige? ¿Qué nos hace sociólogos a los sociólogos? ¿Qué saberes, prácticas y enfoques nos diferencian de quienes estudian otras carreras diferentes a las llamadas ciencias sociales?

 En los años que llevo como socióloga, en la investigación, la docencia universitaria y dirigiendo una carrera de sociología, hay un concepto que la sociología toma de la filosofía que me repito y comparto cuando surgen estas preguntas: desvelamiento. El sociólogo francés Pierre Bourdieu definía a la sociología como un tipo de conocimiento que desvela los ocultos mecanismos del orden social vigente. La figura del desvelamiento alude a correr el velo, des-velar, lo que hasta ese momento permanecía invisible tras el velo de lo que se presenta socialmente como “natural” y de “sentido común” fijando, inmovilizando ideas, prácticas y formas de ser y pensar el mundo. Desvelar resulta la acción, y más aún la actitud, sensibilizadora, movilizadora, inquietante, incluso incómoda y altamente atrapante que experimentamos, en algunos grandes momentos, quienes estudiamos y trabajamos en sociología. La sociología es una ciencia que desnaturaliza y al hacerlo historiza: “Descubre lo arbitrario donde se quiere ver la necesidad o la naturaleza; y descubre la coacción social donde se quiere ver la elección”, dice Bourdieu.

Cada año, cuando me encuentro con un nuevo grupo de alumnos los invito a lo que llamo “el desafío del punto de vista sociológico” que exige correrse de un modo de ver y pensar el mundo y sus problemas desde el sentido común. El sentido común, como conocimiento práctico, impresionista, autoexplicativo y fijador de ideas que las personas compartimos para movernos en el mundo social, goza de muy buena prensa. Se escucha en la calle, en reuniones sociales y medios de comunicación que “lo que falta es sentido común” cuando algo no satisface las expectativas, o por el contrario, “es de puro sentido común” cuando estamos de acuerdo con alguna idea o acción.

Esta apelación al sentido común no repara en quién dice que sea eso y no otra cosa lo que detenta esa categoría: ¿quién lo instituye como sentido común? Tampoco pone el foco en el poder cancelatorio que ostenta en toda discusión: al decir “es de sentido común” se cierra toda argumentación, es el punto cero de todo debate de ideas porque quien lo cuestiona aparece como carente de ese sentido tan bien preciado. Bajo la naturalización del sentido común se reproduce la visión del mundo de los sectores más dominantes.

Por el contrario, el punto de vista sociológico, el pensar sociológicamente como dice Zygmunt Bauman, exige que los procesos sociales sean comprendidos, interpretados como construcciones sociales. Lo que equivale a decir que lo que aparece como sentido común podría haber sido, puede ser de otra forma porque ha sido construido por los hombres. Al ser construido socialmente, también puede ser transformado socialmente. Ahí reside el poder transformador de la sociología y también su incomodidad.

Uno podría pensar que un argumento como el que estoy desarrollando sólo es válido para la sociología desde el campo académico. Sin embargo, esta perspectiva sociológica atraviesa los distintos campos y ámbitos de acción en los que hoy se desarrolla un sociólogo o socióloga. ¿De qué modo es posible plantear cambios dentro de una sociedad, empresa o proyecto de trabajo si no ponemos en cuestión lo establecido? , ¿cómo elaboramos diagnósticos y diseños de planificación sobre algún problema de la agenda pública si nos enfocamos en que el sentido común nos marca que esto es así porque es así y no hay otro modo posible?

La sociología nos abre la posibilidad de comprender el modo en que el orden social, como poder establecido e incorporado, impacta en nuestras vidas y al hacerlo nos habilita al cambio en aspectos concretos: conocer el modo en que la escuela reproduce desigualdades ligadas al género o la clase social resulta fundamental para planificar políticas educativas que promuevan una sociedad más igualitaria.

Miradas. El campo de trabajo de la sociología no se limita al campo académico, donde tradicionalmente se constituyó el imaginario social del “ser sociólogo”. Hoy el perfil profesional del sociólogo se expande al campo del diagnóstico, el diseño y la planificación de políticas públicas, al campo empresario, a los organismos internacionales, a las ONG, a los medios de comunicación. Comprende un amplio abanico de áreas: el trabajo, la educación, el urbanismo, la salud y la cultura se cuentan entre las tradicionales, al tiempo que se viene desarrollando en forma progresiva en espacios más novedosos que nos van mostrando nuestros propios egresados de la carrera de Sociología de la UCES, como las TIC (tecnologías de información y comunicación), el medio ambiente, el diseño y la criminología, entre otros.

Esta ampliación del campo de trabajo sociológico requiere una formación donde los saberes que apuntan al perfil profesional sean vistos como parte sustancial y no como un conocimiento de segunda instancia. Los que tenemos a cargo la tarea de formar sociólogos para un mundo que se define por el cambio constante y la incertidumbre como es el que nos toca vivir nos vemos llamados a repensar planes y programas que apunten a una formación académica-profesional que estimule y promueva estudiantes y graduados con una mirada crítica, curiosos, sensibles a lo emergente y comprometidos con la sociedad en los distintos ámbitos en los que les toque actuar.

En este sentido, se vuelve un desafío implementar diversas acciones que confluyan en un plan de estudios y una vida universitaria orientada a la apertura del perfil de los graduados, donde el campo académico, la producción de conocimiento a partir de la investigación y el desarrollo de competencias y habilidades profesionales para el mundo del trabajo no sean veredas opuestas sino compatibles y sinérgicas

Fuente del artículo: http://www.perfil.com/contenidos/2016/05/08/noticia_0011.html

Fuente de la imagen: https://i.ytimg.com/vi/5bTvhFQ0q94/maxresdefault.jpg

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¿Puede la Agroecología alimentar al mundo?

Argentina/ 06 de Mayo d 2016

Por: Miguel Altieri

Miguel Altieri un referente  en Agroecología, quien fuera invitado por la Facultad de Agronomía de la UBA a disertar sobre las bases para una transición desde una agricultura industrial (producción con agrotóxicos) a otra más ecológica, dijo, entre otras cosas: “Existen aproximadamente 1500 millones de hectáreas de tierra agrícola en el mundo. El 80% está bajo agricultura industrial, que en promedio sólo produce 30% de lo que come la humanidad (sólo le interesa generar biomasa). Por su parte, los campesinos, que son 380 millones de fincas en el mundo, trabajan el 20% restante y producen en promedio el 60% de los alimentos que consumen los habitantes del planeta. Entonces, ¿quiénes son los principales productores? Los campesinos. La Agroecología ha tomado como prioridad ese sector porque puede solucionar efectivamente el problema del hambre en el mundo”. DIARIOJUNIO presenta una entrevista a Altieri.

La Agroecología nace como una respuesta a las falencias de la agricultura industrial. Al combinar conocimientos tradicionales campesinos indígenas de América Latina con ciencias como la Ecología, la Agronomía y la Sociología, resulta una alternativa socialmente más justa, económicamente más viable, culturalmente aceptable y ecológicamente más diversa.

Así lo entiende Miguel Altieri, profesor de Agroecología en la Universidad de California (UC), quien fue invitado por la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) para disertar sobre las bases de esta disciplina. Entrevistado por el sitio de divulgación científica Sobre La Tierra, explicó cómo considera que su difusión masiva solucionaría el problema del hambre en el mundo.

“Existen etnias que han practicado la agricultura por cientos de años, absorbiendo los cambios y permaneciendo estables en el tiempo. Los principios de la Agroecología incluyen esos saberes, que al combinarse con otros provenientes de la Ecología, por ejemplo, permiten cultivar la tierra de una forma más biodiversa, resiliente y productiva.

Por otra parte, los supuestos que guían a la agricultura industrial ya no son válidos: el clima está cambiando, la energía del petróleo es cara y finita, y el agua no es abundante. Además, la naturaleza no se puede controlar con tecnología: los agroquímicos, fertilizantes, transgénicos y demás subsidios que supuestamente iban a aumentar la producción y reducir el hambre, tuvieron una serie de efectos ecológicos indeseables sobre la salud humana y el ambiente, y no resolvieron el problema de la alimentación.”

Altieri, quien también es Presidente Honorario de la Sociedad Latinoamericana de Agroecología (SOCLA), le explicó a Sobre La Tierra por qué la propuesta agroecológica apoya principalmente a los campesinos. “Existen aproximadamente 1500 millones de hectáreas de tierra agrícola en el mundo. El 80% está bajo agricultura industrial, que en promedio sólo produce 30% de lo que come la humanidad (sólo le interesa generar biomasa). Por su parte, los campesinos, que son 380 millones de fincas en el mundo, trabajan el 20% restante y producen en promedio el 60% de los alimentos que consumen los habitantes del planeta. Entonces, ¿quiénes son los principales productores? Los campesinos. La Agroecología ha tomado como prioridad ese sector porque puede solucionar efectivamente el problema del hambre en el mundo”.

No obstante, los grandes productores también son tenidos en cuenta dentro del movimiento agroecológico, tal cual lo señaló Clara Nicholls, docente y colega de Altieri en la UC: “Nos interesa que vaya desapareciendo ese mito de que la Agroecología es sólo para campesinos. Los grandes productores, aquellos que tienen entre 200 y 500 hectáreas, también pueden aplicar estos principios. Obviamente, las formas tecnológicas que deben adoptar son diferentes a las de la pequeña escala, pero las bases son las mismas. Por eso, para nosotros es clave venir a la Argentina a mostrar ejemplos de grandes productores agroecológicos de países como Colombia y Chile, incluso de Estados Unidos”.

Un futuro sano

Para que la ciencia de la Agroecología pueda llegar a alimentar al mundo será necesario fortalecer aspectos educativos, legislativos y económicos, además de mejorar su divulgación hacia la sociedad en general, y a los productores en particular. “Necesitamos políticas públicas que incluyan la educación y la extensión de grado y posgrado en esta disciplina, con profesores capaces de brindar una visión más amplia. Así es el pensamiento agroecológico, más holístico y sistémico; requiere otra pedagogía.

Por ejemplo, para nosotros, las plagas no son problemas que aparecen porque sí; hay condiciones, desbalances, causas que permiten que se expresen. En vez de ir al síntoma, como la agricultura convencional, que aplica insecticidas, la Agroecología hace foco en las causas fundamentales. Esto diferencia mucho nuestros diagnósticos de los problemas”, comentó Clara.

Una de las formas más eficientes en las que esta disciplina se está difundiendo en el continente es a través de los movimientos sociales. Tanto Altieri como Nicholls destacaron el ejemplo de Brasil, donde muchas fuerzas sociales rurales empujaron al gobierno a elaborar una ley nacional de agroecología. “Nosotros trabajamos con una metodología llamada campesino a campesino, que funciona de manera horizontal: cuando un campesino ve que a su vecino le funcionó una determinada práctica, hay alta probabilidad de que la adopte. La divulgación debe ser simple para que el mensaje llegue con claridad a la gente”.

Tanto Altieri como Nicholls destacaron la importancia de que las sociedades y los gobiernos tomen conciencia de la importancia que tiene una alimentación sana. “Es necesario que la sociedad esté alerta de la procedencia de los alimentos que consume. Hoy se sabe, por ejemplo, que la buena salud de los niños depende en gran medida de la calidad de su dieta: existen enfermedades directamente vinculadas al sistema de producción industrial. Una vez entendido esto, la demanda de alimentos sanos, abundantes y accesibles vendrá de los pueblos. Y si los gobiernos analizaran la problemática en profundidad, no dudarían en apoyar la agricultura sana. La salud pública representa una proporción considerable de los presupuestos, y ciertas enfermedades, evitables a partir de una dieta saludable, salen caras”.

Agricultura ecológica y cambio climático

Para Clara Nicholls, desde el punto de vista agroecológico el cambio climático es una preocupación y también una oportunidad: “Muchos pequeños agricultores ya no pueden predecir los cambios climáticos.

Ellos, que nada tuvieron que ver con este cambio, son quienes más lo sufren. Sin embargo, desde hace 5 años, investigadores en agroecología nucleados en la red REDAGRES, perteneciente a la SOCLA, vienen comparando la resiliencia de fincas agroecológicas vs. convencionales en Colombia. Ellos encontraron que en años Niño o Niña, mientras las primeras mantienen su producción agrícola o la lechera, las segundas experimentan caídas de hasta el 70% en sus rendimientos. Además, las agroecológicas se recuperan más rápido de esos eventos. Este puede ser ese el punto de quiebre para que los productores cambien y entren en una transición hacia prácticas agroecológicas.

“Casi siempre se piensa que la ciencia, la academia o la tecnología tiene las mejores respuestas. Nosotros, en las universidades, no nos damos cuenta de que muchas de las soluciones que buscamos están en el campo. Hay agricultores que son muy innovadores, experimentaron mucho por prueba y error, y fueron exitosos en ajustar sus sistemas. Por ejemplo, los campesinos de Los Andes, que supieron ajustar sus prácticas milenarias de manejo del agua, del suelo y de la biodiversidad. Podemos incorporar esos aprendizajes a los principios agroecológicos para rediseñar las fincas y hacerlas más resilientes al cambio climático”, sostuvo Altieri.

Fuente: http://www.diariojunio.com.ar/noticia.php?noticia=76320

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Argentina: Avanzan acciones para articular oferta educativa con demandas de sectores socio-productivos

Argentina/ 09 de Mayo de 2016/Jujuy al Día

En la búsqueda de alinear la oferta educativa a las demandas y necesidades de los contextos socio-productivos de la Provincia, el Ministerio de Educación culminó esta semana una instancia de trabajo interministerial en la que se trató el involucramiento de las áreas del Gobierno a fin de agilizar los convenios para las prácticas profesionalizantes, la empleabilidad de los futuros egresados y el fortalecimiento de las ofertas educativas desarrolladas por su zona de origen, entre otros aspectos.

La labor se llevó a cabo mediante encuentros organizados por la Dirección de Educación Superior y la Dirección de Educación Técnica Profesional  con referentes de ministerios.

El análisis de los perfiles profesionales permitió determinar por región o localidad las características de los recursos humanos y materiales  necesarios para el desarrollo de las ofertas formativas de los institutos, respondiendo siempre a la demanda territorial con criterios tanto de equidad social como de pertenencia y significatividad de la oferta, explicó la directora de Educación Superior, Natalia García Goyena.

La iniciativa –destacó la funcionaria- posibilitó generar un espacio entre referentes del mundo del trabajo y los referentes educativos con el desafío articular la oferta educativa a las demandas y necesidades de los contextos socio-productivos.

En las mesas de trabajo iniciadas el pasado lunes 2 del corriente, se trató la necesidad del involucramiento de diversas áreas del Gobierno a los fines de agilizar los convenios para las prácticas profesionalizantes, la empleabilidad de los futuros egresados, el fortalecimiento de las ofertas educativas desarrolladas por su zona de origen, la especificidad de los técnicos superiores en función de la demanda regional y la posibilidad de estudiar en su lugar de residencia.

García Goyena señaló que la vinculación entre las áreas dio lugar al planteamiento de las nuevas ofertas educativas, dentro de los marcos de homologación nacional y el desarrollo de las prácticas profesionalizantes, estableciendo el acompañamiento y apoyo de los diferentes ministerios presentes en las mesas de trabajo.

De los encuentros, que hicieron posible fortalecer vínculos, participaron los ministerios de Trabajo, Salud, Producción, Turismo y Cultura, Gobierno, Desarrollo Humano y los Institutos de Educación Superior del sector público, privado y de gestión social que ofertan a la comunidad jujeña en Educación Técnica Superior.

Fuente: http://www.jujuyaldia.com.ar/2016/05/09/avanzan-acciones-para-articular-oferta-educativa-con-demandas-de-sectores-socio-productivos/

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Universidad, igualdad y desarrollo

Argentina/07 de mayo de 2016

 Por Julián Dércoli

Durante el último tiempo, los diarios de mayor tirada dedicaron una serie de notas a la problemática universitaria. Podemos agrupar esos artículos en dos bloques. El primero contiene notas que denuncian favoritismo y desmanejos fruto de la intervención de “la política”. El segundo bloque se caracteriza por cuestionar principios básicos de nuestro sistema, tales como la gratuidad y la capacidad de la universidad para garantizar la inserción laboral y el desarrollo. Ambos bloques comparten una misma cosmovisión: la universidad ya no es lo que era, ya sea porque la política se entrometió en los claustros y esto la pervirtió, o porque el sistema universitario se presenta como anquilosado ante un mundo nuevo “más dinámico”.

Los argumentos que esgrimen las notas del primer bloque son fácilmente rebatibles. La denuncia de la intromisión de la política como elemento perverso en la vida universitaria ha sido un elemento constitutivo de las interpretaciones hegemónicas de nuestra historia, contra el cual es necesario discutir, ya que afirma una perspectiva en la cual los mayores “éxitos” de la universidad se produjeron cuando no se metió en el medio “la política”. Estas interpretaciones están sostenidas sobre el pretendido ascetismo de la ciencia y la universidad, que concluye en una falsa dicotomía entre política y calidad educativa, una de las aristas de la dicotomía fundante del liberalismo criollo: civilización o barbarie.

El rasgo destacable de los artículos enmarcados en el segundo bloque es que plantean la necesidad de una modernización de las universidades. El cinismo de sus argumentos radica en que proponen elementos de individualización y privatización del sistema como claves para avanzar hacia una mayor igualdad y efectividad. Un ejemplo de esto es el artículo “¿Gratuidad es sinónimo de igualdad?”, publicado por La Nación. Su punto de partida es que la ausencia de un arancel implica una “gratuidad indiscriminada” que no “asegura la permanencia y la graduación”, razón por la que la inversión del Estado en educación superior finaliza en la apropiación de este beneficio por una minoría que se gradúa. Por eso, concluye que el desarancelamiento es un gasto ineficiente por parte del Estado, y propone que “paguen los que puedan” o “cobrarles a los graduados”. En otros casos se proponen “rigurosos” exámenes de ingreso, que descartan la posibilidad de la igualación social por intermedio del proceso educativo.

Es menester aclarar que nuestras universidades son desaranceladas, desde 1949, porque el Estado comprendía a la educación superior como una herramienta para contribuir al desarrollo del país, y para esto era necesario que accedieran las mayorías sin distinción económica. De esta forma se ampliaría la cantidad de cuadros profesionales y técnicos necesarios para el desarrollo nacional. En esta concepción, el beneficiario de la educación superior no es el individuo, sino el conjunto de la sociedad.

Ahora bien, el desarancelamiento no es sinónimo de permanencia y graduación en sí mismo, por eso el anterior gobierno promovió una mayor inversión en materia de becas y distintos programas de inclusión educativa, que, junto con el esfuerzo de las universidades nacionales, permitió el incremento del número de graduados, así como un cambio positivo en la tasa graduados-ingresantes (ver los anuarios estadísticos de la SPU y los informes del CEA 5 y 12).

Por otro lado, podemos coincidir al menos parcialmente, en que nuestra formación universitaria se encuentra desfasada con respecto a las demandas sociales y económicas. Esto se vincula con la cultura del aislamiento entre universidad, Estado y sociedad predominante en nuestra historia. Entendemos que es una relación a modificar en base a una estrategia de desarrollo nacional y no en función de las propuestas del mundo privado, ya que si esta demanda es resuelta por el mercado lo que se logrará es una segmentación de los circuitos educativos, perpetuando las diferencias de clase existentes en la sociedad.

Quienes queremos una Argentina desarrollada y socialmente justa, entendemos a la universidad como una de las herramientas para construir ese desarrollo. Otros proyectos políticos desestiman el papel del Estado y de la universidad, por eso buscan atacarlo esgrimiendo móviles de “eficacia y efectividad”. Desde esta supuesta racionalidad universal pretenden impugnar a las universidades nacionales, cuando un análisis de nuestro pasado reciente muestra que, con políticas activas, las universidades pueden corregir las tendencias negativas que las atraviesan. En otras palabras, aquello que se presenta como racionalidad universal no es más que el fruto de intereses de los negocios educativos privados por quebrar la hegemonía que tienen nuestras universidades en la formación superior.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/universidad/10-298620-2016-05-07.html

Fuente de la imagen: https://www.google.co.ve/search?biw=1024&bih=489&noj=1&tbm=isch&q=universidades+argentinas&spell=1&sa=X&ved=0ahUKEwi04YCIqcnMAhWMHh4KHRoYAVsQvwUILSgA#imgrc=2PHnHrXGAv-J1M%3A

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Unicef denuncia que el 30 % de los menores en Argentina son pobres

UNICEF/ 06 de Mayo de 2016

Cerca de 1,5 millones de niños están excluidos de los programas sociales para los más desfavorecidos

Cerca de cuatro millones de menores de edad en Argentina, el 30% del total, son pobres y un 8,5% de ellos vive en condiciones de extrema pobreza. Así lo revela un estudio de Unicef que mide la pobreza multidimensional a partir de 28 indicadores de privación, como la nutrición infantil, el acceso a la sanidad, a la educación y la exposición a la violencia, entre otros. De los datos, actualizados a 2015, surge un retrato-robot de la pobreza extrema en Argentina: en su mayoría se trata de niños nacidos en hogares con cinco hijos o más, con progenitores con estudios primarios incompletos y con trabajo en negro. Si viven en el norte de Argentina tienen también hasta seis veces más posibilidades de sufrir carencias básicas que los residentes en la capital. Ser niña en vez de varón y/o tener como cabeza de familia a una mujer también son factores que juegan en contra.

«Son características que un chico no elige, le vienen dadas», detalla en rueda de prensa Sebastián Waisgrais, especialista en monitoreo y evaluación de programas de Unicef. Según el informe, en los hogares en los que los padres no finalizaron los estudios primarios, las posibilidades de que los hijos padezcan privaciones se multiplican por 10 frente a los que están encabezados por progenitores con estudios universitarios. «Invertir en educación es una forma de romper con el círculo virtuoso de la pobreza», señala Florence Bauer, representante de Unicef en Argentina. El organismo destaca también la necesidad de llevar adelante políticas públicas que reduzcan la informalidad laboral, que ronda el 40 % en el país suramericano, por su fuerte correlación con la pobreza infantil.

Al menos uno de cada cinco niños en Argentina sufre violencia verbal, según el informe

El mayor factor de desigualdad es el económico: los menores de familias que están en la base de la pirámide por ingresos tienen 13 veces más posibilidades de sufrir privaciones que los que están en la cúspide. El indicador por nivel de ingresos es la base de los estudios clásicos de pobreza, que establecen si las familias tienen la capacidad de satisfacer necesidades alimentarias y no alimentarias consideradas esenciales, como la vestimenta y el transporte. Sin embargo, el informe de Unicef advierte que casi uno de cada cinco niños que no son considerados pobres por el nivel de ingresos familiar sí lo son por otros indicadores.

«El ingreso monetario sólo contabiliza a los niños cuyos padres tienen la billetera vacía, y deja fuera de la estadística a las familias que técnicamente cubren las necesidades monetarias básicas y aún así son pobres si se consideran otras dimensiones», afirma Waisgrais. Los planes sociales vigentes, como la Asignación Universal por Hijo, dejan fuera a cerca de 1,5 millones de niños en situación de vulnerabilidad. Por ese motivo, el organismo pide, en primer lugar, la elaboración de estadísticas públicas confiables en este ámbito y, a continuación, un cambio de enfoque en las políticas públicas destinadas a combatir la pobreza que contemple un abanico de indicadores.

Entre las privaciones más extendidas que sufren los menores argentinos, Unicef destaca la falta de acceso a las tecnologías de la información, que afectan a casi el 21 % de los niños, la violencia verbal que padece al menos uno de cada cinco menores y la ausencia de tiempo para jugar.

La lista de carencias es mucho más larga y evalúa también aspectos como la salud, la nutrición y las condiciones de la vivienda. La mortalidad infantil en Argentina ronda el 10 por mil, pero alrededor del 70% de los fallecimientos «son por causas evitables», según Waisgrais. Por ejemplo, los cuadros severos de diarreas y de enfermedades respiratorias, más preponderantes en casas pobres con falta de acceso a agua potable, condiciones de hacinamiento y situadas en entornos muy vulnerables, como zonas de basurales y terrenos inundables o contaminados.

Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/05/05/argentina/1462474808_562788.html

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Argentina: Gvirtz «No sirve decir que la educación es un desastre»

www.telam.com.ar/09-05-2016/
LA EX MINISTRA DE EDUCACIÓN DE BUENOS AIRES, SILVINA GVIRTZ, AFIRMÓ QUE «NO SIRVE DECIR QUE LA EDUCACIÓN ES UN DESASTRE O QUE TODO ESTÁ MAL PORQUE HAY MAESTRAS QUE ESTÁN AL PIE DEL CAÑÓN», AL REFERIRSE AL REGRESO DEL APLAZO AL SISTEMA DE CALIFICACIONES DEL NIVEL PRIMARIO EN LA PROVINCIA.
«No sirve decir que la educación es un desastre o que todo está mal porque hay maestras que están al pie del cañón. Tenemos que ver qué hay que hacer de acá en adelante», afirmó la también ex titular del Programa Conectar Igualdad, en declaraciones a AM 950.

La secretaria de Políticas Educativas del partido de La Matanza consideró que en la provincia «hay mucho que se hizo y queda mucho por hacer», y opinó que «habría que haber hecho una evolución de impacto por el boletín de trayectorias escolares porque se ve a nivel internacional que la mirada sobre la trayectoria escolar del chico puede tener un buen impacto en la calidad el aprendizaje».

«Muchas veces lo que indican los estudios, como el de Unesco, es que es la repitencia y el trabajo sobre lo negativo del aprendizaje de los chicos no mejora los aprendizajes, los empeora. Hay que bajar la repitencia y buscar la manera de explicarlo mejor para que el chico aprenda», señaló.

El gobierno bonaerense decidió el jueves pasado volver a implementar el aplazo al sistema de calificaciones del nivel primario, que había sido reemplazado en 2014 para no «estigmatizar» a los alumnos con las notas más bajas como 1, 2 y 3.

La medida, según explicaron desde la Dirección General de Cultura y Educación, busca «nivelar para arriba» a fin de que lleguen al ciclo siguiente con los conocimientos necesarios, aunque para algunos docentes no respeta «el tiempo de aprendizaje» de los chicos ni garantiza «la calidad educativa».

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Argentina: Una semana con paros y reclamos en las universidades públicas

www.lanacion.com.ar/09-05-2016/

Uno de los gremios docentes empieza hoy una huelga de seis días; el jueves se prevé una marcha para protestar contra el aumento salarial propuesto por el Gobierno

Con paros, movilizaciones, clases en la calle y la expectativa puesta en la posibilidad de que el Ministerio de Educación de la Nación mejore la oferta salarial a los docentes, las universidades públicas de todo el país comienzan hoy la semana más convulsionada en lo que va del año. De hecho, las seis federaciones de gremios docentes consideraron insuficiente el 31% de aumento que ofreció el Gobierno y lanzaron una serie de medidas de fuerza que empiezan hoy con un paro de seis días convocado por Conadu Histórica. Sin embargo, de no mediar una propuesta superadora, confluirá el jueves próximo en un paro conjunto y una movilización de las seis centrales sindicales, algo que no ocurre desde 2001.
En el Ministerio prefirieron no hacer consideraciones sobre las de protestas, pero descartaron el hecho de poder constituir hoy una séptima reunión paritaria. Antes de sentar a las seis federaciones (Conadu, Conadu Histórica, Fedun, Fagdut, Ctera y UDA) deben definir en qué aspectos pueden mejorar el ofrecimiento de un 15% en mayo, 5% en octubre y 11% en diciembre. De todos modos, desde la cartera que dirige Esteban Bullrich resaltaron que la propuesta incluye adelantar el primer aumento a mayo cuando el acuerdo alcanzado con el gobierno anterior lo fijó en junio, y además afirmaron que la oferta es por 10 meses, por lo que el año próximo se reabriría la paritaria antes del comienzo de clases y no como ocurre desde 2013, cuando para desacelerar la inflación se firmó una negociación por 16 meses.

Los referentes de las seis federaciones se reunieron el martes pasado en la sede de Conadu y se volverán a encontrar mañana, en principio, para ratificar un paro conjunto con movilización al Ministerio el jueves próximo. Reclaman una recomposición salarial acorde a la lograda por los docentes en la ciudad (35,6 por ciento), en la provincia (34,6 por ciento) e incluso la pautada por Bullrich a nivel nacional cuando el ministro definió que el sueldo mínimo pase de $6060 a $8500 en julio (40 %). Suman a sus reclamos las necesidades de un mayor presupuesto para el funcionamiento de las 53 universidades públicas, jaqueadas en lo inmediato por subas de luz y gas que alcanzan el 700 por ciento. «Va a ser una semana muy movilizada para visibilizar el conflicto», consideró Federico Montero, secretario de Prensa de Conadu, la central con una mayor representatividad docente y que mañana y pasado mañana organizará clases públicas en la calle y el jueves un paro por 48 horas.
Además de Conadu, que ya impulsó cuatro paros en lo que va del año, otras tres federaciones convocaron a la huelga el jueves próximo. Son Fedun, Conadu Histórica y Fagdut (docentes de la UTN). Sergio Romero, secretario general de UDA, adelantó que de no mediar una oferta superadora «sin dudas se llamará a un paro ese día». La rama universitaria de Ctera, en tanto, confirmó que el jueves se movilizará, pero aún no anunció una huelga. Ante ese escenario, los gremios, que tienen diferencias entre sí, califican la jornada del jueves como «histórica» y sin antecedentes desde 2001, cuando se univeron para reclamar contra l recorte presupuestario propuesto por el entonces ministro de Economía,Ricardo López Murphy.

Sin dudas el nivel de conflictividad y la intensidad de los paros irá creciendo con el correr de los días y afectará las clases de muchos de los 1.480.000 alumnos de las universidades públicas y de los 30.000 estudiantes que asisten a escuelas que dependen de esas casas de estudios. Hoy, el paro de Conadu Histórica, el número 15 en lo que va del año, tendría alto acatamiento en facultades como la de Filosofía y Letras de la UBA. También en el Colegio Nacional de Buenos Aires, donde suman 22 días de clases, 15 de paro y un día sin actividad por los cortes producidos por la visita de Obama. «Sinceramente no tenemos expectativas de que el ministerio nos convoque a la mesa paritaria antes del miércoles», pronosticó Antonio Rosello, secretario adjunto de Conadu Histórica.
Aunque nadie lo diga abiertamente, las federaciones gremiales tienen a favor de sus reclamos cierto silencio de los rectores. Quienes conducen las universidades no cuestionaron el plan de lucha. Sobre el acatamiento que tienen los paros y la jornada del jueves, el presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y rector de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires, Guillermo Tamarit, señaló: «Hasta ahora el impacto de las medidas de fuerza es difícil de medir por la diáspora de organizaciones gremiales. Pero el jueves parece ser un día donde coinciden muchos de los reclamos y parece haber mucha determinación. Por lo tanto no creemos que antes del jueves haya una solución. Es muy difícil desandar el camino». Tamarit, a su vez, tiene la difícil tarea de ser el principal interlocutor entre las universidades públicas y el ministerio en torno a cómo se distribuirá la ayuda de $ 500 millones anunciada por Bullrich para compensar principalmente los aumentos de tarifas, una ayuda que varios rectores del conurbano ya consideraron insuficiente y que divide a los rectores en torno a cómo debería realizarse esa distribución. De todos modos, la sábana pareciera ser ciertamente corta: la Universidad de Buenos Aires ya avisó que solo por la suba de tarifas este año necesita $ 150 millones.

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